miércoles, 31 de marzo de 2021

PASCUA JUFRA 2021 - ONLINE

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martes, 30 de marzo de 2021

PEQUEÑOS INTERROGANTES

Los grandes interrogantes que llevamos en nuestro interior permanecen siempre: ¿quiénes somos?, ¿de dónde venimos?, ¿para quién vivimos? Estas preguntas no son una ralladura sino el signo más alto de la trascendencia del ser humano y de la capacidad que tenemos de no quedarnos en la superficie de las cosas. 

Mirando el mundo con verdad y sinceridad intuimos no solo la belleza de lo que nos rodea sino también su precariedad y fragilidad. Esto nos hace sentir una profunda insatisfacción y una inquietud que ninguna realidad concreta logra colmar pero que confirma que nuestro corazón es una ventana abierta al infinito. 

Al intentar responder con verdad estas preguntas, descubrimos la iniciativa de Dios: Él sale a nuestro encuentro y nos da a conocer el misterio de su amor. Y en Jesús, que murió, resucitó y nos dio el Espíritu santo, nos hace partícipes de la vida misma de Dios y miembros de Su familia. En Cristo podemos encontrar las respuestas a nuestras preguntas y nos propone compartir su misma vida y así aprender a vivir, aprender lo que es el hombre, aprender lo que soy yo.

Al empezar la Semana Santa, ¿cuáles son las preguntas que te rondan en la cabeza? ¿Prefieres esconder la cabeza como el avestruz o te atreves a contestarlas? Si quieres, en Cristo puedes encontrar la respuesta a tus preguntas. ¿Te atreves a acompañarle en esta Semana Santa? 

oracionfranciscana.com


domingo, 28 de marzo de 2021

ECOEVANGELIO: ENTREGARNOS Y SERVIR AL FLORECIMIENTO DE TODA FORMA DE VIDA

Hace algunos meses leía planteamientos inverosímiles acerca de cómo enfrentar los efectos de la crisis climática, en concreto me detenía en la propuesta de algunos economistas al afirmar que, el fin de las abejas es un bien, porque nos obligará a la polinización mecánica por un ejército de robots polinizadores, cosa que ya sucede en China pero con mano de obra humana, la de los pobres. Otra propuesta encontrada era la de fabricar un alga capaz de absorber el CO2 (G. Giraud). La agenda oculta de estas propuestas, bien lo sabemos, no es la preservación de la vida sino la apuesta por la tecnociencia aliada a una economía basada en la producción y consumo ilimitado (cf. LS 34). Jugar a ser Dios, con esa pretensión de sustituir una belleza irremplazable e irrecuperable por otra creada por nosotros (cf. LS 34) es una forma perversa de querer suplantar a Dios con consecuencias nefastas para todas las formas de vida que compartimos este planeta.

En el Evangelio de este domingo descubriremos dos elementos contrastantes: Jesús es aclamado en su entrada a Jerusalén y al mismo tiempo vive el drama de la pasión. Juan nos cuenta que el signo de entrar a la ciudad montado sobre un borrico no fue comprendido por sus discípulos, porque «no llega en una suntuosa carroza real, ni a caballo, como los grandes del mundo, sino en un asno prestado» (Benedicto XVI). Este signo mesiánico los discípulos solo lo comprenderán a la luz de la crucifixión (Jn 12,12-16). Nosotros, también como los discípulos podemos quedarnos en esa especie bipolar de creer: aclamar a Jesús en su grandeza, pero no asumir el significado de esta exaltación en nuestro seguimiento. La primera lectura (Flp 2,5-11) nos da pistas para profundizarlo. Pablo invita a tener los mismos sentimientos de Cristo Jesús, “el cual, siendo de condición divina no consideró codiciable el ser igual a Dios. Al contrario, se despojó de su grandeza, se humilló, y se hizo obediente hasta la muerte en la cruz (cf. Flp 2, 6-8). Según R. Guridi, Jesús no renuncia a su igualdad con Dios, pero no la utiliza para su propio beneficio o para obtener ventajas. Jesús muestra con su vida que la igualdad divina significa, en última instancia, donación y entrega de uno mismo. En contraste a la opción de Jesús, en el Génesis, encontramos la tentación de suplantar a Dios, lo que destruye la armonía entre el Creador, la humanidad y todo lo creado (cf. LS 66). El abajamiento de Jesús renueva y da plenitud a toda lo creado porque Dios reconoce su entrega y lo exhalta haciéndolo Señor de toda la creación (cf. Flp 2, 9-11).

El mensaje del EcoEvangelio de este domingo quiere invitarnos a mirar a Jesús en su abajamiento y entrega hasta la cruz y desde ahí ubicarnos en nuestro rol y lugar en el mundo. No pretendamos ser como Dios, o en todo caso, creer que tenemos súper poderes para intervenir en el mundo, don de nuestro Creador. Laudato si’, nos dirá: «No somos Dios, la tierra nos precede y nos ha sido dada» (LS 67). Alterar la armonía existente en nuestro mundo nos pasará una factura muy alta que quizás nunca podremos pagar. Si bien hemos de asumir nuestro rol de administradores en la Casa común, no podemos sacar provecho de ello y destruir lo que nos ha sido dado. Con nuestra inteligencia, sabiduría y corazón hemos de entregarnos y servir al florecimiento de toda forma de vida. Esto presupone estar libres interiormente, de otra manera es difícil superar la voracidad que arruina el mundo. La libertad interior nos la da Dios. Si dejamos que Él nos habite podremos ir más allá del solo “administrar”; contemplaremos nuestro mundo con actitud agradecida y alabaremos a nuestro Creador que vive entre nosotros y en lo que nos rodea (cf. LS 225).

Hna. Gladys de la Cruz HCJC

miércoles, 24 de marzo de 2021

CUANDO EL ESPÍRITU TOCA EL ALMA

Nos está tocando vivir épocas de grandes incertidumbres en muchos ámbitos: sanitario, económico, social… También en lo espiritual. Nunca antes habíamos conocido tal pluralidad de ofertas de espiritualidad. Siendo importante estar abiertos a dimensiones más allá de lo material, de lo controlable por las ciencias humanas, también es cierto que incluso lo espiritual lo podemos vivir como producto de nuestro trabajo. Dicho en una frase: “yo me lo guiso, yo me lo como”. Pero así, nos perdemos la gran novedad de la verdadera espiritualidad: la apertura a Él.

Los testimonios dicen que Dios irrumpe misteriosamente en la vida de la persona. Esta irrupción no es fruto de ninguna preparación, sino de una apertura arriesgada a su posible presencia. Es esa sed profunda que somos, que nada la puede llenar y que se expone a lo inesperado. Y de un modo callado para todos, menos para el sujeto, Dios irrumpe discretamente en la vida de la persona. Es algo que sorprende y que lo invade todo, porque se da en lo más hondo, allá donde comienzan a tomar cuerpo todas las otras dimensiones de la persona. Es el Espíritu que ha tocado el alma.

Este suceso, nada programado, empuja a buscar ámbitos de silencio y oración para darle cauce a Él en nuestra vida; pide callar para poder “escuchar” a alguien distinto a uno mismo. Se dice que arde el corazón, que alienta la libertad como nada antes, que nos da forma nueva; se habla de un amor que estructura absolutamente todo… Y por otra parte, no nos evade del mundo, sino que nos inserta en él como nunca antes, pero totalmente renovados, de un modo libre y generoso abierto a todos; en medio del mundo. Nuestra cripta interior está habitada por el Espíritu.

Se habla de hombres y mujeres nuevos, porque han sido tocados por Dios.

Carta de Asís, marzo 2021

domingo, 21 de marzo de 2021

ECOEVANGELIO: MOSTRAR A JESÚS CUIDANDO NUESTRA CASA COMÚN

La región de América Latina es considerada la más peligrosa para ejercer activismo medio ambiental. Así lo dio a conocer Global Witness, organismo dedicado a recopilar este tipo de datos. En su informe 2019, “Defendiendo el mañana”, denunciaron que 212 activistas fueron asesinados en el mundo, las dos terceras partes eran de Latinoamérica. Estos son los mártires de hoy, testigos que han dado la vida por su comunidad, por su familia, por el mundo entero, protegiendo el medioambiente y la tierra. Estas vidas silenciadas nos recuerdan a un tal Jesús de Nazaret.

Testimonio y dar la vida para que otros vivan son elementos del Evangelio de este V domingo de Cuaresma. El texto dice que algunos griegos se acercaron a Felipe con la siguiente petición: “Señor, queremos ver a Jesús” (cf. Jn 12,21). La petición muestra la mediación para entrar en contacto con Jesús. Esta misma resuena también como imperativo para la misión. También hoy la humanidad quiere ver a Jesús y nosotros tenemos la responsabilidad de llevarlos a Él. Formas de hacerlo hay muchas, pero ninguna exime el testimonio. Y hoy ser testigos del Señor también tiene notas de cuidado por la creación. «Vivir la vocación de ser protectores de la obra de Dios es parte esencial de una existencia virtuosa, no consiste en algo opcional ni es un aspecto secundario de la experiencia cristiana» (LS 217), nos dice el Papa Francisco en la encíclica Laudato si’. Si hoy no ven en nosotros convicción y decisión por el cuidado de nuestra casa común, poco podremos decir de Jesús; por lo menos a las nuevas generaciones que tienen gran simpatía con el tema ecológico y se adhieren a Él con radicalidad. En esta línea, no solo no es extraño que el cristiano se involucre en búsquedas comunitarias con este fin, sino que es el camino para lograr cambios duraderos (cf. LS 219). «A problemas sociales se responde con redes comunitarias, no con la mera suma de bienes individuales» (LS 219).

Hoy quienes mejor han entendido esta consigna son los defensores ambientales; su voz profética es un llamado a la acción por el bien común. Ellos pertenecen a esa cadena humana que muriendo dan fruto abundante, como el Maestro. Junto a Él muchos siguen corriendo con la misma suerte (cf. Jn 12,26), como el hermano Paul McAuley.

El EcoEvangelio quiere resaltar el valor de una vida entregada a una causa común en favor de la Creación y también quiere destacar el bien que podemos hacer unidos. Para este mes de marzo puedes conocer y sumarte a la marcha organizada por Juventud por el clima. Los hombres y mujeres de este tiempo quieren ver a Jesús y nuestro compromiso por el cuidado de la creación es el modo imperioso de mostrárselos.

Hna.Gladys de la Cruz HCJC

jueves, 18 de marzo de 2021

¿QUÉ DICEN LOS EVANGELIOS SOBRE EL PERDÓN?

Como el evangelio apunta al interior de la persona, a las estructuras más elementales de lo que somos siempre con la intención de humanizarlas, no ha de extrañar que sus páginas estén transidas de la espiritualidad del perdón. Los conflictos acompañan la vida humana y, por ello, el perdón se hace imprescindible para la convivencia.

Jesús ha incorporado ese perdón humano a los valores del reino, de tal forma que no se puede entender su propuesta sin adentrarse en la espiritualidad del perdón. Desde el evangelio, el tema del perdón apunta a la persona concreta pero se extiende también a la sociedad e, incluso, al cosmos.

  • Una de las notas del perdón evangélico es que ha de ser fácil. En la parábola del compañero que no perdona a quien le debe una nadería (Mt 18,21-35) una de las cosas más hermosas no es solo la generosidad de quien perdona mucho, sino que lo hace sin alharacas, como una cosa normal. El perdón habría de ser fácil, sin muchos requisitos, como algo normal en la vida, no como una heroicidad (fuera, al menos, de casos límite).
  • Otra nota es que ha de ser un perdón generoso, no medido, no normado ni siquiera por la generosidad religiosa, sino por la generosidad del corazón (70 veces 7: Mt 18,21). Si se mide el perdón con cuentagotas se corre el riesgo de deformarlo, de supeditarlo a normas y leyes. La generosidad a la hora de perdonar desvela las actitudes profundas del corazón.
  • Y, finalmente, habría de ser el perdón sin límites (Lc 23,34). Al menos habría que tener esto como un horizonte al que se tiende, aunque muchas veces nos quedemos muy cortos. Es el difícil perdón a los enemigos para quienes apuntan al horizonte del evangelio (Mt 5,44).

Texto: Lc 15,11-32: «Se acercaban a Jesús los publicanos y pecadores para escucharle. Y los fariseos y los escribas murmuraban entre ellos: «Ése acoge a los pecadores y come con ellos». Jesús les dijo esta parábola: «Un hombre tenía dos hijos; el menor dijo a su padre: «Padre, dame la parte que me toca de la herencia». El padre les repartió los bienes. Días después, el hijo menor, juntando todo lo suyo, emigró a un país lejano, y allí derrochó su fortuna viviendo perdidamente. Cuando lo había gastado todo, vino por aquella tierra un hambre terrible y empezó él a pasar necesidad. Y tanto le insistió a un habitante de aquel país, que lo mandó a sus campos a cuidar cerdos. Sentía ganas de llenarse el estómago de las algarrobas que comían los cerdos, y nadie le daba de comer.Recapacitando entonces, se dijo: «Cuántos jornaleros de mi padre tienen abundancia de pan, mientras yo aquí me muero de hambre. Me pondré en camino adonde está mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti, ya no merezco llamarme hijo tuyo, trátame como a uno de tus jornaleros». Se puso en camino hacia donde estaba su padre; cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio y se conmovió; y, echando a correr, lo recibió con abrazos y besos. Su hijo le dijo: «Padre, he pecado contra el cielo y contra ti, ya no merezco llamarme hijo tuyo.» Pero el padre dijo a sus criados: «Sacad en seguida el mejor traje y vístanlo; ponedle un anillo en la mano y sandalias en los pies; traed el ternero cebado y matadlo; celebremos un banquete, porque este hijo mío estaba muerto y ha revivido; estaba perdido, y lo hemos encontrado». Y empezaron el banquete. Su hijo mayor estaba en el campo. Cuando al volver se acercaba a la casa, oyó la música y el baile, y llamando a uno de los mozos, le preguntó qué pasaba. Éste le contestó: «Ha vuelto tu hermano; y tu padre ha matado el ternero cebado, porque lo ha recobrado con salud». Él se indignó y se negaba a entrar, pero su padre salió e intentaba persuadirlo. Y él replicó a su padre: «Mira: en tantos años como te sirvo sin desobedecer nunca una orden tuya, a mí nunca me has dado un cabrito para tener un banquete con mis amigos; y cuando viene ese hijo tuyo que se ha comido tus bienes con malas mujeres, le matas el ternero cebado». El padre le dijo: «Hijo, tú siempre estás conmigo, y todo lo mío es tuyo: deberías alegrarte, porque este hermano tuyo estaba muerto y ha revivido; estaba perdido y lo hemos encontrado».

  • Si hablamos del perdón y del Padre que perdona siempre (así habría de denominarse el pasaje) tenemos que volver a este relato. Además de fácil, generoso y hasta el límite, el perdón del evangelio habría de ser olvidadizo. Nos cuesta olvidar. Decimos: perdono pero no olvido. El recuerdo del agravio es casi peor que el mismo agravio, imposible de borrar.
  • Pero el padre de la parábola olvida el agravio, no lo saca a relucir (podría haberlo hecho). No justifica el comportamiento del pródigo, pero no vuelve sobre ello. Para él es agua pasada y, con tal de recobrarlo con vida (lo elemental), es capaz de reorientar la convivencia que no será fácil con el hermano mayor (que ve que el pródigo va a comer de lo suyo). Está dispuesto a remodelar la vida familiar con tal de acoger al hijo. Un perdón que está dispuesto a cambios.
  • El gran motor de todo este proceso es la esperanza: cree el padre que siempre hay una semilla de esperanza en toda persona, por derrotada que esté. Creer en la persona, creer en la inviolable dignidad, es el cimiento del perdón.

Aplicación: El perdón voluntario puede ser un elemento socializador. Una visión deformada, vengativa y legalista, lleva a la persona a pensar que el perdón como elemento de mejora en las relaciones sociales ha de ser requisito previo en todo proceso conflictivo. Pero en realidad “la petición de perdón y el arrepentimiento forman parte de un ámbito íntimo y moral que solo puede surgir de un proceso personal, voluntario, sincero y auténtico, y no de una norma imperativa….Por lo tanto, no deberían plantearse como una condición previa que obligatoriamente deben cumplir ‘los otros’ para poder iniciar un proceso de reconciliación, sino como un resultado que puede brotar a partir de poner éste en marcha…La clave está en dónde situamos la petición de perdón, si lo hacemos como condición de partida y requisito obligatorio o como parte y consecuencia voluntaria del propio proceso” (J. Fernández). La renuncia al perdón como requisito puede brotar de una valoración humanista de los procesos personales y se presenta como imprescindible para una alternativa social. Mientras incluyamos el perdón en el ámbito de las obligaciones, difícilmente habremos superado el simple marco legal que, generalmente, contempla el perdón de manera meramente marginal.

Fidel Aizpurúa, capuchino

sábado, 13 de marzo de 2021

COMPROMETIDOS CON LA VIDA

Al acercarnos al discurso ecológico, en más de alguna ocasión escuchamos planteamientos catastróficos como el colapso eminente de nuestro planeta. Ciertamente esto es innegable, no hay forma de desdecir este futuro poco esperanzador si seguimos sosteniendo un consumo infinito en un planeta que es finito. Pero no solo es nuestra forma de consumo insostenible lo que amenaza la vida en nuestro planeta; la era nuclear en la que vivimos también pone entredicho la vida en el futuro. Nagazaki e Hiroshima son referentes para imaginarnos una posible autodestrucción, obviamente con efectos magnificados en el siglo actual. La teóloga Sallie Mc Fague, escribe que, como ninguna otra generación, nos enfrentamos a la tentación de ser creadores de no vida en una imitación invertida de nuestro creador. ¿Cómo podemos leer desde la fe esta posibilidad latente de autodestrucción de la vida?, ¿desde dónde nuestro cristianismo es capaz de aportar para sostener la vida presente y futura?

En el Evangelio de este domingo, IV de Cuaresma, encontramos luces que despiertan nuestra esperanza y compromiso. El amor nos ha salvado, nos dice Juan, «Porque tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Hijo unigénito…Porque Dios no envío a su Hijo al mundo no para condenarlo, sino para salvarlo por medio de él» (Jn 3,16-17). Juan pone el acento de la salvación en el amor de Dios, no en el pecado de la creatura. Su amor es fiel, y como en el primer instante creador, suceda lo que suceda, sigue encontrando valioso lo creado y sigue comprometiéndose con su destino. Su amor salvador alcanza lo inaudito en la encarnación de su Hijo; en Él y con Él afirma lo valioso de la creación entera. En este amor fiel entendemos la vida de Jesús, quien muere salvándonos en la cruz. Pero no es solo su muerte la que nos salva sino toda su vida entregada por amor. Los evangelios hablan de esta existencia sanadora, salvadora y reconciliadora que lo llevó hasta la cruz. La entrega por amor es el presupuesto de la crucifixión, pero también el de la resurrección. En el Resucitado tenemos nuestra esperanza y junto a Él, con la creación entera avanzamos hacia el término común que es Dios (cf. LS 83).

Mientras avanzamos por este mundo, los seres humanos dotados de inteligencia y de amor, tenemos la responsabilidad de reconducir todas las criaturas a su Creador (cf. LS 83). Por eso, es importante tomar conciencia del amor salvífico de Dios. Sabernos amados y valiosos desde siempre hasta el extremo de la cruz, no puede dejarnos impasibles ante el sufrimiento y la amenaza de la muerte. Mirar al Jesús terreno y su relación tan concreta y amable con todo el mundo (cf. LS 100), nos cuestiona en nuestra capacidad de amar y de reconciliar. En este punto ha querido centrarse el EcoEvangelio, en nuestro seguimiento de Jesús, que nos lleva a concebirnos próximos y comprometidos con la vida, a la que se entrega cada día, que se compromete en pequeños y grandes gestos creadores de ambientes de paz. Porque desde la fe creemos que cada acto de amor que hagamos en favor de la creación y del hermano es un acto solidario junto al resucitado, que está llevando a su plenitud todo lo creado, hasta que «Dios sea todo en todo» (1 Co 15,28).

Hna. Gladys de la Cruz HCJC

jueves, 11 de marzo de 2021

PERSUASIÓN AMOROSA O CÓMO ACTÚA DIOS

Estando con las reflexiones que planteaba en el artículo del 11 de febrero de 2021, me encontré un texto de un catedrático de la Universidad de Sidney y profesor de Genética - Charles Birch - que decía algo parecido, y me sentí que no era un extraño con ideas particulares, queriéndome hacer un Dios a mi medida. Decía así: “La naturaleza de la actividad divina en el universo no es otra que la persuasión amorosa. Cobré clara conciencia de que los conceptos de omnipotencia y gobernante divino no son aplicables ya; antes bien, el amor persuasivo es el único poder que cuenta. (…) Dios actúa en tanto en cuanto es sentido por sus criaturas, ya sean estas, protones o personas. Como amor persuasivo, Dios confronta sin cesar al mundo con las posibilidades de su futuro”.

Nosotros, desde nuestra libertad, podemos decidir si actuamos movidos por ese amor o nos dejamos llevar por nuestros intereses egocéntricos. Dios nos ofrece toda su fuerza para cambiar el mundo, pero no lo hace “pasando por encima” de la realidad, contra la libertad humana, la creación o las leyes naturales; sino que actúa incorporando su amor al mundo, a cada criatura, contando con cada ser humano: somos nosotros los que podemos acoger ese amor y transformar la historia, haciendo presente a Dios mismo en este mundo: “Tuve hambre y me diste de comer” (Mt 25). El mismo Jesús vincula el “Reino de Dios” –es decir el espacio o el tiempo donde actúa Dios- con el cambio de vida de cada uno y también lo vincula con adhesión personal a su Buena Noticia. Lo hace cuando anuncia: “está cerca el Reino de Dios. Convertíos y creed en el Evangelio” (Mc 1, 15).

Entonces ¿todo actuar de Dios es a través de las personas? Ya dijimos que también es el que sostiene el mundo, el que da vida -con su aliento- a cada criatura y a cada elemento que existe. ¿Entonces, aparte de mantener la creación, Dios no actúa sino a través de las personas? Creo que muchos tenemos experiencias que nos dicen que hay algo más. En algunas ocasiones ocurre que actuamos siguiendo las palabras de Jesús y suceden cosas inesperadas que podríamos llamar providencia. Ya hace muchos años, la pastoral juvenil de los capuchinos estábamos arreglando una casa en Montañana, cerca de Zaragoza. Allí cada uno aportaba lo que podía, y entre todos se iba reparando, con muy poco dinero porque no lo teníamos. Además de que había un ambiente maravilloso, de pronto nos decían que nos regalaban toda la madera para el suelo de las habitaciones, o que nos prestaban - sin cobrarnos nada- una máquina que necesitábamos. Es decir, además de toda la transformación personal que supone el abrirse al Espíritu de Dios, también cuando nos fiamos del Padre hacemos real en el hoy el Reino de Dios, es decir generamos una dinámica de amor. Y en esa dinámica del Reino suceden cosas que no son explicables, pero que creo que tienen que ver con que dejamos que Dios actúe entre nosotros, de alguna manera le damos cancha. Es como que Dios no se impone, sino que pide que le abramos la puerta para poder actuar entre nosotros: hasta ese extremo llega la libertad que nos da. Por eso no es que Dios actúe en compensación de nuestro ser buenos o porque hemos rezado mucho, sino porque le dejamos espacio para que él se haga presente: es el “hágase” de María.

¿Y entonces, Dios no actúa si no le dejamos espacio? Pues sí, ya hemos dicho que el Creador nos agasaja con la vida en cada momento y la llena de regalos. Pero no sólo eso, sino que nos acompaña, nos comprende, nos consuela, nos impulsa, nos corrige, nos orienta, nos descarga, nos ofrece otra oportunidad, nos cuida, nos da esperanza, nos descansa… ¡Qué suerte tenemos!

Javi Morala, capuchino

domingo, 7 de marzo de 2021

ECOEVANGELIO: CUIDAR EL TEMPLO DE LA VIDA

La concepción de separar o contraponer el mundo espiritual del material, si bien no es de origen cristiano, esta ha dominado por mucho tiempo la espiritualidad y la forma de vivir nuestro cristianismo. Dicha división se palpa en el reparo que ponemos cuando se agrede un lugar sagrado, como los templos, pero poco expresamos cuando la dignidad de la persona es pisoteada o la tierra es saqueada. Ambas acciones son reprobables, pero curiosamente una pesa sobre las otras. La tradición cristiana considera que, en Cristo, cada bautizado es templo vivo del Espíritu Santo y la naturaleza es lugar donde Dios se manifiesta; en este sentido se ha dicho acertadamente: el mundo no es Dios, pero sí su templo.

En el Antiguo Testamento se describe el Edén como la montaña santa de Dios (cf. Ez 28,14), en este lugar se alaba a Dios (cf. Sal 48); el Santo cubre los cielos y la tierra está llena de su gloria (cf. Hab 3,3). Por un lado, después de la desobediencia, el hombre y la mujer, ya no tienen acceso libre a este lugar santísimo, a este templo (Gn 3,24). Por otro lado, la vida de Jesús puede verse desde la perspectiva de templo; si éste es el lugar privilegiado de la presencia de Dios en medio de su pueblo, Jesús es el templo por excelencia. Juan especialmente así lo presenta, en concreto en este domingo, no solo describe la autoridad de Jesús en el templo, sino resalta que el templo es Jesús mismo (cf. Jn 2,21). Él es el verdadero templo espiritual del cual nosotros somos las piedras vivas (1 Pe 2,4-5) y en Él y por Él la creación alcanza su reconciliación y plenitud (cf. Col 1,20).

El mensaje del EcoEvangelio de este domingo nos invita a estar atentos y alzar la voz contra lo que profana el templo en modo amplio, el templo de la vida. Si bien debemos ocuparnos de dignificar nuestros espacios sagrados, como los templos, lugares donde nos reunimos como comunidad creyente para orar, así también debemos proteger la vida humana y la creación entera, porque cada persona, cada criatura, la naturaleza entera manifiesta a Dios y es lugar de su presencia (cf. LS 88).

Hna. Gladys de la Cruz HCJC

viernes, 5 de marzo de 2021

TANTO RUIDO

Necesito un Telediario que no hable solo de política y covid. Necesito un periódico que saque en portada un poema y una tertulia de radio que debata sobre el candidato a maestro del año. Necesito volver a las conversaciones de bar sobre el frío que hace en invierno y el calor que hace en verano. Necesito menos ruido mediático y más ruido del mar. Vivimos una infoxicación de política y covid que nos impide profundizar en otros temas. Se nos pasan los días mirando cifras de contagios, vacunas por poner y vacunas por venir. Comentando las estadísticas de voto que nos muestran (siempre orientadas) y las falsas promesas de los candidatos políticos... y con tanto ruido, no se oyó el ruido del mar. 

Necesitamos cambiar un poco el foco. Sin quitar importancia a la pandemia y a la política, que la tienen, pero siendo conscientes de que nuestra vida abarca mucho más que solo estos dos temas.

El actor John Krasinski, protagonista de The Office, saturado de malas noticias y gente enfadada en redes sociales, creó en marzo de 2020 el canal de YouTube "Sorne Good News" ("Algunas buenas noticias"). Os recomiendo echarle un vistazo.

Todo comenzó con un tuit de Krasinski en el que pedía a sus seguidores que le enviaran historias optimistas, con final feliz. La sorpresa fue que sus seguidores le enviaron miles de buenas noticias: fotografías, vídeos caseros y cientos de historias que son positivas.

Estemos atentos a ese otro ruido, el que llena, alegra la vida y da esperanza. Y si no lo encontramos, quizá, como Krasinski, tendremos que pedirlo. Seguro que nos sorprenderían las respuestas.

Fernando Mosteiro

miércoles, 3 de marzo de 2021

CON CORAZÓN DE PADRE

Este año 2021 es el año de San José. “Con corazón de padre”, el es título de la carta apostólica que el papa Francisco escribió hace unos meses con motivo del 150 aniversario de la declaración de San José como patrono de la Iglesia universal.

El día 19 de marzo celebramos su fiesta, el día del Padre. Es también el patrono de los trabajadores, el custodio del Redentor y patrono de la buena muerte. Nos recuerda el Papa que, después de María, Madre de Dios, ningún otro santo ocupa tanto espacio en el Magisterio de los Papas como San José. Aun así, es el hombre que pasa desapercibido, el de la presencia diaria, discreta y oculta.

Este papel discreto y “segundón” que le concede la Sagrada Escritura nos lleva a recordar a tantas personas que aparentemente ocultas o en segunda línea tienen un protagonismo especial en nuestro mundo. El tiempo de pandemia nos lo ha revelado de forma especial. Hemos descubierto que hay una serie de personas colectivos a nuestro alrededor que tienen una función o tarea esencial. Sin todas estas personas, sin hacer lo que ellos hacen, siempre al servicio de los demás, se paraliza el mundo, se nos complica mucho más la vida. Es curioso que hasta ahora no nos habíamos dado cuenta, pues nuestra mirada y atención estaban puestas en las vidas de otras personas famosas que aparecen en primera página y portadas de diversos medios de comunicación.

En esta carta el papa Francisco nos presenta distintos aspectos de la figura de San José. Entre otras cosas nos dice de él que es “el padre de la valentía creativa”. Es una cualidad que surge en toda persona cuando tiene que hacer frente a las dificultades. Muchas veces éstas nos paralizan, nos bloquean, hacen que miremos para otro lado o que escondamos la cabeza, como el avestruz, hasta que pase el peligro. Sin embargo, también sabemos que suelen ser las dificultades las que nos hacen reaccionar y buscar recursos y cualidades que nos parecía que no teníamos. Ellas movilizan y agudizan nuestro ingenio para seguir haciendo frente a la vida.

Lo cierto es que la Sagrada Escritura nos presenta a un san José y a una familia envuelta, casi siempre, en dificultades. También el nuestro es un tiempo difícil, del que decimos que tenemos que salir todos juntos, fortalecidos, mejores, con muchas cosas aprendidas... Ante la realidad que nos toca vivir y afrontar, podemos tener en algunos momentos la sensación de que Dios se ha situado al margen de nuestra vida, que está tan lejano que no nos escucha ni se acuerda de nosotros… como si no le importáramos. Por eso el Papa nos recuerda que “Dios siempre logra salvar lo que es importante, con la condición de que tengamos la misma valentía creativa del carpintero de Nazaret, que sabía transformar un problema en una oportunidad, anteponiendo siempre la confianza en la Providencia”. 

Benjamín Echeverría, capuchino