jueves, 30 de diciembre de 2021

REGALOS DE NAVIDAD

A pesar de la dureza y crueldad de su historia él también es un regalo todavía lleno de vida

La sensación que se tiene al observar a un recién nacido es prácticamente inexplicable, estoy seguro de que todos en nuestro interior tenemos sentimientos muy complicados de expresar en esta situación; admiración, sorpresa, ternura, protección…

Pero pocas veces cuando observamos a un recién nacido nos hacemos conscientes de que estamos ante el regalo más importante que recibirá nunca, el gran regalo de VIVIR, el regalo de la VIDA.

En esta sociedad de consumo desenfrenado que hoy nos toca vivir estamos acostumbrados al “tiquet regalo”, nos obsequian con algo que no nos agrada o que no podemos utilizar y lo devolvemos o cambiamos sin problema alguno.

A Rafa, como a todos, también lo premiaron con el regalo de la VIDA. Pero al llegar, su regalo no venía envuelto en papel bonito, ni en una caja entre algodones para protegerlo y cuidarlo. Su regalo vino en una caja fea y desgastada llena de dificultades y sin “tiquet regalo” para poder descambiar o devolver.

Sus primeros pasos fueron en un barrio humilde, cerca del Mar pudiendo escuchar al despertarse cada mañana el canto de las gaviotas desde una pequeña chabola familiar ocupada por seis miembros de la familia.

Desenvolviendo parte del regalo jugaba y corría entre chabolas, pescaba en las rocas del Mar y jugaba con la arena de la playa como cualquier otro niño, ajeno a todo lo que ocurría a su alrededor en el mundo adulto.

Con el paso del tiempo su familia adquirió un pequeño piso donde vivir mejor, pues tendría un aseo, una cama y agua corriente entre otras cosas.

Él tenía 8 años cuando se mudaron al nuevo hogar, todo era ilusión y alegría por este acontecimiento.

Poco duró esta alegría porque esa buena vida que se prometía, se transformó en tristeza y fracaso tras fracaso al llegar y descubrir a “La Señora”. Ésta se apropió del regalo de Rafa y todavía hoy después de más de 54 años sigue adueñándose de su energía.

Conoció a “La Señora” cuando era un chiquillo con tan solo 9 años, cuando veía a los vecinos del barrio inhalando botes de pegamentos de las basuras. Él como cualquier otro niño imitaba a sus mayores y así sin ser consciente de lo que hacía comenzó a transitar el camino de la Droga.

“La Señora”, como él expresa se apropió de su regalo, que sin darse cuenta lo rompió y lo maltrató hasta el extremo. Se apropió de todo hasta convertirse en su única compañera y guía cada día, hasta el punto de ser la única e imprescindible. Tanto es así que sería capaz de cualquier cosa por ella.

Acciones que en una situación personal estable no podría llevar a cabo nadie pero que bajo los efectos del mono todo es posible. Desde asaltar una casa de campo, a robar un coche; múltiples acciones y situaciones que bajo los efectos de la necesidad de consumo le daban la valentía para ejecutarlas.

La consecuencia de todas estas acciones fue que desde los 14 años sería un asiduo de Centros de menores y posteriormente de Centros Penitenciarios llegando a pasar entre sus muros más de 20 años de su vida.

El gran regalo lo perdió, se fue, huyo, vivir para el ya no era un regalo. Todo había cambiado, el olor a sal de la playa de su niñez se había transformado en olor a polvo de ladrillo de prisión. El regalo de jugar en la calle de niño, se había trasformado en desidia y aburrimiento en el chabolo.

Hablando con Rafa cuenta que su regalo ahora es una tortura que muchas veces quisiera descambiar, como se hace ahora con cualquier obsequio con el tiquet regalo.

Cuando relata parte de su historia se muestra avergonzado.

Pero de lo que no es consciente es que a pesar de la dureza y crueldad de su historia él también es un regalo todavía lleno de vida, pues debajo de esa gran fachada de un tipo duro que presenta hay un gran corazón con ganas de poder ayudar, de vivir y de poder volver a disfrutar de cosas pequeñas como el canto de las gaviotas, el olor a sal del mar o el ladrido de su perro.

Que afortunados nos sentimos al tener tan cerca estos regalos en forma de vida.

Óscar Matés

martes, 28 de diciembre de 2021

DE CARNE Y HUESO

Hablar de “lo carnal” todavía evoca en nosotros el pecado, lo ilícito, lo rechazable, algo que hay que alejar del alma. Es verdad que va quedando lejos. Pero las reminiscencias permanecen. Es el viejo litigio, no resuelto del todo, entre cuerpo y alma, teniendo por mejor el alma y por negativo todo lo relacionado con el cuerpo.

Pero resulta que hablar de la encarnación de Jesús, de la Navidad, es hablar de lo carnal, de la carne del mismo Jesús, carne como la nuestra en todas sus dimensiones. Bien canta el himno de Navidad: “Misterio de carne nuestra, misterio”. Porque la carne no es solo lo que vemos y tocamos, eso que, a veces, hemos considerado secundario y “pecador”. La carne es la puerta del misterio: abrirla, tocarla, amarla es llamar a la puerta adecuada para encontrarse con el misterio del Dios-con-nosotros. Toquemos, pues, la carne, la de Jesús y la nuestra.

Para entrar en el misterio de la carne, la de Jesús y la nuestra, es preciso ahondar, sosegarse, quedarse contemplando. No es fácil porque la carne no es mera exterioridad, es también el rostro de nuestra verdad, lo que se ve de lo que realmente somos. Trascender lo que vemos hasta tocar lo que somos es todo un trabajo.

Hacerlo en comunidad puede ayudar. De cualquier manera, decimos lo de siempre: que no pase el tiempo hermoso de la Navidad en la mera superficialidad de una celebración social que se queda en la puerta sin decidirse a entrar. Ojalá.

Fidel Aizpurúa

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sábado, 25 de diciembre de 2021

NAVIDAD 2021

La Palabra se hizo carne,
para hablar en gestos
y profetizar amores.

Se hizo frágil,
para romper certidumbres
y derribar fortalezas.

Se hizo niño
para crecer aprendiendo
y enseñar viviendo.

Se hizo voz,
en el llanto de un crío
y en las promesas de un hombre

Se hizo brote
que en el suelo seco
apuntaba hacia la Vida.

Se hizo amigo
para anular soledades
y trenzar afectos.

Se hizo de los nuestros
para enseñarnos
a ser de Dios.

Se hizo mortal,
y atravesando el tiempo
nos volvió eternos.

LA PALABRA SE HACE HERMANO PARA MOSTRARNOS COMO VIVIR HERMANADOS CON TODOS Y CON TODO. ¡FELIZ NAVIDAD!

jueves, 23 de diciembre de 2021

LOS MIEDOS

Cuántos miedos llevamos con nosotros. Si somos jóvenes y con grandes energías vivimos la ilusión de que controlamos la vida. Es verdad que no todo está bajo nuestro control, pero, en los terrenos que alcanzamos, somos nosotros mismos quienes llevamos las riendas. Importante haber llegado a vivir esta sensación en algún momento de nuestra vida; es señal de que hemos sido capaces de desarrollar nuestras capacidades innatas y haber aprendido a manejarnos en la existencia.

Sin embargo, cuando aminoran las energías por la edad, por alguna enfermedad o porque nos ha tocado vivir situaciones en las cuales nos asomamos a nuestros límites, aparecen los miedos. Algunos son nuevos, nunca antes experimentados como son la impotencia ante una amenaza, la invalidez, la muerte… Otros son ya conocidos y que creíamos superados como son aquel complejo de infancia, alguna experiencia de depresión, esa tendencia inconfesable… Además, pueden aparecer en cualquier ámbito de la vida: personal, social, relaciones, familiar, de fe… Los miedos siempre han estado, están y estarán con nosotros; son parte de nuestra historia y constitución.

Vivir los miedos, mientras no nos dominen la conciencia para decidir, pueden ayudarnos a calibrar mejor la vida y sus cosas. Nos hacen más humildes porque nos pueden ayudar a distinguir entre aquello que nos produce miedo y nosotros mismos. Es decir, somos más que nuestros miedos. Los miedos, siendo siempre molestos y doloroso a veces, nos obligan más a vivir confiando que a vivir dominando.

Los miedos, si no nos bloquean, pueden ser un acicate para que busquemos fundamentos donde apoyar nuestras confianzas básicas. No es lo mismo confiar en que la vida tiene sentido que en la suerte ciega. Quizá también puede ser el camino para apoyarme en la relación con Dios y trabajarla. Siento miedo, pero mi corazón no tiembla porque sé de quién me he fiado.

Carta de Asís, diciembre 2021

martes, 21 de diciembre de 2021

¿QUÉ DICEN LOS EVANGELIOS SOBRE LA PAZ?

La paz es, sin duda, un anhelo en las paginas bíblicas. Pero como Israel ha sido, y lo sigue siendo, un pueblo belicoso, en realidad la paz ha brillado por su ausencia. No deja de tener su ironía que el ayuntamiento de Jerusalén pida a la ciudadanía que rece por la paz mientras desmantelan casas en los territorios ocupados o acorralan a los palestinos en la franja de Gaza.

Oficialmente, el tiempo de Jesús fue un tiempo de paz: la pax romana y no hubo, al parecer, brotes de violencia por más que los romanos en general y Pilato en particular fueran piedras de tropiezo. Algunos han querido ver en Jesús a un zelotes, un revolucionario político, pero es, a todas luces, excesivo. En lo básico de su mensaje está presente la paz.
  • Ya hemos dicho que la oferta de paz es el núcleo del anuncio del reino, más allá de cualquier dificultad (Mt 10,12). La paz es algo que “se merece” con lo que se conecta o no. No es un mero anuncio, no se impone, se acoge o no se acoge. Es una paz que afecta al fondo de la persona.
  • Puede encontrarse una dificultad en Mt 10,34 donde se dice que Jesús ha venido a traer no paz, sino espadas. Es un texto post-misional: refleja las dificultades encontradas en la misión cuando se ha ofrecido el reino a los clanes familiares. No todo ha sido fácil. Pero el mensaje como tal no pretende una confrontación, sino una relación humanizadora.
  • En Jn 14,27 dice Jesús que él no se despide como todo el mundo. Él no da el saludo de paz para irse, sino para volver y quedarse. Con ello se está diciendo que la paz de Jesús acompaña el caminar humano. Vivir en litigios es desautorizar al Jesús de paz que nos acompaña.
Texto: Mt 5,9: «Dichosos los artesanos de la paz, porque a esos los va a llamar Dios hijos suyos».
  • Se refiere a quien construye la paz en modos “artesanales”, delicadamente, cuidadosamente, paulatinamente. No se trata de la paz que se logra por vía de un decreto político, sino la que se consigue por “seducción”, por haber desvelado la hermosura de una vida en paz y haber ampliado el número de quienes la aman.
  • Es un trabajo, algo que se hace con esfuerzo y se logra con tenacidad. Es algo en el marco de la relación humana. La oración por la paz es una ayuda, pero la paz se logra en la arena de la vida corriente.
  • Esa actividad hace a la persona semejante a Dios, porque esa es justamente la obra que Dios hace en la historia (así es imagen y semejanza de Dios).
  • Por esa obra la persona es hijo, se pone al nivel mismo de Dios. Hacer obra de paz es el modo de que la persona se “divinice”, viva en el nivel mismo de Dios.
  • Cree el evangelio que la felicidad individual y social tiene que ver con el logro de esa paz.

Aplicación: La realidad de paz es cosa que oscila. En el panorama internacional no gozamos ahora de los mejores momentos. Se achaca esta debilidad al mal hacer de los grandes políticos olvidando que están donde está porque el ciudadano de a pie ha querido ponerlos ahí. Nuestra responsabilidad en la situación de paz o de conflicto resulta evidente. Resulta sencillo denostar a un político pero hay que mirar y mirarse en derredor porque una parte notable del asunto está en el escenario de la cotidianeidad de la que hacemos parte.

A veces encontramos noticias curiosas que pasan desapercibidas: en el pasado abril el papa Francisco recibió en santa Marta a los jefes militares del grave conflicto de Sudán. Dicen las notas de prensa que el papa les beso los pies. El gesto, de ser cierto, resulta insólito. Quizá se quiera decir: estoy dispuesto a rebajarme con tal de que reconsideréis vuestras posturas de las que, por desgracia, dependen la vida de miles de pobres. Cualquier cosa por el logro de la paz. Se achaca a este papa que solamente haga gestos. Es, tal vez, lo único que puede hacer. A esa pobreza de acción ha llegado la iglesia.

De cualquier modo, y mirándonos a nosotros mismos, pretender que la oferta de paz del reino arraigue en la sociedad pasa por que lo haga en el corazón de cada uno nosotros. Bien lo decía Francisco de Asís a sus hermanos: la paz que predicáis habite primero en vuestro propio interior. De lo contrario estamos construyendo sobre falso.

Fidel Aizpurúa, capuchino

domingo, 19 de diciembre de 2021

PONERSE EN CAMINO

El domingo IV de Adviento tiene todos los elementos para ser considerado el umbral de la Navidad. En los textos bíblicos que iluminan la celebración eucarística ya aparecen los paisajes y personajes que enmarcan y protagonizan el misterio.

En este preludio navideño es bueno centrar nuestra atención en MARIA, pues nadie como ella vivió y dio vida al misterio que nos disponemos a celebrar.

Fijémonos. Apenas recibe la buena y sorprendente noticia de su maternidad, conociendo la situación de su prima Isabel, ya en el sexto mes de su embarazo, se pone inmediatamente en camino -" a prisa" dice el evangelio-, para servirla.

Antes de alumbrar físicamente al Señor, María lo hace presente con su caridad, traducida en servicio. Entrando en casa de Isabel, lo irradia. E Isabel lo percibe en lo más íntimo de su ser. "Apenas te he oído, saltó de gozo el niño en mi seno". Y desvela el misterio. "Dichosa tú que has creído". Este es el núcleo y el secreto de María: su fe. Una fe que integra en sí el misterio -"¿Cómo puede ser esto?"-, y una fe que la integra a ella en el misterio -"Hágase en mí según tu palabra"-, sabiendo de quien se ha fiado. En esto consiste su inigualable grandeza, en su entrega inigualablemente audaz y creadora al plan de Dios.

Acogió con tanta profundidad y verdad a la Palabra de Dios que la hizo su Hijo, y fue profundizada con tanta verdad por ésta que la hizo su Madre.

La fe es el eje en torno al cual gira la comprensión y vivencia auténtica de la Navidad. Sin la fe todo se distorsiona, se tergiversa y banaliza. Esa fe es el origen, la causa más profunda, la razón última de la alegría con que el cristiano vive estos días. En este sentido, la Virgen es correctamente invocada como "causa de nuestra alegría", porque ella es la madre de la alegría cristiana: Cristo -Él es nuestra alegría-.

María es un ser transparente, mejor, una transparencia de Cristo. No tiene luz propia; en ella brilla radiante la luz de Dios. Ella es alumbradora de esa luz. Antes del parto, en la visitación, ya lo irradia; en Belén, lo da a luz; y en Caná de Galilea, remite a Él: "Haced lo que Él os diga".

Sí, María es un proyector de luz; la imagen de María Virgen proyecta una luz particular para vivir estos días navideños, para iluminar y motivar nuestra alegría, y sobre todo nuestro modo de ser y estar con los demás: en actitud de servicio, irradiando y transparentando la presencia del Señor.

REFLEXIÓN PERSONAL

  • ¿Qué luz proyecto en mi vida y con mi vida?
  • ¿Cuál es mi disponibilidad para el servicio?
  • ¿Interpreto mi vida como “ofrenda agradable a Dios”?

Domingo Montero, capuchino

sábado, 18 de diciembre de 2021

DÍA INTERNACIONAL DEL MIGRANTE

Ante el aumento de los flujos migratorios en el mundo, en el año 2000 la Asamblea General de la ONU proclamó el 18 de diciembre como el Día Internacional del Migrante, con la finalidad de impulsar el intercambio de experiencias y oportunidades de colaboración por parte de los países y regiones, ante las dificultades de la migración internacional.

Con la creación de esta efeméride se pretende visibilizar los retos, dificultades y adversidades que deben afrontar los migrantes en el mundo, así como efectuar un llamamiento a las naciones del mundo para contribuir a que la migración sea un proceso seguro, regular y digno.

Lema 2021: Reimaginar la movilidad humana

Los migrantes contribuyen con el desarrollo de comunidades más fuertes y resilientes, especialmente en la lucha contra la pandemia por COVID-19.

Ellos han sido los principales afectados por esta situación sanitaria a nivel mundial, siendo desalojados, discriminados y con riesgos de ser víctimas de trata y explotación.

Unido a ello, han perdido sus puestos de trabajo, sin posibilidad de generar ingresos para su subsistencia.

Miles de migrantes se encuentran sin un lugar donde vivir y sin posibilidades de regresar a sus hogares, debido a las restricciones impuestas por la pandemia. Otros han sido forzados a regresar a sus países de origen, anulando la posibilidad de mejorar sus condiciones de vida.

Es de vital importancia que los países y regiones continúen asumiendo los compromisos en la promoción y la protección de los derechos de los migrantes, independientemente de su condición legal. De esta manera se contribuirá con un futuro más prometedor para los migrantes de todo el mundo.

jueves, 16 de diciembre de 2021

CARTA DE DIOS AL HOMBRE

Querido hombre: Esto del correo electrónico es un invento buenísimo que hasta lo hemos instalado en el cielo. El sistema es especial y no dependemos de vuestras multinacionales. ¡Eternidad de planes económicos! ¡Una gran ventaja!

Gracias por el panorama que me presentas. Es un tanto pesimista pero dices verdades. Yo sí que sé dónde están los que esperan de verdad. Suele ser siempre gente sencilla que no ha perdido la cabeza ni se le han embotado los ojos por el resplandor de la ambición. No te preocupes: conozco dónde están los que me esperan. Iré a los sencillos.

Otra cosilla: no es que haya decidido “visitar” la Tierra. Lo que he decidido es hacerme hombre y vivir con vosotros para hablaros al corazón. Un pequeño matiz: no voy de visita, voy para estar con vosotros y para que escuchéis las palabras que no se os ocurren a vosotros. Llevo en el corazón las palabras de mi Padre y os la anunciaré.

Tenéis que tener en cuenta que no voy a la tierra porque seáis buenas personas, sino para que seáis buenas personas…, claro, el que quiera.

El clamor de los que sufren, las heridas de los heridos, los gemidos de los explotados, las lágrimas de los niños llegan hasta el cielo. Tú no lo sabes, pero muchos que se las dan de felices son unos pobres infelices. Ya te digo que desde aquí se ven las cosas de otra manera. ¡Si supieras lo que hablan los corazones cuando calla el ruido y llega el silencio! Es cierto que el corazón de los humanos, de no usarlo o usarlo mal, se hace corazón de piedra. Pero yo confío: no está todo perdido. El amor despedaza las piedras. Merece la pena cualquier cosa por ablandar el corazón de los hombres y mujeres del planeta Tierra. Yo me propongo dejar todo y abajarme, con tal de que una de las cien ovejas perdidas vuelva a la majada…

Sé muy bien querido hombre, que no voy a recoger frutos. Voy a sembrar palabras de vida, de amor, de contradicción… Germinarán sólo si caen en buena tierra… Lo importante es que tengáis semilla de vida y de novedad para hacer una tierra nueva y un cielo en la tierra… Te preocupa no reconocerme.

Te aseguro que nos toparemos: la señal es que voy revestido de persona. Donde veas una persona, escucha y trátala como me tratarías… Te aseguro que nos encontraremos. Te sorprenderé y te hablaré en silencio al corazón.

Hasta pronto: en cualquier lugar o persona, te esperaré…

EL DIOS VERDADERO

martes, 14 de diciembre de 2021

CARTA DE UN HOMBRE A DIOS

Querido Dios: Te escribo desde el planeta Tierra. Estoy oyendo que vas a venir, que es Adviento, y se me ha ocurrido ponerte unas líneas para informarte sobre el lío en que te vas a meter. Tú verás lo que haces. Me perdonarás si acentúo un poco las tintas negras…

Lo primero de todo es preguntarte por qué vienes, quién te ha pedido que vengas…. No creo que haya salido de los humanos esta idea. Si es cosa tuya, te admiro. Debes estar muy admirado de nosotros. Oye, saber que alguien se acuerda de nosotros tanto es como para sorprenderse… De paso, se te agradece la idea… Ya sé que para el amor no hay razones, para el amor la única razón es el amor.

Yo no digo que no haya gente que te espera y suspira por ti, pero son los menos. No te creas que te vas a encontrar con muchos esperadores. Aquí, Dios, tú interesas poco. Has pasado a segundo lugar, mejor, estás pasado de moda. Se puede vivir sin ti y no pasa nada. ¿Para qué tener un compromiso con Dios si se puede vivir sin Dios tan ricamente? Dicen que creer en ti es ser un poco trasnochado.

La gente de la Tierra no te necesita, lo que necesita es trabajo, dinero, salud, pasarlo lo mejor posible, subir un poco más, tener un poco más. Con este panorama, ¿qué vas a hacer entre nosotros? ¿Qué musiquilla celestial nos vas a tocar? Estamos en otra onda. Imagino que te vas a llevar un chasco si vienes.

Bueno, y no te cuento los líos que tenemos montados de conflictos, de guerras, de olvidos de la gente pobre… Es cierto que hay personas que están muy sensibilizadas y trabajan lo que pueden y dan todo lo que tienen por ayudar a los más desfavorecidos. Hay más millones que lo pasan mal que bien.

Como opinión particular, no logro comprender cómo unos humanos juegan y explotan tanto a otros. El bolsillo y el placer de unos hace a otros esclavos, pobres y juguetes. No entiendo, por eso muchas veces decimos ¡Pero dónde vamos a llegar!

He exagerado un poco, pero que conste que es verdad todo lo que te digo. Y, en el fondo, el corazón de los humanos sigue vacío, buscando, insaciable…

Tenemos tanto que hacer, que lo esencial, ser personas y querernos, no lo hacemos. Vamos muy acelerados y no nos damos tiempo para aprender a amar, ni para saber esperar y perdonar.

Bueno, supongo que en algún sitio encontrarás gente maja que te acogerán bien, junto a la mula y el buey. Donde hay riqueza tendrás menos sitio porque allí no te necesitan. Donde no hay, te harán un hueco en seguida… ¡Cosas de este planeta!

Nada más, que conste que me alegro de que vengas. Tendremos que mirar menos al cielo si tú estás en la tierra, aunque no sé si te reconoceré. ¿Cómo sé yo dónde vas a estar, si vas a dar conferencias y a qué hora? Si no nos dices con claridad estas cosas, no vas a tener mucho público.

No sabes la cantidad de cosas que se anuncian, nos sobran y pasamos de ellas.

Espero que enciendas alguna estrellita para seguirla y poder encontrarte, pues en el fondo tengo ganas de ti y de encontrarte, aunque lo disimule… ¡Anda, guíñame el ojo, que te necesito, aunque no lo grite muy alto! Un abrazo para ti y toda la familia celestial,

Un hombre

domingo, 12 de diciembre de 2021

ESTAD ALEGRES

“Regocíjate..., grita de júbilo..., estad siempre alegres en el Señor”. Es el mensaje del tercer domingo de Adviento. ¿Pero es un mensaje posible? ¿Existe en nuestra sociedad un espacio y un motivo para la alegría?

A pesar de la euforia progresista; pese a los reclamos de la propaganda; no obstante las ansias de goce, de vivir bien, de placer..., nuestro mundo se siente agarrotado por el pesimismo, porque en este mundo, superficialmente feliz, hay soledad y abandono, hambre y guerras, injusticia y explotación, odio y egoísmo...

La palabra de Dios que se proclama este domingo nos invita no solo a la alegría, nos ofrece el auténtico motivo de la misma: el Señor está cerca. La venida del Señor es, debe ser, el fundamento, la causa de nuestra alegría.

¿Queremos, creemos en la venida del Señor? ¿Nos damos cuenta de que sin esa esperanza nuestra presencia en la celebración eucarística carece de sentido, si nos reunimos mientras esperamos su gloriosa venida y no sentimos esa necesidad ni ese deseo?

La venida, cierta pero sorpresiva, del Señor es el motivo de nuestra alegría, porque nos libera, porque nos da su presencia, -y “si Dios está con nosotros, ¿quién estará contra nosotros?” (Rom 8,31)-, porque nos responsabiliza -esperar al Señor no es quedarse boquiabiertos mirando al cielo, o de brazos cruzados mirando al suelo-.

El pasado domingo, el Bautista nos marcaba el estilo de la esperanza cristiana: hacer camino, preparar el camino del Señor, introduciendo rectificaciones personales y estructurales allí donde fueren necesarias. Acondicionando el propio camino: valles de desesperanza y vacío, que hay que rellenar; monte y colinas de presunción, que hay que abajar; caminos sinuosos de ambigüedades y contradicciones, que hay que rectificar...; hacer habitables y transitables los desiertos de nuestra vida personal y comunitaria, creando oasis de autenticidad y esperanza desde una profunda y sincera conversión al Señor y a los hermanos.

Hoy Juan continúa precisando su mensaje: preparar el camino del Señor, esperar su venida, supone una opción por el amor concreto y solidario: “El que tenga dos túnicas, que se las reparta con el que no tiene, y el que tenga comida, que haga lo mismo”; una opción por la justicia: “No exijáis más de lo debido”, dice a los que detentan el control del dinero; una opción por la no violencia: “No hagáis extorsión a nadie”, dice a los que ejercen el poder de las armas. ¿No son el egoísmo, la injusticia y la violencia causas de las tristezas del mundo?

No es verdadera alegría la que brota del vicio, de la situación privilegiada, del dominio, sino la que nace del servicio humilde, del amor no falsificado, de la justicia que se realiza en la conversión constante...

Si hay conversión hacia Dios y hacia los hermanos, habrá alegría verdadera. Pidamos al Señor, por medio de María, madre de la esperanza y causa de nuestra alegría, Cristo, que en nosotros los que nos rodean encuentren un motivo para vivir la vida con alegría y esperanza, y que ese motivo sea nuestra fe y nuestra caridad.

REFLEXIÓN PERSONAL
  • ¿Qué implicaciones trae a mi vida la espera del Señor?
  • ¿Mi alegría en qué se funda y cómo se manifiesta?
  • ¿Valoro la opción de Dios por los pobres y me identifico con ella? 
Domingo Montero, capuchino
 

sábado, 11 de diciembre de 2021

FRATELLI TUTTI EN IMÁGENES DE ANTONIO OTEIZA

MÁS CERCANOS, PERO MENOS HERMANOS: "Los conflictos locales y el desinterés por el bien común son instrumentalizados por la economía global para imponer un modelo cultural único. Esta cultura unifica al mundo pero divide a las personas y a las naciones, porque «la sociedad cada vez más globalizada nos hace más cercanos, pero no más hermanos" (FT 12).

miércoles, 8 de diciembre de 2021

FIESTA DE LA INMACULADA

El saludo a la bienaventurada virgen María es una oración compuesta por san Francisco de Asís, Francisco veía en María, por su condición de madre, la prolongación de la misericordia, del amor y de la omnipotencia de Jesús, su hijo y redentor nuestro.

Salve, Señora, santa Reina, santa Madre de Dios, María, que eres virgen hecha iglesia y elegida por el santísimo Padre del cielo, a la cual consagró Él con su santísimo amado Hijo y el Espíritu Santo Paráclito, en la cual estuvo y está toda la plenitud de la gracia y todo bien.

Salve, palacio suyo; salve, tabernáculo suyo; salve, casa suya. Salve, vestidura suya; salve, esclava suya; salve, Madre suya y todas vosotras, santas virtudes, que sois infundidas por la gracia e iluminación del Espíritu Santo en los corazones de los fieles, para que de infieles hagáis fieles a Dios.

San Francisco de Asís

martes, 7 de diciembre de 2021

¿NO ES DEMASIADO?

Hay expresiones referidas a Dios, que pueden parecer excesivas, demasiado radicales: “La preferí [la sabiduría de Dios] a cetros y tronos, y, en su comparación, tuve en nada la riqueza” (Sab 7,7); “amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas” (Mc 12, 30); “vende todo lo que tienes y dáselo a los pobres” (Mt 12, 20). ¿No es demasiado exagerado plantearse las cosas así?

Alguna vez, en una noche en lugar despoblado, cuando la luna aparece majestuosa en la altura, no puedo dejar de mirarla y me da la impresión de que está flotando, como si alguien invisible la estuviera sosteniendo…

Cuando subo a un monte de una gran cordillera, como los Pirineos, si el día está despejado y se pueden ver todas las cumbres de alrededor me quedo boquiabierto contemplando esas moles de piedra, gigantes, inaccesibles, salvajes, desmedidas y abismales que me sobrecogen. ¿Cómo pueden existir semejantes formaciones inconmensurables? Me pregunto…

Cuando algún médico o biólogo me explica el funcionamiento de un órgano, como el pulmón, el hígado, el riñón u otros, y me habla de la complejidad de su funcionamiento, de la cantidad de detalles y variables que son necesarias para que no colapse, del milagro que supone que segundo a segundo continúe su actividad, no puedo más que cuestionarme: ¿cómo es posible? Y a continuación me acuerdo de la anatomía de cualquier ser vivo, como por ejemplo un árbol: cómo transforma la energía solar en orgánica, de la respiración de las hojas, de la savia que sube y baja por el tronco, de las raíces. Y me quedo asombrado de la maravilla que supone. Y vienen a mi cabeza otros vivientes… El interrogante por la vida me deja en silencio.

Si miro al mar con un poquito de calma, me siento desbordado ante los millones de metros cúbicos que alberga, con la inmensa cantidad de seres que contiene: algas, corales, plancton, mamíferos marinos y cientos de especies de peces… Esa profusión, variedad y multiplicidad de vivientes ¿de qué mente infinita han podido surgir?

Cuando, al atardecer, voy en el coche en dirección oeste y puedo ver el sol descender, se me regalan unos cielos anaranjados que nadie hubiera podido imaginar si no los hubiera visto. ¿A quién se le ha ocurrido semejante espectáculo?

Al mirar a un bebé, uno se queda embelesado sin saber por qué, a veces hasta el estremecimiento. ¿Cómo puede existir una cosa tan linda?

Cuando en medio del dolor o la injusticia, puedo hacer un poco de silencio, hay ocasiones que la indignación deja paso a la serenidad y puedo descansar en ese “venid a mí los que estáis cansados y agobiados” (Mt 11, 28). Me llega un sosiego más allá de lo razonable…

Todos estos sucesos que he descrito me remiten a Alguien más, a Algo que es origen de lo que existe. Pero si, además, me hago consciente de todas estas realidades a la vez, no puedo más que darme cuenta que el Misterio divino que me envuelve es alucinante, infinito, maravilloso, desbordante, inabarcable. Y ante Él me surge la admiración, la gratitud, el aplauso, incluso la adoración. Ahora sí entiendo expresiones de nuestra relación con lo Sagrado que alcanzan la totalidad de la persona y de manera absoluta. Al que es todo, ¿cómo no vivirlo con todo?

Javi Morala, capuchino

jueves, 2 de diciembre de 2021

ESTOY PENDIENTE

Estoy pendiente, Señor, de tus labios,
de tu Palabra, de tu Buena Noticia,
para escuchar tu voz en medio de tanto ruido,
para escucharle en mis hermanos más necesitados.

Estoy pendiente, Señor, de tus ojos,
de tu mirada cómplice, de tus guiños amorosos,
para ver tu rostro allí donde mis ojos se dirigen,
para verte en mis hermanos más pequeños.

Estoy pendiente, Señor, de tus manos,
manos que sirven, que abrazan, que aman,
para tocar y juntar mis manos con las tuyas,
para tocarte y juntarme con mis hermanos más débiles.

Estoy pendiente, Señor, de tus pies,
pisada firme que deja huella imborrable,
para seguir el camino que Tú me trazas cada día,
para seguirte en mis hermanos más pobres.

Estoy pendiente, Señor, de tu corazón,
corazón grande, cercano, abierto,
para sentir como te aproximas a mi vida,
para sentirte en mis hermanos, en los que Tú te haces presente.

Estoy pendiente, Señor, de tu venida,
para que este año, durante este camino de Adviento,
te descubra acercándote a mi corazón
y puede darte la mejor de las bienvenidas

J.M. de Palazuelo