domingo, 30 de marzo de 2014

SOY YO

   El Evangelio de este cuarto domingo de Cuaresma trae dos paralelismos que me parecen la mar de interesantes. Además, es el evangelio conocido comúnmente como “el de Siloé”, el de la piscina de Siloé, nombre que desde hace ya unos quince años acompaña a mi grupo de referencia con el que vivo con ocasión de la música y el compartir de nuestra experiencia de Dios.
   El primer paralelismo aparece en una de las primeras líneas: “Y escupió en tierra e hizo barro con la saliva” ¿A qué os recuerda esto?, le pregunto a mis alumnos, “a la creación de Adán” del Génesis, me responden. Y así es. Desde el Espíritu hay continuamente una reminiscencia a una nueva creación que parte de lo más básico del hombre, como puede ser el barro para la naturaleza. Y los que hemos tenido que saltar de ciertas situaciones en la vida y tomar decisiones importantes sabemos bien de la necesidad de re-crearnos una y otra vez y dejarnos modelar por Dios.
   A continuación nos encontramos tres verbos en pasado muy contundentes, para ello nuestro pretérito perfecto simple: “fue, lavó y volvió”. Ponen los tres un ritmo especial en el pasaje. Un ritmo de decisión por querer desde la voluntad, cambiar la situación de ceguera que le esclaviza.
   Claro, ante algo así, están claras las reacciones de los que con el ciego vivían. Las murmuraciones no se hicieron esperar. Necios seremos si pensamos que tras una decisión sólo vamos a encontrar acompañamiento y comprensión. Pero de todo podemos sacar vida y sabiduría. Enfrentarnos a los juicios propios y ajenos es una asignatura a la que hay que presentarse con decisión. Nadie nos podrá librar de ellos, nosotros somos los que decidimos fluir con la vida y permitir que éstos no nos invaliden. Hay una técnica en la disciplina de taichí que te permite tras enraizarte bien en la tierra aprovechar la fuerza de tu adversario para sin hacerle frente ni crear tensión, dejarle pasar. Francisco de Asís, el mismo Jesús, fueron maestros “en estas técnicas”: aprovechar todo lo que la vida les ponía delante para ir creciendo por dentro sin juicio ninguno.

jueves, 27 de marzo de 2014

EN ESPÍRITU Y VERDAD

    “¿Dónde hay que darle culto a Dios?”, le preguntan a Jesús. Y Él no dilata  ni duda un ápice en su respuesta: “En Espíritu y en verdad”, ni en este templo, ni en aquella sinagoga o iglesia, ya que a Dios no se le puede encerrar como así lo creían los judíos en el Sancta Sanctorum.
   Y de templo en templo o de acto en acto, nos vamos perdiendo el verdadero encuentro con Dios que va donde nosotros vamos, que se encuentra donde nosotros estamos, y por ende, vive en todo y en todos.
   Hace unos días, ojeando un periódico me encontré con otra de las asombrosas frases que dice el Papa Francisco: “No existe un Dios católico, sólo existe Dios”. ¡Por fin! y por eso no hay más que adorarlo en Espíritu y verdad, libre de ataduras religiosas, porque Dios no nos separa ni tiene distintas connotaciones, aunque sí lo tengamos que expresar con distintos lenguajes. Han acabado por tanto las cruzadas para hacer a todos los pueblos de nuestra Iglesia católica. Yo la sigo eligiendo y respetando, porque me expreso en ella, pero no tiene el monopolio de Dios.
  El final del Evangelio de la Samaritana guarda otra perla: ya no creemos por lo que tú nos dices, "nosotros mismos…” Porque a Dios se le siente, se le vive y experimenta, se duda, incluso, de Él y qué sé yo de cuántos sentimientos y emociones se comparten con Él hasta que se encarna  en tu vida y ya sólo se hace Presencia y nada hay ya que preguntarle. Pues en un tiempo espiritual o en otro no hay vida en Dios si no hay experiencia . “Ya no trago” lo que me cuentas. Es tiempo de cambiar nuestro “lamento en danzas, nuestro luto en alegría”, pero recorriendo cada uno su propio camino, haciendo cada uno su Tao y “sin pasarlo nunca a tinta”,  dice mi profesor de Tai chi, porque la vida se hace día a día y la experiencia y el encuentro con Dios cambian continuamente.
CLARA LÓPEZ RUBIO

martes, 25 de marzo de 2014

YO NO ME ARREPIENTO DE NADA

   En algunas de las entrevistas a famosos, éstos afirman con total seguridad y convicción que no se arrepienten de nada de lo que han hecho en la vida. Así comienza el artículo de Juan María Laboa en Religión y Escuela de noviembre de 2013. Suponemos que estas personas habrán hecho alguna cosa muy mal en su vida, como todos nosotros, ¿y no se arrepienten de haberla hecho, aunque haya causado dolor a otros? Como dice el mismo autor parece que hay muchas cosas que no marchan bien, pero las achacamos a los demás. Son siempre los otros los que tienen la culpa. También dice el mismo autor que el descalabro social en el que vivimos parece sólo causa de los gobernantes y ellos a su vez delegan su propia responsabilidad.
   Donde está la clave, según Juan María Laboa es que la existencia de ese buenismo se debe a la falta de un viaje interior en cada uno de nosotros. Ese viaje interior que nos permite distinguir a cada persona entre lo correcto y lo fácil, y además, es el que nos permite acceder a nuestro genio interior, nuestra poesía única.
   Es algo muy parecido a lo que Hannah Arendt llama “la banalidad del mal” y que podemos ver en la película que lleva su nombre. Muchos de los asesinos nazis no eran conscientes de estar haciendo algo mal, simplemente obedecían órdenes. Esto era posible porque habían dejado de ser personas, habían prescindido, entre otras cosas, de su viaje interior. Podemos verlo en el vídeo que adjuntamos. No es difícil ver la actualidad de este tema para caer en la cuenta que quizá la carencia de responsabilidad a la hora de asumir nuestros actos, hoy también se debe a una despersonalización, una automatización y superficialidad en nuestras relaciones y personas.

Javi Morala, capuchino.

sábado, 22 de marzo de 2014

Y ME DISTEIS DE BEBER

    Hay fuentes que no sacian, y ésas son las que más frecuentamos. Abandonamos la fuente de agua viva, para construirnos aljibes agrietados, que no retienen el agua. ¡Hemos secado tantos pozos buscando saciar la sed! ¡Hemos probado tantas marcas de agua...! “Como suspira la sierva por las corrientes de agua, así suspira mi alma por ti, mi Dios. Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo” (Sal 42,2-3). ¿Es esto verdad en nuestro caso? ¡Ojalá que sí! Que desde lo más hondo de nuestro corazón también nosotros, sedientos de Dios, sedientos de la Verdad, digamos con la mujer de Samaría: “Señor, dame de esa agua”.
    La sed de Jesús sigue viva; se inició junto al pozo de Jacob; se radicalizó en la cruz: "Tengo sed" y continúa en tantos sedientos de verdad, de justicia: "Tuve sed..." (Mt 25,35).
    La sed de Jesús es provocadora de sed, de sed de Dios; pero es también invitación a convertirnos en el "agua fresca" de la que él habló: "El que dé a beber, aunque no sea más que un vaso de agua fresca a uno de estos pequeños, solo porque es mi discípulo, en verdad os digo que no quedará sin recompensa". ¿Vamos a negarle a él esa agua?
    No lo olvidemos, en el día del juicio, entre otras cosas seremos seremos preguntados por esta: "Tuve sed" y ¿me disteis de beber?
Domingo Montero, capuchino


domingo, 16 de marzo de 2014

BAJAR A JERUSALEN

​¿Qué pretendía Jesús con eso de que su rostro resplandecía y sus vestidos se volvían blancos?, me preguntaba un alumno al leer el evangelio. Porque lo que tengo claro, sigue comentándome, es que si fue así lo hizo por algo o… es otra cosa lo que el evangelio pretende transmitirnos.
   ​Y tiene razón. Eso de subirse Jesús a un monte y tener una escena de ese tipo no va mucho conmigo, aunque por supuesto no niego que pudiera hacerlo, solo que hay mucha más profundidad en lo que el evangelio pretende. La escena recuerda a la del bautismo de Jesús y nuevamente la nube vuelve a transmitirnos el valor de tener una experiencia de Dios, que es lo que hay detrás de cada nube que aparece tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento.
   ​Jesús se nos presenta como el hombre auténtico y transparente que no necesita de intenciones encubiertas. Y al igual que cualquier hombre que vive su día a día a pie de calle y “pringado” de vida se muestra Él mismo entre los suyos. Porque no hay nada como ser capaz de sacar la luz que todos llevamos dentro y mostrarnos tal y como somos ante aquellos a los que conocemos y nos conocen.
   Esta semana podemos analizar otra tentación que tienen los apóstoles en ese momento y que a mí me asalta muy frecuentemente: “Señor, ¡qué hermoso es estar aquí! Si quieres, haré tres chozas”. No es ese el Dios del Antiguo Testamento ni el Dios que intuye Jesús. No puede el hombre que quiere seguir creciendo en el Espíritu quedarse estático en una situación cómoda. Somos descendientes del Pueblo de Israel, un pueblo en constante movimiento con un Dios que pide continuamente una renovación. Y el movimiento que se nos hace necesario es interior: ya no puede haber situación que se nos resista o se nos atasque por dentro. Jesús insiste a sus Apóstoles que hay que bajar a Jerusalén y nuestra Jerusalén está dentro de cada uno de nosotros, donde se libran las batallas más importantes para transfigurarnos constantemente. Y desde esa actividad interior escucharemos de nuevo la voz del Padre que nos dice: "Tú eres mi hijo amado".

CLARA LÓPEZ RUBIO

martes, 11 de marzo de 2014

COMO QUIEN ESPERA LA AURORA

No te desalientes;
no digas:
no hay remedio,
todo seguirá igual,
cada cambiará por mucho que yo haga.
Escucha lo que de dice quien sabe:
“no cambiaremos la vida,
si nosotros no cambiamos de vida”
Da igual que puedas poco,
haz poco;
da igual que únicamente puedas rezar,
reza;
da igual que tu tiempo sea escaso,
da ese poco de tiempo;
da igual que tus recursos económicos
sean estrechos,
sé generoso;
da igual que no puedas decir más
que una palabra amable,
dila.
Dice la voz del viejo profeta:
“Entonces romperá tu luz como la aurora,
enseguida te brotará la carne sana”.
La solidaridad te hace persona nueva,
la compasión renueva tu corazón,
la generosidad te abre horizontes,
la entrega ilumina tus pasos.
Fidel Aizpurúa, capuchino

domingo, 9 de marzo de 2014

EN EL DESIERTO (PRIMER DOMINGO DE CUARESMA)

   El pasaje de las Tentaciones de Jesús es uno de los evangelios que más me llamaron la atención el día que me lo desmontaron y que, con ocasión de ello, me pareció después más auténtico y cercano. Recuerdo las películas en las que te mostraban la vida de Jesús y enseguida un prototipo de Satanás junto a Él brindándole todo lo que podía conseguir si se ponía a sus pies y le adoraba. También tengo muy fresca la tradicional homilía a propósito de tan rico evangelio y que tan poco me llamaba la atención. Sin embargo, gracias a aquel "desmonte" hoy me parece uno de los evangelios más geniales.
   Lo primero es tener bien claro qué es o representa el desierto donde ponen a Jesús en esta escena. Lejos de ser uno real, o sí, qué más me da, el desierto es aquella situación de la vida del hombre que le acompaña durante gran tiempo. Porque es el lugar y el tiempo de la vida cotidiana donde Dios se expresa y revela. Es mi centro de trabajo, mi familia, la cola del autobús y el puesto del mercado. Lugar de experiencia y encuentro con Dios. Y en esos sitios y momentos es donde la tendencia que tengo a identificarme con mi ego y sus apegos se hacen realidad viéndome "tentada" a no vivir desde el Espíritu. Y está claro cuándo sucede eso: cuando pierdo la atención a mi presente y vivo intentando programar el futuro que no existe o me empeño en agarrarme al pasado que se fue.
   Jesús es "llevado al desierto" de la vida cotidiana, donde un día es igual al otro y corre el peligro de perder su referencia al presente y sobre todo el profundo contacto con el Dios que lo habita por querer quedarse en lo conocido de tiempos atrás o querer percibir una experiencia futura que esté por llegar. Y en "ese desierto" pasa cuarenta días, otro dato interesante, es decir, el tiempo necesario para darse cuenta de quién es e ir dejándolo ya todo por el camino, no permitiendo ningún apego ni indicio de instalación.  Tras ese tiempo necesario para vivir la profunda experiencia de Dios en su alma, sólo queda entregar la vida.
   Ojalá en esta Cuaresma aprendamos de una vez a valorar la enorme riqueza que el desierto de la vida cotidiana, la rutina, tienen, para vivir una experiencia de encuentro con Dios y no lo busquemos tanto en la gran cantidad de liturgias que con motivo de estos días vamos a vivir. Al fin y al cabo estos actos son inventos del hombre. La vida del día a día es el "campo de Dios", donde Él nos ha puesto para caminar.

CLARA LÓPEZ RUBIO

viernes, 7 de marzo de 2014

ITINERARIO CUARESMAL


  • 1ª semana: Toma como texto de la semana Jn 10,10 y trata de no colaborar a la decepción de quien está quemado.
  • 2ª semana: Toma como texto Jn 8,11 y no digas palabras duras contra quien no vive la moral que vives tú.
  • 3ª semana: Toma como texto Mc 3,21 y trata de ser fraterno con quien vive en desestructura social.
  • 4ª semana: Toma como texto Mc 7,37 y comparte un poco el silencio obligado de los sin voz.
  • 5ª semana: Toma como texto Jn 3,29 y trata de sembrar en tu entorno gusto por la vida.
Fidel Aizpurúa, capuchino

jueves, 6 de marzo de 2014

ACOMPAÑAR A QUIEN ESTÁ EN TIERRA DE NADIE

Para “aprender” a situarse mejor en esta tierra de nadie que anhela la aurora, un buen ejercicio práctico es animarse a acompañar a quien anda en tales lugares.
  • Acompañar a quien está decepcionado del sistema, de la Iglesia, de la sociedad: Acompañarle tratando de relativizar, matizar, situar mejor, valorar elaborando el conflicto, de manera que el resultado no sea tan demoledor y ayude a levantar los hombros con un poco más de esperanza.
  • Acompañar a quien está marcado desde el punto de vista moral o social: Hacer nuestros sus anhelos; no quitar hierro banalizando su situación. Sembrar la certeza de que la deshonra no la llevan ellas sino quienes les victimiza; abrirles la sonrisa, las manos y la vida lo más que se pueda.
  • Acompañar a quien camina sin estructuras familiares, sociales, psíquicas: Intentar si no entenderles, al menos no cargarles de más peso. Respetar sus para nosotros “extrañas” decisiones. Implicar al hecho social en el asunto: son parte del hecho social.
  • Acompañar a quien vive en la tierra de nadie de la soledad, el silencio, la vida vivida con disgusto, el dolor siempre presente: No dar ánimos insensatos; estar ahí de la manera más callada posible; intentar aportar algo de luz de la manera más sensata y ceñida a la realidad posible; aguantar con ellas que son quienes más aguantan.
  • Acompañar a quien ha olvidado cómo se canta, cómo se disfruta, cómo es la alegría simple: Hacerlo con el mejor talante posible; asumir esa pena sin contagiarse de ella; insistir mil veces en que hay zonas de sol y de disfrute sencillo.
No son acompañamientos sencillos, ni “agradables”. Pero esta es la verdadera “penitencia”, el cambio real que se nos demanda en la Cuaresma. Hay que creer que estos comportamientos contribuyen al acercamiento de la “aurora” anhelada.

Fidel Aizpurúa, capuchino


miércoles, 5 de marzo de 2014

VIVIR LA CUARESMA COMO QUIEN ESPERA LA AURORA

   Muchos inmigrantes subsaharianos esperar en el monte Gurugú de Marruecos, durante meses, la oportunidad de saltar la valla de Ceuta. Están en tierra de nadie porque son habitantes de un mundo que les olvida. Pero ellos, a su manera, esperan la “aurora” de una vida mejor.
   Estar en tierra de nadie esperando la aurora. Esa es también la situación de bastantes creyentes. Hay quien no necesita esperar nada, porque está bien donde está. Hay quien no espera nada, porque ha desesperado de todo. Pero hay también personas creyentes que están una especie de tierra de nadie, tanto espiritual como práctica, pero no han dejado de esperar una aurora, un tiempo de novedad como el que anunció el Vaticano II y que, luego, en gran medida se ha visto truncado. Siguen a la espera, “como centinelas”, atentos y con los ojos abiertos, lúcidos y críticos, benignos más allá de cualquier dolor.
   Nos preguntamos si la Cuaresma no podría ayudarnos a vivir este momento no con un sentimiento de derrota, apocamiento y, menos todavía, amargura, sino lo contrario: un tiempo que anuncia la aurora, que habla de atisbos que merece la pena tener en cuenta, que mantiene la utopía de una vivencia de lo cristiano en una razonable actualidad. Lo hacemos en ese afán por dar también un sentido al tiempo de la Cuaresma, tiempo que prepara la Pascua, el gran anuncio de la aurora del Reino.
Fidel Aizpurúa, capuchino


martes, 4 de marzo de 2014

COMUNICACIÓN, CREATIVIDAD Y EVANGELIZACIÓN EN EL SEXTO CONTINENTE

   Otro año más, nos juntamos en El Pardo, para el fin de semana de formación -22 y 23 de febrero- de animadores de Pastoral Juvenil y Vocacional, que organiza la Comisión correspondiente. El ver el comedor lleno de gente más o menos conocida -estuvimos unos 60- supuso una alegría y el retomar relaciones, volver a propiciar conversaciones y contactar con nueva gente, fue muy valioso. Lo intentamos cultivar con los grupos que fueron trabajando a los largo de la exposición, con el rastreo de la noche y con la eucaristía del sábado, que nos ayudó a vincularnos de una forma más intensa.
   Jota Llorente, salesiano que trabaja en Pan Bendito, y Santiago Casanova, laico escolapio, nos fueron desgranando lo que significa evangelizar en la red. Pero internet no utilizado como una herramienta, sino entendida como un espacio donde estoy, vivo: es el sexto continente. Propiciando mucho diálogo, suscitando preguntas y polémica, y también alergias, nos acercaron a una realidad que puede vivirse como opción: evangelizar en la red.
   El diálogo narrativo-fotográfico, semanalmente presente en www.narraluz.com, nos impresionó, aprendimos sobre cuestiones muy prácticas, ejercitamos la mirada, la creatividad, nos preguntamos muchas cosas y nos aconsejaron que no respondiéramos a las preguntas.
   Todo un mosaico de luces que nos acerca a la puerta de entrada de este continente. Seguro que nos hemos sentido un poco más cercanos, un poco más formados, ¿y un poco más evangelizadores?
   ¡Un abrazo y hasta la próxima!
Javier Morala



lunes, 3 de marzo de 2014

SEPARAR Y DEFINIR

   Comienzo el comentario del evangelio de esta semana, haciendo referencia a la filosofía oriental: "La energía del metal nos da la capacidad de delimitar donde empiezan y terminan las cosas, ayuda a concretar y a diferenciar, A poner límites. A separar y a definir."
   Por su parte el Evangelio nos dice: "No podéis servir a dos señores..." Así que por algún lado habrá que cortar. Y es esto de lo que muchos adolecemos: Capacidad para centrarnos en las necesidades del presente sin ocuparnos de lo que aún está por venir, por tanto en un tiempo totalmente inexistente. De ahí que una de las primeras tareas sea la de cortar de cuajo con nuestra "no-presencia" en lo que solemos hacer. Qué típico se nos hace ver la conocida ancianita en misa y rezando a la vez el Rosario o el castizo refrán de "estar en misa y repicando".
   En nuestra sociedad no hay depresiones reales en muchos casos. Lo que hay en realidad son distracciones de lo esencial, porque no hay esa capacidad de corte para decirnos a nosotros mismos y a los demás:"hasta aquí", no puedo seguir acaparando riquezas innecesarias, juicios que me van cargando, recuerdos que me anclan a mi pasado. Se hace necesario vivir "ligeros de equipaje" para tomar conciencia de quiénes somos. "Bástale a cada día su propio afán", porque además se hace realidad que cuando llega una situación a la que le tenemos q hacer frente podemos hacerlo. Si nos la imaginamos no somos capaces.
   Estamos muy equivocados cuando nos presentamos ante los demás como tremendamente tolerantes y comprensivos con todo. Cuando Jesús llegó al templo de Jerusalén no se presentó realmente afable y cariñoso, sino que su energía de metal fue la que hizo realmente dejar clara la gran cantidad de situaciones con la que él no estaba de acuerdo. Porque se hace necesario caminar hacia la luz, aunque haya muchos que se sientan algo violentados
   La tarea no es fácil, pero para acabar recuerdo una cita del Apocalipsis: "sé frío o cálido. Sí eres tibio te vomitaré". Una actitud interesante para la ya cercana Cuaresma, desde el Espíritu.

CLARA LOPEZ RUBIO