domingo, 28 de febrero de 2021

ECOEVANGELIO: LA MONTAÑA, LUGAR DE SUBIDA INTERIOR

Navegando en internet encontré el slogan de una agencia de viajes de montañas, que decía: Descubre lo que se siente estando en la cima de una montaña, no dejes que te lo cuenten. Traigo al caso este hecho, porque me hizo pensar en la experiencia de oración como encuentro personal con el Señor, del que todos somos capaces y del que no podremos gozar si solo escuchamos las experiencias que otros nos cuentan. La oración cristiana tiene mucho de montaña; bíblicamente simboliza un lugar de subida, no solo exterior, sino sobre todo interior. También para otras religiones y tradiciones culturales, la montaña es símbolo de lo sagrado. En general, el monte tiene en sí un efecto atrayente al misterio; en la cima, creyentes o no, experimentan la conexión con algo que los supera. Quizás esta sea la razón por la cual muchos escaladores van acumulando conquistas en alturas, anhelando sumar siempre más.

El Evangelio de este domingo, segundo de Cuaresma, se desarrolla en una montaña. Recordemos que el anterior tuvo lugar en el desierto. Marcos nos cuenta que Jesús sube a la montaña con Pedro, Santiago y Juan, y ahí se transfigura (cf. Mc 9,2). El evangelista da cuenta de esta experiencia haciendo notar que las vestiduras de Jesús se volvieron blancas y deslumbraban (cf. Mc 9,3). El Papa emérito, Benedicto XVI, en su comentario de la Transfiguración dice que este «es un acontecimiento de oración; se ve claramente lo que sucede en la conversación de Jesús con el Padre: la íntima compenetración de su ser con Dios, que se convierte en luz pura», por eso, se hace notar que las vestiduras deslumbran.

El mensaje de este domingo es una clara invitación a retomar nuestra experiencia de oración; ésta ha de volver al centro de nuestra cotidianidad tan ajetreada, con pocos espacios para respirar a Dios, y volver a sentir su amor presente e incondicional. El EcoEvangelio, de este domingo, se plantea en esta línea, resalta la subida a la montaña, porque los cristianos "no escapamos del mundo, ni negamos la naturaleza cuando queremos encontrarnos con Dios" (LS 235). Jesús nos ha elegido también a nosotros para subir a la montaña junto a Él, para liberarnos del peso de la vida cotidiana y respirar el aire puro de la Creación. Esta subida nos dará altura interior y nos permitirá intuir al Creador.

Hna. Gladys de la Cruz HCJC

jueves, 25 de febrero de 2021

TRÁTAME CON CORTESÍA

No vivimos tiempos en los cuales se valore la cortesía en las relaciones. Hoy prima la efectividad, el modo de hablar directo, sin florituras. Solemos tender a un trato donde se vaya al grano. Así, no nos perdemos en las formas ni perdemos tanta energía en el envoltorio y nos centramos más en el contenido. Seguramente estamos bajo la influencia del modo de vida productivo que aspira conseguir el máximo resultado con el mínimo esfuerzo. Poco a poco este modo de relación se ha extendido a otros ámbitos de las relaciones humanas.

Y sin embargo, hay terrenos humanos donde no cabe este tipo de relación que busca la efectividad, sino que más bien se requiere gratuidad, generosidad. Por ejemplo, en las relaciones fraternas, familiares, de amistad, no se atiende tanto al beneficio sino al trato mismo, a la relación por la relación. En estos territorios humanos los modos, las formas, el envoltorio sí ayuda a llegar y a trabajar los fondos.

Qué importante es tratar a las personas con cortesía, porque una caridad sin cortesía es una aspereza. Que en las relaciones fraternas no se dé un cierto cuidado, una mínima delicadeza y amabilidad es señal de que hay una torpeza para relacionarse, o quizá sea un acto de superioridad y menosprecio hacia el hermano, la hermana. Porque la cortesía no son florituras sino uno de los medios adecuados para trabajar el amor y el aprecio.

La cortesía, que no la relación barroca y empalagosa, es como el lubrificante que facilita las relaciones humanas y hace que las diferencias sean mejor asumidas para una mayor integración en el ámbito fraterno. Más incluso; hasta los asuntos quizá vidriosos puedan ser abordados con mayor naturalidad. Hermano, hermana, tratémonos con cortesía.

Carta de Asís, febrero 2021

martes, 23 de febrero de 2021

¿QUÉ DICEN LOS EVANGELIOS SOBRE LA GENEROSIDAD?

No es que los evangelios reporten una doctrina organizada sobre la generosidad. Pero da la impresión de que es “salsa” para todos los guisos. Por lo que se puede decir que la propuesta de Jesús no se puede entender bien desde la tacañería, la racanería y el egoísmo del “todo para mí”. La propuesta de Jesús es para corazones generosos.

Más aún, no cabe duda de que uno de los rasgos del perfil de Dios que Jesús nos propone es el de un Dios generoso. Los mecanismos religiosos tienden a inocularnos la idea de un Dios tacaño al que hay que pedirle mucho para que nos otorgue lo que necesitamos. Ese modo de entender al Dios de Jesús se hace incomprensible. Dios es Dios de generosidad total, de gracia sobreabundante (Rom 5,20).
  • Se anima a dar porque “se os dará”, es decir, porque ya se os ha dado (Lc 6,38). Comprender la generosidad de un Dios que se nos da a nosotros sin medida es lo que ha de hacernos generosos con los demás. Así es, ya antes que nosotros demos se nos ha dado una medida “remecida”. Rebosante.
  • A la hora de dar hasta las campanas tiemblan, dice el dicho popular. Y, por eso, no solo damos con cuentagotas, sino que seleccionamos muy bien a quien damos para que lo utilice bien, para que nos pueda devolver el favor, o por otros intereses. Pero el evangelio propone que no hagamos cálculos a la hora de dar y que seamos generosos con cualquiera que demanda nuestra ayuda (Lc 6,30).
  • Más aún, los grandes milagros de la vida parten de pequeños gestos de generosidad (como se ve en Jn 6,9: dos panes de cebada y dos pescaditos en salmuera). Porque para el planteamiento de Jesús lo importante no es la cantidad sino en el amor del corazón con el que se da.
Texto: Mt 20,1-16: «El reino de los cielos se parece a un propietario que al amanecer salió a contratar jornaleros para su viña. Después de ajustarse con ellos en un denario por jornada, los mandó a la viña.Salió otra vez a media mañana, vio a otros que estaban en la plaza sin trabajo y les dijo: “Id también vosotros a mi viña y os pagaré lo debido”. Ellos fueron. Salió de nuevo hacia mediodía y a media tarde, e hizo lo mismo.Salió al caer la tarde y encontró a otros, parados, y les dijo: “¿Cómo es que estáis aquí el día entero sin trabajar?”. Le respondieron: “Nadie nos ha contratado”. Él les dijo: “Id también vosotros a mi viña”.Cuando oscureció, el dueño dijo al capataz: “Llama a los jornaleros y págales el jornal, empezando por los últimos y acabando por los primeros”. Vinieron los del atardecer y recibieron un denario cada uno.Cuando llegaron los primeros, pensaban que recibirían más, pero ellos también recibieron un denario cada uno. Al recibirlo se pusieron a protestar contra el amo: “Estos últimos han trabajado solo una hora y los has tratado igual que a nosotros, que hemos aguantado el peso del día y el bochorno”.Él replicó a uno de ellos: “Amigo, no te hago ninguna injusticia. ¿No nos ajustamos en un denario? Toma lo tuyo y vete. Quiero darle a este último igual que a ti. ¿Es que no tengo libertad para hacer lo que quiera en mis asuntos? ¿O vas a tener tú envidia porque yo soy generoso?”. Así, los últimos serán primeros y los primeros, últimos».
  • El perfil de un Dios generoso molesta a quien ha trabajado, aunque haya recibido lo convenido. No tolera la generosidad de Dios que da la misma cuota de dicha a todos, la merezcan o no. En el fondo, el mecanismo religioso quiere hacer a Dios deudor nuestro, no generoso benefactor.
  • Dios obra con la libertad del amor. Y, sin hacer perjuicio a nadie, se vuelca en el débil y necesitado no porque lo crea mejor que el fuerte, sino porque su debilidad le hace acreedor de una cuota más alta de amor. Eso es lo que no entiende quien mide todo con los parámetros de la mera justicia, justicia que, lógicamente, Dios no se la salta. Pero su generosidad va más allá.
  • El perfil de un Dios generoso, derrochón, espléndido no entra, a veces en el cálculo religioso que funciona con el parámetro de los méritos debidos, no del amor y la necesidad. El Dios de Jesús, no cabe duda, es el Dios de la total generosidad. Aducir méritos es no entenderlo.
  • Por eso, ante él, todos estamos en el mismo nivel, últimos y primeros igualados. Creerse en niveles distintos, con exigencias por los servicios prestados es no haber entendido la propuesta de Jesús, propuesta de generosidad.

Aplicación: Una derivación de este texto es cómo construir una ética de generosidad política para el perdón social difícil. Es requisito imprescindible el de una fe inquebrantable en las posibilidades de cambio humano. Si se descree de ello, la cosa resulta imposible. Porque, dado el pertinaz comportamiento inhumano de la persona a lo largo de las épocas, la certeza de la imposibilidad del logro de un corazón humano, de “carne”, aparece en ocasiones como imposible. La persistencia en el amor político de muchas personas a lo largo de la historia testifica acerca de una inquebrantable fe en la posibilidad de cambio, de mejora, de manera distinta de vivir. Una «nube de testigos» corrobora con su vida, y no pocas veces con su muerte, esta fe. “Son profetas que nos dirigen una palabra viva e inquietante que nos ayuda a salir de la situación engañosa en la que fácilmente quedamos atrapados”. Esa situación engañosa no es otra sino la idea extendida y profundizada de que cambiar a mejor es imposible. Por eso mismo el amor político “canta en la noche”, como diría B. Brecht, y resiste al amargor de la vida haciendo que no sea superior al disfrute y a la alegría de vivir entre humanos. 

Tanto organizaciones públicas como personas privadas están empeñadas en trabajar el minado camino de la convivencia entre víctimas y victimarios. Una condición para la memoria y la convivencia es que los victimarios hagan un reconocimiento del daño causado, que quede claro el reconocimiento social del sufrimiento de las víctimas. Y otra condición es que las víctimas, por encima de su hondo sufrimiento, se sitúen en un terreno de una cierta confluencia, lo más alejada posible del odio, la revancha y la venganza. 

En segundo lugar, otro criterio para una ética de generosidad política es la flexibilización del paradigma, la creencia de que no hay modelos únicos de convivencia, la certeza de que se pueden proponer maneras alternativas, siquiera parciales, para poder llegar a una convivencia en un sistema flexible. La radicalización de los sistemas no lleva más que a la exclusión.

Y, finalmente, una lectura rápida y superficial del acontecer social puede llevarnos a creer que solamente existen modos sistematizados de vida, caracterizados en esta época nuestra por el denominador del poder y del lucro (el tan traído y llevado neoliberalismo). Y es cierto que las estructuras sistémicas van por ahí arrastrando en esa enorme corriente no solamente a quien se beneficia de esta orientación, sino también a quien no quisiera ir por ahí, o eso es lo que dice, y se ve obligado a entrar en el torbellino de un crudo neoliberalismo.

Fidel Aizpurúa, capuchino

sábado, 20 de febrero de 2021

ECOEVANGELIO: LA TENTACIÓN DE OFENDER A LA CREACIÓN

Al cristianismo se le ha acusado de ser una religión antropocéntrica, según una errada interpretación del relato del Génesis que invita a dominar la tierra (cf. Gn 1, 28). Los críticos ven, en dicho versículo, una clara justificación para destruir salvajemente la naturaleza. El Papa Francisco, reconociendo que si bien, los cristianos en algunos momentos han hecho una incorrecta interpretación de este pasaje bíblico, hoy señala rechazar con fuerza toda interpretación que justifique y motive el dominio absoluto del ser humano sobre las demás criaturas (cf. LS 67).

El Evangelio de este domingo primero de Cuaresma es un ejemplo claro de que a lo largo de la Biblia no solo encontramos profundas motivaciones para custodiar la creación, sino razones que fundamentan nuestra obligación dentro de ella, como parte de nuestra fe cristiana (cf. LS 64). Efectivamente, se trata del escueto versículo con el que el evangelista Marcos señala que Jesús fue conducido al desierto y ahí convivía con las fieras salvajes y los ángeles le servían (cf. Mc 1,13). Claramente la imagen del desierto es antagónica a la del Jardín del Edén, sin embargo, en este lugar inhóspito se da la reconciliación y la salvación. Las fieras salvajes conviven pacíficamente con Jesús, como el hombre lo hacía en el principio de la creación, antes de la ruptura con Dios por el pecado. Marcos corrobora en Jesús lo que Isaías anunció de los tiempos mesiánicos, en el antiguo testamento: «habitará el lobo con el cordero, la pantera se tumbará con el cabrito…» (Is 11,6). El evangelista muestra en Jesús al Mesías que reconcilia y trae la paz a toda la creación. El papa Benedicto XVI, refiriéndose a este versículo, dice: "Donde el pecado es vencido, donde se restablece la armonía del hombre con Dios, se produce la reconciliación de la creación".

Desde esta contextualización bíblica, el EcoEvangelio de esta semana nos invita a introducirnos al desierto de la cuaresma y a ejemplo de Jesús rechazar toda tentación que nos confronte con la creación. Estos cuarenta días pueden ser propicios para "examinar nuestras vidas y reconocer de qué modo ofendemos a la Creación de Dios con nuestras acciones y nuestra incapacidad de actuar" (LS 218). 

Hna. Gladys de la Cruz HCJC

jueves, 18 de febrero de 2021

CONVERTIRSE AL GUSTO POR LA VIDA

Quizá sea mucho decir que en este último año la vida se nos ha roto. No, la vida sigue terca, tenaz, luchadora a la vez que nuestro planeta continúa dando vueltas. La vida sigue pero reconocemos con facilidad que, además de complicada, se ha vuelto sosa, fría, triste. Las pequeñas alegrías que la sostenían (encuentros, abrazos, fiestas, movilidad, etc.) se han venido abajo en razón del control de la pandemia, sin conseguirlo. A ello se añade la pesadilla de no saber hasta cuándo vamos a tener que estar en semejante situación. De tal manera que se está tambaleando la certeza de que vivir así merezca la pena. Hay quien dice: “volveremos a lo de antes”. Y otros dicen: “volveremos a otra cosa”. Nadie lo sabe. Mientras tanto, el día a día está delante nosotros.

Ante una situación así hay quien se deja llevar por la desesperanza, ensombrece su alma y vive con disgusto desde que se levanta por la mañana. Pero también hay quien sigue tratando de mirar con agradecimiento lo que hay y vive con un gozo comedido abierto siempre a lo nuevo que, así lo cree, habita en lo frágil. No sueña tanto con lo distinto, sino con mirar de otra manera lo que se tiene. El filósofo Séneca decía: “El buen piloto, aun con la vela rota y desarmado y todo, repara las reliquias de su nave para seguir su ruta”. Pues de eso se trata, de seguir viviendo en una situación distinta y no fácil, y de seguir viviendo agradecidos.

Por eso hablamos de mantener vivo el gusto por la vida. Si, por la razón que sea, se pierde ese gusto, todo se vuelve gris, sin relieve, rutinario, soso. Si, por el contrario, se gusta lo que se tiene, se agradece lo que se recibe, se contempla lo que la vida nos da en la oferta de cada día, elaboraremos de otro modo las dificultades y la pesadumbre no entrará tan fácilmente en nuestra casa.

De manera que quizá podamos decir que la conversión cuaresmal puede entenderse como convertirse cada día al gusto por la vida, no perderlo, aumentarlo si es posible, contagiar amor por estos caminos nuestros tan pobres pero que, además de no tener otros, encierran dentro una belleza escondida. Es una sabiduría y un arte saber gustar esa belleza humilde. Quizá el tiempo de Cuaresma de este año nos pueda ayudar a ello con lo que nuestro caminar diario tendrá otro color. Si aprendemos a vivir con gusto la vida, viviremos también con más gusto la fe.

Fidel Aizpurúa, capuchino

miércoles, 17 de febrero de 2021

MIÉRCOLES DE CENIZA

Cuando Francisco de Asís quería conocer la voluntad de Dios sobre su vida, abría tres veces el Evangelio y lo que ahí se leía era la norma que había que seguir. Eso mismo vamos a hacer hoy nosotros: abriremos tres veces el Evangelio para escuchar la llamada a la conversión que nos hace el Evangelio en este miércoles de ceniza al comenzar la Cuaresma:
  • Lc 5,32: “No he venido a llamar a justos, sino a pecadores para que se conviertan”.
Todos estamos llamados a la conversión. No importan cuáles sean nuestras limitaciones e incoherencias. Hoy el Evangelio te llama a la conversión.
  • Lc 13,8-9: “Señor, deja a la higuera estéril un año más sin cortarla a ver si da fruto”.
Nosotros somos esa higuera muchas veces estéril, con pocos frutos de humanidad y de bondad. Dios no corta la higuera de nuestra vida ni después de un año ni nunca. Siempre espera que demos fruto.
  • Lc 15,7: “Os digo que habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta que por noventa y nueve justos que no necesitan conversión”.

Cuando nuestra vida mejora, cambia, se entrega a los demás, se convierte, hay alegría en el cielo. Estamos llamados en la Cuaresma a ser alegría para Dios mejorando nuestra vida, viviendo en bondad y amor.

Oración

Señor Jesús, hermano totalmente convertido
al corazón del Padre,
acompaña nuestros caminos cuaresmales
que iniciamos hoy.

Tú llamas a pecadores,
nos sentimos llamados y agradecidos.
Tú no cortas la higuera,
nos sentimos con la responsabilidad
de dar frutos de humanidad.
Tú dices que somos alegría del cielo
cuando amamos con generosidad.

Enséñanos a amar
para que la Cuaresma de este año
sea un tiempo de vida
que nos adentre
en el corazón de la Pascua.
Amén.

martes, 16 de febrero de 2021

PEDACITOS DE OTROS

Hace un tiempo, viendo el programa «La Voz», el cantante Pablo López decía que él estaba hecho de pedacitos de otras personas en clara referencia a la canción de su compañero de programa Antonio Orozco que dice: estoy hecho de pedacitos de ti. Al tomar conciencia de esta frase me llené de agradecimiento y de responsabilidad a partes iguales.

Agradecimiento por tantas personas que se han acercado a mi vida para ser inspiración, ejemplo, ya que estoy hecho de pedacitos de cada una de ellas, y por otro lado, de responsabilidad, por sentirme invitado a ser parte de esta cadena de generosidad, entrega y pasión por los demás que su ejemplo me ha dado.

Sin duda, alguien del que tenemos todos pedacitos es Jesús. Sus enseñanzas, sus propuestas, sus gestos, su humanidad, su pasión por las personas han sido y son pinceladas que han ido dibujando nuestras vidas y nuestra existencia.

Y para terminar una invitación: reconocer de qué pedacitos de otras personas estáis hechos y hacerles llegar a esas personas un agradecimiento a través de un correo, una llamada, un detalle, y si ya no están entre nosotros pues a hacer memoria agradecida por sus vidas y sus enseñanzas.

Agus Couto Picos

domingo, 14 de febrero de 2021

ECOEVANGELIO: JESÚS INTEGRA AL QUE HA SIDO DESCARTADO

La cultura del descarte es una categoría asociada al pensamiento pastoral del Papa Francisco. Continuamente lo integra en sus discursos y en documentos magisteriales como Evangelii Gaudium, Laudato Si' y últimamente en Fratelli Tutti. En Evangelli Gaudium expresa que, en nuestra sociedad actual hemos dado inicio a la "cultura del descarte", que además promovemos. Ya no se trata solo de la explotación o de la opresión, sino que, los excluidos de este tiempo son desechos, sobrantes (Cf. EG 53). Frente a esto, el Papa también denuncia: la globalización de la indiferencia y la cultura del bienestar que nos anestesia (Cf. EG 54).

En un contexto de emergencia sanitaria como la que vivimos, el Evangelio de este domingo 14 de febrero, nos resulta profundamente cuestionador y alentador. Jesús toca a un leproso. Su gesto restituye la salud e integra al marginado de la sociedad, porque eso era precisamente un leproso, un impuro descartado de la comunidad. Este acento puesto en la integración, tiene una razón existencial. El Evangelio dice: "lo tocó y quedó limpio". La sociedad religiosa judía se movía en categorías de pureza e impureza, solo los puros, los limpios eran benditos y gratos a Dios. Jesús revoluciona esta mentalidad. No son los puros, religiosamente hablando, los que tienen garantizada la bendición de Dios, sino los que apuestan por la vida y por la integración, como lo hizo el leproso, que se acercó a Jesús y recuperó no solo su salud sino su inclusión en la comunidad.

Jesús, Palabra y Gesto, que limpia y que integra, nos alienta a liberarnos de la mentalidad del descarte y de la anestesia del bienestar, "Ya no lloramos ante el drama de los demás ni nos interesa cuidarlos, como si todo fuera una responsabilidad ajena que no nos incumbe” (EG 54). El EcoEvangelio de esta semana quiere ser una invitación tomar conciencia de la cultura del descarte, referida a la exclusión humana y a la que daña al planeta, llenándolo rápidamente de desechos. Los discípulos de Jesús hemos de decir no a la cultura del descarte y promover la cultura de la solidaridad y del encuentro, que finalmente repercute también en la salud de nuestro Planeta.

Hna. Gladys de la Cruz HCJC
 

jueves, 11 de febrero de 2021

¿CÓMO ACTÚA DIOS?

Prometí seguir hablando de cómo actúa Dios en la historia, en nuestra vida. Es uno de los temas que más me ha inquietado en mi recorrido personal y que todavía sigue cuestionándome. Un problema que mi mente intenta solventar desde su educación cientifista y desde su fe. Consciente de que es más complejo de lo que yo pueda explicar en unas líneas –y de lo que probablemente el ser humano pueda entender nunca- y que no lo puedo encerrar o controlar en una simple reflexión, todos estos años he querido hacérmelo más razonable y entendible.

Nunca me ha convencido la imagen del Dios intervencionista que actúa arbitrariamente en favor de unos y no tiene en cuenta a otros en su enfermedad o sufrimiento. Dios actuaría desde el milagro, interrumpiendo el modo de suceder de los acontecimientos, contraviniendo las leyes que Él mismo ha establecido en la naturaleza. No creo en este Dios mal entendidamente omnipotente, que decide que las cosas ocurran de una forma y no de otra, más propio de algunos pasajes del Antiguo Testamento. Mis tripas se agrietan de dolor cuando oigo expresiones del tipo: “ha muerto porque Dios así lo ha querido”, o “es voluntad de Dios que tenga cáncer”, etc. Jesús luchó contra el mal y el sufrimiento que se encontró.

Pero huyendo de esta concepción desviada del Todopoderoso, durante mucho tiempo, caí en el otro extremo: un Dios que sólo ha intervenido en el origen de la historia, en la creación, y luego ha dejado que ésta vaya fluyendo regida únicamente por sus leyes: concepción propia de los deístas. Esta idea es muy respetuosa con la ciencia y con la autonomía del ser humano y del mundo –que creo que hay que mantener- pero hace que Dios desaparezca, hace que en la práctica Dios no actúe, viviríamos como si no existiera.

¿Entonces si no creo en un Dios intervencionista ni tampoco en un Dios que inicia el universo y lo deja funcionar, en quién creo? Hay una frase del evangelio que me dio mucha luz cuando caí en la cuenta de todo su significado: “Bendito sea el Señor (…) porque ha visitado a su pueblo, suscitándonos una fuerza de salvación” (Lc 1, 68-69). Es decir, una de las formas que Dios tiene de hacerse presente, de “visitarnos”, de cambiar el rumbo de la historia es llenándonos de su fuerza, colmándonos de su Espíritu, dándonos su amor. Esa fuerza llena el universo y lo mantiene vivo y lanzado a la vida: es decir toda criatura, todo proceso natural está habitado y sustentado por Dios, como decía San Pablo: “todo se mantiene en él” (Col 1, 17).

Si leemos estos versículos del profeta Isaías: “Mirad, el Señor Dios llega con poder, y su brazo manda. Mirad, viene con él su salario, y su recompensa lo precede. Como un pastor que apacienta el rebaño, su brazo lo reúne, toma en brazos los corderos y hace recostar a las madres” (40, 10-11). La primera parte nos podría hacer pensar que Dios va a actuar imponiéndose con su brazo y su poder. Pero después nos indica el modo de actuar: enseñando, consolando, cuidando las debilidades, etc.

De hecho el momento de mayor fragilidad de Dios, cuando su hijo muere sádicamente en la cruz, es el momento de mayor potencia de Dios y de Jesús, cuando han sacado a la humanidad de las garras de la muerte, cuando han redimido al mundo.

Pero todavía hay más que decir: ¡continuará!

Javi Morala, capuchino

martes, 9 de febrero de 2021

HOY CELEBRAMOS A FRAY LEOPOLDO

Hoy celebramos al Beato Fray Leopoldo de Alpandeire, un ejemplo de minoridad franciscana que llevó el mensaje de paz y bien por las calles de Granada. Su oración sencilla, su cercanía a todos y los favores que la gente recibía por su intercesión, extendieron su fama de santidad no sólo en Andalucía, sino también en muchos lugares de la geografía española.

Fray Leopoldo, humilde limosnero del amor, con sus alforjas repletas de caridad y las tres Ave Marías en los labios y el corazón, tenía fijada la mirada en el cielo y en el corazón de las personas con las que se encontraba y los pies en el suelo de las estrechas y empinadas callejas de Granada.

Pidiendo limosna, se convertía él mismo en limosna de consuelo, de salud del cuerpo y del alma, de ternura, de ejemplaridad y de esperanza para los demás, especialmente para los más necesitados.

Te invitamos a conocer o a recordar su figura a través de este documental.

jueves, 4 de febrero de 2021

DÍA INTERNACIONAL DE LA FRATERNIDAD HUMANA

En Asamblea General de las Naciones Unidades se aprobó una iniciativa promovida por Emiratos Árabes, Bahréin, Egipto, Arabia Saudí, Burkina Faso, Guinea Ecuatorial, Marruecos y Venezuela. Se trata del Día Internacional de la Fraternidad Humana, cuya fecha de celebración es a partir del 4 de febrero de 2021.

Con la promulgación de este día se afianza la promoción de la paz en el mundo, el desarrollo sostenible y la unión de esfuerzos de la comunidad internacional para incentivar la tolerancia, la inclusión, respeto a la diversidad y la solidaridad entre las naciones del mundo y las personas.

Constituye un llamamiento a la disminución y erradicación de situaciones de violencia, xenofobia, fanatismo político y religioso y discriminación de razas, género e ideologías.

El término Fraternidad proviene del latín fraternitas, que significa frater (hermano) e inus (pertenencia). Definido como el afecto o vínculo entre hermanos o hermandad.

¿Cómo se originó la creación de este día?

El principal antecedente que impulsó esta iniciativa radicó en el encuentro sostenido entre Su Santidad el Papa Francisco y el líder musulmán Gran Imán de Al-Azhar, Ahmad al-Tayyib, el día 4 de febrero de 2019 en Abu Dhabi, durante la visita apostólica del Santo Padre a los Emiratos Árabes Unidos. Como producto de esa reunión se firmó el Documento sobre la Fraternidad Humana por la Paz Mundial y la Convivencia Común, también conocido como Declaración de Abu Dabi.

En dicha resolución se resalta la importancia de la educación, la concienciación y el respeto a las distintas culturas y religiones. Señala la imperiosa necesidad de velar por las personas, promover la paz y poner fin a la violencia, al extremismo religioso, las guerras y el terrorismo.

Con el fin de alcanzar los objetivos planteados en tan importante documento, se creó el Comité Supremo para la Fraternidad Humana, el día 20 de agosto de 2019. Conformado por líderes cristianos, musulmanes y judíos de diversas disciplinas.

Importancia de la fraternidad como valor fundamental

Hablar de fraternidad implica hablar de valores, ya que este concepto conlleva a la unión de las personas basadas en los valores de tolerancia, respeto, dignidad, solidaridad e igualdad de derechos de todos los seres humanos.

La fraternidad como valor nos conlleva a ser solidarios, respetuosos y empáticos con las demás personas. Es de vital importancia la transmisión y aplicación de valores en nuestra vida diaria para ser cada día mejores individuos, con un efecto multiplicador que impacte en toda la humanidad. De esta manera contribuiremos a promover valores de inclusión equidad, justicia y libertad en el actual contexto social, político y económico de las sociedades y naciones del mundo, observando marcadas diferencias que derivan en acciones de terrorismo, guerra, extremismo religioso y desigualdad social.

Un buen punto de inicio lo constituyen los valores que se inculcan en el hogar y en la escuela. Es de vital importancia reforzar en las políticas y objetivos educativos a la fraternidad como un valor fundamental, siendo un derecho y un deber inexcusables. La escuela y el hogar constituyen ámbitos esenciales para el forjamiento y aplicación de valores, siendo la base para la conformación de individuos conscientes, empáticos y solidarios con su entorno familiar y social.

¿Cómo podemos contribuir con la fraternidad humana?

Todos podemos y estamos en el deber de contribuir con la fraternidad humana, aplicándola mediante sencillas acciones en nuestra vida cotidiana:

  • ¡Sonríe! Esta acción constituye un primer gesto de caridad y conexión con las personas que están a tu alrededor.
  • Todo comienza en casa. Enseñemos a nuestros hijos y seres queridos la importancia fundamental de los valores, aplicándolos con nuestro ejemplo.
  • Servir y ayudar a los demás, por ejemplo, ayudando a cruzar la calle a un adulto mayor, brindar apoyo a personas en situación vulnerable o cualquier otra acción que impacte de manera positiva en el prójimo.
  • Puedes apoyar las causas de organizaciones y fundaciones sin fines de lucro que tengan como objetivo trabajar en pro de la fraternidad humana: unirte a labores de voluntariado o bien participar en actividades y eventos.
 

martes, 2 de febrero de 2021

NUESTRA FORMA DE VIDA

Es difícil acostumbrarse a esta situación que estamos viviendo creada por la amenaza de este virus. Tenemos la sensación de que “todo” se ha paralizado con la pandemia.

Estamos viviendo un tiempo en el que andamos programando y cancelando las programaciones realizadas debido a las distintas sacudidas u olas del Covid 19. En muchos momentos se hace realidad esa afirmación, tan engañosa en otros, de que “cualquier tiempo pasado fue mejor”.

Nos hemos dado cuenta de que estamos marcados por la realidad que nos toca vivir. Estamos condicionados, pero no determinados por ella. Por otro lado, en este tiempo también nos hemos vuelto más pensadores y más imaginativos. Han aparecido otras urgencias, lo cual nos ha llevado a entrar por nuevos cauces desde los que ofrecer otra serie de ayudas, acompañamiento y solidaridad a las personas que se acercan a nosotros o viven su fe junto a nosotros.

Hemos caído en la cuenta de que nuestra vida no es estática, sino dinámica. En esos cambios que se producen constatamos también la creatividad de muchas personas para vivir la fe. Así experimentamos que nuestra vida tiene mucho más de cambio que de estabilidad, aunque lo que buscamos es, precisamente, una estabilidad que no nos descoloque.

En este tiempo de pandemia muchas veces me he recordado a mí mismo una afirmación que nos dice el papa Francisco en su última Encíclica sobre la fraternidad: “nadie puede pelear la vida aisladamente. Se necesita una comunidad que nos sostenga, que nos ayude y en la que nos ayudemos unos a otros a mirar hacia adelante”.

En este mes de febrero, en el que celebramos el día de la Vida Consagrada, damos gracias a Dios por la forma de vida que hemos elegido algunos de nosotros. Es nuestra manera de situarnos en la sociedad y en la iglesia. Cada familia religiosa, de acuerdo a la inspiración de su fundador/a, trata de acentuar un determinado aspecto, tarea o misión al servicio de los demás. La familia franciscana solemos recordar que San Francisco, desde el comienzo de su conversión tomó el Evangelio como fundamento de su vida y de su actividad. Quiso vivir según la forma del Santo Evangelio. Ese deseo de san Francisco no podemos vivirlo de manera aislada, sino que, como dice el Papa, necesitamos una comunidad, una fraternidad que nos anime y en la que animarnos mutuamente.

Este sueño o ideal de vida, nuestras Constituciones capuchinas lo expresan con estas palabras: “Congregados en Cristo como en una sola familia peculiar, cultivemos entre nosotros la espontaneidad fraterna, vivamos gozosos entre los pobres, débiles y enfermos, al tiempo que compartimos su misma vida, y mantengamos nuestra peculiar cercanía al pueblo” (Const. 5,4)

Así es como queremos vivir y así es como tratamos de situarnos en la sociedad y en la iglesia. Así es como también os pedimos que nos ayudéis a hacerlo.

Benjamín Echeverría, capuchino