viernes, 28 de abril de 2023

NUEVO CONSEJO PROVINCIAL

El V Capítulo Provincial de los capuchinos de España ha elegido los superiores para el próximo trienio. Agradecemos a los hermanos elegidos su servicio y disponibilidad.

martes, 25 de abril de 2023

AGRADECIMIENTO HUMILDE

Siempre se ha dicho que “es de bien nacidos ser agradecidos”; y así es. Ser agradecido, saber dar gracias, agradecer a las personas y a la vida por tanto que hemos recibido nos ensancha el corazón y nos engrandece. Pero hay un tipo de agradecimiento que está a la base de todo: es el agradecimiento humilde.

Todos tenemos experiencia de haber recibido cosas importantes en la vida, las cuales no son mero fruto de nuestro esfuerzo. Y aunque lo sean, encontramos una cierta desproporción básica entre el empeño puesto por nosotros y lo recibido. Así, estamos agradecidos por nuestras capacidades, por las oportunidades que la vida y las personas nos han brindado, por el cariño recibido, por la confianza puesta en nosotros, etc. Son cosas que agradecemos de corazón. Agracemos por todo aquello que nos coloca en alguna posición en la vida: un amor, una capacidad, un logro, una posibilidad…

Sin embargo, hay otro tipo de agradecimiento, que asumiendo todo lo anterior, se da incluso cuando uno se siente pequeño y pobre. Se da cuando en la vida uno descubre que todo lo vive sostenido por alguien que lo precede. No es fruto de un logro, o de alguna capacidad, o de haber conseguido algo por fortuna, sino que toda la existencia la percibe como inmerecida y con gozo; un gozo que hace que la vida y sus cosas, incluso las que estorban y distorsionan en más de una ocasión, merecen la pena vivirse. Es el agradecimiento humilde del que sintiéndose pequeño se vive amado previamente a todo y después de todo. Parece un contrasentido, pero ser pobre, sin méritos y amado gratuitamente, hace que la vida se sostenga en alguien más allá de mí. Es el agradecimiento humilde que vivió Francisco: “Te alabo, Señor, por…”

Carta de Asís, abril 2023

viernes, 21 de abril de 2023

RATIO FORMATIONIS: LA BÚSQUEDA

El hombre descubre quién es cuando se lanza a caminar (Gn 12, 1). La itinerancia (el movimiento por fuera y por dentro, el contacto con otras personas, otras culturas y otras ideas) pertenece a lo más hondo de la condición humana. Es esta actitud la que nos mantiene alertas frente al conformismo y el acomodamiento de los que Dios, seduciéndonos con el regalo de una vida siempre nueva y abierta, nos protege (2R 6, 1-3).

Seguir a Jesús significa vivir como Él vivió: anunciando, siempre en camino, el Reino de Dios. El modelo de vida itinerante nos centra en lo fundamental (1R 9,1; 2R 6,2). Nuestra tradición franciscana nos invita al seguimiento de Cristo pobre y desnudo, descubriendo que su pobreza libera de lo superfluo y su desnudez nos introduce en el misterio de la verdad: Nudus nudum Christum sequi (LM 2,4; Const 60,5).

La vida de Francisco se llena de preguntas: ¿por qué los hombres se matan unos a otros? ¿Por qué la pobreza y la exclusión? ¿Por qué el sufrimiento? Camino hacia la Pulla, en su intento de convertirse en caballero, un sueño le despierta: ¿a quién quieres servir: al siervo o al Señor? (TC 6). Francisco comprende que quien huye de sí mismo nunca se encuentra. Tiene que abandonar su armadura, bajarse de su caballo y de su orgullo, pasar por cobarde y fracasado, y volver a empezar. Desentrañar el sentido de aquel sueño en Espoleto le llevará toda la vida (AP 6; 2Cel 6).

Vivir es intentarlo siempre de nuevo. El horizonte permanece abierto para recordarnos que el sentido de la vida se construye paso a paso, que el camino está lleno de las huellas que desvelan una parte del misterio. Nos toca buscar con pasión y caminar con confianza.

miércoles, 19 de abril de 2023

FRATELLI TUTTI EN IMÁGENES DE ANTONIO OTEIZA

COLABORACIÓN INTERNACIONAL: Si esto fue siempre cierto, hoy lo es más que nunca debido a la realidad de un mundo tan conectado por la globalización. Necesitamos que un ordenamiento mundial jurídico, político y económico «incremente y oriente la colaboración internacional hacia el desarrollo solidario de todos los pueblos». Esto finalmente beneficiará a todo el planeta, porque «la ayuda al desarrollo de los países pobres» implica «creación de riqueza para todos». Desde el punto de vista del desarrollo integral, esto supone que se conceda «también una voz eficaz en las decisiones comunes a las naciones más pobres» y que se procure «incentivar el acceso al mercado internacional de los países marcados por la pobreza y el subdesarrollo». (FT 138).

sábado, 15 de abril de 2023

EN TU VIDA CREO

Llega cada año la Pascua con un impulso nuevo, regalo del Padre para alimentar y sostener el anhelo de quienes somos caminantes. Pasan los años y siempre es Pascua de brillo nuevo, Pascua con destellos que siempre alegran. No decae su vigor, no se detiene el latido de su hondo corazón.

El itinerario Cuaresmal nos ha confirmado en la certeza de que la dignidad de Jesús nos dignifica, de que la suya es una fuente de dignidad de la que todos bebemos en el marco concreto de nuestra sencilla vida. Esta realidad “entre dos nadas”, como decía F. Brines, está iluminada, siquiera tenuemente, por la cierta dignidad de un Jesús que nos dignifica.

La Pascua nos lleva a algo más: es una profesión de vida más que una profesión de fe. No se cree en un dogma, sino en una vida que bulle. No se cree en una doctrina, sino en una vida que late. No se cree en lo que dice el catecismo, sino en lo que habla el corazón

Esa es nuestra certeza Pascual: JESÚS, CREEMOS EN TU VIDA. No tanto en tu doctrina, en tu Iglesia, en tus liturgias, sino en la verdad de tu vida. Esa es nuestra máxima verdad, de ella bebe nuestra fe.

Tal ha de ser la luz que nos guíe en esta Pascua. Algo nos dice que, desde ahí, la Pascua de este año puede ser para nosotros una Pascua fecunda.

Fidel Aizpurúa, capuchino

jueves, 13 de abril de 2023

CREACIÓN NUEVA Y SIEMPRE RENOVADA

Este mes de abril está marcado por el tiempo de Pascua. Tiempo de vida, de Resurrección, de confianza, de encuentro con el Señor resucitado. Eso es lo que estamos llamados a celebrar.

La Palabra de Dios nos recuerda que todos estamos llamados a recorrer el mismo camino que los discípulos para experimentar a Jesucristo vivo en nuestra vida. Es lo que hicieron quienes habían vivido con Jesús. Partían de una pérdida, de su muerte, y por eso les costó experimentarlo vivo. Seguían mirando hacia atrás y no les fue fácil entender que Jesús había resucitado.

Tras la muerte de Jesús todos volvieron a sus tareas preguntándose si había merecido la pena esos años de vida compartida con Jesucristo. Todo había terminado. Esa sensación de fracaso, de dolor, de derrota, hacía difícil reactivar la esperanza. Cuando estamos marcados por el desengaño nuestro corazón tiende a resignarse porque no queremos volver a decepcionarnos.

La espiritualidad y la dinámica de este tiempo de Pascua nos lleva a la vida. La misma creación, con su dinámica de renovación tras el invierno nos invita a ello. Es la Pascua florida, “día de la creación nueva y siempre renovada”. Dondequiera que estés en tu vida, sea cual sea el momento por el que estés pasando, nos encontramos con un mensaje que nos anima a buscar, a no desanimarnos, a recorrer ese camino de encuentro con el Resucitado, por quien nos sentimos amados, para convertirnos en testigos suyos.

En ese recorrido nos fijamos en dos de los discípulos preferidos de Jesús, en Pedro y Juan. En la mañana de resurrección ellos corren al sepulcro alertados por María Magdalena, preocupada poque no sabe dónde está el cuerpo de Jesús. Los dos corren. Pedro, más viejo, se queda atrás y llega más tarde. Podemos imaginar que Pedro y Juan nos presentan dos formas de buscar al Señor. Pedro puede reflejar la imagen de una fe cansada, que quiere correr, pero no puede. Es una fe marcada por la negación y por eso necesita todo un proceso de reconciliación. Juan, el discípulo joven, el discípulo amado, siempre ha tenido la experiencia de sentirse querido y amado por Jesús. Permaneció con él hasta la cruz y anhela volver a encontrarse con su maestro. Es la imagen de una fe joven, centrada en el amor y eso le basta para creer.

Es la Pascua. Tiempo en el que ha de resonar en nosotros la música del Evangelio. El papa Francisco nos recuerda que "si la música del Evangelio deja de vibrar en nuestras entrañas, habremos perdido la alegría que brota de la compasión, la ternura que nace de la confianza, la capacidad de reconciliación que encuentra su fuente en sabernos siempre perdonados?enviados… Otros beben de otras fuentes. Para nosotros, ese manantial de dignidad humana y de fraternidad está en el Evangelio de Jesucristo”. (FT 277).

Benjamín Echeverría, capuchino

domingo, 9 de abril de 2023

DOMINGO DE PASCUA: SPYWARE

Para ver a Jesús resucitado hay que espiarle, hay que entreverle en gestos sencillos, hay que intuirle a través de acciones cotidianas. Espía de Jesús, ése es el que puede hacerse una idea de la resurrección de Jesús. Para ello hay que nombrarlo, olfatearlo, mirarlo con brillo en los ojos, atisbarlo. La resurrección es más cuestión de amor que de fe.

Así les pasó a sus primeros amigos. En el evangelio de la Vigilia de anoche, se les dice claramente: “Va por delante de vosotros a Galilea. Allí lo veréis”. Espiadle en Galilea, en los caminos sencillos de su pueblo, en la gente con la que vivió, en los enfermos que curó, en las lágrimas de las que fue confidente. Espiadlo allí.

Espíalo tú también en tus caminos cotidianos: de camino a tus estudios, con los amigos con los que convives, en las sendas de tu vida familiar, en las vidas de los compañeros de trabajo. Espíalo en la belleza de la naturaleza, en el descanso de la fiesta, en el esfuerzo del deporte, en la dureza del trabajo. Espíalo en los rostros de quienes amas y en los de quienes te cuesta mirar, espíalo en las manos que te cuidan y en las que te hieren, espíalo incluso en esas sendas extraviadas por las que, a veces, te vas.

Francisco de Asís se pasó la vida espiando a Jesús hasta hacerse uno con él. ¡Qué bien lo dicen sus primeros hermanos! Uno de los que convivieron con él dice que, con toda naturalidad, hablaba siempre de Jesús: “Jesús en el corazón, Jesús en los labios, Jesús en los oídos, Jesús en los ojos, Jesús en las manos, Jesús siempre presente en todos sus miembros”. Espía de Jesús, ése ha sido siempre Francisco de Asís.

No creas que para espiar a Jesús hay que ser un tío/a raro, un enajenado. Quizá haya que ser un “colgado” de Jesús uno, que lo ha bajado al fondo del corazón, uno que ya no quiere despegarse de él. Es posible enamorarse hoy de aquel Nazareno que vivió con nosotros hace muchos años. Y no solamente porque su recuerdo sigue vivo, sino porque muchos lo sienten como alguien que está vivo hoy. Bien lo dice Cristina Fallarás (que no es precisamente una persona religiosa): «El Nazareno está vivo. Está vivo, no importa cómo ni dónde. Está vivo porque su palabra permanece y permanecerá en el alma de aquellos que vieron su vida transformada al escucharle».

Para la reflexión personal:
  1. ¿Cómo podrías espiar a Jesús?
  2. ¿Qué puede significar estar “colgado” por Jesús? ¿Se puede estar así?
  3. Repasa los caminos cotidianos que aparecen en el texto: “de camino a tus estudios, con los amigos con los que convives, en las sendas de tu vida familiar, en las vidas de los compañeros de trabajo. Espíalo en la belleza de la naturaleza, en el descanso de la fiesta, en el esfuerzo del deporte, en la dureza del trabajo”. ¿Hay algo en esos momentos de lo que vivió Jesús?
  4. ¿En qué caminos tuyos percibes que hay algo de lo que Jesús vivió, que hay algo del Resucitado?

sábado, 8 de abril de 2023

SÁBADO SANTO: QUIET QUITTING

Hay quien habla en los ámbitos laborales y también en las redes sociales de “renuncia silenciosa”. Este Sábado Santo podría ser, de algún modo, una renuncia silencia: renunciar a la prisa, al ruido, al estrés para dejarle sitio a Jesús y a su Palabra, para mirar de nuevo lo que tantas veces hemos visto y encender otra vez la chispa que puede hacer arder el corazón.

Se trata de intentar entender y apreciar a este Jesús que pasa por el camino de su muerte y que termina, a pesar de todo, en triunfo de vida generando experiencias personales. Es que, generalmente, creemos por lo que nos dicen otros. Y eso está bien. Pero la parte más importante de la fe es la que construye cada uno. Se trataría de creer más por sí mismo, por la propia experiencia, aunque sea pequeña.

Desde ahí, ¿cómo entender al Jesús de la pasión que “calla”? Parece que debería hablar, que tendría que confundir a quien le maltrata con argumentos incontestables. Pero él calla. Aprende hoy el valor del silencio, de la escucha, de no querer estar siempre en el candelero. El Jesús de la pasión es alguien que se sabe vivo por dentro, aunque por fuera se le trate como a un desarraigado.

Y ¿cómo entender al Jesús resucitado? No como un “vencedor” que derrota a sus enemigos y los machaca, sino como uno que triunfa del desconsuelo, que emerge del mar de las lágrimas, que vuelve a sonreír con amor vivo. Él, que sabe de llagas, toca las llagas de nuestra vida para irlas curando con nuestra colaboración.

Cuando Francisco oraba ante el Cristo de san Damián, decían los que le conocieron que “salía distinto que cuando había entrado” a la oración. Algo de esto tendría que pasarte en esta Pascua 2023: terminar un poco distinto, un poco más enamorado de Jesús, un poco más responsable de tu fe, un poco más agradecido de tener hermanos y hermanas que hacen camino contigo. Que el Jesús “Humano, más humano” que Pilato muestra cuando dice “Ahí tenéis al Hombre” en la pasión y el Señor que llama “hermanos” a sus discípulos después de la resurrección avive tu corazón y transforme un poco tu vida. Pídeselo con deseo.

Para la reflexión personal:

  1. ¿Cómo estás últimamente, las últimas semanas? Párate y hazte consciente de lo que estás viviendo últimamente.
  2. Respira hondo y mira la naturaleza que tienes alrededor, solamente deja que te inunde, sin pensar en nada más solo déjate invadir por ella.
  3. ¿Qué te parece el Jesús de la pasión que “calla”?
  4. ¿Qué piensas de un Jesús que es “vencedor” sin derrotar a nadie?
  5. ¿En qué tienes que ser más humano/a?

viernes, 7 de abril de 2023

VIERNES SANTO: JESUS33_XTI

Es fácil que, a lo largo de tu vida cristiana, te hayan dicho que Jesús se sacrificó por ti. Incluso habrá quien te diga que murió por tus pecados o por obediencia a Dios. Nada de eso: murió por sus propias opciones. Murió por amor, a ti y a tantas personas frágiles, pero no fue un sacrificio que necesitara Dios. Murió porque echó su suerte con los humildes, porque soñó que su sufrimiento no podía durar siempre, porque decía que todo el mundo tiene derecho a una vida feliz, porque quería que las lágrimas de los humildes cesaran. Por eso, bendijo a los pobres y maldijo a los opresores, compartió su vida y expulsó a los mercaderes, abrió su corazón a los humildes y a los soberbios les desenmascaró. No es de extrañar que los poderosos lo borraran del mapa. Pero su camino lo han seguido y lo siguen todavía muchas personas.

El relato de la pasión que leeremos esta tarde es el resultado, la suma de sus opciones. Le llevaron al desastre. Y, aunque en el relato de san Juan que escucharemos hoy parece que Jesús no pierde los papeles, él mismo se sintió perdido y abandonado, por más que el Padre estuviese a su lado como nunca lo había estado.

Esas opciones de entrega, quizá sin saberlo, apuntaban a nosotros. Querían decirnos que el dolor del otro me concierne y que quien entiende bien a Jesús hace suyo dolores que son de otros. Así, la respuesta que damos al sufrimiento del otro desvela qué tipo de persona y de creyente eres: ¿te importa el sufrimiento del otro? Eres buena persona y buen creyente. ¿No te importa? No lo eres. Más que sacrificado por ti, Jesús ha muerto para que tú también te impliques en la vida de los que no tienen tanta suerte.

Entre los primeros franciscanos hubo uno, el hermano Ángel, que fue soldado. Cuenta que se hizo compañero de san Francisco porque un día, cuando colgaban a uno por ladrón, vio que Francisco pugnaba con los soldados por liberar al que iban ahorcar. “Es mi hermano”, repetía. Ángel no entendía que un ladrón convicto pudiera ser hermano de nadie. Hasta que comprendió, como Francisco, que, de alguna manera, el dolor de otro, aunque se lo merezca, me concierne.

Esto es lo que celebraremos esta tarde, la entrega de Jesús por sus opciones y la responsabilidad nuestra ante el caído en el camino. Las dos cosas. Por un lado, agradecemos incansablemente a Jesús su entrega. Por otro nos hacemos la pregunta de si nos van interesando cada vez más los sufrimientos ajenos. Ambas cosas van unidas.

Para la reflexión personal:
  1. ¿Has oído alguna vez eso de que Jesús se sacrificó por nuestros pecados? ¿A qué te sonaba?
  2. ¿Qué te parecen las opciones de Jesús de estar al lado de los que sufren?
  3. ¿Qué añade la frase “Jesús murió para que tú” a la que habíamos oído hasta ahora: “Jesús murió por ti”?
  4. ¿Qué sufrimientos ajenos te interpelan? ¿Cómo te interpelan?
  5. ¿Qué es más importante, la cruz o los crucificados?

jueves, 6 de abril de 2023

JUEVES SANTO: STORYTELLING

Los antiguos cristianos se contaban entre ellos historias guardadas sobre Jesús. No querían que su recuerdo desapareciera, sino que estuviera bien vivo. Por eso, repetían historias queridas sobre él. Una de ellas, que ya la sabes, la vas a escuchar esta tarde de Jueves Santo: aquella en que Jesús lavó los pies a sus discípulos para que entendieran algo muy simple, que se es seguidor suyo cuando se lava pies, cuando se sirve. Y si no sirves, serás otra cosa, pero no de su grupo.

Como te digo, hoy te van a contar de nuevo esa historia: lo hacen para conmoverte, para tocarte por dentro, para provocar gozo y agradecimiento. Si te deja frío, es que no has escuchado bien la historia. Los cristianos de la primera hora la contaban con lágrimas en los ojos, como recuerda san Pablo. Si no te toca por dentro es que aún no has llegado.

La historia del lavatorio de pies habría de provocar algo muy simple: la certeza de que se puede estar contento sirviendo, la seguridad de que cuando sirves es cuando eres más humano, la alegría de hacer algo que tenías que hacer para ser tú mismo. Mientras quieras que todo el mundo te sirva y tú no aportes nada a la convivencia, estás todavía lejos de conectar con aquella historia viva.

Si estás atento a la historia verás que hay un pequeño diálogo entre Pedro y Jesús donde se viene a decir algo simple: que si uno no sirve, Jesús va por un camino y tú por otro. Que el camino de Jesús y el tuyo solamente pueden coincidir en el servicio a la persona. O sea: que servir es la única manera de ser seguidor de Jesús.

San Francisco entendió muy bien esta historia. Un día, poco antes de su muerte, reunió a sus hermanos y él, que no era sacerdote y que les tenía mucho respeto, organizó una especie de cena del Señor: partió un pan y se lo dio a sus hermanos diciéndoles que aquel era el pan de la fraternidad y que, sin ella, su vida de hermanos no tenía sentido. Es otra manera de contar la historia pero con la misma finalidad.

Cuando esta tarde te cuenten la historia, escúchala con las antenas levantadas, métela bien dentro en tu interior, guárdala como un tesoro y, sobre todo, dale vida cada jornada. Ponte a ser servidor con tu familia, con tus amigos, con tu grupo, con tu país incluso. Mientras haya quien sirva, esta historia vivirá.

Para la reflexión personal:
  1. ¿Cómo contarías tú esta historia del lavatorio de los pies?
  2. ¿Alguna vez te has sentido contento al hacer algo por alguien?
  3. Muchas veces creemos que lo más verdadero es estar centrado en mí mismo, estar pensando solo en mí. Y aquí me dicen que lo más auténticamente humano es servir a los demás. ¿Cómo entiendes estas dos realidades?
  4. ¿Sirves o te sirven?
  5. Piensa en personas que hagan el bien a los demás, ¿qué piensas de lo que hacen, las tienes bien o mal consideradas? Habla de alguien que, para ti, sea un servidor/a .