¿Qué significa esto? Que Dios ha venido a vivir en el fondo de la vida, que eso que llamamos cielo está dentro de nuestra historia, que Dios se hace acompañante perpetuo del camino humano, que no estamos solos porque nuestra esencial soledad ha sido acogida por el Padre.
Es probable que todo esto nos suene a teoría que no va con nosotros. Creemos que esto es complicar las cosas innecesariamente. Pero hay que intentar entender lo cristiano en modos más adultos. El corazón del cristianismo es este amor extraño y profundo de Dios a lo nuestro. ¿Por qué han venido Jesús y el Padre a hacer morada de lo nuestro? Por un inexplicable amor. Hay cristianos que andan buscan milagros por todas las esquinas. Aquí tienen el mayor de ellos: el volcánico milagro de un Dios que ama su creación.
Decía, y con razón, el obispo poeta Pedro Casaldáliga: “Para cambiar de vida hay que cambiar de Dios. Hay que cambiar de Dios para cambiar la Iglesia. Para cambiar el Mundo hay que cambiar de Dios”. Que no temamos un cambio de Dios si ese cambio nos aproxima al corazón del evangelio.
Fidel Aizpurúa, capuchino
No hay comentarios:
Publicar un comentario