miércoles, 27 de diciembre de 2023

REVELAR EL MISTERIO

La Navidad es un tiempo para confrontarse con el misterio y un tiempo para recordar y celebrar al Jesús revelador del misterio, hombre que se ha lanzado al río del misterio y nos lo ha hecho cercano y asequible. “Oh, gran misterio y admirable sacramento”, decían los antiguos cuando celebraban la Navidad: misterio que nos lleva a Jesús y a Dios, sacramento que nos señala en la dirección de lo profundo.

Que la Navidad de este año pueda ayudarnos a celebrar con gozo el amparo del Jesús que nos revela el misterio y a vivir con alegría la certeza de que, por Él, el misterio y nuestra vida, por sencilla que sea, se mezclan. No nos apeemos de los anhelos espirituales; no dejemos de cultivar la mística, la profundidad.

domingo, 24 de diciembre de 2023

LA LUZ BRILLA EN LA TINIEBLA

Cualquiera de las frases del prólogo del evangelio de Juan podría servirnos para alimentar nuestra espiritualidad en el día de Navidad. Tomamos esa que dice: “La luz brilla en la tiniebla”. Quiere decir que, por Jesús, sabemos que la luz vencerá a las tinieblas; que el fondo oscuro que nos habita y que sale fuera con tanta frecuencia se cambiará en luz; que las maneras negativas que tenemos de enfocar la vida irán transformándose en modos luminosos y humanos de entendernos.

¿Cómo contribuir a ese cambio, como podemos hoy ser luz?
  • Intenta valorar lo bueno de los demás: todo el mundo tiene algo bueno. Intentemos valorarlo, pongamos el acento ahí, cambiemos la mirada.
  • Agradece lo que está bien hecho: no se trata de adular, sino de agradecer lo que los demás hacen bien, que suele ser bastante.
  • Bendice y no maldigas: la bendición genera humanidad. El Papa dice que hay que bendecir incluso a quienes quieren vivir en pareja homosexual. ¡Qué menos! Son personas y en su amor está Dios.
Cualquiera lo entiende: de qué nos serviría recordar cada año la Navidad, si no es para hacer más luminosa nuestra vida, más humana, más fraterna. Iluminar las calles es fácil y puede que esté bien; iluminar un portal está bien; mandarnos bonitas felicitaciones por wasap tiene su sentido. Pero todos entendemos que ser luz en la vida cotidiana tiene que ser algo de más fundamento. Tiene que ver con nuestra aportación a la vida: ¿Qué mundo vamos a dejar a los que nos siguen? ¿Más luminoso o más en tinieblas? La luz de Belén que muchos aprecian se refiere a nuestra vida, no tanto a la llama de una vela.

Recordamos un breve cuento de Eduardo Galeano: "Un hombre del pueblo de Neguá, en la costa de Colombia, pudo subir al alto cielo. A la vuelta contó. Dijo que había contemplado desde arriba, la vida humana. Y dijo que somos un mar de fueguitos. -El mundo es eso -reveló- un montón de gente, un mar de fueguitos. Cada persona brilla con luz propia entre todas las demás. No hay dos fuegos iguales. Hay fuegos grandes y fuegos chicos y fuegos de todos los colores. Hay gente de fuego sereno, que ni se entera del viento, y gente de fuego loco, que llena el aire de chispas. Algunos fuegos, fuegos bobos, no alumbran ni queman; pero otros arden la vida con tanta pasión que no se puede mirarlos sin parpadear, y quien se acerca se enciende".

Somos fuego que ilumina; seamos fuego que ilumina y calienta. Hoy hacemos nuestro aquel hermoso canto de Taizé: “En nuestra oscuridad, enciende la llama de tu amor. Señor”. Que tengamos este año una Navidad luminosa.

Fidel Aizpurúa, capuchino

jueves, 21 de diciembre de 2023

CON UN POCO DE HUMOR

“Hay que tomarse la vida en serio” es una frase bastante oída. Y ciertamente así ha de ser. Sólo se vive una vez y, por tanto, hay que querer jugar bien la partida. No podemos perder el tiempo de nuestra existencia en vaciedades y en superficialidades. Pero también es verdad que, para poder vivir con seriedad la única vida que se nos ha dado, tenemos que aprender a relativizar muchas cosas que, de primeras, nos parecen muy importantes y que en el devenir de la vida vemos que no lo son tanto. Cuando nos vemos entrampados por tantas necedades podemos desesperar o podemos tomarlo con deportividad y, sobre todo, con un sabio humor que nos ayude a encajar esas cosas que nos harían sonrojarnos: sueños megalómanos, ansias de perfección, envidias, vanidades, nuestras pequeñas mentiras para con nosotros mismos, nuestras necesidades inconfesadas… Es ese punto de humor que nos hace reírnos de nosotros mismos.

No es el humor de los escépticos, de las personas que no esperan ya nada de nadie ni ese humor ácido que corroe toda esperanza. Este tipo de humor no ayuda a la vida humana, sino que la destruye, aniquila todo cambio porque no hay futuro deseable, ni pasado donde apoyarse. Por ello, el presente pierde todo apoyo. No; no es este el humor saludable.

El punto de humor necesario que nos ayuda a vivir saludablemente es ese que nos pone ante nuestra realidad desde una mirada donde vemos nuestras limitaciones, pero con cariño, acogiendo nuestras impotencias, incluso nuestras mediocridades. Es ese punto de humor necesario que denota humildad para reconocer nuestros límites y pecados. Y, sin embargo, en vez de llevarnos a la desesperación nos lleva a la reconciliación con nosotros mismos y con el mundo.

A ello nos ayuda la mirada de Dios, que, sabiendo de nosotros como nadie, no reniega de nosotros, sino que nos reconcilia con Él y con nosotros mismos desde su amor.

Carta de Asís, diciembre 2023

martes, 19 de diciembre de 2023

HABRÁ NAVIDAD

Llegamos, un año más, a esta época del año que la sentimos más emotiva y familiar, por la cantidad de encuentros que vivimos y por esos deseos de amor y alegría que compartimos estos días.

Tal vez tengamos la conciencia de que nuestro mundo y nuestra vida es cada día más complicada. Pero tampoco este año queremos dejar de pasar la oportunidad de mandarnos mensajes de apoyo y cercanía en estos momentos complicados.

Estos años la familia franciscana estamos recordando los 800 años de algunos hechos de la vida de Francisco que han pasado a la historia y a nuestra espiritualidad franciscana. En el 2023 hemos recordado que hace 800 años, en Nochebuena, en Greccio, Francisco quiso celebrar la Navidad en torno a un pesebre, reviviendo así el nacimiento de nuestro Dios. Para los cristianos este es un acontecimiento tan grande que nunca ha podido ser olvidado. Año tras año el Nacimiento del Hijo de Dios es recordado y celebrado de distintas formas, y en ellas encontramos la magia o el espíritu de la Navidad.

Al ponerme a escribir estas letras me vienen a la memoria las letras de algunas canciones y villancicos propios de este tiempo, cuyas letras quisiera ordenar y proponeros a modo de felicitación y mensaje navideño. En primer lugar, recuerdo aquel villancico titulado “los Reyes de Oriente” que cantaba el coro de jóvenes en la parroquia capuchina de Valvanera de Logroño, que debió de formar parte de uno de los festivales de villancicos que se organizaban en distintas parroquias y lugares. En el canto se alternaba la voz del solista, que refleja el espíritu navideño, y la respuesta del coro, que describe la cruda realidad de nuestro mundo.
  • “Oh, blanca Navidad - Aquí no nieva nunca…
  • Paz y felicidad - Aquí aún ha guerra…
  • Muy Feliz Navidad - ¿Dónde está la igualdad?...
  • Ay del Chiquirriquitín - Aquí los niños lloran…
  • Pero mira cómo beben – Sin agua no hay peces…
  • Estribillo: Y los Reyes de Oriente van a Occidente a dejar sus regalos a otra gente”.
La Navidad ha sido secularizada porque ha entrado en el mercado de los regalos y porque también se hacen presentes distintos personajes, nacionales o de tradiciones navideñas de otros lugares, que también forman parte de su celebración. Pero, como dice L. Boff, “nadie ha conseguido todavía destruir el espíritu de la Navidad. Se trata de un aura bienhechora que es preciso conservar, pues nos hace más humanos”. Así lo expresa también J.L. Perales en sus canciones:

Mientras haya unos labios que hablen de amor
Mientras haya unas manos cuidando una flor
Mientras haya un futuro hacia donde mirar
Mientras hay ternura habrá Navidad”.

Benjamín Echeverría, capuchino

domingo, 17 de diciembre de 2023

ALLANAR CAMINOS

El mensaje de Juan el Bautista es claro: “Allanad caminos”, facilitad las cosas, ayudad a la buena relación, no pongáis palos en las ruedas, no compliquéis las cosas simples. Esta frase es del profeta Isaías, mucho más antigua que los evangelios. Porque, desde siempre, hay personas que dificultan las cosas, que las enredan, que las oscurecen.

Para celebrar la Navidad que se acerca hay que aclararse: no es posible entender qué es la Navidad si pretendes confundir, engañar, complicar innecesariamente las cosas. Es preciso encontrar lo mejor de nuestro interior para tener una actitud conciliadora, la de quien allana las cosas.

¿Cómo podríamos allanar caminos? Damos tres pistas:
  • Crea vínculos: lo que tantas veces decimos: es más lo que nos une que lo que nos separa. Trata de subrayar eso que nos une. No te cebes en lo que nos separa, aunque haya que tratarlo. Tener una familia, vivir en una ciudad, habitar un país crea vínculos que merece la pena cuidar, tratarlos bien. Porque la vida subsiste donde hay fraternidad, vínculo, comunión. Por difícil que sea, esto sigue teniendo valor, tanto humano como cristiano.
  • Aporta soluciones: no es de recibo poner siempre pegas sin tratar de aportar soluciones. No solamente critiques, intenta decir algo positivo a ver si, por algún lado, surge la luz. No menosprecies las soluciones de los demás si tú no aportas ninguna. Todos podemos esbozar soluciones. Quizá alguna sea luminosa para todos.
  • Considera el sufrimiento del otro: porque ese es un gran obstáculo que hay que superar: pensar que solamente yo soy el que sufre. Aquel con quien tengo dificultades, también sufre, también llora. Ponte en su lugar, métete en sus zapatos, como se suele decir, para saber dónde le aprietan.
La Iglesia está celebrando un sínodo sobre la Sinodalidad, la participación de los cristianos en la vida de la Iglesia. Algunos lo miramos con desconfianza porque la Iglesia avanza muy lentamente.

Pues bien, en tu parroquia, en tu familia, en la sociedad, trata de allanar las cosas, valora los esfuerzos de quienes proponen soluciones.

Quien quita obstáculos es quien mejor prepara la venida del Señor.

Fidel Aizpurúa, capuchino

jueves, 14 de diciembre de 2023

DIOS CON NOSOTROS

El que viene nos enamore y
su Amor nos “queme las entrañas”.

El que viene nos descoloque y
su Camino “nos proponga cambios de sentido”.

El que viene nos habite y
su Verdad “nos haga libres”.

El que viene nos interpele y
su Vida “nos sane las heridas”.

El que viene nos ilusione y
su Luz “nos sostenga en la confianza”.

El que viene nos recree y
su Pobreza “nos provoque vértigo”.

El que viene nos cuestione y
su Alegría “nos encuentre buscando la felicidad en él”.

El que viene nos contagie y
su Palabra “nos encienda el corazón”.

El que viene nos espabile y
su Espíritu “nos arranque las viejas formas y costumbres”.

El que viene nos okupe y
su Promesa “nos mantenga con la fuerza de su fidelidad”.

El que viene nos movilice y
su Esperanza “nos haga soñar y profetizar”.

El que viene nos aliente y
su Encarnación “nos impulse a optar por los más débiles”.

El que viene nos irradie y
su Pasión por la Humanidad “nos proyecte a Anunciar la utopía de la Cruz”.

domingo, 10 de diciembre de 2023

JESÚS ACOMPAÑA NUESTROS PASOS

Hay en el evangelio de este domingo 2º de Adviento una frase que, explicada, puede iluminarnos en este caminar hacia la Navidad. Dice Juan Bautista que él no es “quién para agacharse y desatar la correa de la sandalia” de Jesús. ¿Qué quiere decir esto? Demos un pequeño rodeo.

En tiempo de Jesús había en el judaísmo una ley que se llamaba la ley de levirato. Tal ley dice que si una mujer queda viuda sin descendencia, la tome su hermano como mujer para que no se pierda el apellido.

¿Pero qué pasa si uno, llegado el caso, no cumple la ley? Se le escupe en el rostro, paga una multa y se le desata la correa de la sandalia. Esto es lo nuestro.

¿Qué quiere decir el Bautista? Que Jesús ha sido el buen marido, el que ha cumplido la ley de proteger al desamparado, que nadie tiene, pues, derecho a desatarle la correa de la sandalia.

O sea: se está queriendo decir que nuestra vida nunca está sola, que habríamos de cultivar la certeza de que Jesús acompaña nuestros pasos, que nunca estamos dejados de la mano de Dios. La fuerte soledad que a veces experimentamos en nuestra vida podría ser mitigada por esta certeza de que Jesús hace camino con nosotros.

Aunque estar a solas en momentos puntuales puede ser positivo, sentirse solo es una de las peores sensaciones que puede experimentar el ser humano. En realidad, las personas somos seres sociales y a nadie le gusta estar aislado o marginado. Cuando nos damos cuenta de que realmente estamos solos es cuando necesitamos más a otros.

Pues bien, celebrar la Navidad es ahondar en la certeza de que la nuestra es una vida acompañada. Eso puede llevarnos a acompañarnos unos a otros con más generosidad. Esa sí que sería una buena manera de vivir la Navidad.

Fidel Aizpurúa, capuchino

jueves, 7 de diciembre de 2023

COMO LA NIEBLA BAJO LA PUERTA

Hay una frase en la LS’ 112 que suele pasar desapercibida pero que es honda y poética a la vez: «La auténtica humanidad, que invita a una nueva síntesis, parece habitar en medio de la civilización tecnológica, casi imperceptiblemente, como la niebla que se filtra bajo la puerta cerrada. ¿Será una promesa permanente, a pesar de todo, brotando como una empecinada resistencia de lo auténtico?».

La puerta cerrada bloquea el paso, es un muro de oposición, el empecinamiento de quien piensa que la identidad sale fortalecida del aislamiento, cuando es al revés. Pero aun así, la humanidad, terca, se filtra por la rendija de debajo de la puerta y su aroma se expande por la casa, como el nardo aquel de Betania (Jn 12,3). Con una grieta le es suficiente a la vida para florecer. Es la “empecinada resistencia” del bien que se vierte en la vida, aunque no sepamos cual es su fuente y origen,

Adviento es tiempo propicio para creer en la “promesa permanente” de que lo humano, el bien, está ahí, muchas veces sojuzgado por el mal, muchas veces desterrado por los apóstoles de la infelicidad. Lo “auténtico” sigue haciendo parte del caudal de la vida.

Conectamos así con lo más propio del Adviento: alimentar la esperanza, leer los signos de los tiempos desde la perspectiva de la esperanza. Y, como dice el final de la LS’ (244): «Que nuestras luchas y nuestra preocupación por este planeta no nos quiten el gozo de la esperanza». Tras ese gozo que eclosiona en la Navidad van los caminos del Adviento.

Fidel Aizpurúa, capuchino

martes, 5 de diciembre de 2023

CRÓNICA DE LA FUENTE DE SILOÉ 2023

Un año más por estas fechas, la Pastoral Juvenil organiza la Fuente de Siloé y todos hacemos un hueco en nuestras, con demasiada frecuencia, ajustadas agendas, para participar en lo que consideramos un encuentro muy especial. Como cada año, a la cita están convocados animadores de pastoral y gente cercana a nuestras presencias capuchinas de toda España, reuniendo, en esta ocasión, gente de Gijón, Logroño, Madrid, Totana y Tudela, siempre un grupo pequeño y afín, con ánimo de hacer un parón en lo cotidiano para mirar un poco lo que muchas veces dejamos a un lado en el camino.

La convocatoria de este año, como en otros encuentros, nos invita a trabajar con el lema de la campaña que nos acompañará este curso 23/24 y que es “Sanando heridas”, dividiendo el encuentro entre las heridas personales, las heridas del mundo, y las heridas según Francisco de Asís.

Domingo Añó nos acompañó con las heridas personales, esas a las que a veces no prestamos la suficiente atención, bien porque son superficiales y guardamos la esperanza de que sanen por si solas, con el paso del tiempo, o bien porque son demasiado profundas y no sabemos cómo afrontarlas, como comenzar a sanar. Porque a veces cuesta pensar que sanar es un proceso, a veces largo, con etapas diferentes, difíciles, que comienzan desde el interior de la propia herida, reconociendo que está, su presencia y lo que ella conlleva y ocasiona en nuestro interior.

Xavier Parra nos preparó un texto sobre las heridas del mundo, esas que a veces por no prestar atención, otras veces por no ser capaces de “mojarnos” ignoramos o pasamos por alto, pensamos en que otro vendrá detrás que lo arregle… y así vamos, y así van ellas. Vivimos en un mundo herido, lleno de hermanos heridos también, y debemos de poner el foco en ello para despertar y sanar desde lo pequeño aquello que es más grande y afecta a más personas, hermanos nuestros también.

Y por último, Jesús Torrecilla nos invitó a descubrir las heridas de Francisco de Asís, y como ellas le permitían sanar aquello que estaba a su alcance, aquellas heridas que curaban.

Agradecer a Jesús Rodríguez Chilan por acompañarnos en la celebración del domingo, primero de Adviento, cerrando así con broche de oro un fin de semana para descubrir lo que otras veces ignoramos o pasamos por alto. Y también, como no, agradecer a las hermanas Pastorinas de Madrid, que han abierto su casa para acoger el encuentro de este año.

Patricia Arenas

domingo, 3 de diciembre de 2023

VELAD SEMBRANDO EL BIEN

En este comienzo del Adviento leemos en el evangelio la clásica recomendación espiritual: velad. Para celebrar bien la próxima Navidad es preciso aguzar la mirada, vivir con ojos abiertos, velar.

¿Y cómo velar? Si se hace pasivamente, si se nos dice que hay que velar pero nadie sabe cómo, si todo queda en agua de borrajas, hemos echado en saco roto al evangelio. Hay que intentar darle, de algún modo, algo de cuerpo.

Quizá nos pueda ayudar la Palabra. En el libro del Eclesiastés se dice: “Siembra el bien por la mañana y por la tarde, porque no sabes cuál de las dos siembras fructificará; quizá las dos” (Ecl 11,6). Velar sembrando el bien. He ahí una pista concreta. ¿Y cómo sembrar el bien?
  • Siembra concordia: porque siempre es muy necesaria esta siembra en el campo de la ciudadanía. Pero más, si cabe, en estos momentos. Siembra sensatez, buenas palabras, buena relación. Aleja de tu boca y de tu corazón las palabras hirientes, los insultos, las exageraciones. Velar sembrado concordia es una forma óptima de estar en vela.
  • Siembra escucha: a todos nos gusta que nos escuchen porque si nos sentimos escuchados, nos sentimos más personas. Para escuchar hace falta, como dice el Papa, una “atención amante”. Es decir, hay que escuchar poniendo el corazón en aquello que se me dice. Que en este tiempo de Adviento tengamos paciencia y demos espacio a la escucha. Escuchar es una forma magnífica de estar en vela.
  • Siembra disfrute sencillo: estamos ante el puente de la Constitución y la Inmaculada. Un tiempo más amplio para el disfrute sencillo, para la conversación, las reuniones familiares, la contemplación de la naturaleza en el comienzo del invierno. Contribuyamos a una vida gozosa y sencilla a la vez. Estamos tan despistados que creemos que disfrutar es únicamente ir de compras. Cuando una conversación, un café tranquilo, un paseo por el parque o el campo pueden ser motivos de gozo. Velemos viviendo con gozo las oportunidades sencillas de cada día.
Dice san Pablo: “El que siembra escasamente, escasamente cosechará, y el que siembra en abundancia, en abundancia cosechará” (2 Cor 9,7). Hagamos de este Adviento un tiempo bueno para la siembra del bien y así crecerá la esperanza entre nosotros.

Fidel Aizpurúa, capuchino