domingo, 30 de noviembre de 2014

NO ESTÁS DEPRIMIDO, ESTÁS DISTRAÍDO

   Si generalmente todos los comentarios que hago al evangelio domingo tras domingo quedan basados en el estar atentos al momento presente, más aún ahora que entra un nuevo Adviento.
   Me vienen además a la mente las sabias palabras de Facundo Cabral, un cantautor y poeta sudamericano que muy acertadamente nos decía: “no estás deprimido, estás distraído”. Y eso, así rápidamente leído puede ser un sin sentido: “¿qué tendrán que ver la depresión y la distracción?” Y hoy en día se sabe que la depresión es un mal del alma que solucionaríamos si pusiéramos en nuestra vida el ingrediente de la atención a todo lo que vivimos y sólo a lo que vivimos y no a lo que viviremos próximamente o a lo que fue en un tiempo pasado.
   Sin embargo, el Adviento es el tiempo genial para vivir a la vez los tres tiempos verbales que conocemos: lo que viví, lo que vivo y lo que viviré. Porque ninguno como estos días para echar de menos, para desear tiempos mejores y para andar a toda prisa en el presente. Total, que el único tiempo que realmente existe lo malvivimos y ponemos más energía de la que toca en los tiempos equivocados. Eso general tal estres que consecuentemente vivimos la angustia y seguidamente la depresión, porque vivo en una continua disonancia y disociación. Eso es estar distraído y para eso no hay más tratamiento que darse cuenta, tomar las riendas de la vida y hacer en cada momento lo que toca. “Bástale cada día su propio afan”, dice el Eclesiastés.
   A partir de hoy, como tarea para la semana pondría como deberes, echar el freno. Dejar atrás los recuerdos que generan expectativas imposibles de conseguir y vivir sólo hoy el día que es. Mañana ya se levantará con el sol de mañana.
   Así qué démosle bien el significado al imperativo de hoy: "Velad", que es lo mismo que estar atentos, sin anclajes en otros tiempos. Para que cuando de verdad vengan días en los que surgen las dificultades o incluso sé nos pida que entreguemos nuestra vida, tengamos la certeza de haber vivido despiertos todo lo que nos tocaba y no tengamos que decirle al amo de la Hacienda: “espera, estaba distraído preocupado por el futuro” o “no estoy preparado, me paré en los recuerdos del pasado y ahora no sé lo que me toca”.
   ¡A despertar! Urge estar atentos, urge vivir con atención.

CLARA LOPEZ RUBIO


DESPERTAD O PERDERÉIS EL AUTOBUS

   Hoy se nos invita a realizar un viaje, un viaje apasionante.
   Este viaje ha sido concertado con anterioridad y el autobús partirá el día y a la hora señalados. La ruta constará de cuatro escalas fijadas en los cuatro domingos de Adviento y la partida es este primer domingo.
   Por tanto, no olvidéis poner el despertador, para no llegar tarde a la cita, pues si no estáis puntuales a la hora establecida, el autobús tendrá que iniciar el viaje irremediablemente.

« Estad atentos y vigilad: pues no sabéis cuándo es el momento. No sabéis si será al atardecer o a media, noche: al canto del gallo o al amanecer; no sea que venga inesperadamente y os encuentre dormidos. Lo que os digo a vosotros, lo digo a todos. ¡Velad! » (Mc 13,33,37)


sábado, 29 de noviembre de 2014

DÍA INTERNACIONAL DE SOLIDARIDAD CON EL PUEBLO PALESTINO

   En 1977, la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) solicitó que se observara anualmente el 29 de noviembre como Día Internacional de Solidaridad con el Pueblo Palestino. Ese mismo día, en 1947, la Asamblea General había aprobado (Resolución) el fin del Mandato británico sobre Palestina y la partición de la misma en dos estados, uno judío y otro hebreo. 67 años después, no sólo la Resolución no ha sido cumplida, sino que el pueblo palestino sigue viviendo trágicamente, con sus territorios ocupados militarmente, y con millones de refugiados que viven en otros estados de Oriente Próximo.
   En palabras de Ban Ki-moon, Secretario General de la ONU, “la observancia anual del Día de Solidaridad nos brinda la oportunidad de reflexionar sobre la crítica situación que afronta el pueblo palestino y sobre nuestras contribuciones y responsabilidades colectivas como gobiernos, organizaciones internacionales u organizaciones de la sociedad civil en aras de la paz entre israelíes y palestinos”.
   El motivo por el que se sigue conmemorando este es inequívoco: poner fin a la ocupación que comenzó en 1967 y crear un Estado de Palestina soberano, independiente y viable basado en las fronteras de 1967 que coexista en paz con un Estado de Israel seguro.

ACTÚA
  • Infórmate de la situación palestina. Por ejemplo, navega por la web de la RESCOP (Red Solidaria Contra la Ocupación de Palestina) www.nodo50.org/causapalestina
  • Participa en alguna de las iniciativas, concentraciones o manifestaciones que se celebrarán en tu ciudad con motivo del Día Internacional de Solidaridad con el Pueblo Palestino.

viernes, 28 de noviembre de 2014

CAMINAR CON SENTIDO

Caminar con sentido nos da fortaleza para llegar a la meta, aunque la meta se nueva cada día, cambiante, distinta. Los encuentros profundos nos darán ganas de vivir.

¡Vaya encuentro!
Salgo corriendo atolondrada,
                                                 loca,
y tropiezo con Dios.
–¿Dónde vas Leocadia? –así suele llamarme–.
Después... me convence en silencio
                  me convierte en paloma,
                  me nombra caballera andante,
                  me arma de paz y ciencia
                  y me quita la gana de matarme.

GLORIA FUERTES

miércoles, 26 de noviembre de 2014

NO A LA VIOLENCIA DE GÉNERO

Desde el Cole de capuchinos de Usera nos llega este video con un mensaje más que rotundo contra la violencia de género. ¡Buen trabajo chic@s!

martes, 25 de noviembre de 2014

TENTADOS

   Vivimos tiempos en que la publicidad, la propaganda, el marketing han adquirido dimensiones insospechadas. Se nos han metido por todas partes ofreciéndonos una gratificación inmediata de nuestras necesidades, de modo que llegan a crear en nosotros un modo de funcionar y de responder a la realidad a base de expectativas inmediatas: “Aprenda inglés en diez lecciones”, “consiga un cuerpo perfecto ya”, “felicidad garantizada”…
   La publicidad juega con nuestras necesidades básicas y con nuestros mejores deseos, de modo que toca nuestras fibras más sensibles: familia, hogar, bienestar, felicidad, salud. ¡Es tan tentador pensar que así es la vida real! ¡Es tan fácil creer en las promesas de solución inmediata que nos ahorran esfuerzos, compromisos y quebraderos de cabeza! (“y si no, le devolvemos su dinero”).
   Incluso oímos mensajes que hablan de Dios con esas mismas claves: “¿Por qué lo de Dios tiene que ser tan difícil? ¿Acaso no es la vida mucho más simple?”
   Frente a planteamientos en los que la relación con Dios exige de nosotros determinación, constancia, fidelidad, andar en verdad, olvido de sí… es posible que se nos hagan más atractivas otras ofertas de espiritualidad que prometen sensaciones y vivencias gratificantes, inmediatas, novedosas…
   Ocurre eso cuando buscamos en la espiritualidad una especie de huida de la problemática diaria, un bálsamo de paz y de tranquilidad que compense la complejidad de cada día.
   También puede ocurrir cuando Dios no responde a nuestros deseos, a nuestros manejos, a nuestro afán infantil de que satisfaga (y pronto) nuestras necesidades más inmediatas de seguridad, de tranquilidad, de bienestar para nosotros y los nuestros.
   Pero hay que escuchar a Dios mismo, a quien le importa mucho más la vinculación con nosotros que el darnos gusto. El Padre se ha vinculado a nosotros “entera y eternamente”; se nos ha dado todo Él en su Hijo Jesús. Y eso puede colmar enteramente nuestro corazón (mucho más que el hecho de que Dios haga o no nuestro gusto, o de que, como en cualquier relación valiosa, tengamos que esforzarnos o nos cueste conflictos). Si dejamos a Dios ser Dios, estamos expuestos a una relación de amor como nunca habíamos imaginado.

Carta de Asís, noviembre 2014

domingo, 23 de noviembre de 2014

CERRAR APLICACIONES

   En la vida es necesario poner punto final a muchas situaciones que se abrieron un día y que ya no crecen más o no se desarrollan. Cada proceso de cambio no se puede hacer con toda su fuerza si antes no se dan por concluidos otros y ahí creo que radica la razón de tantos nuevos proyectos que iniciamos y no van a ningún sitio.
    A nivel visual y tecnológico podríamos tener un ejemplo claro en los móviles que tanto nosotros como nuestros hijos manejamos ya con habilidad en estos tiempos: sabemos de la capacidad de los mismos para cargar y abrir aplicaciones continuamente, pero hemos aprendido también la necesidad de ir cerrándolas para que el dispositivo no trabaje de forma lenta. Esa es la actitud que deberíamos poner en práctica continuamente en nuestra vida y aún más, en ocasiones como en esta en la que celebramos con Cristo Rey el final del año litúrgico, es importante localizar las “aplicaciones” abiertas e ir cerrándolas. Son procesos en algunos casos dolorosos pero necesarios. Amistades que se arrastran y que ya no son nada más que viejos recuerdos en los que la energía se ha parado. Rencores y juicios que no dejan vivir generando incluso síntomas enfermizos que se acoplan en nosotros en forma de enfermedades, proyectos de vida que un día se abrieron con ilusión y sentido pero que hoy ya se han quedado obsoletos… Son aplicaciones que están gastando la energía de nuestra batería y acaban por apagarnos espiritualmente.
    Para comenzar el Adviento urge reiniciarse y hacer del camino de cada día una gran aventura, porque “la meta es el camino” y en él se mueve la energía de Dios a cada momento.
    Dejemos libre esta energía que crece en lo más profundo y que nutre los nuevos proyectos. Aprendamos a cerrar lo que ya no se desarrolla y cortemos así, con decisión, con un corte limpio, lo que no viene de Dios y no conecta con lo más esencial.
    Es hora de arriesgarnos, es hora de conocer al hombre interior que somos, porque sólo en él habita la verdad: “No vayas fuera, vuelve a ti mismo. En el hombre interior habita la verdad” (San Agustín).
CLARA LÓPEZ RUBIO

viernes, 21 de noviembre de 2014

CANSANCIOS Y RUTINAS

A veces nos cansamos de caminar porque todo es lo mismo: los caminos se hacen viejos y el corazón se amustia. Es entonces cuando habrá que recordar que “no hay camino sino que se hace camino al andar”. Y que tenemos la vida por delante.

Qué día tan largo
¡Qué día tan largo
y qué camino tan áspero,
qué largo es todo, qué largo,
qué largo es todo y qué áspero!
En el cielo está clavado
el sol iracundo y alto.
La tierra es toda llanura, llanura, toda llanura,
y en la llanura... ni un árbol.
Voy tan cansado
que pienso en una sombra cualquiera.
Quiero descanso, descanso, sólo descanso.
¡Dormir! Y lo mismo me da ya
bajo un ciprés que bajo un álamo.

LEÓN FELIPE

martes, 18 de noviembre de 2014

CUANDO LA VIDA TE REGALA PASTILLAS DE SABIDURÍA

   Las caminatas en la montaña son muy productivas en todos los sentidos. Haces ejercicio físico, te encuentras con la naturaleza, contemplas mucha belleza, descubres un poco más a las personas con las que vas y disfrutas mucho de ellas.
   Pero de vez en cuando, en estos lugares, se te regalan pequeños o grandes descubrimientos. Son como pastillas de sabiduría que se te ofrecen, como flashes que te descubren una forma de ver las cosas que no tenías, un secreto que la vida te había escondido hasta entonces.
   Este verano caminando por Benasque contemplamos desde una ladera un bosque de pinos con infinidad de árboles muertos, caídos. Apareció un sentimiento de pena al ver tanto árbol muerto y al no poder aprovecharse para madera. Una compañera de camino nos explicó que había leído en un panel informativo de un parque natural, que esa madera muerta aparentemente inútil no lo es tal, sino todo lo contrario. Es esencial para la vida del bosque porque supone un elemento básico para el ciclo de la vida de éste. Muchas especies tanto animales como vegetales dependen para vivir de estos árboles muertos: musgos, líquenes, hongos, insectos, aves, mamíferos, anfibios, reptiles.
   Caímos en la cuenta de que lo que parecía inútil y muerto, era generador de vida, era la compañía necesaria que animaba la vida desde su apariencia inerte. Parecía ésta, una forma de funcionar de la vida, un mecanismo propio de todo lo viviente, de todo lo fallecido. Y me vino a la cabeza la gente cercana que también ha muerto y me di cuenta que ellos también podían estar acompañándonos y alentando nuestra vida, cuidando nuestra existencia, animando, apoyando nuestro devenir diario. Y se instaló en mí, un sentimiento de paz, de agradecimiento y de profunda compañía, al saberme cuidado por mi abuela, por mi padre, y por otras muchas personas que han dejado esta forma de existencia. Es lo que algunas veces decimos: “desde arriba estarán mirándonos y seguro que nos echan una mano”, la comunión de los santos técnicamente hablando. Ya nos lo dijo Jesús: “Os aseguro que, si el grano de trigo caído en tierra no muere, queda solo; pero si muere, da mucho fruto” (Jn 12, 24).
Javi Morala, capuchino


domingo, 16 de noviembre de 2014

CULTIVAR LOS TALENTOS

   A medida que nos acercamos al final del año litúrgico, a través de las lecturas y oraciones se nos quiere concienciar sobre la responsabilidad ante los talentos recibidos de Dios y alertar para vivir correctamente una dimensión tan fundamentalmente humana como es el tiempo.
   Las lecturas del domingo son una invitación a sacudirse la somnolencia que parece caracterizar la vida de no pocos cristianos. Hay que estar vigilantes.
   Pero, ¿cómo? ¿Boquiabiertos, mirando al cielo? Esa actitud fue descalificada por los ángeles el día de la Ascensión. ¿Refugiados en rezos interminables? Esta la descalificó el mismo Jesús. ¿Inmersos en el compromiso mundano, hasta el punto de desoír la voz de la trascendencia?
   ¿Cómo vivir, entonces, nuestra espera del Señor? ¡Creando! La vocación del hombre es enriquecer con su actuación la obra de Dios
   Dios ha constituido al hombre señor de la creación; un señorío no despótico, sino de promoción. Pero Dios no se ha retirado definitivamente del mundo. Respeta la obra del hombre, pero llegará la hora del balance. Entonces el hombre, cada uno, tendrá que responder de su gestión. Sin posibilidad de fraudes ni camuflajes. Con claridad y sencillez el relato evangélico de hoy nos ilustra esta verdad: toda inhibición es culpable, mucho más para un creyente.
Domingo Montero, capuchino


viernes, 14 de noviembre de 2014

LOS PELIGROS Y TENTACIONES DEL CAMINO

Ante los peligros del camino, tenemos la tentación de sentarnos o ausentarnos (Pero esto sería huir por otro camino: y otros nos pasarían y pisarían). Necesitamos caminar, que es lo mismo que vivir. Caminar con otros (toda la humanidad) sin perder el sentido ni caer en la tentación de dejarse vencer por la soledad.

Voces me llaman
Voces me llaman y piden que ande
dentro de un silencio macizo.
Camino por un estrecho camino
peligroso de lados peligrosos.
(Hay que estar en lo que estamos).
Si no miro donde piso
puedo poner un pie en el vacío,
y si miro, para poner el pie
adonde debo, me mareo.
Haga lo que haga todo es expuesto.
¡Ah! Puedo hacer otra cosa, sentarme,
montarme en el camino
con las piernas colgando a cada lado…
¡Qué va! Tampoco puedo,
-no está permitido dejar de caminar-,
me pisarían la cabeza los que vienen detrás,
con sus botas de Fuego.
Esto de vivir es tan estrecho
que sólo cabemos uno.
¡Es la fila!
Por eso voy detrás de alguien,
o alguien viene detrás de mí.
¡Firmes!
¡Formen fila!
¡Arrestado el que rompa!
¡marchen!
Toda la humanidad en línea
y a tu lado no hay nadie,
vamos solos.

GLORIA FUERTES


martes, 11 de noviembre de 2014

LAS GAFAS DE DIOS

   Dicen que un día llegó un hombre al cielo. Su sorpresa fue inmensa cuando descubrió que en la puerta del cielo no había nadie. San Pedro se había ido a alguna emergencia. Siguió avanzando el hombre y descubrió que en la pared estaba el anuncio de despedida de Dios. Se coló y también se dio cuenta de que en el despacho no estaba Dios. Miró todas las estanterías. Curioseó todo lo que tenía Dios en su despacho. Se fijó largamente en que en la mesa del despacho había unas gafas. Se las puso y comprobó que a través de ellas veía el mundo y a cada hombre que vive en este planeta.
   Sintió gran curiosidad por saber algo de su socio, el que había trabajado codo con codo con él y se sospechaba que no era buena persona. Las gafas le hicieron descubrir la vida de su socio, sus negocios sucios, su infidelidad a su esposa y, sobre todo, que se había reído de él. En un momento no pudo contener la rabia, tomó la maceta que tenía al lado en la mesa de Dios y trató de tirársela a su socio a la cabeza.
   Cuando estaba en el intento de usar violencia contra aquel de quien tenía tantas sospechas, entró Dios. Le preguntó: “¿Qué haces?”. Le respondió: “Me he puesto tus gafas y no aguanto tanta maldad, tanto pecado”.
   Dios le miró con cariño y le dijo: “Has cometido un gran error. Para mirar con esas gafas hay que ponerse antes mi corazón". 

domingo, 9 de noviembre de 2014

UN JESÚS AUTENTICO

   Evangelio como poco el de este domingo, emblemático, que no puede dejar indiferente. La imagen de un Jesús fabricando con sus propias manos un látigo y tirando las mesas de los cambistas no es ni mucho menos asidua. Y si nunca algún lector se había parado al leerlo, si más bien a alguien este comportamiento del Maestro le había pasado desapercibido, le pediría que volviera a leer el texto de este domingo con toda la atención que se merece y se deje impregnar por él, porque no tiene desperdicio.
   No puedo negar que es de mis favoritos, porque en su día, caí en la cuenta de la planta y temperamento de este Hombre que tanto por desgracia se nos pinta, y más en mi niñez y juventud, de blandito, misterioso y casi sin sangre en las venas.
   Muy lejos de ello, Jesús es un hombre que vive el presente en toda su esencia y porque poco a poco ha ido aprendiendo a dejarlo todo, a desprenderse de todo, no teme ya en que en un momento así alguien pueda arrebatarle algo esencial. Por eso, lo que le quema en la sangre tiene que gritarlo.
   Jesús no atenta contra nadie, atenta contra el sistema basado en la mentira. No olvidemos que el negocio que en el templo se practicaba era en su esencia legal, pero claro, no así el procedimiento. Eso es lo que le duele a Jesús, y por supuesto la callada por respuesta de aquellos que en principio tenían que ser los fieles guardianes de la verdad.
   Pero rasquemos un poco y veamos de puertas hacia dentro: nuestro ser más profundo es el único lugar en el que nada ni nadie puede arrebatar la paz que brota de saberse en la Presencia de Dios. Pero hasta llegar ahí hay muchos puestos de venta, de cambistas, de carneros y palomas, de negocios mal cerrados que se alejan mucho de aquello para lo que hemos sido creados. Nuestra vida, los entresijos que en ella se han ido forjando nos han ido haciendo “complicados” y los juicios, los apegos y los complejos planteamientos de vida desde la cabeza, han ido haciendo poco a poco que negociemos desde la mentira y nos vendamos al mejor postor olvidando a veces que solo por ser creados por Dios ya somos valiosos y dignos ante Él de merecer su amor gratuito.
   Cuando todo esto se vive desde la revolución y no desde la serenidad es necesario que la vida confeccione de cualquier forma un látigo que nos eche por tierra todo lo que en nuestra mente está férreamente formado y empecemos a vivir de una forma nueva.
   Los guardianes de nuestros pensamientos, nuestros fariseos, se incomodarán y se prometerán unos a otros que harán todo lo posible para nuestra cercana ejecución. Con lo que no cuentan es con que “ni muerte, ni vida, podrán jamás separarnos del Amor de Dios”, por lo que ya no habrá pensamientos ni juicios, ni apegos que nos muevan un ápice de nuestra esencia y sabremos descubrir en nosotros el Santa Santorum. Esa morada interior, como diría Santa Teresa de Jesús, donde solo el alma y Dios hablan en la intimidad de aquello que les ocupa.
CLARA LÓPEZ RUBIO

viernes, 7 de noviembre de 2014

CAMINOS NUEVOS

El camino puede ser nuevo cada día, aunque nos lleve al mismo destino. (También el mismo camino puede llevarnos a destinos distintos: hiel o miel. ¿Cuál es nuestro camino virgen?

Nadie fue ayer
Nadie fue ayer
ni va hoy,
ni irá mañana
hacia Dios
por este mismo camino
que yo voy.
Para cada hombre guarda
un rayo nuevo de luz el sol...
y un camino virgen
Dios.
                                 LEÓN FELIPE

martes, 4 de noviembre de 2014

LOS MIEDOS

   “¿Quién dijo miedo?”, gritan animosos los héroes de los cuentos… Y sin embargo, estamos muchas veces rodeados de miedos que nos encierran en nosotros mismos y nos bloquean en el encuentro con los demás. A veces tenemos miedo de presentarnos tal y como somos, de no gustar a los demás y ser rechazados o incomprendidos; en ocasiones nos fijamos demasiado en nuestra imagen superficial exterior, como si para ser aceptados tuviéramos que cumplir requisitos imposibles.
   Esos miedos nos dificultan, en la vida fraterna del día a día, el vivir como hermanos. Nos tienen enganchados y no nos dejan dar pasos en el encuentro con el otro. A veces, son un reflejo de la falta de confianza en nosotros mismos y en los demás. Pero otras veces son cosa seria, honda: los miedos nos agarrotan, enredan y aíslan. Provienen de heridas profundas y, actuando desde ellos, herimos a otros. A veces no tenemos miedo: el miedo “nos tiene”.
   Reconocerlo es un paso de verdad: podemos pasar por el miedo sin instalarnos en él; sabernos necesitados de ayuda y pedir que nos rescaten; agradecer a los que nos acompañan. El miedo implica soledad. Contra el miedo, confianza. La confianza implica relación, y solo se aprende confiando: dando los pasos necesarios para conocernos y aceptarnos “miedosos”, querernos con nuestras grandezas y pobrezas (narcisismo, perfeccionismo…) para acercarnos a los otros.
   Dios cuenta con nuestro miedo; pero no nos deja en él: Jesús repite muchas veces “no tengáis miedo”. Podemos crecer en la confianza viviendo un proceso de relación con Dios, que nos conoce y nos ama tal y como somos, y pone en el camino de nuestra vida personas con quienes crear una fraternidad de hermanos, haciéndose presente Él en cada uno de sus rostros.
CARTA DE ASÍS OCTUBRE 2014


domingo, 2 de noviembre de 2014

NO SABEMOS A DÓNDE VAS...

   El no saber es la mayoría de las veces el origen de nuestros desequilibrios. Cuántas veces hemos oído comentar y sale también de nuestros labios un sentimiento de miedo o incertidumbre tan sólo porque no nos vemos con capacidad para esperar el momento en el que cada circunstancia irá llegando, capacidad que tenemos pero usamos poco.
   Si a una mujer, el mismo día que se entera que ha quedado embarazada le dijeran que también va a tener a su hijo, de seguro que no sería capaz de seguir con el proceso, porque no le daría tiempo a interiorizar tal realidad y hacer lo propio. Para eso tenemos nueve meses. Y aunque cuando se acerca la fecha nos ponemos nerviosas ante tal acontecimiento que nos desborda psicológica, afectiva y hasta espiritualmente, sabemos que estamos preparadas, porque hemos vivido el proceso paso a paso.
   La vida es un constante aprendizaje cuando se vive de modo consciente y con raíces bien situadas en nuestro centro. Pero el tema de la muerte y del qué habrá después nos sigue saliendo al encuentro una y otra vez porque quisiéramos también controlarlo como pretendemos controlar en ocasiones nuestro día a día y nuestro futuro.
   La experiencia es clara: “Yo soy el camino…”, “¿qué más necesitas saber?”, nos podría decir Jesús.
   Si logramos simplificar nuestra vida hasta el punto de captar en cada momento nuestra esencia, Dios, el que nos habita, el gran Sabio Oculto, nada tendríamos que temer.
   Un día a mis alumnos se me ocurrió al tratar este tema, que por desgracia tanta incertidumbre les crea porque en su corta vida ya han oído más tonterías que palabras de sabiduría, que eligieran entre dos tipos de chocolate que les gustara por igual. Que de verdad tuvieran problema entre elegir uno u otro y prefirieran no elegir, más bien la posibilidad de tener entre sus manos los dos tipos. “Así es la vida antes de la muerte y después de ella”, les dije yo. Ahora nos estamos comiendo un tipo de chocolate y después lo haremos con el otro. ¿Qué más da? Lo bueno es que hay chocolate y lo hay para todos. Es más, el chocolate de antes de la muerte es treméndamente amargo para algunos, cualidad que tiene el buen chocolate, el puro. Qué curioso ¿no? Pero para después de la muerte lo tenemos todos asegurado. Así que con ocasión de la fiesta de los Santos y de los difuntos tomemos conciencia del chocolate que hemos elegido vivir en esta vida y vayamos eligiendo el que nos gustaría comer durante toda la Eternidad. ¡Buen provecho!
CLARA LÓPEZ RUBIO