sábado, 19 de abril de 2025

SÁBADO SANTO

Puede ser que en tu casa tengas algún perrillo. Son animales pacientes que se alegran con nuestra alegría y captan nuestra pena. Ya decía aquella vieja canción de Roberto Carlos: “Quiero ser civilizado como los animales”. La paciencia es escasa casi siempre. Lo queremos todo, pronto y ya. La paciencia no está en el mercado.

Es que hoy, en el Sábado Santo, decimos que los creyentes estamos en paciente espera. La paciencia no es el pasotismo y estar todo el día echados en el sofá. La paciencia es atisbo, pregunta, estar con las antenas levantadas, escrutar los pasos del que llega.

Y ¿qué esperamos el Sábado Santo? Lo que denominamos la resurrección de Jesús. Digámoslo de otra manera: esperamos que Jesús nos envuelva en su perfume de vida; esperamos que la luz que brilla en los ojos de Jesús encandile nuestros ojos; esperamos que el calor de su cuerpo entibie nuestro corazón a veces helado.

Es que la resurrección no es una creencia, es algo parecido a un canto en la noche. Los profetas decían que, como Israel había abandonado la alianza, ya no se escucharían en las callejas de Jerusalén ni el canto del novio ni el canto de la novia. El evangelio dice que ha vuelto a escucharse el canto del novio. Eso es la resurrección: el canto del novio que se escucha en la noche y que contagia de alegría a los amigos y amigas del novio.

Cuando oigas en el evangelio que a María Magdalena le dio un vuelco el corazón cuando vio la losa quitada, desea tú también que tu corazón dé un vuelco cuando escuches que alguien te dice que ha resucitado. Que escuches el canto de Jesús que sale cantando del sepulcro.

El Sábado Santo es día de paciente espera, de creyente espera. No te distraigas, céntrate en Jesús. Eres el amigo del novio, su amiga. Trata de escuchar su canto en la oración, en la celebración, en el rostro de tus amigos, en la convivencia, en el silencio del desierto.

PARA LA REFLEXIÓN PERSONAL
  1. ¿Por qué eres tan impaciente? ¿Quieres todo ya?
  2. ¿Cómo dirías tú, con palabras tuyas: “Jesús ha resucitado”?
  3. ¿Saldrías en la noche del monte a cantar al resucitado?
  4. ¿Qué canción te apetecería oír cantada por Jesús?

viernes, 18 de abril de 2025

VIERNES SANTO

Al comenzar el Viernes Santo hay que hacer como se hace con los prismáticos: hay que comenzar por enfocar bien. Porque quizá sea un desenfoque entender la muerte de Jesús como una “pasión” y no entenderla como un amor fiel, el día que dejó bien claro que nunca nos fallaría, que siempre estaría ahí, por encima de olvidos y traiciones.

Por extraño que te parezca, quizá hoy pueda entender mejor el amor fiel de Jesús si contemplas la figura de Judas: Jesús le dio un pan untado, como las madres dan un pan untado a sus niños pequeños, un pan de cariño. Como si Jesús dijera a Judas: hagas lo que hagas, yo no dejo de quererte.

Cuando entró Judas en el huerto con los guardias no lo increpó ni lo maldijo, lo dejó hacer. Porque Jesús no ama queriendo cambiar las cosas por la fuerza, sino desando un cambio del corazón que el otro ha de hacer por sí mismo. Un amor fiel que incluye el respeto máximo.

Cuando en el huerto lo entregó Jesús no rechazó el beso de Judas. Dice el original evangélico que “lo besó con insistencia”. Jesús no lo rechazó, no le hizo la “cobra”. Porque él seguía amándole, aunque le traicionara. Porque el amor de Jesús no depende de nuestra bondad, sino de su incompresible entrega.

Cuando hoy leas la pasión recordando a Jesús acuérdate de su amor fiel, de su increíble generosidad y alégrate por ello. Cántale un canto de amor como sepas hacerlo. Que te ayude Francisco que cantaba coplas cuando estaba contento frotando un palo con otro a modo de violín. Él supo mucho de amores generosos.

Y no te detengas en exceso recordando los amores que traicionaste. Céntrate más en los que tienes ahora. Promete en el silencio de esta tarde serles lo más fiel posible. Decía un obispo poeta. “Al final de la vida te dirán: ¿has amado? Y yo les mostraré mi corazón lleno de nombres”. Que en este Viernes Santo bajen muchos nombres a tu corazón.

PARA LA REFLEXIÓN PERSONAL
  1. ¿Es mucho hablar de “amor fiel”? ¿Podemos ser fieles al amor?
  2. ¿Hay muchos nombres en tu corazón?
  3. ¿Te encanta hablar del amor fiel de Jesús?
  4. ¿Cuánto le costó a Francisco amar fielmente a sus hermanos?
  5. ¿A quién prometerías hoy intentar amarle fielmente?

jueves, 17 de abril de 2025

JUEVES SANTO

Como todos los años, hoy leeremos el evangelio del “lavatorio de los pies”. Es una pena que un evangelio tan hermoso solamente se lea en este día del año. Para comenzar con este canto de vida compartida (eso es el lavatorio) empieza buscando Google la canción “A tus pies arde mi corazón”. Fíjate en esa hermosa frase: “No hay lugar más alto, más grande, que estar a tus pies”. Haz tuyas, con sencillez, esas frases.

Los pies es una parte del cuerpo que la tenemos algo descuidada (sobre todo los chicos; las chicas se la cuidan más, se pintan las uñas…). Pero es muy importante. Toda la estructura física del cuerpo descansa sobre ellos. Bien que lo notamos cuando tenemos una herida en los pies; nos amarga el camino. Jueves Santo es un día bueno para mirar los pies, para agradecerlos, para acariciarlos.

Los pies simbolizan nuestros mejores caminos y los no tan buenos. Nuestros pies nos llevan a la casa de quien amamos y nos alejan de quien despreciamos. Nos ayudan a encontrarnos con quienes hacen camino con nosotros y nos distancian de quienes ignoramos. Nos hacen solidarios en las manifestaciones y nos vuelven egoístas en nuestros caminos individualistas. Pies para el bien y pies para lo no tan bueno.

Hoy contemplamos los pies de Jesús, sucios de polvo por andar los caminos de su Galilea, cansados por andar detrás de quien lo pasa mal, gozosos cuando lo encaminan a la casa de sus amigos de Betania. Contemplamos los pies de Francisco, alegres con sus compañeros por el valle de Rieti, lentos cuando se le despacha en la parábola de la alegría verdadera. Y ambos, lo veremos mañana, pies marcados por las heridas del amor. Contemplemos los pies de Jesús y los de Francisco.

Y contemplemos los pies de tus compañeros y compañeras que os han traído hasta aquí. No deja de ser algo maravilloso: para que tus pies te hayan traído hasta aquí has decidido hacer grupo, venir en busca de quien aprecias, entrelazar tus caminos con los de tus amigos. Todo ello merece ser cantado. ¡Quién fuera un músico inspirado/a para hacer una canción entrañable a nuestros pies! Cantar a los pies en este Jueves Santo: es cantar al amor.

PARA LA REFLEXIÓN PERSONAL
  1. ¿Merece la pena hacer hoy una “contemplación de pies”?
  2. ¿Qué sería poner a los pies de Jesús el propio corazón?
  3. Si lavas pies, sigues a Jesús; si no lavas, no le sigues. ¿Te parece exacto?
  4. ¿Se podrían incluir estos versos en el Canto del hermano Sol?
«Loado seas, Señor,
por los hijos e hijas de la tierra,
por sus pasos cansados
y por sus alegrías siempre vivas,
por su tenaz hermandad
con la tierra y con la hierbas,
con los ríos y montañas,
con los recodos del camino
que terminan en ti».

 

martes, 15 de abril de 2025

LA LUNA DE NISÁN

La luna de Nisán ilumina el rostro del nazareno. El rostro…el que días antes había sonreído antes las aclamaciones del pueblo que lo esperaba, el que horas antes, mirando una forma de pan y hablando a sus amigos descargaba a la par dulzura y dolor, tristeza y esperanza. Ese rostro ahora estaba iluminado por la luna, una luna de primavera como las de años anteriores pero que esta noche presagiaba que no todo estaba en paz.

En otras partes del mundo, esa misma luna fue testigo de otras situaciones, quizá incluso del nacimiento de nuevas vidas, de las aguas tranquilas de otros mares, pero en este lugar de la Tierra, la luna era testigo de un encuentro del hombre en toda su esencia con el Dios que lo habitaba, la luna era testigo de una súplica, de una renuncia, de una aceptación de la vida tal y como viene ante límites insospechados.

La luna, con la capacidad para mover mareas, iluminar caminos, indicar senderos a los perdidos, es la misma luna que hoy nos ilumina en nuestra noche del alma o en nuestros caminos recientemente abiertos, no es más importante la circunstancia que estemos viviendo que la experiencia de Dios que hay detrás. La luna de Nisán, la primera luna llena de la primavera viene a hablarnos de la fuerza que todos tenemos para superar las dificultades y encarar la vida como Jesús lo hizo, sin esperar milagros que nos libren de las situaciones. A la luz de la luna, se abren los caminos de la confianza, de la entrega, caen las barreras y las resistencias, porque la vida se abre paso tal y como más nos conviene.

Miremos a la Luna, esté brillante o esté tapada por las nubes, imaginemos el rostro de Jesús y entremos en la noche de nuestra vida, en lo más profundo y en lo más oscuro, donde solo Dios habita y sintamos como es ahí donde todo está en paz y la Luna de Nisán nos ilumina.

Clara López

domingo, 13 de abril de 2025

CRIBADOS COMO TRIGO

El relato de la pasión según san Lucas sirve de pórtico a las celebraciones de la Semana Santa en la que se contempla y se actualiza la espiritualidad de la pasión y muerte de Jesús.

Al comienzo de ese relato se dice a Simón que va a ser cribado como trigo: zarandeado, agitado, probado, tentado. Una fe zarandeada, así es, a veces, la nuestra y la del mismo Jesús.

No creamos que Jesús tiene las cosas claras siempre. Cuando llega la prueba, como a nosotros, se le oscurece el horizonte, se le enturbia la vida, se le apaga la luz. La pasión lo deja ver a las claras: es la hora de la oscuridad, la duda, y la perplejidad.

Hemos pensado muchas veces que creer era tener unas ideas religiosas, profesar un credo, sostener unos dogmas. Pero, en realidad, creer es saberse sostenido por Jesús y por el Padre en los peores momentos. Se trata de mantener viva la certeza de que ha puesto su morada en nuestro barrio, en nuestra casa, en nuestra persona.

Y también podemos sostenernos unos a otros, como Jesús se vio sostenido por la presencia huidiza de sus amigos que, aunque nunca le abandonaron del todo, siempre estuvieron en torno a él. Sostenernos y apoyarnos no es solo sigo de solidaridad humana, es también el rostro de la fe del Jesús que, aunque zarandeado, nos sigue acompañando.

Fidel Aizpurúa, capuchino