miércoles, 28 de diciembre de 2022

ELIGIÓ QUERERNOS

Preparar la contemplación de la Navidad es asomarse al misterio. Si todo quedara en aspectos del folclore propio de la Navidad sería un empobrecimiento. Si eso nos lleva al misterio, también sirve. El misterio de la Navidad es el misterio de una elección: elegir querer. Dios, en Jesús, ha elegido querernos. Algo de eso está en lo profundo de la Navidad.

Por eso, cada año se renueva el gozo de la Navidad porque su misterio es insondable, nunca se termina de entrar en él, siempre hay posibilidad de renovar la alegría. De ahí que, para quien entiende esto, la rutina se aleja y no impone su ley. Se percibe así, cada año, la posibilidad de revivir la alegría de una Navidad nueva.

Para vivir con profundidad el misterio de la Navidad como la elección de amar que Dios tiene en Jesús hay que ahondar un poco. Pero más que grandes argumentos teológicos, lo que necesitamos es grandeza de corazón, brillo en los ojos, quedarse deslumbrados por el amor que siempre está ahí, latiente, vibrante. Un corazón vivo y sensible, eso necesitamos.

Todo puede servirnos para asomarnos al misterio: las celebraciones, las costumbres tradicionales, la imaginación puesta al servicio de la fe. Y, para nosotros, la fraternidad es una ayuda privilegiada. Creamos como grupo, celebremos como grupo, contemplemos como grupo.

Fidel Aizpurúa

lunes, 26 de diciembre de 2022

QUÉDATE QUE LA NAVIDAD YA VIENE…

Desde la Navidad del 2019 estábamos sin celebrar el Pregón de Navidad. Teníamos muchas ganas no solo de volver a vivirlo sino también de volver a encontrarnos, sonreírnos y disfrutar juntos. Vinimos de Logroño, Zaragoza y Tudela, 45 personas entre jóvenes y animadores.

Comenzamos con un juego de acogida y un poco de café, caldo y dulces. Luego presentamos el contenido del Pregón contemplando la maravilla de que Dios se haga niño. Y después presentamos los talleres cantando con “Queveda” y Bzrp: bailamos y nos reímos con la puesta en escena.

Luego fuimos a los talleres. Tuvimos un tiempo para parar en el taller de Interioridad, mirarnos dentro y descubrir la propuesta de Jesús de acercarse, acompañarnos, crear lazos. También tuvimos un Escape Room cuyo objetivo era salvar al Niño. Salimos a la calle con un Belén viviente recordando a Francisco en Greccio y haciendo reflexionar a los viandantes sobre el Belén y qué figura le gustaría que estuviera en él. Y también estuvimos limpiando y organizando juguetes para niños cuyas familias no tienen posibilidades de ofrecérselos; Javier de Cáritas nos estuvo explicando la realidad de estas familias.

Después de recoger los talleres comimos lo que habíamos traído, ensayamos unos cantos dándolo todo y preparamos la celebración de la Eucaristía que nos presidió Gerardo Solas. Y terminamos con la foto de grupo y la canción de “Quédate que la Navidad ya viene. Que este Niño se ha ‘pasau’ mil pueblo conmigo. Que ya no quiero nada que no sea contigo” con música de Quevedo, por supuesto. Llegamos todos a casa sanos y salvos, y con mucha alegría, energía y gozo en el corazón. Gracias a todos los que lo hicisteis posible.

Javier Morala, capuchino

domingo, 25 de diciembre de 2022

DIOS CERCANO

Te creíamos distante, escondido, perdido en ese rincón último
donde están los que no quieren saber nada con las personas pecadoras.

Te creíamos tan lejos, tan en las nubes, que no nos hacemos a la idea
de que seas un Dios entre “nosotros/as”.

Pero Tú has bajado.
Tú has entrado en el mundo, que es nuestro mundo,
no sólo para visitarnos,
sino para ser de los nuestros/as,
compartiendo todo con nosotros/as,
menos nuestra condición de pecadores.

Ahora ya se te puede encontrar por nuestros caminos.
La música nos ayuda y nos alegran el día a día.
Ahora ya late tu corazón, en el hombre y en la mujer de hoy.
Seguirte es un reto en la sociedad en la que estamos actualmente.

Dios con nosotros, enséñanos a reconocerte, a seguirte con alegría e ilusión.
Dios con nosotros y cercano, danos un corazón de misericordia
y condúcenos a la verdadera libertad para seguirte.

jueves, 22 de diciembre de 2022

EL NIÑO QUE NACIÓ EN BELÉN

Belén, pequeña población a unos ocho kilómetros de Jerusalén de donde nadie pensaba que saldría nada bueno. Como dijo el profeta Miqueas: «Mas tú, Belén de Efratá, aunque eres la menor entre las familias de Judá, de ti me ha de salir aquel que ha de dominar en Israel, y cuyos orígenes son de antigüedad, desde los días de antaño.»(Mi. 5,2). Y desde este lugar quiero llegar a la experiencia que me lleva a escribir hoy.

Si de Belén nació un Niño que cambió la historia de la humanidad por completo, de lo pequeño, de lo que no me espero e incluso de lo que no me gusta puede nacer algo que también marque mi vida. Es curioso pararse ante el significado de que nazca un niño, que nazca de repente y en un lugar sin importancia alguna para la economía de Israel. Ni Belén era un sitio importante para nacer, ni en aquellos tiempos era importante más allá de su familia que naciese un niño y además, que naciera al abrigo de unas montañas donde pasaba desapercibido para la población. De la nada, nace el todo. De lo que no me apetece o me pasa desapercibido puede surgir un antes y un después en la vida, nada es suficientemente insignificante para que no pueda dar un gran fruto como la semilla de mostaza.

Por eso es tan importante estar atentos y vigilar. Quizá, distinto hubiera sido si este niño hubiera nacido en Jerusalén y hubiera sido hijo de reyes. Un heredero con título ya es otra cosa. Una noticia que se expande con la aprobación de los medios de comunicación y de los personajes de moda del momento, constituye otra vivencia y otra aprobación en el conjunto de la sociedad, pero ahora estamos ante lo que surge en el silencio, revestido de cotidianidad e incluso procedente de lo que tenemos casi que esconder, como es el caso de una mujer joven embarazada en secreto y el nacimiento en un establo como cualquier peregrino sin nadie que lo acoja.

Desde aquí, mi invitación para los días que quedan: ¿cuál es mi Belén de donde puede surgir la vida? ¿qué parcelas de mi vida duermen bajo las paredes del establo y están esperando la luz porque creo que no me hacen valiosa?

Y para acabar, en esta última semana, que no se nos escape el misterio que supone que todo un Dios Creador haya querido para quedarse entre nosotros hacerse como su propia criatura. ¿Querría un carpintero ser como uno de sus muñecos de madera? ¿Por qué Dios querría hacerse como uno de sus hombres?

Merece la pena celebrar y llevar la Luz a cada uno de nuestros rincones.

Ahora sí, Feliz Navidad.

Clara López

martes, 20 de diciembre de 2022

CONFLICTOS CONMIGO MISMO

¿Por qué será que solo en unas pocas épocas de nuestra vida podemos decir que no tenemos conflictos pendientes con nosotros mismos? En su gran mayoría no son grandes problemas, pero siempre hay algún asunto que otro que no nos deja en paz: alguna relación difícil o rota que vivo como herida sangrante, algo en mí que no me gusta y no puedo evitar, alguna situación del entorno o familiar que es fuente de sufrimiento para mí aunque nadie se dé cuenta, algún mal que he hecho y no tiene vuelta… Hay personas que aparentemente viven felices, como si siempre estuvieran contentos consigo mismos, sin nada que les resulte oscuro; pero a menudo resulta ser mera escapatoria para no enfrentarse con los demonios interiores y así poder sobrevivir.

Habitualmente intentamos darle cauce a eso que nos incomoda la vida. Aplicamos algunos remedios, buscamos salidas a las situaciones de dolor, abordamos los problemas con la mejor buena voluntad, etc. En muchos casos los nudos se desatan y la vida vuelve a adquirir la paz deseada. Sin embargo, en otros muchos casos no somos capaces de encontrar la salida y el problema se convierte crónico. ¿Qué hacer?

Nos debatimos entre dos extremos. Por un lado, está la conciencia de nuestra limitación y pecado. Jugar en verdad con nosotros mismos nos enseña a ser humildes. Por otro lado, está la confianza en la misericordia de Dios por encima de nuestras deficiencias insalvables. Ello nos invita a vivir sumamente agradecidos con El. Todo depende de si apoyo mi vida en el logro del ideal que espero de mí, o desde la confianza en Dios en fe. Me muevo entre las dos tendencias. Ojalá que vaya aprendiendo a vivir responsablemente intentando dar salida a mis conflictos interiores, pero sabiendo que la fuente de mi vida está en la misericordia de Dios. Ni crispación por no dar la talla, ni dejación del esfuerzo por espiritualismo. Al final, ojalá sea la misericordia quien venza al juicio.

Carta de Asís, diciembre 2022

sábado, 17 de diciembre de 2022

FRATELLI TUTTI EN IMÁGENES DE ANTONIO OTEIZA

LAS RAÍCES: Se olvida que «no existe peor alienación que experimentar que no se tienen raíces, que no se pertenece a nadie. Una tierra será fecunda, un pueblo dará fruto, y podrá engendrar el día de mañana sólo en la medida que genere relaciones de pertenencia entre sus miembros, que cree lazos de integración entre las generaciones y las distintas comunidades que la conforman; y también en la medida que rompa los círculos que aturden los sentidos alejándonos cada vez más los unos de los otros» (FT 53)

jueves, 15 de diciembre de 2022

MEMORIA

En las dos semanas anteriores de Adviento nos hemos parado ante una actitud que forma parte de lo más profundo de nuestra existencia, “el deseo” y una acción que llena de alegría nuestra vida, “celebrar” y damos esta semana un paso más y nos predisponemos ante el objeto de lo que queremos celebrar, “la memoria”. Nadie se pone a celebrar porque sí, cuando celebramos, celebramos algo y nosotros, los cristianos, hacemos “memoria”.

Está muy de moda últimamente la memoria histórica y por desgracia algunos de los temas que se han tratado en ella han dividido a la población. Ahora no, si algo nos une a los cristianos es el reconocimiento del nacimiento del Hijo de Dios y de ello hacemos memoria.

Relacionado con el término “memoria” está “memorial”, una palabra bíblica que aparece en el libro del Éxodo. Es una palabra que me parece preciosa, que conecta con algo para mí muy auténtico, porque se refiere no al mero recuerdo de la acción de Dios en el pasado, sino a la actualización en el rito de ese pasado para que otras personas puedan participar en él. De ese modo, cualquier forma de celebrar que yo tenga en estos días, cualquier rito que haga, se convertirá en un memorial del misterio del Nacimiento y podré participar de él tal cual como lo hicieron hace más de dos mil años.

Qué bien lo entendió Francisco cuando dispuso todo en Greccio frente al pesebre que preparó. Con razón lloraba y se emocionaba pues de ese modo traía hasta lo más profundo de sus entrañas el Misterio pudiendo así participar de él.

Cuando llegan estas fechas hay una tendencia a la tristeza, al desánimo y a la huida y a mí desde hace años, lo que me salva, lo que me centra es hacer real esta memoria. La Navidad no es en sí una fiesta familiar, aunque sí se celebre en familia. No es una fiesta gastronómica, aunque prefiramos cuidar durante esos días lo que comemos y menos aún es la fiesta de los regalos, aunque sea un medio de demostrarnos el cariño. Nada de eso hace la Navidad.

Si consiguiésemos poner el acento en lo único que de verdad forma parte de la Navidad que es la memoria del Nacimiento de Jesús, muchas de nuestras frustraciones no tendrían lugar o sería más fácil vencerlas. A ello os invito y me lo recuerdo a mí misma: este año DESEO CELEBRAR algo que me llevará a vivir y participar como si estuviera en Belén, un Nacimiento que hace que mi vida sea diferente, lo demás, adornos que prefiero pero que intentaré no necesitar.

Clara López

viernes, 9 de diciembre de 2022

DESEO CELEBRAR

Ya que tenemos claro que el hombre tiene deseos, hay uno especialmente peculiar y es el deseo de celebrar. Me viene a la mente el relato del evangelio donde Jesús les comunica a sus apóstoles, a sus amigos, el deseo de celebrar, en este caso, de celebrar la Pascua. Y es que Jesús también tuvo en su vida cantidad de deseos, para sí mismo y para los demás y los deseos seguro que le ayudaban a mover su mundo para cambiar y mejorar las cosas, como nosotros.

“Desear celebrar” es algo muy inherente al hombre y de ahí que forme parte de toda la historia de la humanidad, de todas las clases sociales, de todas las edades de la historia y se hace especialmente presente en algunos tiempos y días.

Tenemos tantas ganas de celebrar y nos parece tan importante que hasta en estos últimos años las celebraciones llenan nuestras publicaciones en las redes sociales y parece que no celebramos si no lo compartimos. Si no se ve, no existe, dicen algunos.

Pero el deseo de celebrar es mucho más profundo y nace de las propias entrañas del ser humano. Deseo celebrar una llegada, deseo celebrar un encuentro, deseo celebrar un año más de reunión familiar en la que estemos todos… pero hay un deseo por encima y que nos mueve desde hace muchos años y que Francisco y Clara especialmente lo entendieron: “deseo celebrar la memoria del Niño que nació en Belén y quiero contemplar de alguna manera cómo fue reclinado en el pesebre”. Y al igual que años antes Jesús pidió que se dispusiera todo para preparar la Pascua, Francisco encargó que se dispusiera todo para celebrar también esta pascua, este paso que supuso para la humanidad el nacimiento de Jesús.

Aunque este año no todo esté como te hubiera gustado…¡¡¡celebra!!! Porque por encima de las formas, está el motivo de la celebración y ese motivo sobrepasa nuestras expectativas. Por encima de la tristeza, del desencanto, de la nostalgia, de la falta de salud, no podemos negar que lo que celebramos es el Nacimiento del Hijo De Dios.

Clara López

jueves, 8 de diciembre de 2022

SOLEMNIDAD DE LA INMACULADA

Saludo de san Francisco a la bienaventurada Virgen María

Salve, Señora, santa Reina, santa Madre de Dios, María, que eres virgen hecha iglesia y elegida por el santísimo Padre del cielo, a la cual consagró Él con su santísimo amado Hijo y el Espíritu Santo Paráclito, en la cual estuvo y está toda la plenitud de la gracia y todo bien.

Salve, palacio suyo; salve, tabernáculo suyo; salve, casa suya.

Salve, vestidura suya; salve, esclava suya; salve, Madre suya y todas vosotras, santas virtudes, que sois infundidas por la gracia e iluminación del Espíritu Santo en los corazones de los fieles, para que de infieles hagáis fieles a Dios.

martes, 6 de diciembre de 2022

GRECCIO, HACE 800 AÑOS

La Familia Franciscana durante los próximos años vamos a celebrar el octavo centenario de una serie de acontecimientos que marcaron la vida de Francisco hasta su muerte. El primero de estos aniversarios es el de la Celebración de la Navidad.

El primer biógrafo de San Francisco, Tomás de Celano, describe con todo entusiasmo cómo celebró el santo la Navidad el año 1223 en un pueblo llamado Greccio.

Francisco quiso reproducir lo más fielmente posible un segundo Belén, con un buey y una mula, en una cueva, en plena naturaleza y en medio de la noche. Quiso que la gente de Greccio y los hermanos de los eremitorios más cercanos participaran de lo que allí se celebraba y que esa celebración los animara a una mayor fe y devoción. Una parte de esa celebración nocturna a cielo abierto fue precisamente, la celebración de una misa, en la que Francisco participó como diácono, leyendo el Evangelio y predicando. Su predicación no fue una predicación doctrinal, sino mímica. Lo hizo con el corazón y con las manos, con el rostro y con los gestos, con las palabras y con todo su ser. Aquella celebración fue mucho más que la representación del misterio del nacimiento del niño Jesús. De hecho, dice Celano en ese relato que la fe apagada en los corazones de muchos se despertó a una nueva vida.

La tradición popular considera a san Francisco como el “inventor de los belenes”, desde lo que vivió aquel día.

El Papa Francisco hace tres años firmó en ese mismo lugar, en Greccio, una Carta apostólica, “Admirabile signum”, sobre el significado y el valor del Belén en Navidad. Cada año, cuando llegan el tiempo navideño muchas familias se afanan por preparar el Belén. Es todo un rito que se vive con expectación, sobre todo se hay pequeños en casa. Incluso en las vacaciones de Navidad, una de las cosas que hacemos es visitar los belenes en iglesias o en lugares donde las asociaciones de belenistas nos muestran todo un arte en la creación y recreación de los mismos.

Para el Papa esta es una tradición que ayuda de manera “dulce y exigente” a trasmitir la fe de padres a hijos. “Comenzando desde la infancia y luego en cada etapa de la vida, nos educa a contemplar a Jesús, a sentir el amor de Dios por nosotros, a sentir y creer que Dios está con nosotros y que nosotros estamos con Él, todos hijos y hermanos gracias a aquel Niño Hijo de Dios y de la Virgen María. Y a sentir que en esto está la felicidad”.

Al celebrar este año la Navidad y al recordar aquella fecha de 1223, grabada en la espiritualidad franciscana, “también nosotros abramos el corazón a esta gracia sencilla, dejemos que del asombro nazca una oración humilde: nuestro “gracias” a Dios, que ha querido compartir todo con nosotros para no dejarnos nunca solos”.

Benjamín Echeverría, capuchino

jueves, 1 de diciembre de 2022

DESEO

Desear es un verbo, deseado es un adjetivo y deseo es un sustantivo y las tres palabras nos llevan a la misma realidad, una realidad que comienza en el interior de cada uno de nosotros y nos llevan a luchar cada día por algo que nos ilusiona o que creeemos que necesitamos o solamente nos apetece. Y por este impulso surgen de nosotros una cantidad enorme de distintas emociones. Yo también soy una de esas personas que se levantan cada día con un anhelo profundo, con un deseo o con varios y a lo largo de la vida he ido aprendiendo a que ni todos se pueden conseguir ni se pueden hacer realidad en el momento en el que queremos.

Cuando deseo algo material puedo pararme y pensar si de verdad puedo hacerlo realidad o me conviene pero cuando lo que deseo es algo más profundo no me queda otra que ponerme en manos de Dios y esperar y no porque Él me lo vaya a conceder, que hace mucho que dejé de creer en el Dios que concede deseos, sino porque en Él puedo esperar, con Él puedo continuar.

Lo más curioso es que últimamente, casi nada de lo que deseo se hace realidad por el camino o en el momento que lo deseo, sino que más bien viene por otros derroteros. Hace poco tiempo viví la experiencia de largos días de hospital que puedo asegurar que no deseaba para nada, pero un tiempo después tengo que confirmar que varios de mis deseos más profundos que necesitaba hacer realidad sí que se han hecho realidad pero en un tiempo y en una forma que no imaginaba.

María deseó y vio cumplida la promesa, Francisco deseó y preparó en Greccio un pesebre en el que hizo posible una noche la adoración del misterio más grande que tuvimos en la Tierra.

Sigamos deseando, sigamos haciendo realidad nuestros propios deseos y los de los demás pero no olvidemos que desear no es lo mismo que conseguir; en el desear va incluido el confiar y el esperar, actitudes esenciales para este tiempo de Adviento.

Clara López