lunes, 28 de septiembre de 2020

SOLIDARIDAD Y AMOR

Nadie quiere ser tenido por insolidario. Todos, de una u otra manera, queremos vernos como hombres y mujeres solidarias; preocuparnos por los demás, ser personas que no piensan sólo en sí mismas, etc. En los ambientes en los que normalmente nos movemos está valorado esta virtud de la solidaridad. Hay como una especie de mandato, una obligación social: “tengo que ayudar a los demás”.

Ojalá haya descubierto que esto de la solidaridad es más que un mandato, porque es también, y sobre todo, algo que toca mi corazón. Cuando percibo que soy capaz de salir de mí y centrarme en otras personas que me necesitan parece que crezco, que soy útil, que me hace ser más. Hay un cierto gozo en lo que hago por los demás. Descubrir esto es un paso importante como persona.

Pero también sucede que más allá de lo que yo sienta, de lo que yo perciba que me hace como persona al ayudar a los demás, es la misma situación de debilidad e indefensión de otros la que me movilizan a ayudarles. Quizá no sienta gozo en ello, además tal vez me venga mal ahora y no tenga ganas de nada de esto, pero la realidad que veo activa en mí salir de mi ensimismamiento e ir hacia los otros. Ya no es coherencia moral con un mandato externo, ni depende de lo que sienta de gratificante o no; es algo que nace de más adentro.

Hay personas que tienen incorporada en su vida y en su ser la certeza de que sólo saliendo hacia los demás, abriéndose a las realidades humanas y respondiendo en la manera que puedan a las necesidades de los que más lo necesitan, responden mejor a lo que llevan dentro de sí. Si no fueran solidarias, se negarían a sí mismas. La solidaridad así vivida ya no tiene nada que ver con un mandato, sino que se parece más al amor.

Mantener siempre atentos los oídos
Al grito del dolor de los demás
Y escuchar su llamada de socorro
Es solidaridad

Mantener la mirada siempre alerta
Y los ojos tendidos sobre el mar,
En busca de algún naufrago en peligro...
Es solidaridad

Sentir como algo propio el sufrimiento
Del hermano de aquí y del de allá;
Hacer propia la angustia de los pobres...
Es solidaridad

Llegar a ser la voz de los humildes,
Descubrir la injusticia y la maldad,
Denunciar al injusto y al malvado...
Es solidaridad

Dejarse transportar por un mensaje
Cargado de esperanza, amor y paz,
Hasta apretar la mano del hermano...
Es solidaridad

Compartir los peligros en la lucha
Por vivir en justicia y libertad,
Arriesgado en amor hasta la vida...
Es solidaridad

Entregar por amor hasta la vida
Es la prueba mayor de la amistada:
Es vivir y morir con Jesucristo
Es solidaridad

Carta de Asís, septiembre 2020
 

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