miércoles, 30 de septiembre de 2020

ECOLOGÍA INTEGRAL

Hace cinco años el Papa Francisco nos regaló la encíclica Laudato Si´, poniendo en el centro de nuestra vida el desafío urgente de proteger nuestra casa común y la búsqueda de un desarrollo sostenible e integral. Para lograr esto el Papa Francisco hace la invitación a asumir una ecología integral. En estas líneas queremos compartir qué es la ecología integral desde la encíclica Laudato Si´.

El punto de partida para mirar qué es la ecología integral lo tenemos en san Francisco de Asís. Él es el ejemplo por excelencia del cuidado de lo que es débil y de una ecología integral, vivida con alegría y autenticidad. Él manifestó una atención particular hacia la creación de Dios y hacia los más pobres y abandonados. Amaba y era amado por su alegría, su entrega generosa, su corazón universal. Era un místico y un peregrino que vivía con simplicidad y en una maravillosa armonía con Dios, con los otros, con la naturaleza y consigo mismo. En él se advierte hasta qué punto son inseparables la preocupación por la naturaleza, la justicia con los pobres, el compromiso con la sociedad y la paz interior. (LS 10)

El principio de la ecología integral es saber que todo está íntimamente relacionado, y que los problemas actuales requieren una mirada que tenga en cuenta todos los factores de la crisis mundial. La ecología integral está formada por las relaciones entre ambiente económica, sociedad, cultura y vida cotidiana, estableciendo la noción de bien común, dignidad de la persona y cuidado del ambiente. La convicción de que en el mundo todo está conectado debe llevarnos a una nueva manera de relación con Dios, con el prójimo y con la tierra.

Algunas exigencias de la ecología integral que se nos presentan son: 1) buscar soluciones integrales que consideren las interacciones de los sistemas naturales entre sí y con los sistemas sociales, 2) Asegurar que se produzca una mejora integral en la calidad de vida humana, 3) Cuidar los lugares comunes, los marcos visuales y los hitos urbanos que acrecientan nuestro sentido de pertenencia, nuestra sensación de arraigo, 4) sacar las consecuencias del destino común de los bienes de la tierra el principio del bien común se convierte inmediatamente, como lógica e ineludible consecuencia, en un llamado a la solidaridad y en una opción preferencial por los más pobres., y 5) La necesaria relación de la vida del ser humano con la ley moral escrita en su propia naturaleza, necesaria para poder crear un ambiente más digno. (LS 137-157)

Una ecología integral implica dedicar algo de tiempo para recuperar la serena armonía con la creación, para reflexionar acerca de nuestro estilo de vida y nuestros ideales, para contemplar al Creador, que vive entre nosotros y en lo que nos rodea, cuya presencia «no debe ser fabricada sino descubierta, develada» (LS 225).

Estamos invitados a vivir una ecología integral por el bien de todos desde los simples gestos cotidianos donde rompemos la lógica de la violencia, del aprovechamiento, del egoísmo. Reflexionemos sobre nuestro estilo de vida y miremos en qué podemos cambiar. Un cambio necesario por el bien de todos.

Néstor Wer, capuchino
 

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