jueves, 20 de marzo de 2025

EL CÁNTICO DE LAS CRIATURAS DE PIERO CASENTINI

Piero Casentini nació en 1963 en Roma y se graduó en la histórica Academia de Bellas Artes de esta ciudad. En Asís, entre otras intervenciones, decoró la entrada a la Domus Pacis de santa María de los Ángeles. En el convento de Santo Angelo ilustró admirablemente el Evangelio de Jesús y las historias de san Francisco y san Antonio. En Poggio Bustone pintó un icono perfecto de san Francisco y la Cruz. En Greccio explicó muy bien la realidad franciscana de la "cocina de la sopa", y de Jesús en la Última Cena, tema que volvió a plasmar espléndidamente en la gran obra para el comedor del Convento de San Salvatore en Jerusalén.

El carisma franciscano fascina a Casentini, que se identifica tanto con la tradición franciscana como con su reinterpretación pictórica, al reconsiderar las obras de otros artistas como Cimabue, Giotto y Pietro Lorenzetti.

Con motivo de la 54ª edición de la Fiesta del Cántico, el domingo 16 de septiembre, inauguró su nuevo ciclo artístico dedicado al Cántico de las criaturas en el convento de san Damián en Asís. Es un ciclo que sorprende con su fuerza expresiva capaz y la profundidad del pensamiento teológico. La secuencia de obras se exhibe casi como si fuera una secuencia cinematográfica, como si la pintura nos llevara a ver a Francisco moverse y encontrarse con nosotros. Hombre y naturaleza, cosmos e historia, sol y luna, Piero Casentini se compromete con la excelencia del Cántico de las criaturas, como un salmo del testimonio y mensaje de san Francisco de Asís.

martes, 18 de marzo de 2025

ORACIÓN COMUNITARIA, MARZO 2025

Haz clic en la imagen para acceder a la oración comunitaria para este mes.

domingo, 16 de marzo de 2025

HABLABAN DE SU ÉXODO

Cuando se leen los evangelios, ocurre que un detalle leído con un poco de profundidad ilumina la escena. Se dice en este texto de la transfiguración que Jesús HABLABA DE SU ÉXODO con Moisés y Elías. ¿Qué quiere decir esto?

Jesús, como nosotros, necesita luz porque una tormenta se cierne sobre su vida si sube a Jerusalén. Necesita luz y ánimo para afrontar algo que parece duro (y que fue más duro de lo esperado). Y por eso dialoga con Moisés y Elías, los representantes de la Escritura (la Ley y la Profecía), lee la Palabra, para discernir el camino que Dios le marca. Lleva su problema, su éxodo, su muerte probable (como así fue) ante Dios.

Jesús cree que la Palabra, el retiro y la compañía de sus discípulos pueden ayudarle a encarar las dificultades de la vida encontrando en esas herramientas luz, ánimo y coraje para enfrentar los problemas duros que la vida le plantea. Esto es interesante para nosotros: ¿Nos ayuda la fe en nuestros problemas humanos? Buscamos luz en la Palabra? ¿Pensamos que Dios va hacer milagros sin que nosotros pongamos nuestra parte? ¿Cómo interaccionan nuestra vida y nuestra fe?

Puede que nos parezcan estas cuestiones que no llevan a nada. Pero muchas veces los cristianos nos preguntamos: ¿para qué me sirve creer? ¿En qué me ayuda? ¿Responder a estas cuestiones que parece que nadie plantea puede sernos de utilidad en algún momento de nuestra vida, sobre todo cuando más desorientados estamos o cuando aprieta el dolor.

Puede que haya alguien que piense: pues si la fe no me saca las castañas del fuego, no me sirve. Sirve para sabernos sostenidos y amados por Dios, para animarnos a hacer las cosas bien, para darnos gozos que van más allá de lo que se ve. ¿No es todo esto algo beneficioso para nuestra vida?

Fidel Aizpurúa, capuchino

martes, 11 de marzo de 2025

ABIERTOS A LA NOVEDAD DE DIOS

La vida está llena de cambios. Es una experiencia que todos tenemos, seamos jóvenes o entrados en años. Cuántos cambios y qué profundos desde que estrenamos la vida hasta ahora. ¿Quién nos iba a decir las cosas que han pasado, las novedades que fueron y ya han caducado para siempre, lo que parecía ficción y es ya realidad? No solo en la tecnología, sino en las relaciones, en la política, en las modas, en las ideologías… También en la fe.

La relación con Dios nunca ha sido algo estable, alcanzado, poseído. Siempre ha sido en movimiento, en búsqueda, en camino. Que se lo digan al pueblo de Israel del Antiguo Testamento o a los discípulos de Jesús. No hablamos de verdades, dogmas y doctrinas, sino de relación con Dios, de fe.

Así, en este mundo en continuo cambio, la persona creyente está en un constante cambio también en su relación con Dios, ya que en cada recodo de la vida Dios le está esperando de modo nuevo, inédito, sorpresivo. Por ello, nunca se podrá hablar de la fe como algo conseguido, logrado. La fe será una constante apertura a la novedad de Dios en nuestra vida y la del mundo; siempre. ¿Qué me está proponiendo Dios en esta fase nueva de mi vida, en estas personas nuevas o en las de siempre, pero en esta nueva situación, a esta nueva edad, en esta etapa que estamos estrenando? ¿Dónde me está mostrando Dios su rostro en este momento de la historia personal, eclesial, mundial?

Dice el texto del A.T. que ante la pregunta de Moisés a Dios sobre su nombre, éste le contestó: “Yo soy el que seré”; como queriendo decir: “Os iré mostrando quien soy”. Dios siempre está a la vuelta de cada esquina, sea esta esquina la que sea; aunque no lo parezca. Y nos adentramos en lo nuevo porque sabemos de quién nos hemos fiado.

Carta de Asís, marzo 2025