jueves, 20 de julio de 2023

QUÉ DIOS EN JESÚS

Nosotros, los humanos siempre hemos tenido el riesgo de pensar a Dios y de vivirlo desde nuestras necesidades y nuestros esquemas de vida. Sin embargo, el pueblo de Israel a través de su historia ha ido aprendiendo a vivir a Dios como alguien libre y amoroso que ha decidido entrar en relación con él. Pero Jesús de Nazaret, siendo de la mejor tradición judía, ha mostrado a Dios con su vida y como nadie antes lo había vivido: como Padre, Papá.

No estamos hablando de un modo de pensar sino de un modo de vivir a Dios; y además con el estilo propio de relación que ello supone. Jesús ha ido aprendiendo en su vida quién es Dios para él y para los humanos, sus hermanos. Este tipo de relación es tan peculiar que rompe todas nuestras categorías de religión, moral, doctrina, etc. Jesús y su relación personal con Dios-Padre es la gran novedad de nuestra fe. Todo el Nuevo Testamento está preñado de esta novedad. Los Evangelios son las narraciones que, de un modo y otro, cuentan la vida de Jesús y el Dios que en Él se revela; un Dios empeñado en ser Padre para nosotros los humanos, y sobre todo para los más pequeños y pobres.

Nunca terminaremos de imaginar, ni de lejos, el misterio que se nos regala en El, y el vuelco que nos da la vida si nos abrimos a su misterio en Jesús. Porque quien se abre al misterio de este Dios tan original queda marcado para siempre.

Solo nos queda entrar con determinación en el camino que Jesús nos propone. Así podremos ir aprendiendo a relacionarnos personalmente, de tú a Tú, con este Dios tan vivo y desconcertante que Jesús nos muestra en su vida y con su vida. Al final podremos exclamar: ¡Qué Dios se nos da en Jesús!

Carta de Asís, julio 2023

jueves, 13 de julio de 2023

FRATELLI TUTTI EN IMÁGENES DE ANTONIO OTEIZA

LA RELIGIÓN: Las distintas religiones, a partir de la valoración de cada persona humana como criatura llamada a ser hijo o hija de Dios, ofrecen un aporte valioso para la construcción de la fraternidad y para la defensa de la justicia en la sociedad. El diálogo entre personas de distintas religiones no se hace meramente por diplomacia, amabilidad o tolerancia. Como enseñaron los Obispos de India, «el objetivo del diálogo es establecer amistad, paz, armonía y compartir valores y experiencias morales y espirituales en un espíritu de verdad y amor». (FT 271).

jueves, 6 de julio de 2023

RATIO FORMATIONIS: EL ENCUENTRO

Que nadie se aparte de ti, sin haber visto antes tus ojos llenos de misericordia (CtaM 9)

Ningún hombre es una isla. Dios nos ha creado únicos e irrepetibles, pero no autosuficientes (Gn 2, 18.20). El individualismo (la tentación de reducir la realidad a la propia visión) destruye la capacidad relacional y, convirtiendo al otro en objeto de autoafirmación y dominio, impide la verdadera realización de la persona. La interdependencia exige reconocer la diversidad del otro y acogerla como don y riqueza. Sin relaciones libres y abiertas la vida carece de sentido, puesto que es en el descubrimiento de la alteridad donde se construye la propia identidad.

Los encuentros son las experiencias más importantes de la vida de Francisco. Nada acontece por casualidad, sino que todo sucede en tiempos y lugares concretos: Francisco, cuando está buscando su camino, es conducido a las periferias de Asís (Test 2). Fuera de los muros de la ciudad, en la pequeña ermita de San Damián, puede escuchar mejor la Palabra y, también, encontrarse con los leprosos y seguir al Cristo pobre y desnudo (TC 1-35).

domingo, 2 de julio de 2023

VII JORNADA DE LA FAMILIA CAPUCHINA

Oración de la Familia Capuchina

Enciende en nosotros
el fuego del Espíritu
Oh, Espíritu Santo,
llena los corazones de tus fieles
y enciende en nosotros ese mismo fuego
que ardía en el corazón de Jesús,
mientras hablaba del Reino de Dios,
mientras anunciaba la Buena Nueva a todos:
"El Padre se complace en daros su Reino...
¡Vosotros sois todos hermanos!”.

Que este fuego se nos comunique,
como fue comunicado a Francisco y Clara,
tal como se encendió en los primeros Capuchinos,
así como irradiaban ardor las Fundadoras y Fundadores
de nuestra familia espiritual.

Tú solo, Espíritu Santo,
puedes encenderlo
y a ti, por tanto, volvemos nuestra debilidad,
nuestra pobreza, nuestro corazón muerto,
para que lo reavives con calor,
con la santidad de la vida, con la fuerza del Reino.

Danos, Espíritu Santo,
de una manera nueva, el Carisma
para acogerlo en nuestra vida concreta
para ponerlo al servicio de la Iglesia,
para devolverlo a los pobres, a los últimos.

Te lo suplicamos
por intercesión de María, Madre de Jesús y nuestra,
llena de gracia y comunión,
modelo de la Iglesia servidora y fraterna.
Amén.