miércoles, 27 de diciembre de 2023

REVELAR EL MISTERIO

La Navidad es un tiempo para confrontarse con el misterio y un tiempo para recordar y celebrar al Jesús revelador del misterio, hombre que se ha lanzado al río del misterio y nos lo ha hecho cercano y asequible. “Oh, gran misterio y admirable sacramento”, decían los antiguos cuando celebraban la Navidad: misterio que nos lleva a Jesús y a Dios, sacramento que nos señala en la dirección de lo profundo.

Que la Navidad de este año pueda ayudarnos a celebrar con gozo el amparo del Jesús que nos revela el misterio y a vivir con alegría la certeza de que, por Él, el misterio y nuestra vida, por sencilla que sea, se mezclan. No nos apeemos de los anhelos espirituales; no dejemos de cultivar la mística, la profundidad.

domingo, 24 de diciembre de 2023

LA LUZ BRILLA EN LA TINIEBLA

Cualquiera de las frases del prólogo del evangelio de Juan podría servirnos para alimentar nuestra espiritualidad en el día de Navidad. Tomamos esa que dice: “La luz brilla en la tiniebla”. Quiere decir que, por Jesús, sabemos que la luz vencerá a las tinieblas; que el fondo oscuro que nos habita y que sale fuera con tanta frecuencia se cambiará en luz; que las maneras negativas que tenemos de enfocar la vida irán transformándose en modos luminosos y humanos de entendernos.

¿Cómo contribuir a ese cambio, como podemos hoy ser luz?
  • Intenta valorar lo bueno de los demás: todo el mundo tiene algo bueno. Intentemos valorarlo, pongamos el acento ahí, cambiemos la mirada.
  • Agradece lo que está bien hecho: no se trata de adular, sino de agradecer lo que los demás hacen bien, que suele ser bastante.
  • Bendice y no maldigas: la bendición genera humanidad. El Papa dice que hay que bendecir incluso a quienes quieren vivir en pareja homosexual. ¡Qué menos! Son personas y en su amor está Dios.
Cualquiera lo entiende: de qué nos serviría recordar cada año la Navidad, si no es para hacer más luminosa nuestra vida, más humana, más fraterna. Iluminar las calles es fácil y puede que esté bien; iluminar un portal está bien; mandarnos bonitas felicitaciones por wasap tiene su sentido. Pero todos entendemos que ser luz en la vida cotidiana tiene que ser algo de más fundamento. Tiene que ver con nuestra aportación a la vida: ¿Qué mundo vamos a dejar a los que nos siguen? ¿Más luminoso o más en tinieblas? La luz de Belén que muchos aprecian se refiere a nuestra vida, no tanto a la llama de una vela.

Recordamos un breve cuento de Eduardo Galeano: "Un hombre del pueblo de Neguá, en la costa de Colombia, pudo subir al alto cielo. A la vuelta contó. Dijo que había contemplado desde arriba, la vida humana. Y dijo que somos un mar de fueguitos. -El mundo es eso -reveló- un montón de gente, un mar de fueguitos. Cada persona brilla con luz propia entre todas las demás. No hay dos fuegos iguales. Hay fuegos grandes y fuegos chicos y fuegos de todos los colores. Hay gente de fuego sereno, que ni se entera del viento, y gente de fuego loco, que llena el aire de chispas. Algunos fuegos, fuegos bobos, no alumbran ni queman; pero otros arden la vida con tanta pasión que no se puede mirarlos sin parpadear, y quien se acerca se enciende".

Somos fuego que ilumina; seamos fuego que ilumina y calienta. Hoy hacemos nuestro aquel hermoso canto de Taizé: “En nuestra oscuridad, enciende la llama de tu amor. Señor”. Que tengamos este año una Navidad luminosa.

Fidel Aizpurúa, capuchino

jueves, 21 de diciembre de 2023

CON UN POCO DE HUMOR

“Hay que tomarse la vida en serio” es una frase bastante oída. Y ciertamente así ha de ser. Sólo se vive una vez y, por tanto, hay que querer jugar bien la partida. No podemos perder el tiempo de nuestra existencia en vaciedades y en superficialidades. Pero también es verdad que, para poder vivir con seriedad la única vida que se nos ha dado, tenemos que aprender a relativizar muchas cosas que, de primeras, nos parecen muy importantes y que en el devenir de la vida vemos que no lo son tanto. Cuando nos vemos entrampados por tantas necedades podemos desesperar o podemos tomarlo con deportividad y, sobre todo, con un sabio humor que nos ayude a encajar esas cosas que nos harían sonrojarnos: sueños megalómanos, ansias de perfección, envidias, vanidades, nuestras pequeñas mentiras para con nosotros mismos, nuestras necesidades inconfesadas… Es ese punto de humor que nos hace reírnos de nosotros mismos.

No es el humor de los escépticos, de las personas que no esperan ya nada de nadie ni ese humor ácido que corroe toda esperanza. Este tipo de humor no ayuda a la vida humana, sino que la destruye, aniquila todo cambio porque no hay futuro deseable, ni pasado donde apoyarse. Por ello, el presente pierde todo apoyo. No; no es este el humor saludable.

El punto de humor necesario que nos ayuda a vivir saludablemente es ese que nos pone ante nuestra realidad desde una mirada donde vemos nuestras limitaciones, pero con cariño, acogiendo nuestras impotencias, incluso nuestras mediocridades. Es ese punto de humor necesario que denota humildad para reconocer nuestros límites y pecados. Y, sin embargo, en vez de llevarnos a la desesperación nos lleva a la reconciliación con nosotros mismos y con el mundo.

A ello nos ayuda la mirada de Dios, que, sabiendo de nosotros como nadie, no reniega de nosotros, sino que nos reconcilia con Él y con nosotros mismos desde su amor.

Carta de Asís, diciembre 2023

martes, 19 de diciembre de 2023

HABRÁ NAVIDAD

Llegamos, un año más, a esta época del año que la sentimos más emotiva y familiar, por la cantidad de encuentros que vivimos y por esos deseos de amor y alegría que compartimos estos días.

Tal vez tengamos la conciencia de que nuestro mundo y nuestra vida es cada día más complicada. Pero tampoco este año queremos dejar de pasar la oportunidad de mandarnos mensajes de apoyo y cercanía en estos momentos complicados.

Estos años la familia franciscana estamos recordando los 800 años de algunos hechos de la vida de Francisco que han pasado a la historia y a nuestra espiritualidad franciscana. En el 2023 hemos recordado que hace 800 años, en Nochebuena, en Greccio, Francisco quiso celebrar la Navidad en torno a un pesebre, reviviendo así el nacimiento de nuestro Dios. Para los cristianos este es un acontecimiento tan grande que nunca ha podido ser olvidado. Año tras año el Nacimiento del Hijo de Dios es recordado y celebrado de distintas formas, y en ellas encontramos la magia o el espíritu de la Navidad.

Al ponerme a escribir estas letras me vienen a la memoria las letras de algunas canciones y villancicos propios de este tiempo, cuyas letras quisiera ordenar y proponeros a modo de felicitación y mensaje navideño. En primer lugar, recuerdo aquel villancico titulado “los Reyes de Oriente” que cantaba el coro de jóvenes en la parroquia capuchina de Valvanera de Logroño, que debió de formar parte de uno de los festivales de villancicos que se organizaban en distintas parroquias y lugares. En el canto se alternaba la voz del solista, que refleja el espíritu navideño, y la respuesta del coro, que describe la cruda realidad de nuestro mundo.
  • “Oh, blanca Navidad - Aquí no nieva nunca…
  • Paz y felicidad - Aquí aún ha guerra…
  • Muy Feliz Navidad - ¿Dónde está la igualdad?...
  • Ay del Chiquirriquitín - Aquí los niños lloran…
  • Pero mira cómo beben – Sin agua no hay peces…
  • Estribillo: Y los Reyes de Oriente van a Occidente a dejar sus regalos a otra gente”.
La Navidad ha sido secularizada porque ha entrado en el mercado de los regalos y porque también se hacen presentes distintos personajes, nacionales o de tradiciones navideñas de otros lugares, que también forman parte de su celebración. Pero, como dice L. Boff, “nadie ha conseguido todavía destruir el espíritu de la Navidad. Se trata de un aura bienhechora que es preciso conservar, pues nos hace más humanos”. Así lo expresa también J.L. Perales en sus canciones:

Mientras haya unos labios que hablen de amor
Mientras haya unas manos cuidando una flor
Mientras haya un futuro hacia donde mirar
Mientras hay ternura habrá Navidad”.

Benjamín Echeverría, capuchino

domingo, 17 de diciembre de 2023

ALLANAR CAMINOS

El mensaje de Juan el Bautista es claro: “Allanad caminos”, facilitad las cosas, ayudad a la buena relación, no pongáis palos en las ruedas, no compliquéis las cosas simples. Esta frase es del profeta Isaías, mucho más antigua que los evangelios. Porque, desde siempre, hay personas que dificultan las cosas, que las enredan, que las oscurecen.

Para celebrar la Navidad que se acerca hay que aclararse: no es posible entender qué es la Navidad si pretendes confundir, engañar, complicar innecesariamente las cosas. Es preciso encontrar lo mejor de nuestro interior para tener una actitud conciliadora, la de quien allana las cosas.

¿Cómo podríamos allanar caminos? Damos tres pistas:
  • Crea vínculos: lo que tantas veces decimos: es más lo que nos une que lo que nos separa. Trata de subrayar eso que nos une. No te cebes en lo que nos separa, aunque haya que tratarlo. Tener una familia, vivir en una ciudad, habitar un país crea vínculos que merece la pena cuidar, tratarlos bien. Porque la vida subsiste donde hay fraternidad, vínculo, comunión. Por difícil que sea, esto sigue teniendo valor, tanto humano como cristiano.
  • Aporta soluciones: no es de recibo poner siempre pegas sin tratar de aportar soluciones. No solamente critiques, intenta decir algo positivo a ver si, por algún lado, surge la luz. No menosprecies las soluciones de los demás si tú no aportas ninguna. Todos podemos esbozar soluciones. Quizá alguna sea luminosa para todos.
  • Considera el sufrimiento del otro: porque ese es un gran obstáculo que hay que superar: pensar que solamente yo soy el que sufre. Aquel con quien tengo dificultades, también sufre, también llora. Ponte en su lugar, métete en sus zapatos, como se suele decir, para saber dónde le aprietan.
La Iglesia está celebrando un sínodo sobre la Sinodalidad, la participación de los cristianos en la vida de la Iglesia. Algunos lo miramos con desconfianza porque la Iglesia avanza muy lentamente.

Pues bien, en tu parroquia, en tu familia, en la sociedad, trata de allanar las cosas, valora los esfuerzos de quienes proponen soluciones.

Quien quita obstáculos es quien mejor prepara la venida del Señor.

Fidel Aizpurúa, capuchino

jueves, 14 de diciembre de 2023

DIOS CON NOSOTROS

El que viene nos enamore y
su Amor nos “queme las entrañas”.

El que viene nos descoloque y
su Camino “nos proponga cambios de sentido”.

El que viene nos habite y
su Verdad “nos haga libres”.

El que viene nos interpele y
su Vida “nos sane las heridas”.

El que viene nos ilusione y
su Luz “nos sostenga en la confianza”.

El que viene nos recree y
su Pobreza “nos provoque vértigo”.

El que viene nos cuestione y
su Alegría “nos encuentre buscando la felicidad en él”.

El que viene nos contagie y
su Palabra “nos encienda el corazón”.

El que viene nos espabile y
su Espíritu “nos arranque las viejas formas y costumbres”.

El que viene nos okupe y
su Promesa “nos mantenga con la fuerza de su fidelidad”.

El que viene nos movilice y
su Esperanza “nos haga soñar y profetizar”.

El que viene nos aliente y
su Encarnación “nos impulse a optar por los más débiles”.

El que viene nos irradie y
su Pasión por la Humanidad “nos proyecte a Anunciar la utopía de la Cruz”.

domingo, 10 de diciembre de 2023

JESÚS ACOMPAÑA NUESTROS PASOS

Hay en el evangelio de este domingo 2º de Adviento una frase que, explicada, puede iluminarnos en este caminar hacia la Navidad. Dice Juan Bautista que él no es “quién para agacharse y desatar la correa de la sandalia” de Jesús. ¿Qué quiere decir esto? Demos un pequeño rodeo.

En tiempo de Jesús había en el judaísmo una ley que se llamaba la ley de levirato. Tal ley dice que si una mujer queda viuda sin descendencia, la tome su hermano como mujer para que no se pierda el apellido.

¿Pero qué pasa si uno, llegado el caso, no cumple la ley? Se le escupe en el rostro, paga una multa y se le desata la correa de la sandalia. Esto es lo nuestro.

¿Qué quiere decir el Bautista? Que Jesús ha sido el buen marido, el que ha cumplido la ley de proteger al desamparado, que nadie tiene, pues, derecho a desatarle la correa de la sandalia.

O sea: se está queriendo decir que nuestra vida nunca está sola, que habríamos de cultivar la certeza de que Jesús acompaña nuestros pasos, que nunca estamos dejados de la mano de Dios. La fuerte soledad que a veces experimentamos en nuestra vida podría ser mitigada por esta certeza de que Jesús hace camino con nosotros.

Aunque estar a solas en momentos puntuales puede ser positivo, sentirse solo es una de las peores sensaciones que puede experimentar el ser humano. En realidad, las personas somos seres sociales y a nadie le gusta estar aislado o marginado. Cuando nos damos cuenta de que realmente estamos solos es cuando necesitamos más a otros.

Pues bien, celebrar la Navidad es ahondar en la certeza de que la nuestra es una vida acompañada. Eso puede llevarnos a acompañarnos unos a otros con más generosidad. Esa sí que sería una buena manera de vivir la Navidad.

Fidel Aizpurúa, capuchino

jueves, 7 de diciembre de 2023

COMO LA NIEBLA BAJO LA PUERTA

Hay una frase en la LS’ 112 que suele pasar desapercibida pero que es honda y poética a la vez: «La auténtica humanidad, que invita a una nueva síntesis, parece habitar en medio de la civilización tecnológica, casi imperceptiblemente, como la niebla que se filtra bajo la puerta cerrada. ¿Será una promesa permanente, a pesar de todo, brotando como una empecinada resistencia de lo auténtico?».

La puerta cerrada bloquea el paso, es un muro de oposición, el empecinamiento de quien piensa que la identidad sale fortalecida del aislamiento, cuando es al revés. Pero aun así, la humanidad, terca, se filtra por la rendija de debajo de la puerta y su aroma se expande por la casa, como el nardo aquel de Betania (Jn 12,3). Con una grieta le es suficiente a la vida para florecer. Es la “empecinada resistencia” del bien que se vierte en la vida, aunque no sepamos cual es su fuente y origen,

Adviento es tiempo propicio para creer en la “promesa permanente” de que lo humano, el bien, está ahí, muchas veces sojuzgado por el mal, muchas veces desterrado por los apóstoles de la infelicidad. Lo “auténtico” sigue haciendo parte del caudal de la vida.

Conectamos así con lo más propio del Adviento: alimentar la esperanza, leer los signos de los tiempos desde la perspectiva de la esperanza. Y, como dice el final de la LS’ (244): «Que nuestras luchas y nuestra preocupación por este planeta no nos quiten el gozo de la esperanza». Tras ese gozo que eclosiona en la Navidad van los caminos del Adviento.

Fidel Aizpurúa, capuchino

martes, 5 de diciembre de 2023

CRÓNICA DE LA FUENTE DE SILOÉ 2023

Un año más por estas fechas, la Pastoral Juvenil organiza la Fuente de Siloé y todos hacemos un hueco en nuestras, con demasiada frecuencia, ajustadas agendas, para participar en lo que consideramos un encuentro muy especial. Como cada año, a la cita están convocados animadores de pastoral y gente cercana a nuestras presencias capuchinas de toda España, reuniendo, en esta ocasión, gente de Gijón, Logroño, Madrid, Totana y Tudela, siempre un grupo pequeño y afín, con ánimo de hacer un parón en lo cotidiano para mirar un poco lo que muchas veces dejamos a un lado en el camino.

La convocatoria de este año, como en otros encuentros, nos invita a trabajar con el lema de la campaña que nos acompañará este curso 23/24 y que es “Sanando heridas”, dividiendo el encuentro entre las heridas personales, las heridas del mundo, y las heridas según Francisco de Asís.

Domingo Añó nos acompañó con las heridas personales, esas a las que a veces no prestamos la suficiente atención, bien porque son superficiales y guardamos la esperanza de que sanen por si solas, con el paso del tiempo, o bien porque son demasiado profundas y no sabemos cómo afrontarlas, como comenzar a sanar. Porque a veces cuesta pensar que sanar es un proceso, a veces largo, con etapas diferentes, difíciles, que comienzan desde el interior de la propia herida, reconociendo que está, su presencia y lo que ella conlleva y ocasiona en nuestro interior.

Xavier Parra nos preparó un texto sobre las heridas del mundo, esas que a veces por no prestar atención, otras veces por no ser capaces de “mojarnos” ignoramos o pasamos por alto, pensamos en que otro vendrá detrás que lo arregle… y así vamos, y así van ellas. Vivimos en un mundo herido, lleno de hermanos heridos también, y debemos de poner el foco en ello para despertar y sanar desde lo pequeño aquello que es más grande y afecta a más personas, hermanos nuestros también.

Y por último, Jesús Torrecilla nos invitó a descubrir las heridas de Francisco de Asís, y como ellas le permitían sanar aquello que estaba a su alcance, aquellas heridas que curaban.

Agradecer a Jesús Rodríguez Chilan por acompañarnos en la celebración del domingo, primero de Adviento, cerrando así con broche de oro un fin de semana para descubrir lo que otras veces ignoramos o pasamos por alto. Y también, como no, agradecer a las hermanas Pastorinas de Madrid, que han abierto su casa para acoger el encuentro de este año.

Patricia Arenas

domingo, 3 de diciembre de 2023

VELAD SEMBRANDO EL BIEN

En este comienzo del Adviento leemos en el evangelio la clásica recomendación espiritual: velad. Para celebrar bien la próxima Navidad es preciso aguzar la mirada, vivir con ojos abiertos, velar.

¿Y cómo velar? Si se hace pasivamente, si se nos dice que hay que velar pero nadie sabe cómo, si todo queda en agua de borrajas, hemos echado en saco roto al evangelio. Hay que intentar darle, de algún modo, algo de cuerpo.

Quizá nos pueda ayudar la Palabra. En el libro del Eclesiastés se dice: “Siembra el bien por la mañana y por la tarde, porque no sabes cuál de las dos siembras fructificará; quizá las dos” (Ecl 11,6). Velar sembrando el bien. He ahí una pista concreta. ¿Y cómo sembrar el bien?
  • Siembra concordia: porque siempre es muy necesaria esta siembra en el campo de la ciudadanía. Pero más, si cabe, en estos momentos. Siembra sensatez, buenas palabras, buena relación. Aleja de tu boca y de tu corazón las palabras hirientes, los insultos, las exageraciones. Velar sembrado concordia es una forma óptima de estar en vela.
  • Siembra escucha: a todos nos gusta que nos escuchen porque si nos sentimos escuchados, nos sentimos más personas. Para escuchar hace falta, como dice el Papa, una “atención amante”. Es decir, hay que escuchar poniendo el corazón en aquello que se me dice. Que en este tiempo de Adviento tengamos paciencia y demos espacio a la escucha. Escuchar es una forma magnífica de estar en vela.
  • Siembra disfrute sencillo: estamos ante el puente de la Constitución y la Inmaculada. Un tiempo más amplio para el disfrute sencillo, para la conversación, las reuniones familiares, la contemplación de la naturaleza en el comienzo del invierno. Contribuyamos a una vida gozosa y sencilla a la vez. Estamos tan despistados que creemos que disfrutar es únicamente ir de compras. Cuando una conversación, un café tranquilo, un paseo por el parque o el campo pueden ser motivos de gozo. Velemos viviendo con gozo las oportunidades sencillas de cada día.
Dice san Pablo: “El que siembra escasamente, escasamente cosechará, y el que siembra en abundancia, en abundancia cosechará” (2 Cor 9,7). Hagamos de este Adviento un tiempo bueno para la siembra del bien y así crecerá la esperanza entre nosotros.

Fidel Aizpurúa, capuchino

jueves, 30 de noviembre de 2023

VIVIR CON DIOS TODO

A menudo nos sucede que tomamos un tiempo para la oración, nos presentarnos ante Dios con nuestros gozos y sufrimientos, ponemos en su presencia los acontecimientos de nuestra vida y del mundo, etc. Pero quizá haya cosas, tanto externas como internas de nuestra persona, que no podemos ponerlas ante El. Puede haber muchas razones para ello. A veces disociamos las cosas de Dios y las que corresponden a mi responsabilidad; en otros casos vivimos cosas que creemos que Dios no los puede aceptar; también hay terrenos que son tan míos que evito que Dios entre en ellos; quizá también haya tenido alguna experiencia que me hace temer la lejanía de Dios… En definitiva, no puedo vivir todo con Dios. Sin embargo, la experiencia de los testigos de Dios, a través de la Biblia por ejemplo, nos dice que nada es ajeno a Dios; nada.

No es cuestión de cambiar la manera de pensar sobre Dios, sino la manera de relacionarme con Él. No es pasar de concebir a Dios como alguien ante quien tengo que mostrar todo, sino de relacionarme con Él de modo que pueda vivir todo con Él; incluso aquello que, por lo que sea, pueda que tenga dificultades para vivirlo con Él. Este cambio en la relación con Dios, hace que sea mi persona toda quien vaya cambiando.

No es cuestión de mera voluntad, sino de ponerme en su presencia y dejar que él actúe. Ciertamente, tendré que poner de mi parte. Por ejemplo, captando primeramente aquellas realidades en mí que no puedo entregarle, aquello que se resiste a ser iluminado por su presencia. Ser capaz de tomar estas realidades mías en mis manos es un gran paso. Quizá luego tenga simplemente que estar ante él; y, poco a poco, ponerlo en su presencia, como tímidamente.

Y, al tiempo, constatar que, ciertamente, todo se vive con Dios, absolutamente todo.

Carta de Asís, noviembre 2023

martes, 28 de noviembre de 2023

¿QUÉ DIRÍA HOY SAN FRANCISCO? 3/6

3. COMPRENDER LAS HERIDAS DE LOS HUMANOS

Yo sé de heridas, como vosotros. Por eso os digo que habría que comprender y acompañar las heridas de la persona. Dejadme que os hable de mis heridas. Mi herida profundísima del principio fue la guerra con Perusa. Aún recuerdo el ruido sordo de la espada entrando en el vientre del adversario. Perdí esa guerra y, tras un año de prisión, volví a Asís. Nunca fui el mismo. Aquella herida no se cerró nunca del todo.

Y en los días iniciales fue una herida de hondo dolor el conflicto con mi padre. Nos amábamos, nos amamos siempre. Pero el evangelio me llevó a decirle: “Tengo otro Padre”. ¡Una puñalada en el corazón!

Y también fue una herida abierta la situación de la Iglesia. Para mí era algo querido, vivo, fraterno. Por eso, su desvarío y su ruina me pesaban, aunque no hubiera en mi actitud ni un atisbo de juicio.

Mi sabiduría de pobre fue despreciada por los fieros guerreros de las cruzadas, aunque las muertes se contaran a millares. Fui, pacífico, al escenario de la violencia. Muchos piensan que aquello no sirvió para nada. ¿No sirvió para nada cuando el Papa Francisco y el gran imán Ahamad Al-Tayyeb firmaron su documento sobre “Fraternidad humana por la paz mundial y la convivencia común”?

La herida del sentido que se aloja en los pliegues del alma también me tocó. Hubo momentos en quería echar la vista atrás y quitar la mano del arado. Entonces Clara, la valiente, fue mi gran apoyo, ella que no dudó ni un instante del camino que yo mismo habías marcado. Acogió mis heridas sin hacer demasiadas preguntas.

Y luego estuvo la peor de todas mis heridas: la herida de la fraternidad que tanto me hizo sufrir, sobre todo al final. Creía que todo se venía abajo, que el evangelio había sido una ilusión vacía. ¡Cómo me agarré a la cruz! Volví otro de aquel durísimo retiro del Alvernia. El sosiego había llegado a mi corazón y aunque la fuente de mis heridas seguía manando, la paz las envolvía con su abrazo.

¿Entendéis ahora por qué me parece que las heridas nos curan? Nos alejan de la violencia, nos descubren el amanecer del evangelio, dulcifican nuestra mirada a la Iglesia, nos orientan cuando el sin sentido roe el alma y, sobre todo, nos siguen mostrando que la fraternidad es nuestro tesoro.

domingo, 26 de noviembre de 2023

OBRAS DE MISERICORDIA

El imaginario de Cristo Rey, sentado en el trono, nos pone delante el relato que ha sido considerado como un “juicio final”. Pero hay que decir, de entrada, que Dios no juzga, sino que ama. Por eso, es mejor abandonar esa perspectiva.

Este relato de Mateo 25 viene a decir que la propuesta de Jesús, su anhelo más profundo, su sueño acariciado, se da cuando el hambriento come, cuando el sediento bebe, cuando el extranjero es acogido, cuando el desnudo recibe ropa, cuando el preso tiene visita. Mientras no se llegue ahí, el evangelio sigue siendo algo previo, algo por hacer. Por el contrario, si eso se da, amanece el reino.

El antiguo catecismo decía que estas eran las obras de misericordia. Quizá hoy haya que hacer esas obras de manera organizada, no a la buena de Dios. Pero ahí sigue estando el núcleo del evangelio. Si eso no se da, el evangelio corre el peligro de ser una mera afición espiritual.

Tal vez haya que añadir a las antiguas obras de misericordia una nueva: estaba en guerra y sembrasteis paz. Porque ante las guerras que nos afligen, sobre todo la de Gaza, hay que hacer siembra de paz, de empatía, de concordia. Y hay que hacerla aquí, en tu cocina, con tus amigos, con tu familia, en nuestra ciudad: ser instancia de paz, de compasión, de buena relación. La guerra está en tu corazón: siembra ahí la paz.

En una carta a la directora del diario LA RIOJA, el grupo de Justicia y Paz de la parroquia de Valvanera decía: “La primera víctima de un conflicto bélico es nuestra compasión”. Porque escasea la compasión y abundan las actitudes violentas. Y esas actitudes las tenemos en nuestra casa, en nuestras calles, en nuestro corazón. Pongamos coto a nuestra violencia. De lo contrario, ¿para qué nos sirve el evangelio?

“Que la guerra no me sea indiferente” dice aquella canción que conocemos todos. Que ninguna miseria nos sea indiferente. Que sepamos que en ello nos jugamos la verdad de nuestra fe. Si escuchamos el evangelio de hoy sin ninguna conmoción, quizá haya que ablandar el interior duro del corazón para que el evangelio pueda producir fruto. Sí, que el evangelio no se frustre en nuestra vida.

Fidel Aizpurúa, capuchino

domingo, 19 de noviembre de 2023

ROMPER CON EL SISTEMA

La parábola llamada “de los talentos” se ha leído siempre en la misma dirección: Dios te ha dado unos talentos, unas cualidades, tienes que hacerlas producir. El ideal a imitar es quien produce más y se rechaza a aquel que entierra sus talentos. Esta perspectiva, que parece obvia, no responde a una cuestión básica: ¿Para quién se produce? ¿Para beneficio de quién? Porque en la parábola, no lo olvidemos, se produce para uno que “siega donde no siembra y recoge donde no esparce”. O sea: un explotador.

Pero ahora viene un santo padre de la Iglesia antigua, un autor muy importante llamado Eusebio de Cesarea y nos da otra perspectiva. Dice que en la antigua obra llamada Evangelio de los nazarenos se decía que a quien había que imitar es a quien enterró el talento. ¿Por qué?

Porque quien lo recibió, cuando se marchó el amo explotador, prendió en él una luz, una idea. Se dijo: ¿para quién trabajo yo? Para un explotador. Se acabó, se le devuelve lo suyo sin siquiera los intereses. Se rompe con el sistema explotador.

Puede ser una perspectiva interesante: hay que desarrollar los dones que Dios nos ha dado. Pero no haciendo el juego al sistema, de manera distinta, evangélica. ¿Cómo podremos hoy romper con el sistema?
  • Con el consumo razonable: porque para muchos consumir es su religión (decimos que los supermercados son los nuevos templos). Necesitamos consumir. Pero es preciso hacerlo críticamente, en modos alternativos, razonables, solidarios.
  • Apoyando la vida en valores que no sean el dinero: valores como la amistad, la buena relación, el disfrute común y sencillo. Acumulando experiencias amables de vida más que números en la libreta del banco.
  • Reconciliando, no dividiendo: haciendo todo lo posible por generar buenas relaciones, deponiendo actitudes ofensivas, valorando los esfuerzos de quien construye la paz.
Dice el Papa Francisco «mientras nuestro sistema económico y social produzca una sola víctima y haya una sola persona descartada, no habrá una fiesta de fraternidad universal». Esa ha de ser la meta de nuestros esfuerzos. Así nos alejaremos de los sistemas explotadores que buscan únicamente su ganancia exclusiva.

Las revistas publican la lista de las personas más ricas del país y quizá las admiramos. Hay que preguntarse cómo están amasadas esas fortunas. Y solamente puedes hacer esa clase de preguntas, si tú mismo te ves libre del ansia de tener, si te alejas cada vez más de quien quiere tener y no ser.

Romper con el sistema es un lograr un modo de vida sencillo y un corazón lleno de valores humanizadores. Sencillez y humanidad, esos son los valores de quien entierra el talento para hacerlo producir de otro modo.

Fidel Aizpurúa, capuchino

jueves, 16 de noviembre de 2023

¿DE PASTORAL O DE ACCIÓN SOCIAL?

Quizá sea una de las tensiones más habituales en nuestros colegios, comunidades y parroquias.

Caricaturizando los extremos opuestos, o eres una persona «de pastoral»: que disfruta de los retiros, las misas, la oración personal... atrapada en bonitos y devotos momentos consigo misma; o eres «de acción social»: comprometida con el voluntariado, concienciada con el problema ecológico o la desigualdad de género, siempre a la vanguardia y abanderada defensora de los derechos sociales.

Ambas afirmaciones implican una concepción parcial y estrecha. Toda espiritualidad cristiana auténtica relaciona de manera íntima ambas visiones. Por un lado, porque la fe cristiana tiene como elemento primordial el compromiso social; en segundo lugar, porque el compromiso social, vivido desde una actitud y unos valores evangélicos, conlleva una experiencia espiritual plena.

En mi opinión, la experiencia personal con los pobres no supone de manera automática un encuentro con Dios. Muchas veces, se nos queda en un activismo puntual, una conciencia más tranquila o un reconocimiento social en forma de likes por fotos entrañables subidas en redes sociales. Incluso, en ocasiones, puede dar lugar a una experiencia negativa por tocar los límites más duros de nuestra existencia, no encontrar explicaciones ni esperanza para tanta injusticia y sufrimiento o no ser capaz de trascenderlo.

De la misma manera, muchas celebraciones religiosas y actividades pastorales tampoco lo comportan. Cuántas celebraciones religiosas se convierten en un simple acto social, caminos de Santiago en un reto deportivo o ratos de oración personal en un momento zen de introspección y meditación…

Para que el compromiso social sea experiencia espiritual ha de ser vivido desde una mirada contemplativa que permita ver a Dios trabajando y habitando en la humanidad. Es un espacio privilegiado de encuentro con Él cuando somos capaces de reconocer en la otra y el otro a mi hermana y hermano; cuando soy capaz de sentir el sufrimiento como propio y ofrecerlo al Padre; cuando soy capaz de atender las mociones que brotan en mi corazón más allá de meras razones o sentimientos pasajeros; o cuando comprendo más a Jesús, que eligió hacerse uno entre nosotros y, especialmente, entre las y los más vulnerables.

Por otro lado, ningún crecimiento espiritual podrá ser completo si no ayuda a la persona a salir de sí misma. Una espiritualidad que no nos lleva al servicio de los demás, no es la de Jesús. Una antífona muy conocida dice: «la amistad con los pobres nos hace amigos de Dios». Esa amistad es el lugar privilegiado para tener un «mayor conocimiento interno de Jesús» que tanto pedimos. Realmente no se entiende una pastoral verdaderamente cristiana si no mueve a la persona a la conversión personal y el compromiso social.

Como tantas veces, la solución está contemplando la vida de Jesús, que ayudaba, rezaba, denunciaba injusticias y hablaba sin complejos del Padre. Ojalá podamos ser dignos seguidores suyos abriendo caminos internos y externos de salvación.

Ovi Menéndez

martes, 14 de noviembre de 2023

LUZ EN LAS SOMBRAS

Nuevo tema de Jesús Cabello para abrir el corazón a los que se lanzan a las olas buscando una vida digna.

domingo, 12 de noviembre de 2023

PARÁBOLA INSOLIDARIA

La parábola de las diez doncellas que acabamos de leer es una de las llamadas “parábolas de la vigilancia” porque su tema es la vigilancia para esperar la venida plena de Jesús. Todos los comentarios que conocemos la explican así: hay que estar en vela esperando la manifestación plena de Jesús.

Pero a nada que la leamos con un poco de reflexión, rápidamente nos surge una pregunta: ¿No habría estado bien que las doncellas que tenían aceite lo hubieran compartido con las que no tenían? ¿No es más importante la solidaridad que la vigilancia de una supuesta venida? ¿No insiste el evangelio, por activa y por pasiva, en el socorro al necesitado, en el amparo al frágil? Es posible que a la mentalidad antigua la solidaridad no le sea evocadora más allá de un socorro limosnero al pobre. ¿Pero no habría sido más elocuente aunarse en la espera compartiendo con todas las consecuencias lo que se tiene?

Hoy nosotros lo tenemos claro: la propuesta de Jesús encierra el componente de la solidaridad, de tal manera que para ser seguidor suyo es imprescindible ser solidario. El valor humano de la solidaridad es, a la vez, un valor básico de la fe. Esto parece cosa probada. Necesitamos un tratamiento continuo de este valor que contrapese el egoísmo que nos compone.

Nunca sabremos del todo si esta parábola de las diez doncellas salió de la boca de Jesús o no. Pero, por más que se valore el estar en vela, esta narración chirría con el evangelio. Queremos creer que podría haber sido dicha desde la solidaridad, porque no otra cosa es el amor al hermano del que habla reiteradamente el mensaje de Jesús.

De cualquier manera, si queremos medir el vigor de nuestra fe, la verdad de nuestro ser cristiano, miremos a nuestro nivel de solidaridad: ¿es alto? Vamos bien. ¿No lo es? Hay que revisar nuestra pretendida fe.

Fidel Aizpurúa, capuchino

jueves, 9 de noviembre de 2023

RATIO FORMATIONIS: EL HIJO, POBRE Y DESNUDO SE HA HECHO NUESTRO HERMANO

Jesús, desnudo, pobre y crucificado, vive en la ermita semiderruida de San Damián, en medio de los leprosos, y despierta en quien lo contempla cercanía y solidaridad. No es el juez que condena, sino el hermano que comparte nuestras dificultades. Nace pobre, vive más pobre y muere pobrísimo y desnudo sobre la cruz. No se reserva su condición de Hijo para sí mismo, al contrario, se hace nuestro hermano, mostrándonos que la fraternidad es el mejor camino para descubrir a Dios.

Francisco quiere seguir más de cerca a Jesús, recorriendo, paso a paso, desde Greccio (experiencia de Belén) al monte Albernia (experiencia del Calvario), todas las etapas de su vida. El seguimiento del Maestro ocupa siempre el centro: ¡Qué intimidades las suyas con Jesús! Jesús en el corazón, Jesús en los labios, Jesús en los oídos, Jesús en los ojos, Jesús en las manos, Jesús presente siempre en todos sus miembros!

Es el amor, más que el pecado, el centro del misterio de la encarnación. El Altísimo y Omnipotente se nos presenta misteriosamente como el Bajísimo, despojado de todo poder. Dios es donación total, entrega absoluta. No se reserva nada de sí para sí mismo. La cruz, Árbol de la Vida, nos recuerda el compromiso de Jesús con la justicia y con los excluidos. De tal manera se identifica con ellos que acaba como ellos: colgado de un madero, como un maldito fuera de la ciudad. Su vida y su muerte dejan claro que Dios no forma parte de un sistema que excluye. Es lo que nos enseña la Resurrección: la palabra definitiva de amor que Dios pronuncia sobre la vida de Jesús. Así lo entiende Francisco.

martes, 7 de noviembre de 2023

FUENTE DE SILOÉ 2023

Fuente de Siloé es un espacio de búsqueda personal que quiere construirse con la pausa, el silencio, la Palabra, el compartir fraterno, la interiorización, la reflexión, el sosiego… dirigido a animadores de nuestra pastoral juvenil y a personas cercanas a nosotros que necesiten un espacio de silencio y oración para pararse y retomar fuerzas o para clarificar, desde la Palabra, situaciones personales, vitales, vocacionales, etc. Este año lo tendremos en la Casa de Retiro Divina Pastora de Madrid del 1 al 3 de diciembre.

¡Os esperamos!

jueves, 2 de noviembre de 2023

HERMANA MUERTE

Cada uno de los meses tiene sus propias características. Días largos o cortos de luz, calor o frío, tiempo seco o lluvioso que afecta a nuestro estado de ánimo y nos ayuda a ser conscientes del paso de los días a lo largo del año. Noviembre es un mes corto de luz, que nos adentra en el invierno meteorológico, recordando también el invierno del ser humano; “esos días aciagos en los que dices: no les saco gusto” de los que habla el autor bíblico Qohelet o Eclesiastés (Qo, 12 1 ss)

Es el mes de los difuntos. En noviembre tenemos más presentes a las personas que han formado parte de nuestra vida. Cada cultura a lo largo de la historia celebra u oculta la muerte según su propia sensibilidad. La fe cristiana nos ayuda a afrontarla, la nuestra y la de los nuestros. Pero también es verdad que, aunque pensemos que la muerte “es ley de vida” y que a todos nos llegará, nunca estamos preparados del todo para aceptar nuestra muerte ni la de una persona a quien queremos, ya se produzca de una manera repentina, natural o por enfermedad.

Afrontar la pérdida de un ser querido es una de esas experiencias duras por las que pasamos. De alguna manera se nos pide que, como adultos, aceptemos la muerte como parte de la vida. Por mucho que dijera Machado, parafraseando a Epicuro, que “la muerte es algo que no debemos temer porque, mientras somos, la muerte no es y cuando la muerte es, nosotros no somos”, el miedo a la muerte es universal y natural y se puede dar en diversas situaciones de la vida. Por eso es importante saber afrontarlo y tener los recursos para hacerlo.

Todos vivimos a nuestra manera nuestro tiempo de duelo que nos ayuda a sanar la herida que provoca la muerte. Nadie puede hacer ese recorrido por nosotros y cada uno tiene sus plazos y su propio ritmo de superación. La finalidad no es olvidarse de quien se ha ido, de quien ha muerto, sino recordarle sin sufrir y seguir afrontado la vida con paz y serenidad en su ausencia o sintiéndolo presente de otra manera.

No puedo terminar esta página sin recordar que San Francisco fue capaz de nombrar y llamar a la muerte como “hermana”: la hermana muerte. Desde su experiencia nos trasmite que cuando somos capaces de encontrar el sentido a nuestra muerte, encontramos también un sentido a nuestra vida y eso nos permite vivir el tiempo que nos queda con paz y armonía. Ser conscientes de nuestra propia muerte puede darnos fuerza para pensar en todos los buenos momentos que hemos pasado, aprender a disfrutar de esos recuerdos y vivir el presente de manera intensa, disfrutando de lo que verdaderamente nos guste y dejando a un lado las preocupaciones que no tienen tanta importancia. Como creyentes, también interpretamos la muerte a la luz de Cristo y la vivimos como paso pascual de la primera a la segunda vida.

Benjamín Echeverría, capuchino

miércoles, 1 de noviembre de 2023

TIENEN SUERTE

Volver a las bienaventuranzas es entrar a una casa conocida, a un lugar apreciado. Aunque demos mil explicaciones, siempre nos cabe una más en el corazón porque, aunque las hayamos escuchado miles de veces, siempre tienen un sabor de novedad y un eco de vida en el corazón del creyente. Volver a las bienaventuranzas es tocar el corazón de Jesús y desear vivir su proyecto. Por eso, por mucho que se lean, se interpreten, se malinterpreten, siempre nos atraen. Tienen un fuerte imán, siguen cautivándonos.

Las opiniones son múltiples y por ello hay quien dice que los valores de las bienaventuranzas son valores negados por la sociedad, que ya no hay quien, con sensatez, pueda proponer un plan de vida con tales valores. Pero no es así: a nada que se escarbe en el hecho social y personal, los valores de las bienaventuranzas están ahí: el interés por las pobrezas, la mansedumbre, el corazón pacificado, la sed inapagable de justicia, la pregunta por las heridas, el milagro de la amabilidad, etc., puede que reciban una negación de inmediatez, pero como decimos, escarba un poco y los tendrás ahí.

Nosotros queremos entender las bienaventuranzas como una suerte. “Tienen suerte…”, así comienza la versión que hoy os ofrecemos. No es una obligación ni una imposición, sino una suerte. Por eso mismo, ser seguidor no es una opción religiosa, sino una suerte en la vida, una posibilidad que se te ofrece, un camino que se abre delante de ti. La suerte de empezar a vivir algo distinto, algo nuevo y hermoso, algo que seduce. Escuchemos hoy otra versión de las bienaventuranzas:
  1. “Tienen suerte quienes se van acercando a las pobrezas, porque esos llegarán a intuir cómo funciona el Dios de Jesús”
  2. “Tienen suerte quienes mitigan sufrimientos porque a ellos también los consolarán”
  3. “Tienen suerte los menores porque llegarán a una tierra de igualdad”
  4. “Tienen suerte los sedientos de justicia porque su sed va siendo apagada”
  5. “Tienen suerte los que ayudan porque su debilidad será su fortaleza”
  6. “Tiene suerte los que sacan el mal de su corazón porque su manera de ver la vida cambiará”
  7. “Tienen suerte los artesanos de la paz, porque Dios los mira como a hijas e hijos”
  8. “Tienen suerte quienes viven con fidelidad, porque gozarán del amparo del Dios fiel”
Que en los momentos de zozobra, en estos momentos nuestros de desquicie y de violencia, sean las bienaventuranzas, una ayuda para la paz. Para nuestra paz.

Fidel Aizpurúa, capuchino

domingo, 29 de octubre de 2023

EL SEGUNDO ES SEMEJANTE AL PRIMERO

Como todas las religiones, el judaísmo había creado una tupida red de preceptos, normas, mandamiento, preceptillos cotidianos, etc. Una selva de leyes. Se perdía la perspectiva y ya no se sabía qué mandamientos eran los importantes y cuáles otros menos importantes. De ahí la pregunta que se hace a Jesús. Y este responde con dos planteamientos novedosos a los que añadiremos uno más:

Primero: Jesús resume toda la maraña de leyes y mandatos en dos: amar a Dios y amar al prójimo. Con dificultades (porque resumir se piensa que es banalizar) lo habría admitido el judaísmo. La esencia de una fe no está en el número de mandatos.

Segundo: No solamente resume, sino que equipara el segundo mandamiento (el amor al prójimo) al primero (amor a Dios). “El segundo es semejante al primero”, dice. O sea: la manera de amar a Dios es amar al prójimo. Ese es el modo que Jesús plantea.

Pero hay algo más: Dice la Primera Carta de san Juan que el amor al prójimo es, de alguna manera, el primero porque hace visible el amor a Dios. Efectivamente: uno puede decir que ama mucho a Dios, pero eso no ve. En cambio si se ve si ama al hermano o no. Por eso, el amor al otro es, de alguna forma, mandamiento primero.

Consecuencia: Eso quiere decir que la medida del vigor de nuestra fe es la buena relación. ¿Quieres saber si tu fe va bien, si es vigorosa? Mira cómo van tus relaciones con los demás. ¿Te relacionas bien? Puede que tu fe sea vigorosa. ¿Te relacionas mal? Cae sobre tu pretendida fe un pesado interrogante.

Helder Cámara dijo que es posible que haya quien no lea el evangelio, pero leerán tu vida. Y si tu vida es compasiva, solidaria y generosa, quizá eso le lleve a Dios. Si tu vida es egoísta, dura y violenta, eso les alejará de Dios.

Decía hace unos días el rabino judío Jeremías Milgrom a propósito de la guerra en Israel: “Es más importante que nunca ser compasivo con todas las víctimas y firmes con la defensa de todas las vidas humanas”: ese es el camino a seguir, el rostro del amor a Dios en esta difícil circunstancia.

Fidel Aizpurúa, capuchino

viernes, 27 de octubre de 2023

ESPÍRITU DE ASÍS 2023

En un momento de la historia marcado por los conflictos en la tierra de Jesús y en Ucrania, que ha implicado a un gran número de países en todo este tiempo, el tema del Espíritu de Asís elegido para este año recuerda que, incluso en los casos de legítima defensa, el objetivo final debe ser siempre la paz, incluso cuando esta paz, como hoy, parezca lejana. Pero “una paz duradera – según nos dice también el Papa Francisco- sólo puede ser una paz sin armas”, y por eso insiste en el tema que le es muy querido del desarme a todos los niveles, incluso dentro de la sociedad: “la cultura de la no violencia pasa por un recurso cada vez menor a las armas, tanto por parte de los Estados como de los ciudadanos”.

El papa Francisco siguiendo a su patrón San Francisco propone orar ‘por una mayor difusión de una cultura de la no violencia’. La paz entre los pueblos comienza, de hecho, en lo más concreto e íntimo del corazón, cuando encuentro al otro en la calle, su rostro, su mirada, sobre todo el que viene de otra parte, el que no habla como yo y no tiene la misma cultura, el que es extraño en sus actitudes y al que se llama ‘extranjero’. La guerra y el conflicto comienzan aquí y ahora, en nuestros corazones, cada vez que permitimos que la violencia sustituya a la justicia y al perdón. El Evangelio nos muestra que la vida de Jesús revela el verdadero camino de la paz y nos invita a seguirlo. Es en este espíritu que estamos llamados a ‘desarmarnos’, en el sentido de ‘desarmar’ nuestras palabras, nuestras acciones, nuestro odio. Oremos pues hoy como nos invita Francisco para que hagamos de la no violencia, tanto en la vida cotidiana como en las relaciones internacionales, una guía para nuestra actuación.

miércoles, 25 de octubre de 2023

¿QUÉ DIRÍA HOY SAN FRANCISCO? 2/6

2. ENAMORAOS DE JESÚS

Esta es la segunda cosa que os diría: de una u otra manera, enamoraos de Jesús. Parece bastante claro que quienes han seguido a Jesús han pasado por todas las etapas de cualquier colectivo humano. Comenzaron siendo un movimiento, algo indefinido, pero vital, en torno a Jesús, cautivados por su persona y su sueño. Quizá tras su muerte, rumiando dichos y experiencias, se fue conformando un grupo más definido, con una misión, con unos valores que preservar. Posteriormente nació una comunidad con un cierto componente estructural y con una ideología que mantener. Y todo terminó en un esquema de Iglesia donde lo estructural comenzó a ser el centro de tal realidad pasando otros valores iniciales a un segundo plano. Cuando se habla de recrear el grupo no se está queriendo decir que haya que volver a algo pasado que ya no puede ser, sino de ver si en nuevos contextos se pueden construir experiencias de libertad, de gozo, de enamoramiento, de anhelo similares a las que surgieron en las horas iniciales, no por imitarlas, sino por ser más coherentes con la propuesta de Jesús.

¿Qué sería pues recrear hoy el movimiento de Jesús para que pudiera amanecer un nuevo estilo de ser grupo con él en nuestro marco social? Habría que suscitar, en primer lugar, el enamoramiento de Jesús y su programa: plantear la fe como una mera adscripción religiosa es cercenarla por la base. Además sería preciso revitalizar su sueño creyéndolo interesante para este mundo nuestro, por muy alejado que se lo crea por obra del sistema económico neoliberal. En tercer lugar, habría que recuperar una espiritualidad de caminos, de itinerancia, y un estructura eclesial (si se la puede llamar así) flexible, con gran capacidad de cambio y adaptación, abandonando viejos inmovilismos tanto ideológicos como legales. En cuarto lugar sería preciso hacer del sufrimiento ajeno el verdadero campo de misión del grupo de Jesús: lo que importa no es captar adeptos para la religión, sino mitigar los dolores de los demás. También, por ingenuo que parezca, habría que des-divinizar la persona de Jesús creyéndolo, sobre todo, compañero de una existencia distinta, fraterna, igualitaria. Finalmente, sería necesario entender el itinerario creyente en comunión con el cosmos y su dinámica expansiva, en un tipo de fraternidad que sugiera realmente la interconexión de todo. ¿Es esto posible? Soñarlo ya es una manera de ir abriéndole la puerta.

Enamorarse de Jesús no es una futilidad, un deseo que se esfuma: es todo un anhelo que hay que construir.

lunes, 23 de octubre de 2023

MI DIOS POBRE

Ojalá, Señor, te llegue mi voz.
Aquí estoy. En silencio.
Sin grandes palabras que decir.
Sin grandes obras que ofrecer.
Sin grandes gestos que hacer.
Solo aquí. Solo, en soledad.
Recibiré aquello que quieras darme: luz o sombra.
Canto o silencio. Esperanza o frío. Suerte o adversidad.
Alegría o zozobra. Calma o tormenta.
Y lo recibiré sereno, con un corazón sosegado,
porque sé que tú, mi Dios, también eres un Dios pobre.
Un Dios a veces solo.
Un Dios que no exige, sino que invita.
Que no fuerza, sino que espera.
Que no obliga, sino que ama.
Y lo mismo haré en mi mundo, con mis gentes,
con mi vida: aceptar lo que venga como un regalo.
Eliminar de mi diccionario la exigencia.
Subrayar el verbo “dar”.
Preguntar a menudo: “¿Qué necesitas?” “¿Qué puedo hacer por ti?”,
y decir pocas veces “quiero” o “dame”.
Y así sigo, Dios: Aquí, sin más, en soledad.
En silencio.
Contigo, mi Dios pobre.

domingo, 22 de octubre de 2023

¿PAGAR O NO PAGAR?

Ocurre que, en su aparente sencillez, el evangelio contiene páginas de muy difícil lectura. Esta que hemos leído, por muy conocida que sea, es una de esas páginas difíciles.

Los impuestos, en la antigüedad, eran signo de sometimiento, de opresión, de explotación. Por eso el evangelio plantea la cuestión de manera aguda: ¿PAGAMOS O NO PAGAMOS? O sea: ¿nos sometemos o no nos sometemos? ¿Aceptamos la opresión o no? Puede que, como dicen algunos, sea un texto nacido de la necesidad de pasar por buenos ciudadanos del imperio para que, siendo minoría el cristianismo, le dejasen vivir en paz. Puede ser.

Pero nosotros lo leemos desde otra situación social y religiosa.
  • Desde el punto de vista social, la cosa se responde fácilmente: hay que ser honrado con las obligaciones fiscales, hay que pagar lo que se debe pagar. No hacerlo es un grave pecado contra la ciudadanía. Porque nosotros no pagamos al César, sino a la sociedad. Se paga para que luego redunde en beneficio común, porque de los impuestos salen los medios para el sostenimiento de la sociedad. Cualquier estratagema que se emplee para eludir el pago de impuestos la cuestiona el evangelio, sea quien sea quien lo haga. Esto queda claro y pertenece al comportamiento moral del cristiano.
  • Desde el punto de vista religioso, y según el evangelio, la cosa queda igualmente clara: hay que pagar a Dios. ¿Y cómo se le paga? Poniendo parte de nuestros bienes al servicio de los que lo necesitan más. Dios no necesita nuestro dinero, son los pobres los necesitados. Y por eso, la manera de pagar a Dios es siendo generosos con los pobres.
No estamos aún muy acostumbrados a escuchar este tipo de reflexiones en la Iglesia porque siempre se nos ha dicho que a la Iglesia se viene a hablar con Dios. Pero eso es muy discutible, porque la manera que tiene el creyente de hablar con Dios es a través de las mediaciones importantes de la vida. Y la conciencia de que hemos de colaborar al bienestar social y al de los pobres es importante. Pagar impuestos o ser generosos son actos morales; no únicamente asuntos de dinero.

En su última exhortación apostólica, Laudate Dominum sobre el cambio climático, el Papa Francisco dice una frase interesante: “La fe auténtica no sólo da fuerzas al corazón humano, sino que transforma la vida entera, transfigura los propios objetivos, ilumina la relación con los demás y los lazos con todo lo creado” (Nº 61). Es decir: las cosas de la vida son el terreno donde ha de vivirse la fe que ha de modificar nuestra manera de ver la vida. De lo contrario, es una fe de postureo, engañosa. Y, además, la fe ha de contribuir a mejorar la relación con los demás. Una fe cerrada en uno mismo no es la fe cristiana.

Abramos nuestro corazón y nuestra mente a estas sugerencias de la moral cristiana para que se hagan vida en nosotros.

Fidel Aizpurúa, capuchino

martes, 17 de octubre de 2023

GRATUIDAD

La fraternidad es mucho más que una mera convivencia pactada donde cada uno pone de sí y recibe de los demás. Ciertamente, tiene que haber una cierta corresponsabilidad en la marcha de la vida en comunidad. Una familia, una pareja, una fraternidad donde unos ponen todo y otros solo reciben sin aportar en absoluto no tiene mucho futuro. Es necesario conocer los límites y las condiciones de la convivencia. Pero tampoco tiene futuro una vida en común si siempre estamos mirando a la correspondencia exacta a lo que cada cual pone de su parte. Las relaciones pierden frescura si todo queda marcado por la contrapartida a lo que cada cual pone de su parte. La convivencia funcionará, pero no genera vida comunitaria.

La fraternidad necesita vivir en gratuidad. Es esa actitud de no querer medir, de no llevar cuentas; es aceptar que somos diferentes y que siempre no podemos aportar en la misma medida. Gratuidad es aprender a respetar que todos tenemos diversos modos de sumar, de entregarse, de darse. La gratuidad también sabe de tiempos, de los diversos ritmos, caracteres, habilidades y límites de los integrantes de la comunidad. No siempre se puede dar en la misma cantidad y de la misma manera. Gratuidad no es que no espere respuesta, sino que no exijo respuesta como condición para amar.

Dios sabe absolutamente de gratuidad. Solo hace falta darse cuenta de lo que nos da sin esperar recibir de nosotros en la misma proporción. No podríamos corresponderle en absoluto, pero nos sigue amando gratuitamente. Y esa desproporción es absoluta. Ojalá que alguna vez se nos dé la gracia de caer en la cuenta de este misterio de Dios. Nos cambiará la vida. Esta luz nos ayuda a vivir en la fraternidad con gratuidad.

Carta de Asís, octubre 2023

domingo, 15 de octubre de 2023

INVITACIÓN DESPRECIADA

Hay páginas en los evangelios que dejan un cierto regusto de aspereza, de frustración, de fracaso. Hay que saber encajarlas leyéndolas con discernimiento.

El evangelio de hoy narra el desprecio de una invitación: NO QUISIERON IR AL BANQUETE. Despreciar una invitación es uno de los mayores desprecios que podemos hacernos los humanos. Es cerrar las puertas a la relación, es dar las espaldas a la vida de quien nos invita, es hacer un agravio que casi es imposible de borrar después. Quien desprecia una invitación ha de atenerse a duras consecuencias. ¿Qué nos dice la parábola?
  • Que “las tierras y los negocios” son el impedimento mayor: una economía egoísta, una economía que mata, como dice el papa Francisco. Es el ansia de dinero que bloquea la fiesta y la relación. Es el yo acaparador que quiere hacerse con todo. El banquete de lo humano se frustra por la economía caníbal.
  • Nos dice que se invita a quienes están en “los cruces de los caminos”: ahí se hace la invitación: fuera del sistema, lejos de la fuerza, en los no—lugares de los excluidos. No escuchamos la invitación porque estamos deseosos del triunfo y del éxito, porque no nos gusta servir.
  • Y termina diciendo que “la sala se llenó de comensales”: al final entenderemos que todos estamos llamados al banquete de la vida, que toda persona tiene derecho a sentarse a esa mesa. Estamos “condenados” a vivir en la diversidad.
Puede que nosotros hoy seamos de aquellos que desprecian la invitación:
  • Cuando despreciamos la vida renegando de ella, negativizándola. Cuando nos unimos al coro de quien dice que todo va mal, pero no hacemos nada por arreglar las cosas. Despreciamos la invitación a vivir con humanidad.
  • Cuando destrozamos la naturaleza y no entendemos que es el mejor regalo con el que Dios ha querido alegrar nuestra vida. Despreciamos la invitación a cuidar la tierra.
  • Cuando miramos para otro lado ante las injusticias, como si no tuviéramos nada que ver con ellas, siendo así que, en parte, somos responsables con nuestros modos de comprar, de vestir, de viajar. Despreciamos la invitación a ser familia humana.
Hoy también, a ti y a mí, se nos está haciendo una continua invitación. Miremos cómo respondemos, miremos si respondemos.

Fidel Aizpurúa, capuchino

jueves, 12 de octubre de 2023

MANERAS DE VIVIR

Vivir con pasión, disfrutando de todo, siendo consciente del regalo que es la vida en los pequeños detalles, en lo cotidiano y en los momentos extraordinarios. Mas allá del positivismos superficiales vivir mirando el lado bueno de la vida, desde la encarnación con todas las personas.

Vivir contagiando vida, poniendo lo mejor de ti en cada tarea por minúscula que esta sea. Vivir amando aunque eso suponga exponerte y dar el primer paso. Quererte para querer, para ser esperanza para quienes se cruzan contigo.

Vivir sin disimulo, sabiendo que puedes equivocarte pero también que puedes levantarte y comenzar de nuevo, que eso es la vida. Vivir arriesgándote a ser quien tu eres, a mostrarte con tus dones y tus debilidades, con valentía.

Vivir contracorriente, con el amor por bandera como nos propone Jesús. Con sencillez y alegría como nos enseña San Francisco, haciéndolo Todo Nuevo, viviendo la vida que Dios soñó para cada uno de nosotros.

pjv franciscanos

martes, 10 de octubre de 2023

RATIO FORMATIONIS: EL LEPROSO

Atreverse a poner el propio corazón en la miseria humana del otro: esta es la dinámica de la misericordia (Mi 6,8). Algunas heridas de la guerra marcan la memoria afectiva de Francisco hasta el final. La mirada suave de la misericordia de Dios le ayuda a conocer, acoger e integrar las propias cicatrices y sombras. Solo quien ha experimentado la misericordia, puede practicarla. Se trata de algo que cambia por completo nuestros modos de relación: de la acusación y el juicio, que generan culpabilidad, somos conducidos hacia la empatía y la compresión que invitan a la responsabilidad. Compartir vida con los leprosos es una auténtica escuela para Francisco (1Cel 17; TC 11). A partir de este momento, gratuidad y misericordia serán los fundamentos del nuevo proyecto de vida evangélica inspirado por el mismo Dios.

Cuando estaba en el pecado, me parecía extremadamente amargo ver a los leprosos. Y el Señor mismo me condujo entre ellos, y practiqué la misericordia con ellos. Y al apartarme de los mismos, aquello que me parecía amargo, se me convirtió en dulzura del alma y del cuerpo (Test 2-3). Durante mucho tiempo, Francisco se siente inseguro frente a los leprosos y se protege: levanta muros, se aleja, se esconde. No se trata de un miedo al contagio físico, es algo más profundo: es temor de correr la misma suerte que el leproso: no ser aceptado, ser excluido, no tener ningún derecho, no ser conocido ni amado por nadie, ser invisible, no ser nada ni nadie.

Francisco besa al leproso, aunque aquí besar significa, más bien, dejarse besar. No se trata de un acto de pura voluntad para superar la repugnancia. Su beso es expresión de una experiencia afectiva sincera, que acaba expulsando los miedos y cambia el propio universo afectivo. Todo comienza a tener otro sentido: lo amargo se hace dulce, se produce el paso de la necesidad de ser reconocido por los otros a tener un buen conocimiento de uno mismo. Gracias a los leprosos, Francisco comienza a conocerse y experimenta el sentido de la gratuidad. Besar el Evangelio o besar al leproso es lo mismo, escuchar la palabra de Jesús y escuchar el grito de la carne de los que sufren es lo mismo: el que habla y el que besa es siempre Jesús.

En medio de los leprosos, lejos de toda falsa seguridad, surge la verdadera seguridad interior. Es la paradoja evangélica: cuanto menos poder, más libertad. Allí donde no hay nada que perder, de la mano de la gratuidad, nace la verdadera seguridad. Francisco aprende aquí otra lección decisiva que marcará su existencia y la de los hermanos: la incompatibilidad entre fraternidad y poder. Quien quiere ser hermano menor debe servir y renunciar a todo tipo de dominio sobre el otro.

domingo, 8 de octubre de 2023

SOMOS LA VIÑA DEL SEÑOR

Somos la “VIÑA” del Señor, y Él ha hecho por cada uno de nosotros todo lo que es posible hacer: nos da la vida, nos cuida sin medida, nos sostiene con su mano, y nos capacita para que sepamos salir adelante.

Por nuestra parte, tenemos que hacer que otras personas crean en la entrega, en la solidaridad, en la acogida y en la fraternidad, viviendo al estilo de Jesús, porque hoy es posible vivir así. Sin olvidar que la tarea la recibimos del mismo Jesús, y que sólo somos administradores. Él es nuestro Camino, y Él nos sostiene en cada momento.

miércoles, 4 de octubre de 2023

FIESTA DE SAN FRANCISCO

Después de ocho siglos, san Francisco sigue siendo un misterio. Así como la pregunta de Fray Masseo permanece intacta: «¿Por qué el mundo entero te sigue, y cada persona parece querer verte y oírte y obedecerte?». Para encontrar una respuesta es necesario ir a la escuela del Pobrecillo, encontrando en su vida evangélica el camino para seguir las huellas de Jesús. En concreto, esto significa escuchar, caminar y anunciar hasta las periferias.

Escuchar, en primer lugar. Francisco, delante del Crucifijo, escucha la voz de Jesús que le dice: “Francisco, ve y repara mi casa”. Y el joven Francisco responde con prontitud y generosidad a esta llamada del Señor: reparar su casa. ¿Pero qué casa? Poco a poco, se da cuenta de que no se trata de ser albañil y reparar un edificio hecho de piedras, sino de dar su contribución a la vida de la Iglesia; se trataba de ponerse al servicio de la Iglesia, amándola y trabajando para que en ella se reflejara cada vez más el Rostro de Cristo.

En segundo lugar, caminar. Francisco fue un viajero incesante, que atravesó a pie innumerables pueblos y aldeas de Italia, asegurándose de estar cerca de la gente y eliminando la distancia entre la Iglesia y el pueblo. Esta misma capacidad de “salir al encuentro”, en lugar de “esperar en la puerta”, es el estilo de una comunidad cristiana que siente la urgencia de hacerse cercana en vez de encerrarse en sí misma. Esto nos enseña que quien sigue a san Francisco debe aprender a estar quieto y ser caminante: quieto en la contemplación, en la oración, y luego ir adelante, caminar en el testimonio, el testimonio de Cristo.

Por último, anunciar hasta las periferias. Lo que todos necesitan es justicia, pero también confianza. Sólo la fe devuelve el soplo del Espíritu a un mundo cerrado e individualista. Con este suplemento de aliento se pueden afrontar los grandes desafíos presentes, como la paz, el cuidado de la casa común y un nuevo modelo de desarrollo, sin rendirse ante los hechos que parecen insuperables.

Papa Francisco

sábado, 30 de septiembre de 2023

EL SIGNO MÁS ANTIGUO DE CIVILIZACIÓN

En una conferencia, un estudiante universitario preguntó a la antropóloga Margaret Mead, cuál consideró que era el signo más antiguo de civilización en una cultura. El estudiante esperaba que Mead hablara de lanzas, ollas de arcilla o piedras de moler. Pero no, Mead respondió que el primer signo de civilización en una cultura antigua era un fémur que había sido roto y luego curado.

Mead explicó que en el reino animal, si te rompes una pierna, mueres. No puedes huir del peligro, ir al río a beber o buscar comida. Eres una presa fácil para los depredadores y saqueadores. Ningún animal sobrevive a una pierna rota el tiempo suficiente para que el hueso se cure. Un fémur roto y curado es evidencia de que alguien cedió al trabajo para tomar la caída, apretó la herida, lo llevó a un lugar seguro y ayudó a recuperarse. Mead dijo que ayudar a alguien necesitado es donde comienza la civilización de nuestra especie.

martes, 26 de septiembre de 2023

¿QUÉ DIRÍA HOY SAN FRANCISCO? 1/6

1. NO OLVIDÉIS LO QUE DA SENTIDO: LA FRATERNIDAD

Lo que da sentido a la vida es vivir en y para el otro. Cada día hay que hacer el camino de regreso a la casa del otro. La base sobre la que se sustentan los sueños no es otra que la buena relación, lo que Jesús llegó a formular como “reinado de Dios”: la nueva relación de hermanos, la sociedad sin jerarquías, la convivencia de todos en paz y respeto. Eso está en la base de todos los trabajos de fe y del sueño evangélico. La vida relacional nos hace aterrizar, es la medida realista de la verdad de nuestros anhelos. No nos cansemos de volver a ella. Es la masa que aglutina el edificio de la vida.

Voy a decíroslo con un texto luminoso de la Fratelli Tutti. Haríais bien en mirarlos, en sopesar cada palabra. No se puede decir mejor. Es este:

«Un ser humano está hecho de tal manera que no se realiza, no se desarrolla ni puede encontrar su plenitud si no es en la entrega sincera de sí mismo a los demás. Ni siquiera llega a reconocer a fondo su propia verdad si no es en el encuentro con los otros: sólo me comunico realmente conmigo mismo en la medida en que me comunico con el otro. Esto explica por qué nadie puede experimentar el valor de vivir sin rostros concretos a quienes amar. Aquí hay un secreto de la verdadera existencia humana, porque la vida subsiste donde hay vínculo, comunión, fraternidad; y es una vida más fuerte que la muerte cuando se construye sobre relaciones verdaderas y lazos de fidelidad. Por el contrario, no hay vida cuando pretendemos pertenecer sólo a nosotros mismos y vivir como islas: en estas actitudes prevalece la muerte» (FT 87).

He aquí un texto luminoso. Todas y cada una de las frases son útiles para generar espiritualidad en torno a la comunidad. Necesitamos luz y ánimo más que grandes documentos. Aprovechemos esta oportunidad rumiando el presente texto. Os digo la verdad: si yo hubiera escuchado estas palabras a Inocencio III en lugar de llamarle “señor papa”, le habría llamado “hermano papa”.

Mi herencia es la fraternidad: en la medida en que se es hermano y hermana se es franciscano. Sé que no lo olvidáis.

sábado, 23 de septiembre de 2023

SANANDO HERIDAS

Dentro de la celebración de los 800 años de diferentes acontecimientos importantes de la vida de Francisco, la familia franciscana se une para recordar en el año 2024 el centenario de la impresión de los estigmas en el cuerpo de San Francisco.

Las fuentes hagiográficas nos cuentan que Francisco de Asís, tras un intenso período de actividad apostólica, se retiró al monte Alverna para realizar una cuaresma de ayuno y oración, como era su costumbre. Precisamente en este contexto de silencio y oración, en el profundo deseo que animaba al Poverello a seguir a Cristo y a conformarse totalmente con Él, se hizo realidad el encuentro con el Crucificado, imprimiendo los signos del amor en su corazón y en su cuerpo.

Hemos elegido el lema de “Sanando heridas” como hilo conductor de esta campaña. Paradójicamente los estigmas son heridas capaces de sanar. La herida propia, aceptada, se convierte en ungüento para las de los otros. Sólo si nos acercamos a nuestras fragilidades con serenidad, podemos acompañar a los demás en sus incapacidades.

En la pestaña correspondiente encontrareis todo el material que hemos preparado. Un saludo de paz y bien.

La comisión de Pastoral Juvenil

viernes, 22 de septiembre de 2023

EL CUIDADO

La solidaridad tiene muchas traducciones según las épocas y los contextos que vivimos. En estos tiempos nuestros, se le va dando un mayor relieve a todo lo que implica el cuidado: cuidado de los niños, de nuestros mayores, de los enfermos… Tomamos prestadas palabras del Papa Francisco en su encíclica Fratelli Tutti en su número 115. Nos ayuda a comprender mejor esta dimensión de la solidaridad que abarca toda la existencia.

«En estos momentos donde todo parece diluirse y perder consistencia, nos hace bien apelar a la solidez que surge de sabernos responsables de la fragilidad de los demás buscando un destino común. La solidaridad se expresa concretamente en el servicio, que puede asumir formas muy diversas de hacerse cargo de los demás. El servicio es en gran parte, cuidar la fragilidad. Servir significa cuidar a los frágiles de nuestras familias, de nuestra sociedad, de nuestro pueblo. En esta tarea cada uno es capaz de dejar de lado sus búsquedas, afanes, deseos de omnipotencia ante la mirada concreta de los más frágiles. El servicio siempre mira el rostro del hermano, toca su carne, siente su projimidad y hasta en algunos casos la “padece” y busca la promoción del hermano. Por eso nunca el servicio es ideológico, ya que no se sirve a ideas, sino que se sirve a personas».

Somos porque hemos sido cuidados. Todos hemos sido cuidados por otras personas cuando hemos sido unos necesitados. Todos seremos cuidados cuando nuestras fragilidades marquen nuestra vida. Todos estamos llamados, de un modo u otro, a hacernos cargo de la fragilidad de otras personas, sean estas cercanas o lejanas, de las nuestros o no. El cuidado es una traducción concreta, cercana y eficaz de la solidaridad. Es la pregunta que Dios hace a Caín: “¿Dónde está tu hermano/a?” Es el encargo desde la vida y desde la fe hacia las fragilidades de los demás. Tenemos el encargo del cuidado.

Carta de Asís, septiembre 2023

sábado, 9 de septiembre de 2023

EL RELOJ DE DIOS

Señor, al comenzar este nuevo curso
te pido que me regales un nuevo reloj…
No, no, ni digital ni a pilas ni a cuerda,
quiero uno muy especial, quiero tu reloj…

Un reloj que no marque las horas que me quedan
ni los días que faltan para el fin de semana…
Un reloj que marque solo y exclusivamente
segundos, instantes, oportunidades para hacer el bien.

Un reloj que se pare cuando alguien entre en apuros,
que se adelante para ver las necesidades del otro
y que se atrase para pedir perdón…
¿Un reloj de pulsera o de pared? No; mucho mejor; de corazón.

Un reloj en cuyos números aparezcan nombres:
María, Ana, Carlos, Alejandro, Yolanda,…
Nombres y más nombres de amigos, de compañeros,
de hermanos que Tú, Señor, cada día pones en mi camino.

Un reloj cuyas agujas acaricien, abracen, sirvan,
ayuden, perdonen, escuchen, compartan…
y en cuya esfera aparezca tu rostro de Padre
y de amigo y de compañero de clase, de juegos o de salida.

Un reloj con un gran despertador
que despierte mi conciencia y mi indiferencia,
y que me recuerde levantarme cuando me caiga
y ponerme en camino cuando me detenga.

Un reloj con cronómetro incorporado,
no para estresarme, angustiarme o deprimirme,
sino para aprovechar a tope cada día que Tú me regalas,
cada segundo que Tú conviertes en un nuevo reto, en una nueva oportunidad.

Señor, al comenzar este nuevo curso
me pongo mi nuevo reloj… ¡Tu reloj!
Bendice cada una de las horas, minutos y segundos
que voy a pasar, codo a codo y corazón con corazón, a tu lado.

miércoles, 6 de septiembre de 2023

RATIO FORMATIONIS: LA PALABRA

En el Evangelio, Francisco encuentra su forma de vida. No inventa nada sino que descubre que se trata de vivir como vivió Jesús: El mismo Altísimo me reveló que debía vivir según la forma del Santo Evangelio (Test 14). Jesús, como predicador itinerante, anuncia la buena noticia del Reino: el amor gratuito de Dios que no excluye a nadie. Precisamente, el Evangelio -el libro que narra los encuentros de Jesús, la mayor parte con pobres, enfermos y excluidos- nos propone, como centro de la vida, la capacidad del encuentro. Las Bienaventuranzas (Mt 5, 3-12) y la invitación a la misericordia (Mt 9, 10-13) resumen bien el encuentro con el mundo al que Jesús nos llama.

A Francisco le basta el Evangelio, vive en y de las Escrituras y habita en ellas como en su casa (2Cel 102; LM 11, 1): este es el marco vital de referencia y de discernimiento de los que seguimos a Jesús. Él se hace presente en medio de nosotros cada vez que hacemos memoria de su Palabra y tratamos de iluminar nuestra vida. El mismo Francisco, enamorado de las palabras de Jesús, alerta a sus hermanos contra la tentación de revestir la vida desnuda y sencilla del Maestro (1Cel 6), y nos invita a vivir evangélicamente y sine glosa (Test 38-39).

Francisco nunca fue un oyente sordo del Evangelio sino que, confiando a su feliz memoria cuanto oía, procuraba cumplirlo a la letra sin tardanza (1Cel 22). De él aprendemos que la Palabra de Dios solo se entiende en su profundidad cuando se pone en práctica, que vivir en torno a ella genera un estilo nuevo de relación: la fraternidad (1Cel 38; LM6,5). Vivir como hermanos es el espejo de los valores del Reino, su anuncio más hermoso, la forma más auténtica de compartir el deseo de Dios. La acogida fraterna de la diversidad constituye el modo más creíble de contemplar y narrar la historia de nuestro Dios, que se hace menor y hermano en el misterio de la encarnación del Hijo.