miércoles, 30 de septiembre de 2020

ECOLOGÍA INTEGRAL

Hace cinco años el Papa Francisco nos regaló la encíclica Laudato Si´, poniendo en el centro de nuestra vida el desafío urgente de proteger nuestra casa común y la búsqueda de un desarrollo sostenible e integral. Para lograr esto el Papa Francisco hace la invitación a asumir una ecología integral. En estas líneas queremos compartir qué es la ecología integral desde la encíclica Laudato Si´.

El punto de partida para mirar qué es la ecología integral lo tenemos en san Francisco de Asís. Él es el ejemplo por excelencia del cuidado de lo que es débil y de una ecología integral, vivida con alegría y autenticidad. Él manifestó una atención particular hacia la creación de Dios y hacia los más pobres y abandonados. Amaba y era amado por su alegría, su entrega generosa, su corazón universal. Era un místico y un peregrino que vivía con simplicidad y en una maravillosa armonía con Dios, con los otros, con la naturaleza y consigo mismo. En él se advierte hasta qué punto son inseparables la preocupación por la naturaleza, la justicia con los pobres, el compromiso con la sociedad y la paz interior. (LS 10)

El principio de la ecología integral es saber que todo está íntimamente relacionado, y que los problemas actuales requieren una mirada que tenga en cuenta todos los factores de la crisis mundial. La ecología integral está formada por las relaciones entre ambiente económica, sociedad, cultura y vida cotidiana, estableciendo la noción de bien común, dignidad de la persona y cuidado del ambiente. La convicción de que en el mundo todo está conectado debe llevarnos a una nueva manera de relación con Dios, con el prójimo y con la tierra.

Algunas exigencias de la ecología integral que se nos presentan son: 1) buscar soluciones integrales que consideren las interacciones de los sistemas naturales entre sí y con los sistemas sociales, 2) Asegurar que se produzca una mejora integral en la calidad de vida humana, 3) Cuidar los lugares comunes, los marcos visuales y los hitos urbanos que acrecientan nuestro sentido de pertenencia, nuestra sensación de arraigo, 4) sacar las consecuencias del destino común de los bienes de la tierra el principio del bien común se convierte inmediatamente, como lógica e ineludible consecuencia, en un llamado a la solidaridad y en una opción preferencial por los más pobres., y 5) La necesaria relación de la vida del ser humano con la ley moral escrita en su propia naturaleza, necesaria para poder crear un ambiente más digno. (LS 137-157)

Una ecología integral implica dedicar algo de tiempo para recuperar la serena armonía con la creación, para reflexionar acerca de nuestro estilo de vida y nuestros ideales, para contemplar al Creador, que vive entre nosotros y en lo que nos rodea, cuya presencia «no debe ser fabricada sino descubierta, develada» (LS 225).

Estamos invitados a vivir una ecología integral por el bien de todos desde los simples gestos cotidianos donde rompemos la lógica de la violencia, del aprovechamiento, del egoísmo. Reflexionemos sobre nuestro estilo de vida y miremos en qué podemos cambiar. Un cambio necesario por el bien de todos.

Néstor Wer, capuchino
 

lunes, 28 de septiembre de 2020

SOLIDARIDAD Y AMOR

Nadie quiere ser tenido por insolidario. Todos, de una u otra manera, queremos vernos como hombres y mujeres solidarias; preocuparnos por los demás, ser personas que no piensan sólo en sí mismas, etc. En los ambientes en los que normalmente nos movemos está valorado esta virtud de la solidaridad. Hay como una especie de mandato, una obligación social: “tengo que ayudar a los demás”.

Ojalá haya descubierto que esto de la solidaridad es más que un mandato, porque es también, y sobre todo, algo que toca mi corazón. Cuando percibo que soy capaz de salir de mí y centrarme en otras personas que me necesitan parece que crezco, que soy útil, que me hace ser más. Hay un cierto gozo en lo que hago por los demás. Descubrir esto es un paso importante como persona.

Pero también sucede que más allá de lo que yo sienta, de lo que yo perciba que me hace como persona al ayudar a los demás, es la misma situación de debilidad e indefensión de otros la que me movilizan a ayudarles. Quizá no sienta gozo en ello, además tal vez me venga mal ahora y no tenga ganas de nada de esto, pero la realidad que veo activa en mí salir de mi ensimismamiento e ir hacia los otros. Ya no es coherencia moral con un mandato externo, ni depende de lo que sienta de gratificante o no; es algo que nace de más adentro.

Hay personas que tienen incorporada en su vida y en su ser la certeza de que sólo saliendo hacia los demás, abriéndose a las realidades humanas y respondiendo en la manera que puedan a las necesidades de los que más lo necesitan, responden mejor a lo que llevan dentro de sí. Si no fueran solidarias, se negarían a sí mismas. La solidaridad así vivida ya no tiene nada que ver con un mandato, sino que se parece más al amor.

Mantener siempre atentos los oídos
Al grito del dolor de los demás
Y escuchar su llamada de socorro
Es solidaridad

Mantener la mirada siempre alerta
Y los ojos tendidos sobre el mar,
En busca de algún naufrago en peligro...
Es solidaridad

Sentir como algo propio el sufrimiento
Del hermano de aquí y del de allá;
Hacer propia la angustia de los pobres...
Es solidaridad

Llegar a ser la voz de los humildes,
Descubrir la injusticia y la maldad,
Denunciar al injusto y al malvado...
Es solidaridad

Dejarse transportar por un mensaje
Cargado de esperanza, amor y paz,
Hasta apretar la mano del hermano...
Es solidaridad

Compartir los peligros en la lucha
Por vivir en justicia y libertad,
Arriesgado en amor hasta la vida...
Es solidaridad

Entregar por amor hasta la vida
Es la prueba mayor de la amistada:
Es vivir y morir con Jesucristo
Es solidaridad

Carta de Asís, septiembre 2020
 

miércoles, 23 de septiembre de 2020

SAN PÍO DE PIETRELCINA



Hará florecer en la Iglesia de Dios, en un terreno casi árido y seco, bellísimas flores; pero, ¡Dios mío!, antes de que esto suceda, qué dura prueba nos está reservada. Es necesario atravesar toda una noche de tinieblas, tan oscuras que nuestra patria nunca ha visto otras semejantes hasta el día hoy. Pero, si es verdad que para muchos esta prueba extrema será como la piedra que les haga tropezar, para la mayoría será una medicina saludable para recuperar la salud.

¡Benditos los ojos que verán despuntar este nuevo día! En medio de la prueba que hemos comenzado a atravesar, y que para nosotros de modo especial será muy dura, dirijamos la mirada más allá de esta profunda oscuridad, fijémosla en aquel día que surgirá y que nos baste para consolarnos en el dulcísimo Señor.

Padre Pío

lunes, 21 de septiembre de 2020

PASARÁN

Este rap fue escrito por Nach, rapero español, que invitó a Juanes a que se sumara a esta iniciativa para concientizar sobre la realidades de los migrantes.

sábado, 19 de septiembre de 2020

¿QUÉ DICEN LOS EVANGELIOS SOBRE LAS RELACIONES HUMANAS?

Lo importante para la religión son las relaciones con Dios. Son tan importantes que las otras relaciones, las humanas, parecen contar menos o casi no cuentan. Sin embargo, para los evangelios, todas las relaciones cuentan y, de alguna manera, las humanas ocupan casi el todo del asunto.

Por eso, no nos equivocamos si pensamos que los evangelios son, ante todo, un libro de relaciones humanas. De ahí que si el contacto con el evangelio no mejora las relaciones personales es que, todavía, no está haciendo su obra.
  • Para Jesús, las relaciones con Dios habrían de alejarse de las relaciones con una divinidad y parecerse a la relación de amor que existe entre un padre y su hijo querido (de ahí el título de abbá y las relaciones de hondura de Lc 15,11-32). Unas relaciones frías no son las que propone Jesús. Un Dios lejos de los caminos humanos, no es el Dios de Jesús. Es preciso “humanizar” a Dios.
  • La relación con los humildes es clara: la respuesta que damos al sufrimiento del otro dice qué tipo de persona somos. Por eso mismo, la gran pregunta de la compasión humana es simple: “¿Qué puedo hacer por ti?” (Mc 10,46-52). Ahí es donde se juega la relación nueva que Jesús propone.
  • Por otra parte, la relación con el poder, una de las más importantes a nivel social, Jesús la enfoca con claridad: conviene alejarse de las estructuras de poder porque ellas van a lo suyo. De ahí que haya que “devolver” al César el poder que quiere tener y desde ese alejamiento se podrá construir una relación crítica con él (Mc 12,13-17).
Despojar a los evangelios de su componente relacional es apagar la llama que arde en su interior.

Texto: Jn 7,1-10: «Inmediatamente después de esto, recorría Jesús la Galilea, pues no quería andar por Judea, porque los judíos buscaban matarlo. Se acercaba la gran fiesta judía de las tiendas.De modo que su gente le dijo:-Trasládate de aquí y márchate a Judea, así tus discípulos presenciarán esas obras que haces, pues nadie hace las cosas clandestinamente si busca ser conocido. Si haces estas cosas, manifiéstate al mundo. De hecho, tampoco su gente creía en él.Jesús les contestó:-Para mí, todavía no es el momento; para vosotros, en cambio, cualquier momento es bueno. El mundo no tiene motivo para odiaros; a mí, en cambio, me odia, porque de él yo denuncio que su modo de obrar es perverso. Subid vosotros a la fiesta, yo no subo a esta fiesta, porque para mí el momento no ha llegado aún.Dicho esto, él se quedó en Galilea; sin embargo, cuando sus parientes habían subido a la fiesta subió él también; no abiertamente, sino clandestinamente».

La relación de Jesús con “su gente” no ha sido fácil. estaban siempre al acecho a ver si podían sacar algún beneficio. No entienden los planteamientos del reino.
  •  Jesús no se pliega a esa presión y se zafa de ella situándose en la sombra, clandestinamente. Sabe que si en la medida en que el reino se publicita, se echa a perder. Cree en la fuerza de lo secreto, de lo oculto.
  • La propuesta de su gente es que se “manifieste” como se manifiesta un Dios, inapelablemente, incondicionalmente, opresivamente. Jesús rehúye un planteamiento así porque el reino es para quien lo acepta del corazón, no una imposición de la que uno no pueda escapar. Las relaciones del reino son libres y de corazón, no obligatorias.
  • Para dar adhesión a Jesús hay que enfocar su propuesta desde parámetros de relación humanizadora. Como entren otra clase de intereses, la cosa se pervierte. Es el modo “perverso” de obrar del mundo, de los mecanismos opresores, de la relación explotadora.
Aplicación: Una lectura social de los textos podría darles otro color. Ese color sería entenderlos más como textos de relación social que como textos religiosos. Las maneras habituales de leer la Palabra suelen ser espirituales o morales. De la lectura se deducen unas actitudes espirituales que, con frecuencia, al no tener arraigo antropológico, derivan en espiritualistas, sin conexión con la vida, sin evaluación. Todo queda en el mundo de lo impreciso, de aquello que, aunque no funcione, no se cuestiona.

O bien se hace una lectura moral: se deducen de ella unas actitudes y comportamientos morales que, también a veces, resultan algo extremos, fruto de un moralismo que se aleja de la misma Biblia. Son perspectivas que pueden seguir siendo útiles, siempre que se hagan con un poco de profundidad y no les atrape la superficialidad y la rutina. Si no, el cansancio envuelve a la Palabra y la esclerotiza.

Habría otro camino para devolver brillo a la Palabra y para iluminar comportamientos de vida: hacer lo que llamaríamos una lectura social de la Palabra. Una tal lectura es aquella que pretende mezclar la capacidad germinativa de la semilla de la Palabra con la tierra de la historia, de la sociedad. Y pretende hacerlo de una manera sistemática y ahondada no como un derivado moral sino como algo perteneciente al simple hecho de leer. Esto trae como resultado positivo que el texto adquiere perfiles que las lecturas espiritual y moral habían borrado por repetitivas y desvela la evidencia de que el campo de la vida queda iluminado por una espiritualidad que hace de lámpara para los titubeantes pasos de los humanos por la historia. Como decimos, cuando esta lectura se hace de manera sistemática, no esporádica y con profundidad, los resultados son nuevos.

Para hacer este tipo de lectura, quien trabaja su fe sabe que es preciso manejar la herramienta hermenéutica de la benignidad crítica. Esta es una manera peculiar de leer el hecho social: se trata de hacerlo con sentido crítico y con amor social a la vez. Sin este amor a la vida la lectura de la Palabra será hierática, fría y dogmatizante. Sin sentido crítico se cae en tales contradicciones y simplismos que la persona de hoy se vuelve de espaldas con un gesto de menosprecio hacia la ingenuidad de quien no aplica al hecho religioso los mismos parámetros de adultez que al resto de la vida.

Fidel Aizpurúa, capuchino

miércoles, 16 de septiembre de 2020

LA MEJOR COMBINACIÓN POSIBLE

Cada año, la mejor semana es la de los Pirineos. Es una gozada poder contemplar unos montes agrestes, los colados casi verticales, esas praderas altas, los ibones que jalonan el camino, unas florecitas minúsculas y preciosas, esa marmota que corretea moviendo sus caderas o el valle glaciar inmensamente poblado de piedras. Es muy satisfactorio también recoger en el trayecto frambuesas, arándanos o fresitas. Son tantos los lugares maravillosos que uno contempla, que se le esponja el corazón. Además, eso de calzarse las botas y ponerse la mochila es como abrirse a la libertad, volver a encontrarse con uno mismo, elevar el alma hasta el infinito, cargar de nuevo las pilas.

Pero este año he sido consciente de otro regalo añadido. Quizás más especial que los anteriores, si cabe. Me he dado cuenta de las actitudes de cada uno de los que íbamos en la travesía, y me han llenado de agradecimiento, de sentido y de alegría. Son muchos los ejemplos: los que se han encargado de lo de todos: de comprar la comida, de ofrecer su coche para el viaje, de reservar los refugios; la que, como una madre, prepara el tomate cada comida y lo reparte para que cubra el pan de siete personas; el que no le importa quedarse atrás y acompañar al que ese día está un poco más flojo y le cuesta subir; la que tiene la lucidez suficiente para detenerse ante una frustración o cansancio mayúsculo, digerir el revoltijo interno y bajar al refugio con una sonrisa; el que con una broma construye una ambiente de cordialidad; la que es capaz de adaptarse a la novedad con alegría; los que se ofrecen para llevar de lo común en su mochila, aunque todos queramos, “muy generosamente”, que se coma primero la comida que cargamos; los que afrontan sus miedos; los que adaptan sus planes a las necesidades del grupo; los que acogen las limitaciones de los demás y no se las echan en cara, sino que intentan sostenerlas. Y miles y miles de detalles más, de los que se ofrecen, están disponibles, atentos, cuidadosos, acogedores.

Y pensando en estas cosas me venía a la cabeza ese texto de san Pablo que anuncia que en el Reino definitivo “Dios será todo en todos” (1 Corintios 15, 28). Sí, en esta travesía y en tantas situaciones que vivimos cada día, Dios es en nosotros, y ya se está haciendo realidad su Reino de compasión, de cuidado mutuo, de cercanía, de bondad. Y por eso nos sentimos tan plenos, porque vivimos algo de ese destino al que estamos llamados en lo hondo del corazón, nos encontramos con el anhelo definitivo de nuestra materia, de nuestro ser interior. Es como volver al hogar originario del que tenemos sed continuamente. En esta travesía habéis hecho realidad los valores de un mundo nuevo, de una humanidad de corazón enternecido. Y por eso ha sido tremendamente bella esta combinación de pura naturaleza y cuidado mutuo. ¡¡¡MUCHAS GRACIAS!!!

Javi Morala, capuchino

lunes, 14 de septiembre de 2020

LEMA DEL CURSO 2020-2021: CUIDEMOS LA CASA

El Papa Francisco sorprendió al mundo con su encíclica "Laudato Si", donde nos invitaba a ser responsables de la casa común, y donde aborda el problema ecológico desde una perspectiva integral, como una temática social, fundamentados en la fe.
Laudato si’, mi’ Signore, (Alabado seas, mi Señor), cantaba san Francisco de Asís. En ese hermoso cántico nos recordaba que nuestra casa común es también como una hermana, con la cual compartimos la existencia, y como una madre bella que nos acoge entre sus brazos...
Ahora, frente al deterioro ambiental global, quiero dirigirme a cada persona que habita este planeta...
En esta encíclica, intento especialmente entrar en diálogo con todos acerca de nuestra casa común.
Dios ama a la humanidad y busca la dignidad de las personas, pero necesita de nuestra colaboración y solidaridad. La justicia pasa necesariamente por el cuidado ecológico de la creación.

La tierra no nos pertenece; nosotros formamos parte de ella, porque fue en ella donde Dios nos generó para que fuésemos hermanos. Se nos ofrece un mundo, natural y humano, al que pertenecemos y que hemos de cuidar para que todos podamos disfrutar de él en condiciones de igualdad.

Todo, la creación y nuestros hermanos, son un regalo que se nos ofrece; cuidarlos y ponernos a su servicio, ofreciendo nuestro ser y nuestro tiempo, es el único modo de responder al grito que la creación y los más pobres nos lanzan.

El lema “Cuidemos la casa” es una llamada a ofrecer nuestras pequeñas acciones cotidianas, que tienen un poder transformador más grande de lo que pensamos.

Además, desde el 24 de mayo estamos en el “Año Laudato Si”, recordando el quinto aniversario de la publicación la encíclica, un tiempo especial para reflexionar sobre este texto social y ecológico hasta el 24 de mayo del próximo 2021.

En la sección de "Recursos" se encuentra el material que hemos preparado para este curso. Un saludo de paz y bien.

Comisión de Pastoral Juvenil

sábado, 12 de septiembre de 2020

ESPACIO SEGURO

En estos tiempos que vivimos de intentar adaptarnos a la nueva normalidad, buscando el sano equilibrio de la prudencia, aunque a veces tentando a la insensatez; me llama intensamente la atención ver estos carteles en bares, tiendas, incluso como anuncio de unas jornadas deportivas solidarias... «espacio seguro».

Esta propaganda se concreta en dependientes con mascarilla, empleados contando el número de clientes y otros desinfectando, máquina automática expendedora de gel hidroalcohólico, mesas muy separadas, asientos censurados, flechas para diferenciar los movimientos de las personas...

No sé qué especie de conexión neuronal se ha creado en mi cerebro, pero si se cumplen estas normas, me siento segura. Sin embargo, basta que descubra alguna nariz asomando sobre su mascarilla, o que huela humo de tabaco para notar que mi cuerpo se pone en alerta.

¿Sí? ¿Eso es seguridad? En este tiempo, eso parece. Pero a más anuncios que veo prometiéndome la seguridad en un paisaje con voluntad de asepsia, más siento que algo en mí se revela, y no es negacionismo, ¡no tiene nada que ver! Me cuestiona esto de «lo seguro».

Me he preguntado mucho en este último tiempo, dada esta situación global, y en vistas a irme a vivir a un país donde la violencia es un cotidiano, ¿dónde pongo mi seguridad? ¿con quién me siento segura? Soy de las que tengo los días bien programados, que me gusta saber qué va a pasar, que cuanto menos deje a la improvisación... mejor.

Controlo llevar la mascarilla, separarme de la gente, lavarme las manos... Pero ante la incertidumbre de cuándo me podré ir; el separarme, despojarme de la gente que son hogar; los miedos que aparecen ante una tierra y cultura desconocida; la inseguridad sobre si sabré responder a lo que se necesita; y muchas otras verdades que me hacen vacilar... Ahí, donde soy más humana, más frágil... solo tengo un espacio seguro, y es el que Dios me hace sentir al sostenerme, cuando respiro hondo y Él me invade de su Paz.
Y tú... en tu verdad más profunda, ¿en quién te sientes seguro?

Valle Chías, rjm


miércoles, 9 de septiembre de 2020

"HERMANOS TODOS", NUEVA ENCÍCLICA DEL PAPA

El sábado 3 de octubre, el papa Francisco se dirigirá al Sagrado Convento de Asís para firmar su nueva encíclica. Así lo ha confirmado el director de la Oficina de Prensa del convento, Enzo Fortunato, quien también ha revelado el nombre del documento papal: ‘Hermanos todos’. Esta es la tercera encíclica de su pontificado, tras ‘Lumen fidei’ y ‘Laudato si’’.

Durante los últimos meses, Francisco ha resaltado en numerosas ocasiones que la crisis del coronavirus ha desvelado las miserias de una “economía enferma”, que está sobreexplotando los recursos naturales y a los propios seres humanos. En su meditación para Vida Nueva, ‘Un plan para resucitar’, apoyaba la idea de “actuar como un solo pueblo, incluso ante las otras epidemias que nos acechan”, para conseguir, así, “un impacto real”.

“¿Seremos capaces de actuar responsablemente frente al hambre que padecen tantos, sabiendo que hay alimentos para todos? ¿Seguiremos mirando para otro lado con un silencio cómplice ante esas guerras alimentadas por deseos de dominio y de poder? ¿Estaremos dispuestos a cambiar los estilos de vida que sumergen a tantos en la pobreza, promoviendo y animándonos a llevar una vida más austera y humana que posibilite un reparto equitativo de los recursos?”, se preguntaba Francisco. “Ojalá nos encuentre con los anticuerpos necesarios de la justicia, la caridad y la solidaridad”.

vidanuevadigital.com 

sábado, 5 de septiembre de 2020

TIEMPO DE LA CREACIÓN 2020

El Tiempo de la Creación es la época del año en que los 2,2 billones de cristianos del mundo son invitados a orar y cuidar de la creación. Se celebra anualmente del 1 de septiembre al 4 de octubre. El Tiempo de la Creación une a toda la familia cristiana en torno a un propósito común. 

El 1 de Septiembre fue proclamado como el día de la Jornada Mundial de Oración por la Creación por el Patriarca Ecuménico Dimitrios I, de la Iglesia Ortodoxa Oriental, en 1989, y fue adoptado por otras grandes Iglesias Europeas Cristianas en 2001, y por el Papa Francisco para la Iglesia Católica en 2015. En los últimos años muchas iglesias cristianas han comenzado a celebrar el Tiempo de la Creación, entre el 1 de septiembre y el 4 de octubre, que es la fiesta de San Francisco de Asís, la cual se festeja en algunos países occidentales. San Francisco es el autor del Cántico de la Criaturas, y patrono de quienes promueven el cuidado de la ecología. Varias declaraciones de los últimos años han llamado a los creyentes a vivir esta celebración de un mes, como las de los Obispos Católicos de Filipinas en 2003, la Tercera Asamblea Ecuménica Europea de Sibiu en 2007 y el Consejo Mundial de Iglesias en 2008.

Como seguidores de Cristo de todo el mundo, compartimos un papel como administradores de la creación de Dios. Vemos que nuestro bienestar está entretejido con su bienestar. Nos alegramos de tener esta oportunidad para cuidar la casa común, junto con nuestras hermanas y hermanos que la comparten.

Este año, el tema es “Jubileo por la Tierra”. Te invitamos a reflexionar sobre la relación integral entre el descanso para la Tierra y las formas de vida ecológicas, económicas, sociales y políticas. Este año en particular, la necesidad de sistemas justos y sostenibles ha sido revelada por los efectos de largo alcance de la pandemia mundial de COVID-19. 

 

 

miércoles, 2 de septiembre de 2020

CUIDAR LA VIDA

Es un año complicado este que estamos viviendo. La sabiduría popular dice que “año bisiesto, año siniestro”. Pero no pensábamos que iba a ser tan complicado y difícil como el que estamos pasando. Van corriendo los días, ajustándonos y reajustándonos a la pandemia que estamos viviendo.

No sólo repercute en la economía, sino en la vida. Nos han cambiado los planes y ritmo de trabajo. A nivel de familia, el confinamiento ha hecho tener que reajustar la vida familiar. La enfermedad se ha hecho presente de forma dura. Los planes de vacaciones o de verano han tenido que posponerse o reajustarse también. El golpe a sido fuerte a todos los niveles: personal, social, económico… De alguna manera nos encontramos paralizados ante las dificultades que nos impiden volver a otros tiempos y modos de vida y de relación. La gente tiene miedo al contagio. Las medidas tomadas para prevenir los contagios como el mantenimiento de la distancia de seguridad, el aforo que hay que guardar en las tiendas, iglesias y lugares públicos cerrados, el número de personas que pueden reunirse para celebrar algo, el cuidado y visitas a nuestros mayores… han cambiado el modo de relacionarnos con los demás.

Ante esta situación necesitamos volver sobre nosotros mismos y ser conscientes del sentido que damos a nuestra vida. Toda persona necesita cuestionarse, interrogarse, plantearse esas cuestiones radicales, existenciales: ¿En qué apoyo mi vida? ¿Cuál es su cimiento? ¿Por qué y para qué vivo? Como dicen los sabios y entendidos en cuestiones humanas, quien sabe de dónde viene y hacia dónde va en la vida, ya sabe mucho y definitivo en la existencia.

Las personas creyentes, al hacernos este tipo de planteamientos, nos preguntamos qué lugar damos a Dios, qué importancia tiene en nuestro vivir. Creemos que la vida es don de Dios y que Él nos acompaña en nuestro caminar. En este tiempo nos encontramos con la tarea de cuidar la vida, la nuestra y la de los demás. Las autoridades sanitarias nos dan una serie de recomendaciones para ello y no podemos obviarlas.

Cuando creemos y confiamos en Él nos damos cuenta de que la fe nos ayuda a enfocar nuestra existencia y todo lo que la rodea: nuestra entrega, nuestro trabajo, nuestra salud… Es verdad que, como en los viajes de avión, también encontramos turbulencias que nos inquietan. Estas en la vida tienen que ver con enfermedades, crisis personales o familiares, cuestiones económicas, cuestionamientos religiosos… Estas también se sobrellevan si sentimos a Dios como el fundamento en el apoyarnos, la roca que nos salva, la piedra angular… Vivir desde este convencimiento es fuente de gran serenidad y confianza en la vida.

Benjamín Echeverría, capuchino