No estamos hablando de un modo de pensar sino de un modo de vivir a Dios; y además con el estilo propio de relación que ello supone. Jesús ha ido aprendiendo en su vida quién es Dios para él y para los humanos, sus hermanos. Este tipo de relación es tan peculiar que rompe todas nuestras categorías de religión, moral, doctrina, etc. Jesús y su relación personal con Dios-Padre es la gran novedad de nuestra fe. Todo el Nuevo Testamento está preñado de esta novedad. Los Evangelios son las narraciones que, de un modo y otro, cuentan la vida de Jesús y el Dios que en Él se revela; un Dios empeñado en ser Padre para nosotros los humanos, y sobre todo para los más pequeños y pobres.
Nunca terminaremos de imaginar, ni de lejos, el misterio que se nos regala en El, y el vuelco que nos da la vida si nos abrimos a su misterio en Jesús. Porque quien se abre al misterio de este Dios tan original queda marcado para siempre.
Solo nos queda entrar con determinación en el camino que Jesús nos propone. Así podremos ir aprendiendo a relacionarnos personalmente, de tú a Tú, con este Dios tan vivo y desconcertante que Jesús nos muestra en su vida y con su vida. Al final podremos exclamar: ¡Qué Dios se nos da en Jesús!
Carta de Asís, julio 2023
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