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martes, 21 de enero de 2025
domingo, 19 de enero de 2025
TIEMPO DE FIESTA
En tiempos de Jesús existía la creencia de que el vino creado al principio del mundo en el paraíso se guardaría como un vino de reserva hasta los días del Mesías. Como se hacía antes en algunos pueblos: se guardaban unas botellas de un vino de una cosecha excelente para abrirlas en la boda del hijo o en el bautizo del nieto. Era un gran reserva por los años y por el cariño con que se guardaba. La venida del Mesías era una gran fiesta y para ella se sacaría el vino guardado, un reserva.
Eso es lo que parece querer decir el texto de este domingo: estamos en la época de Jesús. Ha de ser tiempo de gozo y de alegría, ocasión para sacar el vino de reserva. Quienes creemos en Jesús habríamos de tener una visión de la vida y una fe bien humorada, festiva, alegre. La certeza de que el Compasivo ha venido a su casa nos habría de alegrar por dentro y por fuera.
Decía san Francisco a sus hermanos: “No va bien al creyente presentarse triste ante los hombres, sino siempre amable, Tus pecados examínalos en tu cuarto y llóralos ante Dios. Pero cuando vuelvas a estar con tus hermanos, alégrate con ellos”. Ya decimos que se atrapan más moscas con una gota de miel que con un barril de vinagre. Pongamos amabilidad en nuestra vida y la mejor cara posible ante las situaciones, eso ayudará a una buena convivencia y será más fácil hablar de Jesús.
Eso es lo que parece querer decir el texto de este domingo: estamos en la época de Jesús. Ha de ser tiempo de gozo y de alegría, ocasión para sacar el vino de reserva. Quienes creemos en Jesús habríamos de tener una visión de la vida y una fe bien humorada, festiva, alegre. La certeza de que el Compasivo ha venido a su casa nos habría de alegrar por dentro y por fuera.
Decía san Francisco a sus hermanos: “No va bien al creyente presentarse triste ante los hombres, sino siempre amable, Tus pecados examínalos en tu cuarto y llóralos ante Dios. Pero cuando vuelvas a estar con tus hermanos, alégrate con ellos”. Ya decimos que se atrapan más moscas con una gota de miel que con un barril de vinagre. Pongamos amabilidad en nuestra vida y la mejor cara posible ante las situaciones, eso ayudará a una buena convivencia y será más fácil hablar de Jesús.
Fidel Aizpurúa, capuchino
viernes, 17 de enero de 2025
¿TODO SE PERDERÁ O NADA SE PERDERÁ?
Las ciencias nos hablan del cambio continuo desde los niveles más minúsculos de la materia y energía, hasta las grandes constelaciones de galaxias del universo que conocemos. Más a nuestro nivel, también vivimos en continuo cambio: cultura, política, relaciones personales, valores… Según esto, muchos dicen, y está muy extendida entre nosotros la idea de que nada permanece; y por ello todo se perderá. No es una idea nueva en el pensamiento humano, pero hay épocas en las cuales parece que este modo de pensar es la que impera.
El siguiente paso viene rápido: nada hay que tenga valor de eternidad. Según esto, todo pierde peso y consistencia. Eso de amor eterno, vida eterna, justicia para siempre… no serían más que sueños de estos seres humanos que se creen el centro del universo, pero que ellos mismos están de paso de la nada hacia la nada.
Sin embargo, nuestras vidas concretas, si nos fijamos con atención, están marcadas por otro tipo de funcionamiento. Lo que de verdad nos hace vivir de un modo u otro, lo que nos hace tomar un rumbo u otro, no son modelos de pensamiento, sino acontecimientos totalmente frágiles y perecederos que, sin embargo, nos marcan para siempre. Un encuentro con alguien entrañable, un disgusto imprevisible, el amor de mi vida, la indignación producida por una injusticia, el estremecimiento ante la inmensidad del universo o el volar de un insecto… pueden hacer, y de hecho hacen, tomar decisiones vitales que determinan toda la historia de una persona.
Dice un filósofo: “Todo se perderá, pero casi seguro que el grosor invisible de un acto de generosidad supera al del manto de la Tierra. (...) Todo se perderá pero, de algún modo, cuenta más que una persona ayuda a otra que mil galaxias desaparezcan del firmamento”.
El siguiente paso viene rápido: nada hay que tenga valor de eternidad. Según esto, todo pierde peso y consistencia. Eso de amor eterno, vida eterna, justicia para siempre… no serían más que sueños de estos seres humanos que se creen el centro del universo, pero que ellos mismos están de paso de la nada hacia la nada.
Sin embargo, nuestras vidas concretas, si nos fijamos con atención, están marcadas por otro tipo de funcionamiento. Lo que de verdad nos hace vivir de un modo u otro, lo que nos hace tomar un rumbo u otro, no son modelos de pensamiento, sino acontecimientos totalmente frágiles y perecederos que, sin embargo, nos marcan para siempre. Un encuentro con alguien entrañable, un disgusto imprevisible, el amor de mi vida, la indignación producida por una injusticia, el estremecimiento ante la inmensidad del universo o el volar de un insecto… pueden hacer, y de hecho hacen, tomar decisiones vitales que determinan toda la historia de una persona.
Dice un filósofo: “Todo se perderá, pero casi seguro que el grosor invisible de un acto de generosidad supera al del manto de la Tierra. (...) Todo se perderá pero, de algún modo, cuenta más que una persona ayuda a otra que mil galaxias desaparezcan del firmamento”.
Carta de Asís, enero 2025
miércoles, 15 de enero de 2025
RATIO FORMATIONIS: EL TESTAMENTO (ÚLTIMA)
Cuando se acerca el final de su vida, crece en Francisco la convicción de que Dios es bondad: Dios es el Bien, todo el Bien, el Sumo Bien. También las heridas y los límites existenciales forman parte de nuestra condición de criaturas, y no empañan la conciencia de que todo lo vivido ha sido recibido gratis. Solo desde esta confianza la muerte se convierte en hermana.
Poco antes de morir, Francisco pide que le lean el relato evangélico del lavatorio de los pies, y es entonces cuando entrega a los hermanos su última voluntad: amor gratuito, fidelidad a la pobreza y obediencia a la Iglesia. No se apropia de nada. Lleno de agradecimiento, restituye todo lo recibido. La hermana muerte no le arrebata cosa alguna, pues, cuando sale a su encuentro, halla solo su cuerpo desnudo sobre la tierra desnuda y, en sus labios, el Cántico. Así muere Francisco: desnudo y cantando.
En el Testamento, Francisco nos entrega su memoria y los elementos más importantes de nuestra identidad. Los primeros Capuchinos trataron de comprender al Poverello desde este texto, por eso fueron llamados los hermanos del Testamento. Para nosotros, la reforma constituye un destacado elemento carismático. Nuestra fidelidad consiste en no cansarnos de creer que el sueño del Evangelio es posible. Y de regresar a la Porciúncula, junto a la Madre, Santa María de los Ángeles, corazón de nuestra fraternidad, para no olvidar el sentido de nuestra vida. ¡Comencemos, hermanos!
Poco antes de morir, Francisco pide que le lean el relato evangélico del lavatorio de los pies, y es entonces cuando entrega a los hermanos su última voluntad: amor gratuito, fidelidad a la pobreza y obediencia a la Iglesia. No se apropia de nada. Lleno de agradecimiento, restituye todo lo recibido. La hermana muerte no le arrebata cosa alguna, pues, cuando sale a su encuentro, halla solo su cuerpo desnudo sobre la tierra desnuda y, en sus labios, el Cántico. Así muere Francisco: desnudo y cantando.
En el Testamento, Francisco nos entrega su memoria y los elementos más importantes de nuestra identidad. Los primeros Capuchinos trataron de comprender al Poverello desde este texto, por eso fueron llamados los hermanos del Testamento. Para nosotros, la reforma constituye un destacado elemento carismático. Nuestra fidelidad consiste en no cansarnos de creer que el sueño del Evangelio es posible. Y de regresar a la Porciúncula, junto a la Madre, Santa María de los Ángeles, corazón de nuestra fraternidad, para no olvidar el sentido de nuestra vida. ¡Comencemos, hermanos!
lunes, 13 de enero de 2025
INAUGURACIÓN DEL VIII CENTENARIO DEL CÁNTICO
El sábado 11 de enero de 2025 en Asís, la Familia Franciscana inauguró el VIII Centenario del Cántico de las criaturas, que es la tercera etapa del Centenario Franciscano que recorre los últimos años de la vida de San Francisco.
El evento se realizó en dos momentos distintos, uno en la iglesia de San Damián y el otro en el Santuario del despojo, dentro del Palacio Episcopal.
En San Damián, después de leer el pasaje de las fuentes franciscanas que relata la redacción del Cántico y algunos pasajes bíblicos que alaban la Creación, algunos representantes de la Familia franciscana hicieron uso de la palabra dejando sus propias reflexiones.
El segundo momento tuvo lugar en el Santuario del despojo, dentro del Obispado de Asís. Tras alternar algunas lecturas de las fuentes con cantos, intervino Fr. Roberto Genuin, Ministro general de los Frailes Menores capuchinos, quien reflexionó sobre la fuerza de la fe.
Después del discurso de Mons. Domenico Sorrentino, Obispo de las Diócesis de Asís, los representantes de la Familia Franciscana se dirigieron a la Basílica de San Francisco para un acto de veneración y alabanza ante la tumba de san Francisco.
El evento se realizó en dos momentos distintos, uno en la iglesia de San Damián y el otro en el Santuario del despojo, dentro del Palacio Episcopal.
En San Damián, después de leer el pasaje de las fuentes franciscanas que relata la redacción del Cántico y algunos pasajes bíblicos que alaban la Creación, algunos representantes de la Familia franciscana hicieron uso de la palabra dejando sus propias reflexiones.
El segundo momento tuvo lugar en el Santuario del despojo, dentro del Obispado de Asís. Tras alternar algunas lecturas de las fuentes con cantos, intervino Fr. Roberto Genuin, Ministro general de los Frailes Menores capuchinos, quien reflexionó sobre la fuerza de la fe.
Después del discurso de Mons. Domenico Sorrentino, Obispo de las Diócesis de Asís, los representantes de la Familia Franciscana se dirigieron a la Basílica de San Francisco para un acto de veneración y alabanza ante la tumba de san Francisco.
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