jueves, 22 de mayo de 2025

ORACIÓN COMUNITARIA, MAYO 2025

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martes, 20 de mayo de 2025

MIRADA CERCANA

Nunca como ahora estamos tan informados de la situación del mundo. A los pocos minutos estamos al tanto de lo que ha sucedido al otro lado del planeta. Sabemos de la situación de los países en guerra, de los refugiados que están saliendo de su pueblo inundado, de las dificultades de la población en tiempos de sequía. También estamos invitados cada poco tiempo a tomar parte en campañas de organizaciones que socorren a las gentes necesitadas. Sin embargo, parece que nuestros corazones se han endurecido porque nuestra mirada se ha vuelto más distante de todos estos sufrimientos que nos llegan a través de los informativos.

Hay un umbral en la conciencia de la persona que cuanta más información y más noticias, menos atención y menos implicación. Como si fuéramos alejándonos ante el sufrimiento ajeno. Esto tiene su consecuencia en el terreno de la solidaridad. Nuestra mirada sobre la realidad se está volviendo más apática.

Por lo visto no es cuestión de mala voluntad o de falta de conciencia solidaria, sino que estamos tan llenos de información que no damos abasto con ella y no podemos procesarla con la hondura necesaria y pasa junto a nosotros sin que nos afecte más allá del momento en que la recibimos. Nuestro corazón y nuestra cabeza necesitan una mayor cercanía espacio temporal para que actuemos acorde con las necesidades de la realidad de las personas. Qué diferente es ver en primera persona alguien necesitado que tener noticia de ello a través de una pantalla.

Es necesario ser conscientes de las limitaciones de nuestra generosidad. Es decir, necesitamos educar nuestra mirada para que nuestra solidaridad no sea mero reflejo del solo sentimiento del momento –de corto recorrido–, sino que sea también fruto de la reflexión, análisis, pensamiento, convicción ética y moral. Así la mirada será más cercana a las personas reales.

Carta de Asís, mayo 2025

domingo, 18 de mayo de 2025

COMO YO OS HE AMADO

En el evangelio de hoy escuchamos algo que sabemos de memoria: el mandamiento único de Jesús, el del amor, nos insta a amar “como yo os he amado”, con el peculiar modo con que él nos ha amado. ¿Cómo es ese modo?

El ideal máximo de amor entre los humanos es el que podríamos llamar “amor simétrico”: yo te amo y, en justa correspondencia, pido que tú me ames. Por eso, el amor no puede funcionar si una de las partes ama y la otra no. Pero resulta que Jesús nos ha amado con un “amor asimétrico”. Lo dice muy bien san Pablo: “Cuando estábamos si fuerzas, él murió por nosotros”. Jesús ama cuando no podemos devolverle amor, cuando no respondemos a su amor.

Por eso, hay que preguntarse no solamente si amamos a quienes nos aman, sino también si amamos a quien no nos devuelve amor. Hay que ver cómo funcionamos en esas situaciones de asimetría porque ese es el tipo de amor que pide el evangelio.

Puede parecer que, a veces, los trabajos de quien ama asimétricamente no sirven para nada. Pero son amores cargados de futuro. Así lo vemos en el manifiesto contra el rearme en Europa que se titula “No nos resignamos al rearme y a la guerra en Europa”. No olvidemos que el amor asimétrico es siempre algo contra corriente. Leamos ese manifiesto. Meditémoslo y tomemos partido. Eso es amor asimétrico.

Fidel Aizpurúa, capuchino

jueves, 15 de mayo de 2025

MARÍA, MADRE DEL BUEN PASTOR

En un tiempo donde la complejidad de nuestras vidas a menudo nos aleja de lo esencial, María se erige como un modelo de sencillez y acogida, recordándonos las virtudes que animan nuestro camino espiritual y comunitario.

Conocemos a María como una mujer del pueblo, que nos invita a acercarnos a nuestras raíces y a valorar la belleza de la vida cotidiana. Su humildad y disponibilidad son un faro que nos guía. Ella, madre en la sencillez de su vida, nos enseña que la grandeza del amor se encuentra en los pequeños gestos, en la atención a los que más necesitan. Su corazón abierto y generoso la convierte en un refugio para los descarriados y los desfavorecidos de la sociedad.

El servicio desinteresado que María nos muestra es un recordatorio constante de que la verdadera grandeza radica en el amor y en la entrega al prójimo. Ella se mostró siempre atenta a las inquietudes de su Hijo, escuchando las insinuaciones de Jesús con un espíritu receptivo. Desde el momento de la Anunciación hasta el Calvario, María estuvo presente, siempre disponible para lo que Dios le pedía, mostrando una confianza plena en su plan divino.

Como Madre del Buen Pastor, nos llama a cuidar de aquellos que han perdido el rumbo, a ser pastores en nuestras fraternidades y comunidades cristianas, ofreciendo apoyo y amor incondicional a quienes atraviesan momentos difíciles. Siguiendo su ejemplo, seamos instrumentos de paz, llevando esperanza a los corazones heridos y brindando nuestra mano a quienes se sienten desfavorecidos.

En un mundo que a menudo parece estar a la deriva, la figura de María nos recuerda que siempre hay un camino de vuelta, un camino de amor y compasión. Que, al mirar a nuestro alrededor, podamos ver en cada rostro una oportunidad de servir, un hermano o hermana que aguarda y espera nuestra ayuda.

Carlos Coca, capuchino

martes, 13 de mayo de 2025

ORACIÓN A MARÍA

El Ángel del Señor anunció que amarías
y la Creación rebosó de júbilo
y sonrió en los nogales y danzó en las flores...
Y Tu, María, mujer sencilla, mujer de pueblo
dijiste “si” a la novedad del Reino
y la tierra entera se preñó de versos
y soñó justicia y destiló manjares.

“He aquí la esclava del Señor”, dijiste
y permitiste a Dios ser Dios en tus moradas
y señalaste así, la ruta feliz de las bienaventuradas.
Y se hizo en Ti según la Palabra
y Dios se hizo en Ti como en surco que labra.
Y el Verbo se hizo carne, se hizo cuerpo, se hizo sangre
Y lo divino se hizo materia e hizo tangible el amor del Padre.

Por eso, Dios habita entre nosotros
en la novedad genética y la infinitud del cosmos
en las olas del mar y en todas las manos
dispuestas a aprender a amar...
El Dios encarnado, materializado, está entre nosotros:
proyecto de vida, del suelo hasta el cielo
proyecto de vida, resiliencia y consuelo.

El Ángel del Señor anunció que amarías
y sigue anunciando que otro mundo es posible
si el clamor del pobre transforma egoísmos en panes y abrazos
si el llanto del páramo fecunda el ingenio y orienta los pasos
si el delfín conmueve hasta unir corazones y tejer más lazos.

Desde estos pesebres humanos que somos nosotros
te pedimos Madre que venga
ese Reino que tu bebé proclama.
Que surja en nosotros el saber del
amor, su magia y su gracia
y cada cuenca sea una nueva cuna
donde ecología rime en armonía,
donde la justicia juegue con sonrisas
y donde Navidad sea más que un rito,
sea el embarazo, sea pacto, abrazo,
comunión fraterna, eucaristía cósmica,
liturgia sagrada de un mundo mejor.
¡Amen! ¡Aleluya! ¡Amen!

Alirio Caceres

jueves, 8 de mayo de 2025

MAYO, MES DE LOS SANTOS CAPUCHINOS

Durante el mes de mayo la Orden Capuchina conmemora a varios de sus santos más queridos, de tal modo que estas fechas se han convertido en un pequeño “calendario de santoral capuchino” dentro del calendario litúrgico.

En menos de diez días se suceden cuatro festividades de frailes capuchinos canonizados: San Ignacio de Láconi (11 de mayo), San Leopoldo Mandic (12 de mayo), San Félix de Cantalicio (18 de mayo) y San Crispín de Viterbo (19 de mayo). Esta concentración de memorias santorales explica que, popularmente, mayo sea conocido como el mes de los santos capuchinos. En el calendario propio de los Capuchinos, estas celebraciones tienen un lugar destacado, mientras que en el calendario litúrgico general se las celebra como memorias facultativas o de ámbito local, subrayando la identidad franciscana dentro de la Iglesia universal.

Cada uno de estos santos ofrece un ejemplo luminoso de virtudes cristianas vividas según el carisma franciscano-capuchino.
  • San Ignacio de Láconi, humilde hermano capuchino originario de Cerdeña, sirvió como limosnero en su convento de Cagliari ganándose el cariño del pueblo por su caridad incansable y su espíritu de oración.
  • San Leopoldo Mandic, fraile capuchino croata del siglo XX, dedicó su vida al ministerio de la reconciliación –pasaba largas horas confesando– y al ideal de la unidad de los cristianos, por lo que es llamado el “apóstol de la unidad”.
  • San Félix de Cantalicio, por su parte, fue el primer santo capuchino: un hermano laico del siglo XVI, bondadoso y alegre, que recorría las calles de Roma recogiendo limosnas y bendiciendo a todos con su frase “¡Deo gratias!” (¡Gracias a Dios!) en los labios, hasta el punto de que sus contemporáneos lo apodaban Fray Deo Gratias.
  • Finalmente, San Crispín de Viterbo, también hermano no sacerdote, sirvió como hortelano y limosnero; con su sencillez, buen humor y amor a la Virgen María, acercó la fe a la gente sencilla.
No es casualidad que tres de estos cuatro santos capuchinos de mayo fueran hermanos laicos (no sacerdotes): su santidad brotó de la humildad, el servicio cotidiano y la cercanía al pueblo, rasgos muy propios de la espiritualidad capuchina.

En conclusión, mayo tiene para los Capuchinos un sabor especial a fiesta y gratitud. Es un mes para dar gracias por el testimonio de estos cuatro hermanos santos y para renovar, a la luz de sus vidas, el compromiso con una fe sencilla, alegre y servicial.

domingo, 4 de mayo de 2025

MAYO, MES DE LA VIDA

Hace 800 años Francisco de Asís escribió el Cántico de las Criaturas o Cántico del Hermano Sol. Es expresión de esa fe que une al ser humano con las criaturas por ser todo obra de Dios. No podemos dejar pasar el mes de mayo sin hacer referencia a él, del que destacamos en este mes una de sus estrofas:

“Loado seas, mi Señor, por nuestra hermana la madre tierra que nos sustenta y
gobierna y produce distintos frutos con flores de colores y hierbas"

Para Francisco la tierra es la hermana que se relaciona como madre. Francisco sabe que la tierra nos sustenta, nos gobierna y produce. Tres acciones que explican su carácter maternal, su capacidad de amparo, educación y alimento, acciones y tareas típicas de la madre.

La percibimos de manera especial en mayo. Al llegar la primavera en esta zona del mundo en la que estamos se da un estallido de flores que llenan de colores y fragancias cualquier lugar. Este fenómeno natural ha dado pie para que mayo sea el "mes de las flores". El mes de la renovación, la belleza y la vida que resurge después del invierno y que llena de naturaleza parques y campos. La primavera lluviosa crea en el mes de mayo una naturaleza florida. Vuelve a reverdecer y brotar todo lo que había quedado muerto bajo el frío del invierno. No en vano afirma el refrán: “marzo ventoso y abril lluvioso, sacan a mayo florido y hermoso”.

En la tradición cristiana, mayo es el mes dedicado a la Virgen María, la madre de Jesús. Ese reflejo de la belleza de la naturaleza en flor también nos recuerda a María: su belleza y su respuesta a Dios. Junto a ella celebramos también un día, el de la madre, a quien agradecemos la vida, el cuidado, la protección…

Cada vez somos más conscientes de la conexión profunda que ha de existir en nuestra vida entre la humanidad y la naturaleza. Por eso también la floración que se da en el mes de mayo es crucial para el medio ambiente. Es vital para los ecosistemas, proporcionando alimento y hábitat para una serie de insectos, como abejas y mariposas, que con el polen, juegan un papel esencial en la producción de alimentos y la biodiversidad.

El florecimiento en mayo también es un recordatorio de la importancia de proteger nuestros ecosistemas naturales. La belleza de las flores no es únicamente para nuestro disfrute, sino que además nos conecta con la necesidad de conservar el medio ambiente para futuras generaciones.

Mayo, el mes de las flores, es una celebración universal de la belleza, la vida y la renovación. En un mundo donde el medio ambiente enfrenta numerosos desafíos, mayo nos invita a admirar, proteger y celebrar la flora que enriquece nuestra existencia.

Benjamín Echeverría, capuchino

miércoles, 30 de abril de 2025

LA RESURRECCIÓN DE JESÚS COMO FUERZA QUE ATRAE

Por nuestra dependencia cultural, por nuestro aprendizaje religioso y por nuestra formación intelectual pensamos que los mecanismos de la fe son mayoritariamente intelectuales. Creemos tener fe porque tenemos ideas religiosas. Y, aunque muchas veces comprobamos que, teniendo tales ideas, nuestros comportamientos no se adecúan a ellas (“no hacen lo que dicen”: Mt 23,3) seguimos ese camino amenazado de esterilidad.

Podríamos intentar y cultivar otra senda. Si abandonar el componente de la sensatez y de una indudable racionalidad, ¿por qué no ir construyendo una fe más antropológica, más enraizada en lo humano, más acorde con los dinamismos del ser humano? Esos dinamismos (dynamis siginifica “fuerza”) son fuerzas que nos habitan, que nos empujan y nos organizan la vida. No sabemos muy bien de dónde brotan ni a dónde nos llevan. Pero están ahí bullendo en nuestro interior. ¿Por qué no mezclar la espiritualidad con tales dinamismos?

Quizá desde ahí podríamos entender la resurrección de Jesús con un punto de novedad. Ésta puede ser considerada como un “atractor”, algo que atrae y que va construyendo un orden nuevo, una realidad distinta en quien se siente atraído. Es una fuerza cada vez más imparable que lleva a mirar la realidad de manera mueva y que va cristalizando en tomas de postura vitales sencillas pero concretas en una determinada dirección. Le lleva a uno a vivir lo diario con un brillo distinto, con un horizonte que antes no tenía, con una fuerza que le anima a no tirar la toalla. No es fácil decirlo, pero se quiere escapar de un “historicismo resurreccional” que, al final, no ilusiona, no enardece, no motiva cambios reales.

Puede que estas expresiones nos resulten más lejanas, frías e inservibles que las heredadas en los viejos parámetros historicistas. Pero la intención es la de intentar un planteamiento algo distinto sobre aquello que consideramos el núcleo de la fe.

Fidel Aizpurúa, capuchino

sábado, 26 de abril de 2025

BIENAVENTURADOS LOS QUE CREAN SIN HABER VISTO

El evangelio de este domingo añade explícitamente una bienaventuranza a las ya conocidas: bienaventurados los que crean sin haber visto. Es, sin duda, algo que apunta a los seguidores y seguidoras de Jesús del futuro, a nosotros.

Hay quienes quieren tener todo claro en cuestiones de fe. No es bueno, el fanatismo les ronda. Y hay quienes apelan siempre a la oscuridad de la fe, todo lo solucionan diciendo que es un misterio. Tampoco es bueno.

La fe, es cierto, incluye unas dosis fuertes de misterio porque si no, no sería fe de calidad. Pero ha de conllevar también un cierto nivel de racionalidad. Y ahí es donde normalmente fallamos. A pesar de que la secularidad ha derribado muchos de nuestros “ídolos”, la fe sigue siendo todavía muy crédula: creemos en milagros sacados de la manga, confiamos en el valor de la oración para remediar lo irremediable, hacemos misterio de lo que es pura ignorancia. Una dosis de racionalidad le viene a la fe muy bien y no elimina su lado espiritual.

Con frecuencia todavía nos encontramos con que, en las mesas del fondo de la iglesia, alguien va dejando estampas con oraciones milagrosas, propaganda de devociones ancladas en la credulidad, peticiones de milagros para canonizaciones de santos, etc. Son propuestas religiosas en las que escasea la racionalidad. Pensamos que no es bueno para la fe hacerles caso. Difundamos la Palabra, la buena reflexión y no la magia religiosa.

Espirituales y sensatos, así habríamos de ser los cristianos. Y como es en lo segundo en lo que hemos fallado habitualmente, en ello habríamos de hacer hincapié. El Papa Francisco suele decir que “la verdadera entrega a Dios se manifiesta en la humildad y la alegría de ayudar sin esperar recompensas”. Eso es bien cierto. Pero a esa humildad y alegría les va muy bien una dosis de racionalidad y de sensatez para que no sea una entrega a Dios desenfocada.

Fidel Aizpurúa, capuchino

miércoles, 23 de abril de 2025

ORACIÓN COMUNITARIA, ABRIL 2025

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lunes, 21 de abril de 2025

PASCUA URBASA: CANTANDO LA VIDA

Durante los días más intensos y significativos del año cristiano, un grupo de jóvenes procedentes de Gijón, Logroño, Tudela, Zaragoza y Madrid, se reunió en la casa de los capuchinos de Urbasa, Navarra, para celebrar juntos el Triduo Pascual en un entorno de fraternidad, oración y contacto con la naturaleza.

Desde el Jueves Santo, la convivencia se llenó de gestos profundos y simbólicos: la Cena del Señor se celebró con una liturgia creativa y participativa, donde el gesto del lavatorio de los pies nos recordó que el amor se vive sirviendo. La noche terminó con una vigilia de oración en silencio, acompañando a Jesús en Getsemaní.

El Viernes Santo, el camino del dolor se transformó en oración viva con un Vía Crucis al aire libre, recorriendo senderos del bosque de Urbasa, que nos ayudaron a contemplar la cruz en medio de la creación. La celebración de la Pasión fue profunda y conmovedora, uniendo nuestras propias cruces y las de la humanidad a la de Cristo.

El Sábado Santo nos envolvió en un silencio expectante, que nos acompañó en el pequeño desierto personal que hizo cada uno. Un silencio roto finalmente por la Vigilia Pascual, una celebración luminosa y alegre, cargada de símbolos: el fuego nuevo, la luz del cirio, la proclamación de la Palabra y la renovación de las promesas bautismales. La Resurrección se compartió con cantos, abrazos y una pequeña fiesta improvisada.

Durante toda la Pascua no faltaron los espacios para la convivencia, la reflexión en grupo, las risas, los cantos y el encuentro personal con Dios. Urbasa, con su belleza natural y su silencio, fue el lugar perfecto para vivir esta Pascua como una verdadera experiencia de comunidad, fe y renovación interior.

Todos volvimos a nuestras casas con el corazón lleno de esperanza y el deseo de seguir cantando a la vida, como hizo san Francisco.

domingo, 20 de abril de 2025

DOMINGO DE RESURRECCIÓN: LOSAS QUITADAS

Dicen los expertos que el relato de san Juan de este domingo contiene el primer anuncio de la resurrección. Ese anuncio tiene que ver con la losa del sepulcro. Por eso se dice que María la Magdalena vio la losa quitada. Y así es: la resurrección tiene que ver con quitar losas.

Las losas que cubrían los enterramientos judíos excavados en la roca, como aún se nos muestran hoy en día, eran enormes piedras redondas que, para ser quitadas, se necesitaba la fuerza de varias personas. Eso hacía que los sepulcros fueran espacios protegidos contra expolios y profanaciones.

Pero el evangelio otorga un significado simbólico a la losa: la resurrección de Jesús es que la losa de la pobreza, la ignorancia, la enfermedad, la muerte, ha sido removida. Ya nada es igual después de la resurrección por más que el caudal de las lágrimas siga brotando. Quienes creemos en la resurrección celebramos que hay un antes y un después de ella. Todo tiene otro sentido, todo tiene otra esperanza. Pero esta certeza se construye quitando la losa del sepulcro de Jesús y quitando las losas de nuestra vida. Vivir como un resucitado es vivir quitando losas.

Una Pascua con losas sin remover es, todavía, una Pascua imperfecta. No es el domingo de Pascua un día de simple recuerdo del triunfo de Jesús. Es también un día de reivindicación y de compromiso con todo aquello que contribuya a la desaparición de toda losa.

Para los cristianos la Pascua es tiempo de gozo, Pascua florida. Y mientras el gozo y la alegría no sean comunes todavía la Pascua es imperfecta. Cuando el sufrimiento haya sido desterrado, el rostro del resucitado brillará en todo su esplendor. Que llegue ese día depende, en parte, de nosotros.

Fidel Aizpurúa, capuchino

sábado, 19 de abril de 2025

SÁBADO SANTO

Puede ser que en tu casa tengas algún perrillo. Son animales pacientes que se alegran con nuestra alegría y captan nuestra pena. Ya decía aquella vieja canción de Roberto Carlos: “Quiero ser civilizado como los animales”. La paciencia es escasa casi siempre. Lo queremos todo, pronto y ya. La paciencia no está en el mercado.

Es que hoy, en el Sábado Santo, decimos que los creyentes estamos en paciente espera. La paciencia no es el pasotismo y estar todo el día echados en el sofá. La paciencia es atisbo, pregunta, estar con las antenas levantadas, escrutar los pasos del que llega.

Y ¿qué esperamos el Sábado Santo? Lo que denominamos la resurrección de Jesús. Digámoslo de otra manera: esperamos que Jesús nos envuelva en su perfume de vida; esperamos que la luz que brilla en los ojos de Jesús encandile nuestros ojos; esperamos que el calor de su cuerpo entibie nuestro corazón a veces helado.

Es que la resurrección no es una creencia, es algo parecido a un canto en la noche. Los profetas decían que, como Israel había abandonado la alianza, ya no se escucharían en las callejas de Jerusalén ni el canto del novio ni el canto de la novia. El evangelio dice que ha vuelto a escucharse el canto del novio. Eso es la resurrección: el canto del novio que se escucha en la noche y que contagia de alegría a los amigos y amigas del novio.

Cuando oigas en el evangelio que a María Magdalena le dio un vuelco el corazón cuando vio la losa quitada, desea tú también que tu corazón dé un vuelco cuando escuches que alguien te dice que ha resucitado. Que escuches el canto de Jesús que sale cantando del sepulcro.

El Sábado Santo es día de paciente espera, de creyente espera. No te distraigas, céntrate en Jesús. Eres el amigo del novio, su amiga. Trata de escuchar su canto en la oración, en la celebración, en el rostro de tus amigos, en la convivencia, en el silencio del desierto.

PARA LA REFLEXIÓN PERSONAL
  1. ¿Por qué eres tan impaciente? ¿Quieres todo ya?
  2. ¿Cómo dirías tú, con palabras tuyas: “Jesús ha resucitado”?
  3. ¿Saldrías en la noche del monte a cantar al resucitado?
  4. ¿Qué canción te apetecería oír cantada por Jesús?

viernes, 18 de abril de 2025

VIERNES SANTO

Al comenzar el Viernes Santo hay que hacer como se hace con los prismáticos: hay que comenzar por enfocar bien. Porque quizá sea un desenfoque entender la muerte de Jesús como una “pasión” y no entenderla como un amor fiel, el día que dejó bien claro que nunca nos fallaría, que siempre estaría ahí, por encima de olvidos y traiciones.

Por extraño que te parezca, quizá hoy pueda entender mejor el amor fiel de Jesús si contemplas la figura de Judas: Jesús le dio un pan untado, como las madres dan un pan untado a sus niños pequeños, un pan de cariño. Como si Jesús dijera a Judas: hagas lo que hagas, yo no dejo de quererte.

Cuando entró Judas en el huerto con los guardias no lo increpó ni lo maldijo, lo dejó hacer. Porque Jesús no ama queriendo cambiar las cosas por la fuerza, sino desando un cambio del corazón que el otro ha de hacer por sí mismo. Un amor fiel que incluye el respeto máximo.

Cuando en el huerto lo entregó Jesús no rechazó el beso de Judas. Dice el original evangélico que “lo besó con insistencia”. Jesús no lo rechazó, no le hizo la “cobra”. Porque él seguía amándole, aunque le traicionara. Porque el amor de Jesús no depende de nuestra bondad, sino de su incompresible entrega.

Cuando hoy leas la pasión recordando a Jesús acuérdate de su amor fiel, de su increíble generosidad y alégrate por ello. Cántale un canto de amor como sepas hacerlo. Que te ayude Francisco que cantaba coplas cuando estaba contento frotando un palo con otro a modo de violín. Él supo mucho de amores generosos.

Y no te detengas en exceso recordando los amores que traicionaste. Céntrate más en los que tienes ahora. Promete en el silencio de esta tarde serles lo más fiel posible. Decía un obispo poeta. “Al final de la vida te dirán: ¿has amado? Y yo les mostraré mi corazón lleno de nombres”. Que en este Viernes Santo bajen muchos nombres a tu corazón.

PARA LA REFLEXIÓN PERSONAL
  1. ¿Es mucho hablar de “amor fiel”? ¿Podemos ser fieles al amor?
  2. ¿Hay muchos nombres en tu corazón?
  3. ¿Te encanta hablar del amor fiel de Jesús?
  4. ¿Cuánto le costó a Francisco amar fielmente a sus hermanos?
  5. ¿A quién prometerías hoy intentar amarle fielmente?

jueves, 17 de abril de 2025

JUEVES SANTO

Como todos los años, hoy leeremos el evangelio del “lavatorio de los pies”. Es una pena que un evangelio tan hermoso solamente se lea en este día del año. Para comenzar con este canto de vida compartida (eso es el lavatorio) empieza buscando Google la canción “A tus pies arde mi corazón”. Fíjate en esa hermosa frase: “No hay lugar más alto, más grande, que estar a tus pies”. Haz tuyas, con sencillez, esas frases.

Los pies es una parte del cuerpo que la tenemos algo descuidada (sobre todo los chicos; las chicas se la cuidan más, se pintan las uñas…). Pero es muy importante. Toda la estructura física del cuerpo descansa sobre ellos. Bien que lo notamos cuando tenemos una herida en los pies; nos amarga el camino. Jueves Santo es un día bueno para mirar los pies, para agradecerlos, para acariciarlos.

Los pies simbolizan nuestros mejores caminos y los no tan buenos. Nuestros pies nos llevan a la casa de quien amamos y nos alejan de quien despreciamos. Nos ayudan a encontrarnos con quienes hacen camino con nosotros y nos distancian de quienes ignoramos. Nos hacen solidarios en las manifestaciones y nos vuelven egoístas en nuestros caminos individualistas. Pies para el bien y pies para lo no tan bueno.

Hoy contemplamos los pies de Jesús, sucios de polvo por andar los caminos de su Galilea, cansados por andar detrás de quien lo pasa mal, gozosos cuando lo encaminan a la casa de sus amigos de Betania. Contemplamos los pies de Francisco, alegres con sus compañeros por el valle de Rieti, lentos cuando se le despacha en la parábola de la alegría verdadera. Y ambos, lo veremos mañana, pies marcados por las heridas del amor. Contemplemos los pies de Jesús y los de Francisco.

Y contemplemos los pies de tus compañeros y compañeras que os han traído hasta aquí. No deja de ser algo maravilloso: para que tus pies te hayan traído hasta aquí has decidido hacer grupo, venir en busca de quien aprecias, entrelazar tus caminos con los de tus amigos. Todo ello merece ser cantado. ¡Quién fuera un músico inspirado/a para hacer una canción entrañable a nuestros pies! Cantar a los pies en este Jueves Santo: es cantar al amor.

PARA LA REFLEXIÓN PERSONAL
  1. ¿Merece la pena hacer hoy una “contemplación de pies”?
  2. ¿Qué sería poner a los pies de Jesús el propio corazón?
  3. Si lavas pies, sigues a Jesús; si no lavas, no le sigues. ¿Te parece exacto?
  4. ¿Se podrían incluir estos versos en el Canto del hermano Sol?
«Loado seas, Señor,
por los hijos e hijas de la tierra,
por sus pasos cansados
y por sus alegrías siempre vivas,
por su tenaz hermandad
con la tierra y con la hierbas,
con los ríos y montañas,
con los recodos del camino
que terminan en ti».

 

martes, 15 de abril de 2025

LA LUNA DE NISÁN

La luna de Nisán ilumina el rostro del nazareno. El rostro…el que días antes había sonreído antes las aclamaciones del pueblo que lo esperaba, el que horas antes, mirando una forma de pan y hablando a sus amigos descargaba a la par dulzura y dolor, tristeza y esperanza. Ese rostro ahora estaba iluminado por la luna, una luna de primavera como las de años anteriores pero que esta noche presagiaba que no todo estaba en paz.

En otras partes del mundo, esa misma luna fue testigo de otras situaciones, quizá incluso del nacimiento de nuevas vidas, de las aguas tranquilas de otros mares, pero en este lugar de la Tierra, la luna era testigo de un encuentro del hombre en toda su esencia con el Dios que lo habitaba, la luna era testigo de una súplica, de una renuncia, de una aceptación de la vida tal y como viene ante límites insospechados.

La luna, con la capacidad para mover mareas, iluminar caminos, indicar senderos a los perdidos, es la misma luna que hoy nos ilumina en nuestra noche del alma o en nuestros caminos recientemente abiertos, no es más importante la circunstancia que estemos viviendo que la experiencia de Dios que hay detrás. La luna de Nisán, la primera luna llena de la primavera viene a hablarnos de la fuerza que todos tenemos para superar las dificultades y encarar la vida como Jesús lo hizo, sin esperar milagros que nos libren de las situaciones. A la luz de la luna, se abren los caminos de la confianza, de la entrega, caen las barreras y las resistencias, porque la vida se abre paso tal y como más nos conviene.

Miremos a la Luna, esté brillante o esté tapada por las nubes, imaginemos el rostro de Jesús y entremos en la noche de nuestra vida, en lo más profundo y en lo más oscuro, donde solo Dios habita y sintamos como es ahí donde todo está en paz y la Luna de Nisán nos ilumina.

Clara López

domingo, 13 de abril de 2025

CRIBADOS COMO TRIGO

El relato de la pasión según san Lucas sirve de pórtico a las celebraciones de la Semana Santa en la que se contempla y se actualiza la espiritualidad de la pasión y muerte de Jesús.

Al comienzo de ese relato se dice a Simón que va a ser cribado como trigo: zarandeado, agitado, probado, tentado. Una fe zarandeada, así es, a veces, la nuestra y la del mismo Jesús.

No creamos que Jesús tiene las cosas claras siempre. Cuando llega la prueba, como a nosotros, se le oscurece el horizonte, se le enturbia la vida, se le apaga la luz. La pasión lo deja ver a las claras: es la hora de la oscuridad, la duda, y la perplejidad.

Hemos pensado muchas veces que creer era tener unas ideas religiosas, profesar un credo, sostener unos dogmas. Pero, en realidad, creer es saberse sostenido por Jesús y por el Padre en los peores momentos. Se trata de mantener viva la certeza de que ha puesto su morada en nuestro barrio, en nuestra casa, en nuestra persona.

Y también podemos sostenernos unos a otros, como Jesús se vio sostenido por la presencia huidiza de sus amigos que, aunque nunca le abandonaron del todo, siempre estuvieron en torno a él. Sostenernos y apoyarnos no es solo sigo de solidaridad humana, es también el rostro de la fe del Jesús que, aunque zarandeado, nos sigue acompañando.

Fidel Aizpurúa, capuchino

jueves, 10 de abril de 2025

EL CANTICO DE LAS CRIATURAS DE JOSÉ HOLGUERA

José Holguera (León 1965) siempre amó el dibujo. Ya muy joven comenzó a trabajar en una planta química, pero simultaneó su actividad laboral con estudios de Delineación e Ingeniería. Guiado por su amor a la expresión pictórica, trabajó primero la pintura (carboncillo, óleo y pastel) pero posteriormente acabó centrándose en el grabado, para lo cual instaló su propio taller en el casco antiguo de la ciudad de León. Durante cierto tiempo realizó numerosas obras que no comercializó, hasta que el propietario de una galería de arte salmantina (Arte Miranda), tras descubrir sus trabajos, le hizo un amplio pedido conjunto. Desde entonces, sus obras se han comercializado y él dejó de lado su trabajo en la factoría química para centrarse en su vocación artística.

En la actualidad se dedica solo al grabado, con labores en aguafuerte, aguatinta, punta seca; trabajos que son admirados por quienes pasan ante el escaparate de su taller, ubicado en la calle Puerta Moneda, al lado de la iglesia románica del Mercado, lugar por el que indefectiblemente caminan los peregrinos que avanzan a Santiago de Compostela. Muchos de estos caminantes aprovechan la visita al taller para adquirir algún grabado que les genera emoción particular: Roncesvalles, el puente de Zubiri, el Alto del Perdón, Puente La Reina, Santa María de Nájera…

EI Cántico del Hermano Sol o de las Criaturas es una pieza poética de la naciente lírica italiana, que hoy sigue mostrándose profundamente bella y provocadora. En ella, el hermano universal San Francisco de Asís, es capaz de conciliar el amor más completo por el Creador, con una comprensión fraternal que refiere a todas las criaturas (animadas e inanimadas) de esta tierra. Es lo que José Luis Holguera García quiere plasmar en estos nueve tableros o escenas.

Contemplar la obra nos habla de grandes movimientos artísticos del siglo XX que modelan la escenografía que ahora se nos presenta. Con mucha libertad se notan resabios de cubismo, especialmente en lo que se refiere a la fragmentación de la forma, al igual que hacían un Pablo Picasso o un Georges Braque, descomponiendo las formas de la naturaleza en figuras geométricas, quedando el objeto representado por su aspecto. No menor influencia se intuye de Piet Mondrian, particularmente en esa eliminación de las referencias al paisaje, que se sustituye por una atención al color, la línea y la forma. Por último, no parece tampoco estar ausente Mark Rothko, con el movimiento de los campos de color y las llamadas multiformas, donde el color se libera del contexto y se convierte en sujeto de sí mismo. Quizás una última influencia, que se encuentra también en el origen del proyecto, es la técnica del grafiti con esa apariencia de algo efímero, pero que figuras como Bansky lo han convertido también en arte. Algo que, por otra parte, se va haciendo expresión viva en muchas paredes de nuestras ciudades.

martes, 8 de abril de 2025

PASCUA: CREACIÓN NUEVA Y SIEMPRE RENOVADA

Este año la Pascua llega tarde: pasada la primera quincena del mes de abril. En muchos de nuestros pueblos y ciudades celebramos la Semana Santa recorriendo nuestras calles en distintas procesiones, participamos de las celebraciones, de los “oficios”, en los que recordamos y revivimos los últimos momentos de la vida de Jesús, el desconcierto de sus discípulos, el encuentro con su madre, el camino a la cruz, etc.

La Semana Santa, la semana más importante para un cristiano, termina con la celebración de la Vigilia Pascual. Una celebración especial en la que se celebramos el “paso de la muerte a la vida”, de la tristeza a la alegría, del fracaso al triunfo… Este año jubilar en el que todos estamos llamados a ser “testigos de la esperanza”, la Pascua es un canto de esperanza porque los cristianos no nos resignamos a que las cosas sigan mal, sino que seguimos implicados en transformarlas.

En el centro de la esperanza cristiana está la vida, muerte y resurrección de Jesús. Los cristianos hemos recibido su modo de estar en nuestro mundo y su deseo de hacer realidad entre nosotros lo que Él llamaba el Reino de Dios. Este “sueño” de Jesús lo emparentamos con distintos lemas o afirmaciones que nos ayudan a entender lo que Jesús pretendió realizar. Juan Pablo II hablaba de la “civilización del amor”. Hay teólogos y grupos sociales que hablan de “cultura de la sobriedad compartida”, “que la vida sea posible”, “que el mundo llegue a ser un hogar para el hombre” u “otro mundo es posible”…

“La esperanza del Resucitado nos permite tener ilusiones en las posibilidades de un mundo nuevo, fraterno y reconciliado, y de hombres y mujeres nuevos con corazones de carne como el de Jesu´s de Nazaret”. (J. Vitoria). Nuestra esperanza no depende de los datos de la realidad, sino que es la realidad la que depende de nuestra esperanza. En tiempos complicados o de incertidumbre, necesitamos seguir poniendo nuestra mirada en Jesús de Nazaret. Y, aunque creamos que no todo en el mundo tiene arreglo, sí que tiene sentido luchar para que lo tenga. No podemos olvidar que tener esperanza no es algo fácil. Es más, “esperar” suele ir unido a la dificultad, a agarrarse a lo duro de la vida, a superar la tentación de “tirar la toalla” y seguir adelante.

Pascua es la fiesta de la vida. Lo que no puede faltar en este tiempo es que nos revisemos a la luz de la vida de Jesús. Estamos llamados a “dar razón de nuestra esperanza”, que su resurrección se haga presente a través de nuestras vidas y muchas personas puedan creer en Él.

Solo trabajando por un mundo más justo y en paz la resurrección de Jesús seguirá dando frutos. Y mucho depende de qué entendamos nosotros y, cómo eso que entendemos, lo pongamos en práctica.

Benjamín Echeverría, capuchino

domingo, 6 de abril de 2025

¿DÓNDE ESTÁN TUS ACUSADORES?

Todo el mundo ha comprendido bien el pasaje de este domingo: Jesús no condena a nadie, tampoco a la adúltera. Para él, la persona es más que sus actos morales y, por ello, siempre hay posibilidad de reorientar la vida. Además, se verifica en este texto aquella actitud de acogida y respeto que Jesús manifiesta en el evangelio por las mujeres. No era difícil comprender que, como dice el mismo evangelio, muchas de ellas le siguieran.

Pero hay una pregunta que queda en el aire y que suena como un trallazo: ¿DÓNDE ESTÁN TUS ACUSADORES? Es verdad que el texto dice que se marcharon “empezando por los más viejos”, quizá más cargados de años y de incoherencias. Pero en este relato parece que los hombres se van de rositas, como se suele decir. Porque todos sabemos que no hay adúlteras sin adúlteros. Más aún, sabemos que son ellos quienes usan, promueven y se lucran del negocio de la prostitución.

Tal vez es demasiado pedir a Jesús que condene a los adúlteros en medio de una sociedad que condena solo a ellas. Pero habría sido un puntazo que el evangelio dijera algo de aquellos que no podían tirar la primera piedra porque estaban implicados en la otra parte del adulterio. Nosotros que leemos hoy esta página, porque vivimos en otro contexto social, sí tendríamos que decir esa palabra que falta en el relato. ¿Qué decir?

Hemos de llevar la dignidad al centro: así lo repite muchas veces el Papa Francisco. Y en este terreno más que en otros. Lo que quiere decir que las prostitutas son dignas y que cualquier desprecio de palabra o de obra hacia ellas es una ofensa a la dignidad. Y quiere decir también que los usuarios de la prostitución son rechazables. España tiene una legislación muy confusa sobre el tema. Pero parece que el abolicionismo es la mejor respuesta al problema para que España deje de ser el prostíbulo de Europa.

Hemos de rechazar cualquier tipo de violencia sexual: no solamente aquellas que llevan a la muerte de las mujeres, una lacra inadmisible en una sociedad moderna y en un país que se dice católico. Hay que rechazar cualquier tipo de violencia sexual en el lenguaje, en las actitudes machistas, en la diferencia salarial entre hombres y mujeres, en la postergación de las mujeres en el seno de la misma Iglesia.

Los cristianos leemos el evangelio para intentar reorientar nuestros comportamientos ciudadanos y cristianos. Todos lo sabemos: si el evangelio no toca la vida, queda infecundo. Ojalá no ocurra así con este texto.

Fidel Aizpurúa, capuchino

miércoles, 2 de abril de 2025

LO CONCRETO

Cuando reflexionamos sobre la vida en todas sus dimensiones, desde lo más elemental hasta lo más universal, desde cómo freír un huevo hasta la entrega de la vida por el Reino, tendemos a utilizar palabras, conceptos, ideas que engloben la realidad a la que nos referimos: “para cocinar el huevo hay que aplicarle calor…”, “los pobres nos precederán en el Reino de los cielos, donde Dios los acogerá…”. Es decir, nuestro hablar suele tirar por lo alto, para llegar a abarcar toda la realidad.

Pero resulta que esas ideas, discursos, propuestas que hacemos, solo se dan en lo concreto, toman cuerpo determinado en la realidad cotidiana de nuestras vidas. No existe el huevo, sino este o aquel huevo; no hay valores sino un acto determinado de generosidad de una persona a otra, o de un grupo organizado de un lugar a alguien con nombre y apellido.

En la vida espiritual, pasa exactamente lo mismo. Mi amor no es en general, sino concreto, a personas determinadas por medio de medios concretos. La fe que tengo en Dios se vehicula en tiempos y espacios concretos; me hace vivir sentimientos determinados, me activa movimientos y palabras definidas, me acerca a personas con rostro único…

Lo concreto me hace vivir lo más sublime en tiempos y espacios determinados, con toda su carga de ambivalencia, mediocridad, mezcla… Pero me hace vivir lo más elevado en verdad, ya que toma tierra. Lo concreto me ayuda a vivir en verdad, aunque no tenga el brillo de lo puro.

Lo concreto solo se puede vivir en humildad. Sólo en las personas concretas de carne y hueso, con todo lo que llevan de imperfección, se da la salvación de Dios. Cuando dice nuestra fe que la Palabra se hizo carne, apunta a que se ha encarnado en un cuerpo, en un tiempo, en un espacio concreto; y lo vimos en Jesús el nazareno. Dios es el más humilde.

Carta de Asís, abril 2025

lunes, 31 de marzo de 2025

CUANDO TODAVÍA ESTABA LEJOS, SU PADRE LO VIO

Hemos leído esta parábola un tanto desenfocadamente: la llamamos la “parábola del hijo pródigo” porque creemos que esa es la figura central del relato. Pero no lo es porque ese personaje es alguien inimitable tanto en su fuga de la casa paterna como en su vuelta, ya que no vuelve por arrepentimiento, sino porque tiene hambre.

El personaje principal es el padre que perdona siempre. Así deberíamos llamar esta parábola. Subrayemos un detalle: dice que CUANDO TODAVÍA EL PRÓDIGO ESTABA LEJOS, SU PADRE LO VIO. Lo que quiere decir que salía todos los días (no estaba avisado de su llegada) y que oteaba el lejano horizonte esperando verle aparecer. O sea: esperaba siempre y perdonaba todo.

Así es el Dios de Jesús: ama y perdona sin condiciones. Hemos puesto muchas condiciones al amor y al perdón de Dios, pero no hay tal. Es preciso que volvamos al origen del pensamiento de Jesús: Dios espera, ama y perdona siempre sin condiciones.

Mirando a Jesús, podríamos decir sin temor a equivocarnos que Dios no necesita nuestro arrepentimiento para perdonarnos, le basta con nuestra necesidad. El Dios de Jesús se alegra de que el pecador se convierta. Pero si no hay conversión, sigue amándonos y nuestra necesidad le conmueve. Este es el abismo de generosidad inmensa del Dios que, según el evangelio, perdona siempre.

Hay un autor (André Gide) que tiene un librito donde cuenta la vuelta del hijo pródigo. Y viene a decir que en la casa de este había, además del hermano mayor, otro más chiquito que perseguía al prodigo preguntándole por las ciudades que había visto, las mujeres que había conocido, etc. Quería saber cosas, porque él no había salido del pueblo. El padre veía esto y habló con el pródigo. Este le explicó que no le agradaba que le preguntara cosas, pero que el pequeño le asediaba. Y al final se dirigió a su padre: -Padre, ¿qué harías si este pequeño se va de casa como yo me marché? El padre respondió: -Esperarlo, como te esperé a ti.

Fidel Aizpurúa, capuchino

jueves, 27 de marzo de 2025

EL VERDADERO RETRATO DE SAN FRANCISCO

Existen muchas imágenes de San Francisco, pero…¿Cuál es la más cercana a la realidad? Este vídeo nos acerca al tema e hila sobre un fresco de los Benedictinos del Monte Subiaco con el rostro reconocido y más ampliamente aceptado y que se cree, fue hecho con San Francisco en vida.

martes, 25 de marzo de 2025

NADIE SE SALVA SOLO

En medio de la pandemia, el Papa Francisco nos dejó un mensaje que sigue resonando hoy con mucha fuerza: nadie se salva solo. Esta frase, que luego fue recogida en la Encíclica Fratelli Tutti, la dijo en 2020, en una Plaza de San Pedro vacía, mientras el mundo entero enfrentaba el miedo y la incertidumbre. Sus palabras fueron un llamado a reconocer que estamos hechos para vivir en comunidad, para sostenernos unos a otros y para entender que solo juntos podemos salir adelante.

Pero esta idea ha estado siempre. Dios nos ha pensado como parte de un pueblo en el que todos estamos llamados a caminar juntos. Lo vemos en la Iglesia, en nuestras familias, en la sociedad y también en el deporte. Ningún atleta alcanza el objetivo propuesto por sí solo. Todos necesitan del esfuerzo y la colaboración de su equipo, del entrenador, y de todos aquellos que están a su lado, animándole y desafiándolo en su crecimiento.

Nuestra fe sólo tiene sentido cuando la vivimos juntos. Es un camino compartido, con todos. Jesús no llamó a un solo discípulo, sino a doce. No nos dejó un mensaje para vivirlo en solitario, aislado de los demás, sino para construir comunidad. En los momentos de dificultad, en las derrotas y caídas, necesitamos del otro, necesitamos de su cercanía, comprensión y empatía. La verdadera victoria no es la personal, sino aquella que nos impulsa a levantar a los demás, a caminar juntos y a no dejar a nadie atrás.

Hoy, el mensaje del Papa Francisco sigue siendo una invitación. ¿Cómo estamos ayudando a los demás a levantarse? ¿A quiénes necesitamos para seguir adelante?

Javier Bailén, sj

domingo, 23 de marzo de 2025

DÉJALA TODAVÍA ESTE AÑO

El evangelio de este domingo nos habla de lo que se llama la impaciencia mesiánica, la actitud de quien quiere poner las cosas en orden, su orden, azuzado por el fuego religioso. La del que quiere que todos tengan la misma visión moral de las cosas que él. La actitud de quien no quiere comprender que los caminos en la vida son diversos y pretende que todos vayan a un solo ritmo, al que él marca. Es, en definitiva una actitud avasalladora e intolerante.

El texto dice con el ejemplo de la higuera improductiva: DÉJALA TODA ESTE AÑO. Dale otra oportunidad, espera un poco más, no seas impaciente porque puede que tenga otro ritmo y el fruto llegue más tarde.

Un camino de conversión cuaresmal sería convertirse a la paciencia, no ser tan impacientes que resultemos avasalladores o, peor todavía, fanáticos. ¿Cómo ser crecientemente pacientes?
  • Piensa en tus fallos: si ves la viga en tu ojo, serás más comedido a la hora de denunciar la mota en el ojo del otro.
  • Respeta el ritmo del que va más lento: no es más humano el más eficaz, sino aquel que es más cuidadoso y amable.
  • Colabora siempre, a pesar de todo: da una segunda oportunidad y una tercera. Colaborar es medicina saludable para la impaciencia.
Fidel Aizpurúa, capuchino

jueves, 20 de marzo de 2025

EL CÁNTICO DE LAS CRIATURAS DE PIERO CASENTINI

Piero Casentini nació en 1963 en Roma y se graduó en la histórica Academia de Bellas Artes de esta ciudad. En Asís, entre otras intervenciones, decoró la entrada a la Domus Pacis de santa María de los Ángeles. En el convento de Santo Angelo ilustró admirablemente el Evangelio de Jesús y las historias de san Francisco y san Antonio. En Poggio Bustone pintó un icono perfecto de san Francisco y la Cruz. En Greccio explicó muy bien la realidad franciscana de la "cocina de la sopa", y de Jesús en la Última Cena, tema que volvió a plasmar espléndidamente en la gran obra para el comedor del Convento de San Salvatore en Jerusalén.

El carisma franciscano fascina a Casentini, que se identifica tanto con la tradición franciscana como con su reinterpretación pictórica, al reconsiderar las obras de otros artistas como Cimabue, Giotto y Pietro Lorenzetti.

Con motivo de la 54ª edición de la Fiesta del Cántico, el domingo 16 de septiembre, inauguró su nuevo ciclo artístico dedicado al Cántico de las criaturas en el convento de san Damián en Asís. Es un ciclo que sorprende con su fuerza expresiva capaz y la profundidad del pensamiento teológico. La secuencia de obras se exhibe casi como si fuera una secuencia cinematográfica, como si la pintura nos llevara a ver a Francisco moverse y encontrarse con nosotros. Hombre y naturaleza, cosmos e historia, sol y luna, Piero Casentini se compromete con la excelencia del Cántico de las criaturas, como un salmo del testimonio y mensaje de san Francisco de Asís.

martes, 18 de marzo de 2025

ORACIÓN COMUNITARIA, MARZO 2025

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domingo, 16 de marzo de 2025

HABLABAN DE SU ÉXODO

Cuando se leen los evangelios, ocurre que un detalle leído con un poco de profundidad ilumina la escena. Se dice en este texto de la transfiguración que Jesús HABLABA DE SU ÉXODO con Moisés y Elías. ¿Qué quiere decir esto?

Jesús, como nosotros, necesita luz porque una tormenta se cierne sobre su vida si sube a Jerusalén. Necesita luz y ánimo para afrontar algo que parece duro (y que fue más duro de lo esperado). Y por eso dialoga con Moisés y Elías, los representantes de la Escritura (la Ley y la Profecía), lee la Palabra, para discernir el camino que Dios le marca. Lleva su problema, su éxodo, su muerte probable (como así fue) ante Dios.

Jesús cree que la Palabra, el retiro y la compañía de sus discípulos pueden ayudarle a encarar las dificultades de la vida encontrando en esas herramientas luz, ánimo y coraje para enfrentar los problemas duros que la vida le plantea. Esto es interesante para nosotros: ¿Nos ayuda la fe en nuestros problemas humanos? Buscamos luz en la Palabra? ¿Pensamos que Dios va hacer milagros sin que nosotros pongamos nuestra parte? ¿Cómo interaccionan nuestra vida y nuestra fe?

Puede que nos parezcan estas cuestiones que no llevan a nada. Pero muchas veces los cristianos nos preguntamos: ¿para qué me sirve creer? ¿En qué me ayuda? ¿Responder a estas cuestiones que parece que nadie plantea puede sernos de utilidad en algún momento de nuestra vida, sobre todo cuando más desorientados estamos o cuando aprieta el dolor.

Puede que haya alguien que piense: pues si la fe no me saca las castañas del fuego, no me sirve. Sirve para sabernos sostenidos y amados por Dios, para animarnos a hacer las cosas bien, para darnos gozos que van más allá de lo que se ve. ¿No es todo esto algo beneficioso para nuestra vida?

Fidel Aizpurúa, capuchino

martes, 11 de marzo de 2025

ABIERTOS A LA NOVEDAD DE DIOS

La vida está llena de cambios. Es una experiencia que todos tenemos, seamos jóvenes o entrados en años. Cuántos cambios y qué profundos desde que estrenamos la vida hasta ahora. ¿Quién nos iba a decir las cosas que han pasado, las novedades que fueron y ya han caducado para siempre, lo que parecía ficción y es ya realidad? No solo en la tecnología, sino en las relaciones, en la política, en las modas, en las ideologías… También en la fe.

La relación con Dios nunca ha sido algo estable, alcanzado, poseído. Siempre ha sido en movimiento, en búsqueda, en camino. Que se lo digan al pueblo de Israel del Antiguo Testamento o a los discípulos de Jesús. No hablamos de verdades, dogmas y doctrinas, sino de relación con Dios, de fe.

Así, en este mundo en continuo cambio, la persona creyente está en un constante cambio también en su relación con Dios, ya que en cada recodo de la vida Dios le está esperando de modo nuevo, inédito, sorpresivo. Por ello, nunca se podrá hablar de la fe como algo conseguido, logrado. La fe será una constante apertura a la novedad de Dios en nuestra vida y la del mundo; siempre. ¿Qué me está proponiendo Dios en esta fase nueva de mi vida, en estas personas nuevas o en las de siempre, pero en esta nueva situación, a esta nueva edad, en esta etapa que estamos estrenando? ¿Dónde me está mostrando Dios su rostro en este momento de la historia personal, eclesial, mundial?

Dice el texto del A.T. que ante la pregunta de Moisés a Dios sobre su nombre, éste le contestó: “Yo soy el que seré”; como queriendo decir: “Os iré mostrando quien soy”. Dios siempre está a la vuelta de cada esquina, sea esta esquina la que sea; aunque no lo parezca. Y nos adentramos en lo nuevo porque sabemos de quién nos hemos fiado.

Carta de Asís, marzo 2025

domingo, 9 de marzo de 2025

NO TENTARÁS AL SEÑOR, TU DIOS

¿Podemos los humanos tentar a Dios? Nos parece que no, porque pensamos que Dios no está a nuestro alcance de simples mortales. Pero al hacerse Dios uno con nosotros en el incomprensible misterio de la encarnación, al optar por lo nuestro, sí podemos tentar a Dios.

Y ¿en qué consiste esa tentación? ¿En dudar de Dios? No. La duda es una realidad muy saludable para la fe. Lo dice muy bien un personaje de la película “Cónclave” que algunos de vosotros habéis visto: “Nuestra fe es algo vivo, precisamente porque camina de la mano de la duda. Si sólo existiera la certeza y ninguna duda no habría ningún misterio y por lo tanto no habría necesidad de la fe”.

De un modo simple, podríamos decir que tentar a Dios es creer que no acompaña nuestros caminos, que es impasible a nuestros sufrimientos, que nos maneja como un titiritero a sus marionetas.

Dice el teólogo José Arregi: “Nuestra fe no significa que lo tenemos todo claro. No significa que tenemos soluciones acabadas, respuestas últimas para nada. Tenemos la inestimable memoria de Jesús, la presencia activa de su espíritu, la compañía de una gran Iglesia de hermanas y hermanos, pero ello no nos exime de la duda, la búsqueda, el diálogo. Somos caminantes”. Caminemos, pues, confiados.

Fidel Aizpurúa, capuchino

viernes, 7 de marzo de 2025

LA ESPERA LUMINOSA

La alegría de vivir es una llama discreta, un fulgor que, aunque no siempre deslumbra, arde en el centro mismo de cada uno de los días que se nos concede habitar sobre la tierra. Emily Dickinson, en su poema 1755, nos regala un susurro de esta verdad: «To make a prairie it takes a clover and one bee / One clover, and a bee, / And revery. / The revery alone will do / If bees are few». Nos dice, en su economía franciscana de palabras, que la vida florece con lo mínimo: un trébol, una abeja y un ensueño.

El gozo de estar aquí, de respirar, de ser parte de este entramado de luces y de sombras no siempre se presenta en los destellos evidentes del júbilo. Son muchos los tonos intermedios en los que el himno se deja oír: umbrales ocultos, instantes menudos donde la vida se nos revela en su gratuidad desnuda. Existe una felicidad callada en el hecho de existir, una fiesta tranquila que nos acoge. Emily Dickinson, la dama blanca, desde su retiro voluntario en Amherst, nos lo recuerda con la intensidad de quien se ha atrevido a contemplar y ha descubierto que todo está tejido de asombros pequeños que conforman el milagro. Un gorrión que picotea migas en la ventana, la luminosidad del alba que se fragmenta en las gotas de lluvia, un recuerdo o una esperanza. Nada de esto parece extraordinario y, sin embargo, todo es signo de un misterio, una invitación al júbilo. La poesía de Dickinson, tan contenida y despojada, nos enseña a detenernos, a escuchar las notas más tenues del pentagrama.

Pero esta alegría no es ingenua. No ignora la negrura, el desgaste, la certeza de lo efímero. La poeta que apenas salió de su casa, que tanto meditó sobre la muerte, no habla desde una inocencia ciega, sino que la suya es una lucidez que asume la fragilidad de todo lo vivo. Y es precisamente esto lo que hace más honda aún esa alegría, más plena.

Simone Weil escribió que «lo contrario de la tristeza es la realidad». Llevo años pensando en esta afirmación brillante y paradójica, porque solemos creer que la tristeza se opone a la alegría, pero Weil nos invita a mirar más allá. La tristeza nace muchas veces del desencuentro con lo real, de la distancia entre lo que anhelamos y lo que nuestra pupila enfoca. La alegría, en cambio, no es una emoción pasajera, sino un asentimiento profundo a la vida tal como nos viene y se nos dona. No es evasión ni embriaguez, sino presencia plena y pura, como la del padre enfermo de Christian Bobin, que revela su hijo lo siguiente: «La enfermedad de Alzheimer quita lo que la educación ha puesto en las personas y hace surgir el corazón a la superficie». También Dickinson, con su mirada precisa y su atención despierta, comprendió que la felicidad no consiste en huir de lo real, sino en habitar la vida con asombro, como quien encuentra en un trébol la semilla de una pradera entera.

En la vorágine del mundo, donde la prisa devora casi todo y las palabras ahogan al lenguaje, la poesía nos recuerda que la alegría verdadera no es algo que se busque fuera de nosotros. Brota siempre en la presencia, en la capacidad de estar presentes.

Hay una puerta que se abre cada año en que la espera misma se convierte en camino, en aprendizaje del gozo verdadero. La Cuaresma, lejos de ser un árido desencanto, es un tiempo de purificación de la mirada, de afinación del oído para escuchar más atinadamente la melodía incontenible del vivir. No se trata de un abandono de la alegría, sino de una ascesis en la dicha que nos dispone para recibirla en su plenitud. La Pascua es la celebración de la vida que no se apaga, del amor que vence a todos los miedos. Es la pradera en la que el trébol florece, la abeja zumba y el ensueño se hace real. Dickinson, que entendía de milagros cotidianos, bien podría haberse asombrado ante esta luz. Tal vez la suya, como toda espera luminosa, fue una forma de resucitar.

Víctor Herrero, capuchino

miércoles, 5 de marzo de 2025

HERMANO FUEGO

San Francisco de Asís veía en el fuego un símbolo poderoso del amor de Dios, de su luz y su poder transformador. El fuego, con su capacidad de iluminar y purificar, nos recuerda la necesidad de renovación y superación, especialmente durante la Cuaresma que hoy comenzamos. En este tiempo de preparación para la Pascua se nos invita a encender en nuestros corazones el fuego del amor de Dios para que purifique nuestras vidas con su Espíritu.

Con mayor afecto que a las demás criaturas carentes de razón, Francisco amaba al sol y al fuego. Y se explicaba así: «Por la mañana, cuando nace el sol, todos deberían alabar a Dios, porque ha creado el sol para nuestra utilidad: por él nuestros ojos ven la luz del día. Y por la tarde, al anochecer, todo hombre debería alabar a Dios por el hermano fuego; por él ven nuestros ojos de noche. Todos, en efecto, somos como ciegos, y el Señor da luz a nuestros ojos por estos dos hermanos nuestros. Por eso, debemos alabar especialmente al Creador por el don de estas y de otras criaturas de las que nos servimos todos los días». (Espejo de perfección, XI, 119)

Necesitamos que el fuego de Dios arda en nuestros corazones. Nuestra vida interior necesita ese fuego, ese amor, esa presencia del Espíritu. Acercarse a él es calentar e iluminar nuestra vida. Alejarse, llenarnos de frío y oscuridad. Así es nuestro Dios, claridad, belleza, alegría y fuerza. Como el hermano fuego.

domingo, 2 de marzo de 2025

DE LO QUE REBOSA EL CORAZÓN HABLA LA BOCA

Lo que anida en el corazón cobra cuerpo y reflejo en nuestras palabras. Un corazón bueno siempre tiene y encuentra palabras amables. Un corazón retorcido y ruin se manifiesta en palabras que hieren y hacen daño. Palabras amargas. Por eso avisaba Jesús: “que vuestro sí sea sí y vuestro sea no; lo que pase de ahí, viene del mal”.

Para decir palabras buenas tenemos que superar hoy la llamada “cultura del desprecio”, esa actitud ante quien piensa distinto que no solamente lo ve como un adversario, sino también como alguien a quien despreciar y maltratar con palabras hirientes. Es la anomalía social de que al mero hecho de tener puntos de vista diferentes vaya asociado al improperio y al insulto. Eso no es compatible con una visión cristiana de la vida.

Decía san Francisco a sus hermanos que se puede “crucificar con la boca” y daba un consejo muy útil para moderarnos y contener nuestra lengua: «Dichoso quien no dice nada a espaldas del otro que no se atrevería a decir delante de él». Quizá entonces nos sea más fácil decir palabras buenas.

Fidel Aizpurúa, capuchino

sábado, 1 de marzo de 2025

1ª CARTA DE SAN MARCOS A LOS ANIMADORES CAPUCHINOS

Yo, san Marcos, me alegro que, tras tanto tiempo, tengamos un punto en común para encontrarnos. Al igual que mis amigos, habéis venido de diferentes lugares: Totana, Tudela, Madrid, Zaragoza, Logroño y Gijón. Gracias por elegirme, por haber sido vuestro guía durante el fin de semana, para dejar claro las acciones ciertas de nuestro amigo.

Uno de mis grandes propósitos fue mostrar que el Espíritu Santo sigue soplando y nos da la posibilidad de encontrarnos con el auténtico Jesús de Nazaret en celebraciones como esta. Creo que mi discípulo Alfredo Delgado os ha dado pautas y material suficiente para seguir profundizando, investigando, conociendo la Buena Noticia de Jesús, el Cristo. Os veo capaces a vosotros de trasladar el Reino a vuestros lugares de origen. Os animo a llevarlo con alegría y convencimiento. Volved a vuestros lugares de origen a predicar el evangelio.

Posdata: recordad que ahora os toca leer mi Evangelio entero, no a trocitos.

San Marcos

jueves, 27 de febrero de 2025

¡QUÉ GRANDE ERES!

La grandeza de una persona no se mide en likes, seguidores o premios conseguidos, sino en el amor que pone en todo lo que hace. Es en cada pequeño gesto de bondad, en cada sacrificio silencioso y en cada palabra de aliento donde se encuentra la verdadera esencia de su grandeza.

Cuando una persona se entrega por completo a los demás, sin esperar nada a cambio, es cuando se revela su verdadero valor. Es en esos momentos de generosidad desinteresada y en la capacidad de empatizar con el dolor ajeno donde se forja un corazón noble y una grandeza que trasciende el tiempo y las apariencias.

La grandeza también se refleja en la capacidad de perdonar, de mantener la calma en medio de la tormenta y de seguir adelante a pesar de las dificultades. Es en la perseverancia y en la fuerza para levantarse después de cada caída donde se demuestra la verdadera fortaleza de carácter.

domingo, 23 de febrero de 2025

SED MISERICORDIOSOS

Para muchos, la misericordia es un desvalor, algo propio de débiles. Están muy equivocados: hay que ser muy fuerte para ser misericordioso, hay que ser muy humano. La humanidad sin misericordia sería una jungla. Las relaciones sin misericordia habrían helado hace tiempo nuestro corazón.

Pero todos lo sabemos: la misericordia es costosa. A veces decimos ante los agravios: lo que busco es justicia, no caridad. Creemos que la justicia excluye a la misericordia. Pero el gran éxito de las relaciones humanas es ser justos y misericordiosos a la vez. Por eso podemos decir que la misericordia, entiéndase como se entienda, hace parte del cimiento de lo humano. Lo dicho: sin misericordia no hay humanidad.

Hemos de hacer un esfuerzo por mantenernos en línea de misericordia. Todos sabemos que Jesús de Nazaret nos exhorta a amar no solo a aquellos con los que nos entendemos bien; nos llama a ser misericordiosos con todos como nuestro Dios es misericordioso, a perdonar a los demás como Dios nos perdona a nosotros. Jesús se desvivió por acoger a quienes su sociedad consideraba parias. No podemos llamarnos cristianos si vamos en otra dirección.

Fidel Aizpurúa, capuchino

jueves, 20 de febrero de 2025

EL CÁNTICO Y SAN FRANCISCO EN LOS DIBUJOS DE CRISTIAN CAMARGO

Cristian Daniel Camargo (crisdibujante92) es un dibujante, muralista y editor Argentino. Estudió Artes Plásticas con orientación dibujo en la Facultad de Bellas Artes de La Plata. Desde el 2014 trabaja en la página web Catholic-link, dibujando y diseñando diferentes artículos, fotografías y diferentes gráficas de la página.

Ha realizado dibujos para encuentros de grupos misioneros, congresos misioneros, Infancia Adolescencia misionera entre algunas cosas. Actualmente vive como misionero itinerante realizando murales colectivos en diferentes comunidades de toda Latinoamérica.

Pintar murales y hacer dibujos es una oportunidad que Cristian tiene de hacer un mundo mejor. «Yo con mi arte trato de seguir esos pasos (de Jesús), de darle un poco más de color a la vida, y también dar un mensaje de esperanza. Por eso yo creo en lo colectivo, en lo comunitario. Creo que mediante el arte se puede transmitir la esperanza, que es lo que necesita este mundo y es lo que se necesita para que todos nos pongamos las pilas y lo cambiemos (el mundo), pero siempre en sintonía con el mensaje de Jesús».

Los murales colectivos de Cristian son pintados a partir de la colaboración. Todas las personas de la comunidad están invitadas a participar porque él cree que nada en esta vida debe hacerse desde el individualismo; ni siquiera el arte, y mucho menos la evangelización ni la vivencia de nuestra fe.

domingo, 16 de febrero de 2025

¡AY DE LOS QUE DESPRECIÁIS!

Lucas ofrece cuatro bienaventuranzas y, a renglón seguido, cuatro malaventuranzas contra los ricos desentendidos, los saciados que no reparan en la necesidad del otro, quienes se mofan de los pobres y quienes manipulan la verdad.

Estas cuatro malaventuranzas tienen un denominador común: el desprecio del otro, sobre todo si es frágil, humilde, si no cuenta. Por eso, podría haber añadido san Lucas: ¡AY DE LOS QUE DESPRECIÁIS!

Creo que muchos convendremos en pensar que la cultura del desprecio nos amenaza. Somos bombardeados a diario por una “industria” que tiene mucho interés en generar exclusión. El desprecio se palpa en el ambiente y en el propio corazón. La dignidad, la honestidad y la humildad son valores que corren el riesgo de verse superados por un menosprecio global.

Hoy también san Lucas nos diría: ¡Ay de los que desprecian! ¡Ay de ti si no consideras digna a toda persona! ¡Ay de ti si consumes sin freno! ¡Ay de ti si manipulas cosas y te sumas a los bulos que inventa el sistema!

¿Cómo contrarrestar esa cultura del desprecio a la que aludimos? ¿Cómo escapar lo más lejos posible de las malaventuranzas evangélicas?
  • Si compartes, despreciarás menos: porque no se puede compartir desde el desprecio, sino desde la certeza de que tengo obligaciones adquiridas con quien lo pasa mal.
  • Si no despilfarras, despreciarás menos: porque el despilfarro es una bofetada en el rostro de los pobres. Da igual la cantidad; lo que cuenta es la actitud de control y de sobriedad.
  • Si te interesan los frágiles, despreciarás menos: porque la cultura del desprecio va envuelta en una deliberada ignorancia de las situaciones de los pobres. No se quiere saber para no sentirse responsable. Pero lo eres.
  • Si te importa la verdad, despreciarás menos: porque el desprecio está amasado en la mentira y cuando esta se ha hecho dueña de la sociedad y del corazón de cada uno, la dignidad humana se esfuma.
Fidel Aizpurúa, capuchino

jueves, 13 de febrero de 2025

ORACIÓN COMUNITARIA, FEBRERO 2025

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martes, 11 de febrero de 2025

JORNADA MUNDIAL DEL ENFERMO

Desde el año 1992, el 11 de febrero se conmemora la Jornada Mundial del Enfermo.
 
El Papa Juan Pablo II quiso que coincidiera este día con la festividad de la Virgen de Lourdes. En una sociedad occidental en la que vivimos, que ha avanzado en muchos aspectos, la jornada nos recuerda que la enfermedad forma parte de nuestras vidas y que todos debemos afrontarla en diversos momentos, a nivel personal o en personas de nuestro entorno.

La salud es uno de los bienes fundamentales del ser humano y constituye una de sus aspiraciones permanentes. En nuestra sociedad del bienestar observamos actitudes contradictorias ante la salud: se exalta e idealiza el vigor y la salud física y se olvida la salud afectiva, mental y espiritual. Reflexionar sobre la naturaleza del dolor y la fragilidad de la condición humana nos enriquece como personas. La acción evangelizadora de la Iglesia con los enfermos se inspira en el primer evangelizador, en Cristo, que pasó curando y evangelizó curando: «Recorría ciudades y aldeas, enseñando en sus sinagogas, predicando el Evangelio del Reino y curando todas las enfermedades y dolencias» (Mt 9, 35)

La enfermedad afecta también a la familia, a veces profundamente. Cambia sus planes y trastorna su ritmo de vida. Es fuente de inquietud y de dolor, de conflictos y desequilibrios emocionales y pone a prueba los valores sobre los que se asienta. La enfermedad constituye también para la familia una experiencia dolorosa y dura. Por otra parte, el papel de la familia del enfermo es fundamental e insustituible. El enfermo necesita su cariño y sus cuidados para sentirse seguro, su comprensión y paciencia para no verse como una carga y un estorbo, y necesita su compañía y apoyo para poder afrontar con realismo y asumir con paz la enfermedad.

El año pasado, en el mensaje que el papa Francisco lanzó para este día, incidía en que “hemos sido creados para estar juntos, no solos. Y es precisamente porque este proyecto de comunión está inscrito en lo más profundo del corazón humano, que la experiencia del abandono y de la soledad nos asusta, es dolorosa e, incluso, inhumana. Y lo es aún más en tiempos de fragilidad, incertidumbre e inseguridad, provocadas, muchas veces, por la aparición de alguna enfermedad grave”. El Papa actual insiste mucho en la necesidad de cuidarnos, en la “cultura del cuidado”. Nos dice que el primer cuidado del que tenemos necesidad en la enfermedad es el de una cercanía llena de compasión y de ternura. Por eso, cuidar al enfermo significa, ante todo, cuidar sus relaciones, todas sus relaciones; con Dios, con los demás, -familiares, amigos, personal sanitario-, con la creación y consigo mismo. Para hacer esto posible nos hemos de fijar en la imagen del Buen Samaritano (cf. Lc 10, 25-37), en su capacidad para aminorar el paso y hacerse prójimo, en la actitud de ternura con que alivia las heridas del hermano que sufre.

Benjamín Echeverría, capuchino