“Manteneos en pie ante el Hijo del hombre”: Estar en pie, es tener la misma actitud resistente de Jesús que no ha abdicado de sus sueños de un mundo nuevo y ha sellado su utopía con la entrega total de todos sus días, de su propia sangre. Esta resistencia es el rostro de la verdad de la fe en la dignidad de la persona, base honda de la utopía cristiana de la sociedad nueva.
La dignidad es la base de la utopía del Reino de Dios, de la nueva sociedad. Más que añorar “venidas” que ya se han producido, el Adviento pretende acentuar las bases de la utopía cristiana. La espiritualidad de la dignidad requiere una mirada nueva, benigna y humanizadora sobre las personas y la realidad; anima a pasar por encima de las limitaciones externas de las personas y de la sociedad; demanda una fe inquebrantable en el destino de fraternidad que tiene el mundo; lleva a no renunciar jamás a una vida en aprecio y amor por todo lo creado.
Jesús cree firmemente en la dignidad de la persona por encima de su evidente maldad moral porque tiene la certeza de que la dignidad es inherente a la creación no a nuestro comportamiento moral. De ahí el sueño de una “sociedad nueva” para el NT incluso para la limitada realidad de una ciudad secular con muchos fallos.
Este Adviento es un tiempo interesante y útil para ahondar en la dignidad humana.
Fidel Aizpurúa, capuchino