jueves, 31 de agosto de 2017

SER FIEL

¡Cuánto valoramos la fidelidad! Un amigo fiel es un tesoro impagable. Porque la fidelidad nos muestra una confianza inmerecida, gratuita... porque sí. La fidelidad nos habla de vínculos que van más allá de las razones, nos habla de quereres gratuitos, desinteresados, pero también de apostar por las personas, de decisiones, de permanecer...

No es fácil ser fieles. Ni con los demás ni con nosotros mismos. ¡Es tan difícil controlar nuestro corazón! ¿Quién domina este corazón que, cuando menos lo espera uno, muestra unos quereres que no corresponden con todo lo anterior? Llegamos a decirnos a nosotros mismos: “Ojalá que nadie me vea por dentro, porque vería un corazón infiel.”

Lo cual nos lleva a confesar que no podemos pretender fundamentarnos en la coherencia de una fidelidad intachable, sino en la humildad de quien se sabe frágil y por ello mismo busca no perderse en sus propias trampas ni en sus propios intereses. Sabiéndonos frágiles buscamos ayuda, buscamos apoyos, para así poder caminar mejor en verdad y en fidelidad.

Pedimos ayuda a personas de confianza, y pedimos ayuda a Dios para que nos ayude a vivir en fidelidad, para que nos ayude a seguir confiando en Él en medio de nuestras flaquezas, de nuestras resistencias. Y así ir descubriendo que el gran tesoro, su amor incondicional, lo llevamos en vasijas de barro; ir descubriendo que aunque nosotros no seamos fieles, Él siempre permanece fiel. Y eso es precisamente lo que nos lleva a querer serle fieles.
Carta de Asís, agosto 2017

jueves, 24 de agosto de 2017

SAN BUENAVENTURA

Este año se celebra el octavo centenario del nacimiento de San Buenaventura.

San Buenaventura de Bagnoregio (1217-1274). Franciscano, cardenal, filósofo y teólogo, llamado Doctor Seráfico. Buenaventura enseñó en la Sorbona de París y fue amigo de Santo Tomás de Aquino. Luego de su muerte fue canonizado por el papa Sixto IV en 1482 y proclamado Doctor de la Iglesia por el papa Sixto V en 1588. Escribió la biografía oficial del Santo de Asís –la Legenda Maior– en la cual se inspiró el Giotto para pintar los frescos de la Basílica superior de Asís.

Fue Ministro general de la Orden franciscana por diecisiete años, de la que fue definido “el segundo fundador”. Bajo su guía se publicaron las Constituciones de Narbona, en las que se basaron todas las sucesivas constituciones de la Orden de los Frailes Menores.

Con ocasión del octavo Centenario Bonaventuriano los Ministros generales de la familia franciscana escribieron una carta recordando el perfíl del Santo, su pensamiento teológico y su importante papel en la historia de la Orden Franciscana.

Puedes leer la carta AQUÍ


jueves, 17 de agosto de 2017

jueves, 10 de agosto de 2017

PODER RESPIRAR

Sí, traspaso estos mundos constantemente; y es sin duda el motivo por el que escribo. Necesito respirar y entonces voy a donde hay aire y en el mundo no lo hay: hay dinero, hay voluntades crispadas, hay una fuerza, hay espectáculo, pero no hay aire. No puedo respirar en el mundo. Pero como todos nosotros, estoy en él y he de acudir al mundo por momentos, aunque me alejo del mismo en cuanto puedo para encontrarme con el lugar del aire, con el “gran largo” que me devuelve mis ojos, mis pensamientos y mi vida. Leo mucha poesía, es algo que amo profundamente y cuando abro un libro de poemas es como cuando se va a buscar diamantes en la tierra. Me gustan muchos poetas y a cada vez que abro un libro tengo la impresión de abrir una ventana con vistas al interior (no al exterior). Mientras leo, siento que mis manos se ponen contentas de ese contacto, porque un libro no es un objeto del mundo. Hay otro mundo muy suyo que se mezcla con este otro conocido. Y seguramente se necesitan años para aprender a discernir entre estos dos mundos, aprender a distinguir entre el alimento que nos nutre y el alimento que está muerto. Pero esto se hace constantemente; no creo que haya momentos específicos para hacer esto.
Christian Bobin

jueves, 3 de agosto de 2017

LA DIGNIDAD DE LA PERSONA

Cuando uno entra en el carril o en ese camino paralelo de la vida donde por arte de magia te convierte en invisible, todo cambia a tu alrededor. Eso es lo que les ocurre a las personas que acuden a nuestro Centro Social San Antonio, a las que intentamos ayudar.

Esto no es tarea fácil y no siempre se logran los resultados esperados, pero otras veces lo que parecía imposible se convierte en realidad y llega a estar muy cerca de lo divino. Este es el caso de Javier, un joven que sufre varios sucesos traumáticos en su vida y que lo llevan a la calle. Durante más de diez años come en nuestro comedor social, durante este largo tiempo todavía está más apartado y arrinconado, y además su deterioro mental va creciendo día a día.

Poco comunicativo y tan reservado que se llega a pensar que es una persona muda. Su mirada es siempre tranquila pero transmite una soledad severa. Estar a su lado no es fácil, su poca higiene, además de problemas con sus necesidades fisiológicas, hacen que estar a su lado no sea nada agradable para nadie. Su desgaste va en aumento día a día, hasta el punto de que llega a desbordar a los voluntarios del comedor, teniéndolo que poner solo en una mesa aparte para comer, ya que estar a su lado se convierte en una tarea difícil. Incluso se llega a plantear su expulsión del comedor.

Pero en este carril en el que vive se ve iluminado por destellos de otras personas y poco a poco su situación irá cambiando de manera asombrosa y, por qué no, milagrosa.

En la vida de este joven aparecen nuevas personas para las que no es invisible. Personas que le saludan todos los días, y aunque no reciban respuesta por su parte para ellos deja de ser invisible. Aun en su deterioro, él al fin se da cuenta y poco a poco va invirtiendo esta situación. Personas que se involucran en su problema de salud e higiene y paulatinamente intentan acercarse a él para ayudarle, convirtiéndose en un proceso largo y costoso y, aunque muy lentamente, comienzan a obtenerse pequeños resultados.

Después de conseguir estos pequeños logros, gracias a los voluntarios y a los técnicos del Centro, es acompañado a los servicios sanitarios. Este es un largo proceso pues la persona con la que trabajamos está muy deteriorada. Cosas tan sencillas como recordar sus apellidos o su pasado se convierten en un trabajo duro y arduo. Aunque también se alcanzan grandes recompensas: su mirada y su sonrisa de complicidad cuando recibe su DNI y su tarjeta sanitaria… no hay palabras, él transmite que a partir de ahí comienza algo nuevo, algo diferente…

El siguiente paso tras una larga espera es la atención en un centro hospitalario para valorar su deterioro psíquico. En este proceso nunca se le deja solo, siempre está acompañado por voluntarios del Centro Social, que de día y de noche le acompañan en estos momentos tan importantes. Su situación comienza a mejorar muy lentamente. Se consigue que después de este ingreso y de esta valoración no vuelva a la calle y pase a formar parte de las personas visibles.

Javier experimenta que, después de mucho tiempo, la vida le vuelve a sonreír. Se le encuentra un recurso apropiado para él, acompañado por especialistas que le hacen sentir importante y querido por los que tiene alrededor, y su salud mejora día a día hasta casi hacerle olvidar que hubo un día en el que era invisible a los ojos de las demás personas.

Javier sigue luchando y dando pequeños pasos para mejorar. Es dado de alta en el recurso en el que han estado ayudándole durante una larga temporada. Y vuelve a dar otro paso de autonomía. A día de hoy se encuentra en un piso tutelado, con más compañeros como él con ganas de vivir y saborear la vida.

Todo este proceso se convierte en realidad gracias a personas invisibles, pequeños duendes que hacen que personas como Javier sean personas importantes y visibles para la sociedad.

Por personas como ésta trabajamos en el Centro Social.
Por las personas, por una mayor dignidad y una menor exclusión.

Oscar Matés