martes, 25 de junio de 2024

IR A LA OTRA ORILLA

Jesús descoloca a los discípulos con la expresión “Vamos a la otra orilla”. Se refiere a la otra orilla del lago de Galilea donde está la Decápolis, los paganos, porque nadie queda excluido de la propuesta del reino.

Hace tiempo se habló mucho de una “Iglesia en salida” aunque parece que todo quedó en nada porque salir no es fácil. Entonces, ¿cómo ir a la otra orilla? ¿cómo ser comunidad cristiana en salida? Quizá haya que comenzar por salir uno mismo y de sí mismo:
  • Salir de nuestros esquemas mentales: porque somos muy rígidos y creemos que nuestra manera de pensar es la única, la verdadera. Todo el mundo tiene una parte de verdad, todos podemos aportar algo a la vida.
  • Salir de nuestros esquemas religiosos: porque hay personas que no toleran el mínimo cambio y viven fieles a lo que aprendieron de niños, cosa que consideran inamovible.
  • Salir de nuestros esquemas morales: porque pensamos que quien no vive a mi estilo no va bien y quien tiene otras maneras de ver la relación, la sexualidad, la familia, etc., merece nuestra reprobación.
No es fácil salir, porque para salir se requiere cambiar la mirada sobre el otro y considerarlo de la propia familia. No es fácil elaborar nuestros prejuicios.

Quizá el verano puede ser un buen tiempo para salir hacia el otro, para relacionarnos mejor, para hablar con más sosiego y humanidad, para interesarnos por la situación del otro. Salir es, en definitiva, amar y para amar hay que volcarse con aprecio hacia quien tengo delante.

Fidel Aizpurúa, capuchino

sábado, 22 de junio de 2024

DESCUBRIR EN EL OTRO EL ROSTRO DE DIOS

Señor: enséñame a ver detrás de cada palabra, de cada hermano, alguien
que se esconde, que posee la misma profundidad o mayor que la mía,
con sus sufrimientos y sus alegrías, alguien que tiene vergüenza,
a veces, de mostrarse tal cual es:
que no le gusta mostrarse ante los demás por timidez o porque...
quizá lo que mostró una vez fue lo mismo que nada.

Señor: hazme descubrir detrás de cada rostro en el fondo de cada mirada,
un hermano, semejante a Ti y, al mismo tiempo,
completamente distinto de todos los otros.
Ayúdame, Señor, a ver a todos como Tú los ves,
a valorarlos no sólo por su inteligencia,
su fortuna o sus talentos, sino por la capacidad de amor
y entrega que hay en ellos.

¡Que en el “otro” te vea a Ti, Señor!
Señor, que te vea detrás de cada rostro.

jueves, 20 de junio de 2024

DISCERNIR EN LAS RELACIONES

Cada fraternidad, cada familia, cada relación entre hermanos y hermanas tiene un camino que recorrer desde un comienzo hasta lo que la vida y las personas puedan y quieran dar. En este camino irán mostrándose todo lo que cada miembro de la fraternidad es, lleva en su historia personal, sus ideales y aspiraciones, su modo de ser etc. También irán cambiando los modos de relacionarse entre ellos.

En este recorrido de las relaciones fraternas habrá que atender a los diversos ingredientes que se van poniendo por parte de cada hermano, hermana. Los habrá enriquecedores como la generosidad, la confianza, la gratuidad, el cariño… También habrá componentes que entorpecen o torpedean la relación como la sola queja, la apropiación, la ingratitud… Por ello, es necesario un discernimiento de cómo van las relaciones y de sus componentes.

En ese discernimiento de las relaciones, también está el discernimiento del momento de las personas implicadas. De modo que en ellas también se perciba la evolución hacia una mayor madurez personal. Así, se verá si se va aprendiendo a pasar por ejemplo del solo cuidado de la autoimagen a una mayor libertad interior, del autodominio como mero autocontrol a la autoentrega, de la vanidad a la generosidad más allá de la propia imagen, del miedo a la confianza en los demás…

Yendo más allá, también nos tocará en la fraternidad, en la pareja, en la familia, ir discerniendo lo que Dios está queriendo de nosotros. Porque Dios también está implicado en ello y somos instrumentos de su presencia en el mundo.

Carta de Asís, junio 2024