miércoles, 25 de enero de 2017

CONSTRUIR LA PAZ

La paz es una de las mayores ansias del ser humano. Hay tantas maneras de decir: hacer las paces, trabajar por la paz, vivir en paz, desear la paz, dar paz... Es unos de los mejores sueños de todos los tiempos. Además toca a todos los niveles de la existencia humana: la paz social, la familiar, la paz interior... ¡Cuántas luchas por conseguir la paz!

A menudo pensamos que la paz es un estado, una situación de ausencia de conflicto, de guerra, de lucha, como una manera tranquila de vivir sin sobresaltos. Sin embargo, una y otra vez se rompe ese tipo de armonía que se parece a lo que llamamos paz; y vuelta a empezar por conseguir eso que añoramos. Pero, tal vez, la paz no sea un estado sino una dinámica, un trabajo sostenido, una tarea que nunca acaba. Quizá la paz sea esa condición necesaria (social o familiar o personal) donde pueden emerger las realidades más humanas, esas que nos hacen mejores. Esas condiciones hay que buscarlas, trabajarlas, desarrollarlas. Puede ser en lo social (justicia, equidad, respeto, tolerancia, libertad...), o en lo personal (autoconocimiento, cariño, autenticidad, sabiduría...).

Por ello, siempre estaremos siendo constructores o destructores de paz. Siempre será algo inacabado, y por ello siempre habrá posibilidad de avanzar en ese camino de la paz. Qué hermoso encontrar personas que trabajan por la paz, personas pacíficas, pacificadas, hacedores de paz. Es una de las bendiciones mayores en la convivencia social y fraterna. Ellos serán llamados hijos de Dios.

A su vez, la paz es también un don, un regalo, una bendición. Solemos decir encontrar la paz, pedir la paz, recibir la paz. Desde la fe pedimos a Dios que nos dé su paz. Y es Jesús el que nos dice “mi paz os dejo mi paz os doy”. Y es también Él el que nos envía al mundo a proclamar la paz: “En cualquier casa que entréis, decid primero: 'Paz a esta casa'”.

Carta de Asís, enero 2017

“Basta con una mano para matar.
Necesitamos dos para acariciar, dos para aplaudir,
todas las manos del mundo para la paz.”
(Gloria Fuertes)

viernes, 20 de enero de 2017

CONTIGO HASTA BELÉN

Este es el video que los alumnos de Bachillerato del colegio san Buenaventura de Murcia hicieron para felicitar la Navidad. La idea surgio como un mannequin challenge inspirado en el lema de adviento-navidad de este curso "Contigo hasta Belén". Gracias y enhorabuena por el trabajo.

miércoles, 18 de enero de 2017

EL AMOR ESTÁ EN LO QUE SE TIENDE

Estas palabras del poeta gallego José Ángel Valente me han dado pie para esta reflexión, porque si el amor está en lo que tendemos, vamos a empezar la jornada con una súplica: Que Dios nos conceda ser artesanos de la paz tendiendo puentes, que acerquen, que establezcan conexiones, que unan.

¿Qué son los puentes? El diccionario dice que son «estructuras de distintos materiales construidos para salvar niveles excesivos, para lograr la continuidad en lugares interrumpidos por la presencia de obstáculos difíciles de superar». Pero el fin de todos los puentes es siempre el mismo, acortar distancias, salvar desigualdades, soportar el rodaje de vehículos … Nosotros podemos tender puentes que favorezcan la paz por donde puedan transitar toda clase de personas, puentes que les brinden ocasión de encontrarse, de reconocerse … Ser puente es también ser soporte seguro para el que se decida a cruzarlo. Si en el campo de la técnica existe tanta variedad de puentes: levadizos, colgantes, transbordadores… algunos tan sofisticados que son un verdadero alarde de ingeniería…

¿Cuántas clases de puentes podemos construir en el plano humano-espiritual? Veamos algunos. Vamos a esforzarnos, hoy, en tender: puentes de comprensión, de cariño, de cercanía cordial, que rompen la soledad; puentes de amor, de ternura, que iluminan situaciones de desvalimiento o de enfermedad; puentes de palabras suaves, mansas, porque el gritar no es signo de paz; puentes de caridades ocultas, de delicadezas pequeñas con las que muchas veces podemos hacer felices a los demás; puentes que unen orillas muy distantes ocasionadas por prejuicios, por malentendidos, que alejan y son verdaderas amenazas para la paz; puentes que superan las diferencias, pasan por alto lo dispar, acogen las desigualdades para acrecentar la unidad; puentes recios que sirven de soporte a quienes los quieran cruzar agobiados por el peso del dolor, de la ansiedad y al mismo tiempo les sirvan de apoyo y estímulo; puentes de silencio, muy fecundo cuando las palabras no son capaces de expresar el consuelo que quisieran prodigar; puentes de armonía, de callada interioridad, de fraternidad; puentes de oración: son puentes gigantes, que abrazan los continentes, cruzan los ríos y el mar y son ayuda invisible pero real y llegan a los lugares más lejanos; puentes de autodominio, de servicio incondicional, de olvido propio, sólo aspiran a que otros puedan gozar; puentes de reconciliación: es más difícil reconstruir sobre ruinas de lo que se ha roto que hacerlo de nuevo … pues también esa medida debemos alcanzar.

Tendamos puentes de la mañana a la noche, en la familia, en el trabajo, en la amistad, en la profesión, en la sociedad. No olvidemos que ser puente es servir de vínculo, de conexión, de enlace. Aspiremos a ser puentes que brinden encuentros; pero puentes, sólo puentes olvidados de lo que ofrecen y dan. Vivamos este día tendiendo puentes. Aspiremos a ser peritos en esta tarea hasta llegar a convertirnos nosotros en puentes para los demás. Seamos puentes en lo cotidiano y que nuestros puentes sean siempre porta-paz.
Juan Jauregui

miércoles, 11 de enero de 2017

PREGÓN DE NAVIDAD 2016: DIOS SE HACE PEQUEÑO

EL Pregón de 2016 lo celebramos el pasado 18 de diceimbre en el Centro Social que los capuchinos tienen en Zaragoza y que atienden a personas sin hogar. Fue muy especial, y como muestra os ponemos una foto de todo el grupo y la carta que escribió el obispo de Tánger en torno a la Navidad que escuchamos en la Eucaristía final del encuentro.

CONTRA LA NAVIDAD:
La pregunta que se formuló en la tertulia televisiva era ésta: “¿Van contra la Navidad los Ayuntamientos populistas?”
Por un momento pensé si en esos Ayuntamientos se iban a organizar piquetes informativos para impedir a los fieles la entrada a las celebraciones; o tal vez la Autoridad habría secuestrado los Leccionarios del territorio comunal para que en las misas no se pudiera proclamar la palabra de Dios; puede que hubiesen sellado los sagrarios de las iglesias; puede que hubiesen encerrado a los pobres lejos de nuestras mesas.
Pero no era nada de eso. Era sólo cuestión de adornos que se ponen en las calles, de nombres con que se designa la fiesta, y puede que de atuendos, aún desconocidos, que los Magos lucirán en las cabalgatas de Reyes.
Un 59% de los que respondieron, optaron por el SÍ.
Y eso me llevó a preguntarme yo también quién va contra la Navidad.
No sé si lo hacen los Ayuntamientos populistas.
Sé con certeza que van contra la Navidad los que señalan como delincuente al okupa, al mantero, al mendigo, al drogadicto, al emigrante, al diferente…
Sé que marchan contra la Navidad los que permiten que en el Mediterráneo perezcan a millares hombres, mujeres y niños; los que ni siquiera se molestan en contar los cadáveres que allí quedan sepultados; los que pagan, para que emigrantes y refugiados queden atrapados sin futuro entre las concertinas de nuestras fronteras.
Sé que se movilizan contra la Navidad los cristianos que asocian refugiado a terrorista, emigrante a mafioso, musulmán a amenaza, diferente a enemigo de nuestra identidad.
Sé que son la anti Navidad los que profanan el santuario de las familias con la violencia de las armas, con el horror de las guerras; los que sacan beneficio del sufrimiento ajeno; los poderosos que van llenando el mundo de santos inocentes.
Me pregunto si yo mismo, y quienes formularon el interrogante en el canal televisivo, no seremos los que realmente estamos haciendo imposible la Navidad.

Santiago Agrelo, obispo de Tánger


viernes, 6 de enero de 2017

CARTA DE REYES

Queridos Reyes Magos:
Este año quiero pediros que no me traigáis nada para mí.
Todos los años estoy pensando y pensando en lo que quiero, creándome necesidades nuevas y buscando otros caprichos, para aprovechar este día y sacaros partido. Pero este año voy a pediros que me descentréis de mí mismo, que me ayudéis a salir de este egoísmo que me envuelve, que me distraigáis de mis sensaciones, emociones y placeres, para escuchar solamente lo que le pasa al otro.
Este año podríais cambiar el oro, incienso y mirra, por otras cosas que urgen.

Traednos solidaridad y justicia, para que repartamos.
Traed trabajo para los que no lo tienen y quitádnoslo a los que tenemos de más.
Traed ilusión para los tristes y animadnos a que les contagiemos vida.
Traed ternura para captar lo que le duele al hermano.
Traed sensibilidad para adivinar lo que necesita la persona que tenemos al lado.
Traed tolerancia, para que vivamos unidos y celebremos nuestras diferencias.
Traed paz, para que frenemos los pequeños y grandes desencuentros.
Traed sosiego, para que no andemos todos como locos corriendo tras no sé qué.
Traed sonrisas, para que nos regalemos unos a otros nuestro mejor gesto.
Traed equilibrio, para que encontremos todos la mejor manera de vivir.
Traed serenidad, para que sepamos aceptar las dificultades de la vida.
Traed contemplación, para que no se nos escape la belleza sin disfrutarla.
Traed escucha, para que nos hagamos hueco en el corazón unos a otros.
Traed encuentros, para que nos disfrutemos mutuamente.
Traed abrazos, para que nos los regalemos en la vida diaria, que sanan mucho.
Traed sabiduría, para que podamos con la enfermedad y los problemas.
Traed romances, para que no dejemos que la rutina apague nuestro amor.
Traed austeridad, para que aprendamos a vivir en la libertad del no tener todo.
Traed osadía, para que nos atrevamos a contar lo que vas haciendo en cada uno.
Traed paciencia, para que sepamos respetar los ritmos de la vida, sin acelerarla.
Traed energía, para que no decaigamos ni vivamos una vida light y mortecina.
Traed comunicación, para que hablando la vida, nos sintamos profundamente iguales.
Traed resurrección, para que estemos convencidos de que no hay muerte que nos pueda.
Traed creatividad, para reinventar el momento, las relaciones y la vida.
Traed belleza, para que la sepamos poner en todo aquello que hagamos.
Traed ternura, para llenar el mundo de Amor y sentirnos todos hermanos.
Traed diversión, para vivir la apasionante aventura de la vida con chispa y con humor.
Traed intimidad, para cuidar los momentos especiales con Dios y con el otro.

Traednos a Dios, mejor, no traigáis nada de lo anterior, traednos a ese Dios que os encontrasteis, porque con Él en nuestra vida conseguiremos todo lo anterior.

Mari Patxi Ayerra 

jueves, 5 de enero de 2017

HIJO DE LA TIERRA

Hay un documental, premiado en los Goya, que lleva el título de Hijos de la tierra. De él tomamos el título, nada más. Es que podemos entender a Jesús como un hijo de la tierra, el mejor, el más fiel, el más de la tierra.

El imaginario religioso nos da a pensar que Jesús viene de arriba, de las estrellas, del cielo. Lo creemos tan divino que su nacimiento no puede ser tan humilde y tan pobre como el nuestro que tiene por origen la tierra, el vientre de una madre que es de la tierra. Pero el nacimiento de Jesús es así de igual y su origen exactamente el mismo. No viene de las estrellas, viene de la tierra.

Por eso, el misterio de la encarnación puede llegar a plantearse y vivirse desde esta simple y contundente pertenencia a la tierra. ¿Cómo esto que es de la tierra tiene dentro el hálito de lo divino, la vida de un humilde que se identifica con la tierra, la fuerza de la pobreza de la tierra?

Nos sentimos mejor en el imaginario de lo excelso, de lo distinto, de lo especial, de lo divino. Pero, ¿no podríamos, como creyentes adultos, pensar en un Jesús que encarna lo divino siendo tierra? ¿Es poco pensar y amar a un Dios que es tierra por amor? ¿Es empobrecerla resituar la encarnación en el marco de lo terrestre? ¿No es eso mismo la encarnación, locura de amor del Dios que se mezcla a la tierra?

Y si se acepta esto, la derivación es fácil: sería tarea nuestra encarnacional no solamente el vivir bien en la tierra, sino el sentirse tierra, viniendo de ella y volviendo a ella, como madre que nos da a luz y madre que nos acoge al final para una vida plena. Hacer más “terrenal” la experiencia cristiana; ésa sería una tarea encarnacional.

Quizá sea mejor equivocarse en un planteamiento espiritual que quedarse quieto en los de siempre y vivirlos rutinariamente. Y la Navidad, con toda su parafernalia, empuja a quedarse en lo de siempre, aunque como adultos que tienen conciencia nos percatemos que eso es mera y bienintencionada superficialidad.

Por eso, cualquier intento de que la hermosa Navidad no pase en balde será válido. Si no sirviera este enfoque, otro. Pero situarse en planteamientos que no enriquecen tampoco lleva a nada.
Fidel Aizpurúa, capuchino

martes, 3 de enero de 2017

RECUENTO PERSONAS SIN HOGAR 2016, EN ZARAGOZA

El pasado mes de Noviembre vivimos una experiencia de lo más gratificante y llena de emociones.

Fuimos participes del recuento bianual que hace Cruz Roja de personas sin hogar. Y al final de la noche, volvimos a la sede con una sonrisa y muchas experiencias que compartir.

Empezando por el maravilloso hecho de conocer al resto de voluntarios, personas de tu misma ciudad con tus mismos intereses y preocupaciones sociales. Ver a tanta gente interesada en darse a los demás, aunque sea por unas horas.

Cuando salimos a peinar la ciudad, teníamos ideas contrarias a la hora de encontrarnos con gente: por una parte, estábamos deseosos de encontrarnos cuantas menos personas mejor; y por otra, queríamos poder tener la experiencia y la oportunidad de hablar con una de estas personas, escucharles y darles nuestro tiempo y nuestra pequeña ayuda.

En mi grupo tuvimos la suerte o la desgracia de encontrarnos con 5 personas en situación de pobreza, y de poder hablar con dos de ellos. Les prestamos nuestra escucha atenta, un regalo que parece mínimo pero que no lo es para quién nunca ha sido escuchado. Todos queremos ser oídos, y no ser una mota de polvo que vuela por la ciudad, sin ser vista ni atendida.

Era curioso observar como el resto de viandantes nos miraban mientras hablábamos con una de las personas sin hogar. Desde mi posición, sentada en el suelo junto a una mujer que pedía en la calle, vi cómo nos miraban. Primero, con sorpresa y estupefacción: qué hacen ahí, sentadas y hablando con esa persona a la que veo cada día con pena o indiferencia, pero pasando de largo con rapidez, sin pararme siquiera a pensar que es una ciudadana igual que yo. Después comencé a ver en sus ojos interés, por ver qué hacíamos ahí: la curiosidad que te pica, ante una situación poco habitual. Por último, vi como algunos nos miraban con admiración, como valorando lo que allí estábamos haciendo.

Esto me lleva a pensar que queda mucho por concienciar en esta sociedad. Vivimos en nuestra rutina sin conocer la gran y cruda realidad de tantas y tantas personas que no tienen un lugar al que llamar hogar.

Animo a todo el mundo a participar en otros recuentos y en el voluntariado de Cruz Roja que a diario trabaja por y para las personas sin hogar, para que sus vidas sean un poquito mejor.

Y solo deseo que el recuento cada vez nos salga menor, que haya un hogar para cada ciudadano.
Irene Ortiz

domingo, 1 de enero de 2017

¡FELIZ AÑO NUEVO!

Si luchas por los demás y piensas seguir haciéndolo;
si levantas a los que se encuentran caídos a tu lado,
si escuchas al que necesita explayarse con alguien,
si visitas al enfermo y al solitario,
si colaboras para remediar las injusticias;
si procuras una y mil veces ser bueno y portarte como un hombre o una mujer,
aunque muchas veces constates que eres una calamidad;
si gastas trescientos sesenta y cinco días en ayudar al prójimo en lo que has podido…
¡FELIZ AÑO NUEVO!