sábado, 30 de noviembre de 2013

A LA HORA QUE MENOS PENSÉIS…

   Un nuevo adviento se cuela entre nosotros, entre nuestras tareas más normales, en nuestras vidas envueltas en cotidianidad. Porque el Adviento, como el Reino, no necesita de situaciones extraordinarias, sino que se alimenta del presente del día a día, de la atención constante a lo que hacemos.
    En apariencia la vida seguirá siendo igual, el mundo seguirá rechinando y hasta la naturaleza dando sus muestras de protesta ante tanto mal recibido. Pero el Adviento se cuela. Se hace necesario agudizar los sentidos, afinar la atención, porque el Dios que todos llevamos dentro nos arrebata, abre un boquete en nuestra vida y nos zarandea. Por eso, de dos que están en el campo se lleva a uno…qué curioso. Se lleva, y no a otro mundo, al que está preparado para ser consciente de su presencia porque momento a momento es consciente de lo que hace y pone intención en hacerlo, sin que la vida con todos sus detalles le pase desapercibida y deja al que aún no está maduro y vive fuera de sí, en un mundo de expectativas y juicios.
   María estaba atenta, velaba en cada momento y era consciente de sus sentimientos y emociones, por eso “se la llevó”. Isabel y Zacarías velaban continuamente y por eso se los llevó.
    Pero ¿dónde se los llevó?... se los llevó hacia dentro, “hacia la espesura”, “hacia la bodega interior”, como nos dice San Juan de la Cruz, donde todo se hace Presencia.
   En el Adviento de nuestra vida, que nada tiene que ver con una época del año, estamos llamados a esto. Pero no está mal que aprovechemos esta etapa que nos propone la Iglesia para intensificarlo y de paso…centrarnos. Porque en estas fechas tendemos a perder el norte y a dejar de vigilar. Y entonces se nos cuelan las añoranzas y los anhelos no conseguidos de otras épocas o de este presente con respecto al pasado.
    Para ello vendría bien un ejercicio de visualización. En una ocasión, hace ya algunos años, empecé a percibir en mí que el sentido esencial de estas fechas se me perdía y que las viejas ilusiones y recuerdos comenzaban a enraizarse en mí. Previsora y vigilante, me ayudé de la visualización centrando en mí el gran Milagro del Dios que se encarna y el proceso de desinstalación que trae consigo. La experiencia fue tremenda. El Misterio de la Navidad fue dando patadas a todo aquello que pretendía instalarse bajo forma de anhelo o expectativa. Y me quedé con la esencia.
   No es tarea fácil, pero sí posible. Se trata de hacer un proceso de no-identificación con lo que no es: la Navidad no es alegría, aunque me gusta y prefiero que así sea. La Navidad no es fiesta, aunque me es agradable que así acontezca. La Navidad no es familia, aunque qué buena ocasión para que nos juntemos. Pero si todo eso faltase…también es y puedo celebrar la Navidad. Porque lo único que es la Navidad es PRESENCIA, “a la hora que menos lo penséis…”

CLARA LÓPEZ RUBIO

martes, 26 de noviembre de 2013

PREGÓN 2013, 22 DE DICIEMBRE EN LOGROÑO.

Parece que todo está muy negro, pero hay muchísimas razones para pensar, sentir y vivir en positivo, en verde. En este vídeo tenemos las razones de muchos cantantes para vivir con esperanza, nosotros descubriremos y viviremos muchas más en el PREGÓN 2013 de Logroño el 22 de diciembre. ¡¡Os esperamos!! ¡¡Nos la vamos a pasar genial!!


sábado, 23 de noviembre de 2013

REY DEL UNIVERSO

   San Lucas nos ofrece otro aspecto de la realeza de Cristo: la cruz es el trono de su realeza "histórica". Jesús muere como "el rey de los Judíos", coronado de espinas y desnudo, expuesto a la burla de las gentes, en el más radical anonadamiento, despojado de su rango (Flp 2,6s), entre dos malhechores. La actitud de estos visibiliza las posibles actitudes ante el Crucificado y su reino: burlarse de él o pedir humildemente ser acogido en su recinto. Jesús, hasta el final de su vida mantuvo abierta la oferta. No deja de ser significativo que, mientras san Mateo (27,44) y san Marcos (15,32b) presenten a los dos malhechores en una actitud hostil ante Jesús, san Lucas introduzca una matización: mientras uno le increpa, otro le invoca.
   Celebrar la fiesta de Cristo Rey supone para nosotros una llamada a enrolarnos como militantes de su “reinado”; a situar a Cristo en el vértice y en la base de nuestra existencia; a abrirle de par en par las puertas de nuestra vida, porque él no viene a hipotecar sino a posibilitar la vida. “Abrid las puertas a Cristo. Abridle todos los espacios de la vida. No tengáis miedo. El no viene a incautarse de nada, sino a dar posibilidades a la existencia. A llenar del sentido de Dios, de la esperanza que no defrauda, del amor que vivifica” (Juan Pablo II).
   La fiesta de Cristo rey nos invita, también a elevar a él los ojos y el corazón, para pedirle con humildad y esperanza: “Señor acuérdate de mi cuando estés en tu reino".

Domingo Montero, capuchino 

miércoles, 20 de noviembre de 2013

ESTO QUE CONTEMPLÁIS…QUEDARÁ DESTRUÍDO

   Nada hay bajo el cielo de lo que tengamos la certeza que será para siempre. Y en realidad es uno de los anhelos más profundos del hombre: La posición social, el matrimonio, la unión de la familia, la salud…son todo circunstancias que por más que nos empeñemos, un día pueden faltar. Y nos pasará entonces como a la gente que se quedaba contemplando el templo y Jesús les tuvo que anunciar su destrucción.
   Quisiéramos agarrarlo todo y llevar el control, pero no nos es posible. Tan sólo podemos disfrutar, sentir y dejar fluir los acontecimientos de la vida haciéndonos amigos de los cambios. Ni siquiera el Pueblo de Israel podía poner tienda fija. Dios eligió un pueblo errante que en todo momento estuviera RE-INICIÁNDOSE. No hay nada peor que no mover un dedo para no perder algo que se nos ha concedido para compartir y vivir con ello o peor aún, vivir a impulsos externos que no conectan con nosotros haciéndonos así seguidores de las modas o las costumbres. El hombre ha sido creado para altos vuelos, aunque para ello haya que arriesgar y hasta en ocasiones renunciar a aquello que creíamos para siempre o teníamos completamente controlado.
   Cercanos ya a la fiesta de Cristo Rey y al fin de un nuevo año, va tocando revisar todo aquello que supone un apego en nuestra vida. También convendría hacer un examen de los estímulos externos que nos mueven de un lado para otro y volver a tomar el control, desde dentro, porque uno sólo es nuestro Patrón y vive dentro. No esperemos aplausos ni palabras de aliento quizá entre los más cercanos. No esperemos siquiera un bienestar que nos confirme lo que tenemos que vivir, busquemos en lo más profundo esa paz que habita en nosotros aunque no se vea acompañada de alegría. Sólo nosotros seremos capaces de reconocerla. Y ni uno sólo de nuestros cabellos perecerá. Ni uno sólo de nuestros valores más auténticos se verá mermado, muy al contrario: resurgiremos de las cenizas y seremos nosotros mismos, acercándonos cada vez más al sueño que una vez Dios tuvo con nosotros.
CLARA LÓPEZ RUBIO

domingo, 17 de noviembre de 2013

MESSI SE ROMPE


   “Messi se rompe”. Este fue uno de los titulares que utilizaron los medios para informar sobre la recaída del argentino el domingo 10 de noviembre. Al día siguiente viendo tranquilamente el telediario en el sillón casero me sorprendió mucho que, por lo menos en la cadena que yo estaba viendo, se daban explicaciones de la lesión con mucho más dramatismo, morbo y preocupación que lo que se hacía, en esa misma cadena, al informar sobre el tifón de Filipinas cuyas consecuencias se cifraron entonces en 10.000 muertos. ¿Qué ocurre? ¿Por qué nos afecta más algo tan pequeño y pasamos por encima una catástrofe que deja tanto sufrimiento en tantos seres humanos? ¿Por qué vivimos con normalidad que los deportes, entretenimientos, etc. ocupen tanto nuestra mente y evitamos las realidades que nos inquietan?
   Thomas Merton –lo explica Ignacio Dinnbier en Frontera Hegian nº 72- describió el mecanismo por el que el poder colectivo ejerce sometimiento sobre los individuos. Merton habla de “la diversión”, es decir, la acción de “di-verter”, en su acepción de “apartar” y “desviar”. Así la colectividad aparta y desvía al hombre de su yo interior, de su realidad. De esta manera, el hombre vive fuera de sí, separado de su fundamento, volcado sobre sus posesiones y disperso en sus quehaceres o entretenimientos, en una situación de ilusión e inautenticidad.
   Pedro Cavadas, el cirujano plástico tan reconocido en todo el mundo explica en una de sus múltiples entrevistas algo parecido. Después de un cambio de vida radical a partir de la muerte de su hermano y de un viaje a África dice: “Me di cuenta que el jardín botánico en el que vivimos no es el mundo real. Te convencen que la humanidad es esto. Te ponen una ventana que es la TV en la que te dejan ver algunas cositas de fuera pero no muchas para que no te distraigas y sigas comprando todo lo que hay que comprar”.
   Aceptamos vivir en un mundo irreal lleno de diversiones porque creemos que no va a ser tan problemático, porque creemos que nos van a dar la satisfacción que buscamos. Tenemos miedo a la incertidumbre de la realidad, a la incomodidad y el conflicto que genera. Y nos perdemos ese "Dichosos los afligidos" del evangelio. Y por eso preferimos subirnos a un mundo paralelo como en la película Matrix.
   ¿Y si no estamos viviendo el mundo real? ¿Y si los deportes y los entretenimientos no son más que las cadenas que nos mantienen alejados de la realidad, para que no la veamos?
   ¿Y si vivimos en un mundo que es realmente un espejismo? ¿Y si lo que creemos que es incomodidad cuando algo de la tele nos inquieta es, en verdad, lo poco que nos asoma a la realidad? ¿Y si cuando estamos sentados cómodamente en el sillón viendo miles de escenas de deportes o haciendo de nuestra vida una sucesión de diversiones, estamos adentrándonos más y más en un mundo paralelo que nos hace creer que somos felices?
   Ahí está la elección que podemos hacer cada uno, entre una vida sin conflictos, anestesiados con blandas realidades que no pueden afectarnos o vivir intensamente con las tristezas y alegrías fuertes que supone la existencia... Todo un reto, ¿lo intentamos?

Javier Morala, capuchino

sábado, 16 de noviembre de 2013

DOMINGO 33: UN MUNDO NUEVO

   Nos encontramos en el inicio de la sección del evangelio de san Lucas denominada “discurso escatológico”. Ante la grandiosidad del Templo, Jesús invita a una lectura más profunda, a no quedarse en la exterioridad. Ese Templo desaparecerá. Y desactiva la curiosidad de sus contemporáneos, que mostraban más interés por saber el cuándo de los acontecimientos que anunciaba que en entrar y acoger las urgencias que planteaba Jesús a sus vidas para la conversión. Jesús advierte de la necesidad de un discernimiento personal e histórico, para no confundirle con falsas propuestas que aparecerán bajo la etiqueta de su nombre. Y es que con su nombre puede circular otro “producto” o, como dirá Pablo, “otro evangelio” (Gál 1,6). Y anima a la fidelidad en tiempos difíciles, que sin duda llegarán a sus discípulos. En realidad algunos de los elementos apuntados en el texto reflejan ya situaciones vividas por la primitiva comunidad, posterior a Jesús.
   El Evangelio no habla de destrucción, sino de renovación; no de muerte, sino de esperanza; no de fin, sino de comienzo, si bien, para ello, es necesario que el grano de trigo sea enterrado, que Cristo sea crucificado y que el cristiano tome cada día su cruz…; pero no lo olvidemos, el hecho básico de la vida de Jesús fue la resurrección, y de la vida del cristiano ha de ser la esperanza de que, si Cristo resucitó, también nosotros resucitaremos (cf. 3,4; 2 Tim 2,11).
   Nada de actitudes negativas ni tremendistas. Creemos en Cristo, ¡vivamos consecuentemente, empeñados diariamente porque esta nueva creación -para los pesimistas el fin- se realice con nuestra aportación, ya que el reino de Dios, cuya implantación pedimos en el padrenuestro, no puede sernos ajena!

Domingo Montero, capuchino

viernes, 15 de noviembre de 2013

DÍA INTERNACIONAL DEL RECICLAJE (15 de noviembre)

  El Día Internacional del Reciclaje (World Recycling Day) se celebra todos los años el 15 de Noviembre, llevándose a cabo actividades y esfuerzos para fomentar el reciclaje en todo el mundo.
  Cada año la popularidad de esta fecha ha ido tomando fuerza, haciendo que sean más los países que se suman para difundir, durante esta jornada, información de calidad en torno al correcto reciclaje de los diferentes tipos de residuos.
  El reciclaje salva nuestros recursos naturales, reduce la contaminación y genera empleos. Hay que continuar con los esfuerzos para reciclar todos los residuos útiles, como latas, botellas de plástico, frascos de vidrio, papel y cartón. Disminuyendo, de este modo, el consumo de Petróleo, agua, emisiones de CO2 y consumo energético. Es una excelente manera de revertir el cambio climático y evitar la generación de toneladas de basura.
  El “Día Internacional del Reciclaje” es un día pensado para que tomemos conciencia de la importancia que tiene tratar los desechos como corresponden, para no contribuir al cambio climático, y así proteger el medio ambiente.

PROPUESTAS
  • Trabajaremos por lograr que en nuestra misma casa se reciclen los residuos (orgánico, vidrio, papeles, latas).
  • Haremos una oración en grupo para animarnos a amar la tierra.
  • Asistiremos a alguna conferencia de reciclaje si la tenemos a mano.

miércoles, 13 de noviembre de 2013

DOS ENCUENTROS EN ASÍS


  Asís, la ciudad de Francisco, es un lugar entrañable, luminoso, tranquilo, silencioso…, un lugar que favorece el encuentro. Encuentro que tiene en Asís un doble significado pero con un denominador común. Al menos así me lo pareció a mí.
  Un Encuentro con, vamos a decirlo de esta manera, el que hizo famoso este lugar. En Asís todo recuerda a Francisco, uno puede imaginarse a Francisco andando por la ciudad, haciéndose el encontradizo con sus habitantes, para darles el tesoro que le quemaba en las manos, para darles de lo que él había recibido gratis. Es muy interesante la explicación de lo que es Dios echando mano de la relación que hay entre el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, y entre ellos hay una relación de amor que se da siempre y que ninguno se guarda para sí mismo si no que lo da siempre, y que sale de la esfera de Dios y alcanza a los hombres, a Francisco le alcanzó esa gracia, ese amor de Dios, y lo da, no se queda nada para él, y lo da especialmente a los que más lo necesitan.
  Desde este primer Encuentro con Francisco uno cae en la cuenta del camino que tuvo que recorrer en su conversión y que nos relata el Testamento “En efecto como estaba en pecado, me parecía amargo ver los leprosos…”, es decir vivía encerrado en sí mismo, buscando su propia exaltación, búsqueda de gloria y fama, ser un caballero y por otro lado le parecía amargo ver los leprosos que como dice Pietro Marenesi significa que “esos encuentros casuales y violentos con aquellas pobrezas ponían de manifiesto la miseria y fragilidad de una vida de apariencias fundada sobre la no verdad y orientada hacia un sueño que no era el “verdadero”. Este sentimiento le hacía a Francisco preguntarse por su identidad.
  Nos sigue diciendo el Testamento “Y el Señor mismo me condujo entre ellos, y practique con ellos la misericordia…”. El Encuentro con los leprosos tiene en Francisco un marcado carácter teológico es el Señor quien le condujo entre ellos. Pero además practica con ellos misericordia, es decir Francisco tiene que tomar partido y situarse frente a ese escándalo repugnante, y lo que Francisco siente que Dios le ha dado él lo da aquellos miserables. Existe una palabra que expresa esto perfectamente y es la palabra “misericordia”. Aquí no es el Cristo de San Damián el que le habla pero si le habla el Cristo del dolor, de la enfermedad, de la exclusión, del sufrimiento: esto es lo que significan los leprosos. Esta es la identidad de un Francisco que se puede encontrar, quizá no dentro de las murallas de Asís, pero sí a las afueras de la muralla, San Damián, Santa María de los Ángeles, Rivotorto… donde estaban los que no cuentan; y esto a Francisco se le vuelve “dulzura del alma”, como nos recuerda en el Testamento.
  Cuando la figura de Francisco resuena más o menos así en tu interior, yo creo que inevitablemente te lleva a otro encuentro, pero esta vez contigo mismo. Las circunstancias de la vida, los problemas, el vacío con el que vivimos puede llevarnos a un sinsentido, a un perder el horizonte personal, de no ver a Dios en el primer libro de la revelación: el mundo, la creación, los hombres… donde Dios sigue mostrando su misericordia… y al estilo de Francisco uno se pregunta por tu identidad personal: quién soy, quién quiero ser… quién quiere Dios que sea…, y es allí donde el silencio, la luz, la tranquilidad de Asís despierta en uno el deseo del Encuentro pero esta vez con el Señor y suavemente, con lentitud pasmosa va llegando la paz, la luz y el sosiego a tu corazón. El denominador común de los dos Encuentros es la misericordia de Dios que genera vida, gracia y don.
Benjamín Serrano, capuchino

domingo, 10 de noviembre de 2013

PARA DIOS TODOS ESTÁN VIVOS

  En el marco del mes de Noviembre, en que todos, seguramente, hemos orientado nuestros pasos y sobre todo nuestro corazón al recuerdo de nuestros difuntos, para depositar unas flores en sus tumbas y elevar una oración por ellos, puede encajar muy bien este fragmento del evangelio de san Lucas. El día 2 de Noviembre para muchos absolutiza demasiado el tema de la tierra, de la tumba…, y difumina lo que debe ser fundamental: la vida, el cielo…
  Con la historia de la mujer que había ido enviudando sucesivamente en siete ocasiones, los saduceos, que no creían en la resurrección, quieren poner en aprietos a Jesús. Su argumentación no logra, sin embargo, enredarlo. Y de una pregunta curiosa, formulada desde el escepticismo, Jesús aprovecha para dar una respuesta sobria y esclarecedora. “No os imaginéis la vida del mundo futuro -que existe- según el modelo de la vida actual, donde los hombres se casan y mueren; en la otra vida nadie puede morir, ni casarse”. Es decir, esta vida nos sirve para conseguir la otra, pero no para imaginárnosla. Palabras que corren el riesgo de resbalar por la piel del hombre de hoy. ¿La vida eterna? ¡Bueno, ya lo veremos cuando estemos allí, si es que hay algo! ¡No!, nos avisa Jesús. Desde este mundo hay que preocuparse por ser un buen ciudadano del otro mundo.
  No es que tengamos que ponernos a fabular sobre el otro mundo. Quizá en esto se ha exagerado. Jesús rompe con las imaginaciones inútiles y hasta delirantes. Serán “como ángeles”, es decir, “estarán con Dios”. Dios será su única referencia. No se está devaluando la realidad positiva del matrimonio, ni se nos prohíbe soñar cómo viviremos allí nuestros amores de aquí, con tal de no olvidar que se trata de algo inimaginable.
  ¿Obedecerá esto, como a veces insinúan algunos, a la necesidad de tranquilizarnos contra el miedo a morir? Hay anhelos de tranquilidad a toda costa que no son sanos ni verdaderos; pero creer en Jesús, que es la Verdad, forma parte de una buena salud humana y cristiana.
  Frente a sus oyentes judíos, saduceos, Jesús recurre a lo que más podía impresionarles, la autoridad de Moisés. Esto también puede decirnos algo a nosotros: “Buscad la respuesta al tema del más allá no en los filósofos o imaginativos, sino en la revelación, en la Palabra de Dios”. Nuestra fe en la resurrección y en la otra vida no es fruto del mero deseo, de una nostalgia o de un razonamiento: es solo fruto de la adhesión a Cristo, que dice: “Yo soy la resurrección y la vida…, el que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá (Jn 11,25)… Porque Dios no es Dios de muertos sino de vivos, porque para él todos están vivos” (Lc 20,38).
  Dios no nos ha creado para hacer de nosotros meros candidatos a la muerte, unos difuntos en potencia. El, “amigo de la vida” (Sab 11,26), no puede permitir que su grandioso proyecto, el hombre, -“Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza” (Gn 1,126)- acabe sepultado para siempre en un cementerio.
  El evangelio nos impulsa y estimula a vivir la fe en el Dios vivo, con realismo, pues la fe es también compromiso humano, pero sobre todo, con optimismo, pues sabemos que nuestros mejores sueños y deseos serán superados por los planes y deseos que nuestro Padre Dios ha concebido para nosotros.

REFLEXIÓN PERSONAL
- ¿Tiene algún eco la resurrección en mi vida de cada día?
- ¿Siento a Dios como el amigo de la vida?
- ¿Vivo con gratitud el don de la fe?
Domingo Montero, capuchino


lunes, 4 de noviembre de 2013

BLASFEMIA

  Mi habitación da a la calle. Tengo la ventana abierta, pero, aunque no la tuviera, oiga pasar a los jóvenes que en grupo, solos o en parejas se recogen a las cuatro, las cinco, las seis, siete u ocho de la mañana. Van cantando, hablando a voces, chillando, insultándose, peleando las parejas…
   En principio no hay nada que decir: son jóvenes, se divierten a su modo, no tienen nada mejor que hacer porque ni estudian ni trabajan, o, tal vez, son capaces, por ser jóvenes, de estudiar, trabajar y divertirse. Podían tener más consideración con los que a esas horas descansan y tienen que levantarse temprano para cumplir con sus obligaciones; pero, vista la falta de respeto y consideración que generalmente se tiene con los otros, no extraña ni tampoco merece más atención.
   Pero sí ocurre con demasiada frecuencia que, al pasar delante de nuestra iglesia, blasfemen o entonen cantos que ofenden la más ínfima sensibilidad humana y ciudadana. Y aquí si cabe una cierta consideración o reflexión, pues, si nuestros grandes intelectos que se están formando en el máximo expone del saber que dan la universidades, en la ciencia y la cultura, que serán los médicos, abogados, profesores, científicos, investigadores, políticos, economistas, madres y padres del futuro, si lo más grande y extraordinario que saben hacer es “cagarse”, ya pueden ustedes imaginarse que el futuro que podemos vislumbrar, con perdón, es de mierda; pero si a eso añadimos que no se “cagan en el mar ni en los peces”, delito ecológico que con mucha frecuencia suelen hacer otros sectores, sino en lo más hermoso, extraordinario y grandioso que todas las sociedades han admitido y reconocido, y que ha sido el máximo impulsor de la humanización del hombre, como es Dios, ya pueden comenzar a lamentar que el futuro glorioso de la humanidad que nos espera no sea ya sólo de mierda, con perdón, sino que incluso hasta esa mierda, con perdón, carezca de valor alguno, aunque en los análisis clínicos sea el mayor exponente de salud, equilibrio y normalidad animal.

Paco Luzón, capuchino