viernes, 30 de noviembre de 2012

ADVIENTO 2012: PRIMER DOMINGO


   “Manteneos en pie ante el Hijo del hombre”: Estar en pie, es tener la misma actitud resistente de Jesús que no ha abdicado de sus sueños de un mundo nuevo y ha sellado su utopía con la entrega total de todos sus días, de su propia sangre. Esta resistencia es el rostro de la verdad de la fe en la dignidad de la persona, base honda de la utopía cristiana de la sociedad nueva.
   La dignidad es la base de la utopía del Reino de Dios, de la nueva sociedad. Más que añorar “venidas” que ya se han producido, el Adviento pretende acentuar las bases de la utopía cristiana. La espiritualidad de la dignidad requiere una mirada nueva, benigna y humanizadora sobre las personas y la realidad; anima a pasar por encima de las limitaciones externas de las personas y de la sociedad; demanda una fe inquebrantable en el destino de fraternidad que tiene el mundo; lleva a no renunciar jamás a una vida en aprecio y amor por todo lo creado.
   Jesús cree firmemente en la dignidad de la persona por encima de su evidente maldad moral porque tiene la certeza de que la dignidad es inherente a la creación no a nuestro comportamiento moral. De ahí el sueño de una “sociedad nueva” para el NT incluso para la limitada realidad de una ciudad secular con muchos fallos.
   Este Adviento es un tiempo interesante y útil para ahondar en la dignidad humana.

Fidel Aizpurúa, capuchino

martes, 27 de noviembre de 2012

LO IMPOSIBLE HUMANO PUDE VOLVERSE LO POSIBLE DIVINO

«La vocación es el corazón mismo de la nueva evangelización en los umbrales del tercer milenio, es la llamada de Dios al hombre para un tiempo nuevo de verdad y libertad, y para una nueva construcción ética de la cultura y de la sociedad europeas» (Nuevas Vocaciones para una Nueva Europa (NVNE), nº 12). Así se expresa Documento final del Congreso Europeo sobre las Vocaciones al Sacerdocio y a la Vida Consagrada en Europa. Este texto es un pequeño ejemplo de lo que parece que hoy se está empezando a llamar y a construir: Cultura Vocacional; o dicho de otro modo, que la teología, la espiritualidad y la Pastoral tiene como punto de referencia la vocación, o mejor, que la vocación es el aglutinante, lo que va a dar sentido a la teología, a la espiritualidad y a la pastoral.
   Como dice Amedeo Cencini por cultura entendemos al mismo tiempo conocimiento, interés particular y sobre todo involucración personal e interpersonal para construir algo en lo que se cree y de lo que se está convencido, y que se hace cada vez más patrimonio de todos. Desde este punto de vista, la cultura tiene un elemento individual-personal que al desarrollarse y ponerse en relación se abre a otras personas con el fin de construir algo que llega a ser patrimonio de todos. Así, pues, cultura significa un proyecto orgánico, bien integrado y coherente en sus partes, que puede entrar en diálogo con otras propuestas culturales, significa, también, tener un sistema de pensamiento, cercano a la praxis, a las necesidades y expectativas de la vida de cada día. Al hablar así de cultura me quiero referir a la cultura o culturas que hay en este nuestro continente Europeo, que ha adquirido unas connotaciones nuevas hasta tal punto que podríamos hablar de una nueva cultura o nuevas culturas europeas, ante la o las que los hombres y mujeres de nuestro tiempo tienen que ir enfrentándose con planteamientos personales y relacionales nuevos. Es decir, no se puede vivir hoy sin adaptar, cambiar o transformar los criterios de hace 20 años, porque hay situaciones nuevas y el hombre contemporáneo también va cambiando su forma de pensar, de ser y de actuar. Por eso, la Iglesia y el Papa actual están pidiendo una profunda renovación de los contenidos y del método del anuncio del Evangelio, para hacer a la Iglesia del siglo XXI siempre más idónea para anunciar el Evangelio a la humanidad del siglo XXI. En este sentido se habla de Nueva Evangelización, es decir anunciar el Evangelio de siempre, porque no hay otro, al hombre hoy con nuevos métodos y renovando y actualizando contenidos y lenguajes.
   Un componente esencial de la Nueva Evangelización es la sensibilidad vocacional que está determinada, a su vez, por una experiencia de fe “que está hecha de confianza, de visión del rostro de Dios, de certeza de poderse fiar de Él, hasta el punto de responder SI a su llamada. No por cálculo o por interés personal, no por miedo o comodidad, no por dar gusto a alguien, ni si quiera a sí mismos, sino únicamente por amor, ese amor que se expresa en abandono de sí al otro, en la confianza plena… Educar para la fe en el acompañamiento vocacional quiere decir formar una sensibilidad tan confiada, como para conducir una persona a hacer una elección de vida basada, no en las propias capacidades o sobre los propios músculos, ni siquiera sobre los propios gustos y tendencias naturales, y menos aún sobre la previsión del propio éxito o de la propia autorrealización, sino sobre el hecho desnudo de que eres Tú quien me llamas, quien me lla-amas y, si eres Tú quien me abre este camino entonces no tiene mucho sentido que yo calcule y verifique lo que podré hacer, sino que la única cosa sensata es confiarme a ti, confiarte mi vida y mi futuro, creer que lo imposible humano puede volverse lo posible divino “ (Amedeo Cencini, No cuentan los números. Construir una cultura vocacional, Ed. Paulinas, Madrid, pág. 66-69).

Benjamín Serrano, capuchino

LA EXPERIENCIA DE LA "FUENTE DE SILOÉ"

Dentro de nuestras actividades pastorales, no suele ser muy frecuente dejar grandes espacios al silencio y la oración. Pero en estos tiempos en los que buscamos volver a lo esencial, quizá estos instrumentos sean más “potentes” de lo que nuestro “efectismo, o efectivismo” creen. El fin de semana, desde el viernes 16 de noviembre con la cena, hasta el domingo 18 a la comida, tenía como objetivo dejar espacios amplios de oración acompañados por un ritmo de silencio. En las comidas y en algún momento de descanso hablábamos, pero queríamos crear un espacio de silencio, sobre todo interior que nos ayudara en la oración. Sabíamos que la fuerza de este fin de semana no estaba en las palabras previas que orientaban la oración, cuanto en los propios espacios de oración personal.
Estuvimos diez personas contando con el delegado de la Comisión de Pastoral Juvenil y Vocacional que animaba el encuentro. De procedencias, edades y recorridos diversos. Con objetivos distintos y con momentos personales muy, pero que muy diferentes. Pero ahí se ve la fuerza del silencio, de la oración y de la Palabra cuando le dejas espacio, serenidad y disposición personal.
Para cada uno, desde su momento, el fin de semana supuso tranquilidad, serenidad o inquietud, y también y sobre todo, un paso adelante en su camino personal. En estos dos días escasos, cada uno tuvo la suerte de dar una vuelta de tuerca a su proceso personal, y no sólo desde la teoría o el deseo, sino desde el encuentro y la convicción de que descubres algo, de que algo se te revela.

Muchas gracias a todos por vuestra participación: Jesús, Ana, Gorka, Mª Carmen, Oscar, Lidia, Begoña, Ildefonso y Luis. Y sobre todo gracias por daros la oportunidad de vivir estos días abiertos a lo que se nos daba. El silencio y la oración nos ayudó a mirarnos con más cariño. Muchas gracias también a la fraternidad de “El Pardo” que nos dejó uno de sus rincones más silenciosos de la casa, y sobre todo por la acogida y cariño con que nos trataron.
Javier Morala, capuchino

jueves, 22 de noviembre de 2012

ELOGIO DEL HORIZONTE

   Seguro que Rebeca y Rubén, gijoneses ellos, del Principado astur, conocen bien este lugar; yo lo conocí hace un par de veranos. Es el punto más emblemático del cerro de Santa Catalina, en Gijón, elegido por el artista vasco Eduardo Chillida para emplazar su “Elogio del Horizonte” (1990). Es una enorme escultura de hormigón que, ofreciendo una vista al horizonte, parece dar la bienvenida a los marinos; una obra que fue concebida para ser admirada desde su interior, donde se crea un efecto caracola al escucharse el eco del mar.


   A mí me impresionó todo… El lugar, en lo alto de la ciudad y al borde de un acantilado; el cielo azul y el verde del cerro; la dureza de la escultura: enorme, puro hormigón, como descoordinada, sin dos partes iguales; el mar, inmenso, lejano y presente; su sonido que se insinúa y que amenaza; el situarse en el interior de la escultura y ver y escuchar y sentir “todo eso”; y ese nombre, “Elogio del horizonte”, tan propio, que lleva hacia fuera y hacia dentro…
   Aquello era un punto en medio del mundo, allí se había creado un espacio, un lugar. Que no era la escultura, sino el que allí se coloca y se hace presente, uno mismo. Aquello era, es, una interpretación de la vida misma; una manera de resumir tanto. Aquello era una invitación a ser “un lugar en medio del mundo”…
   Creo que eso somos, estamos llamados a ser, un “Elogio del horizonte”. Un punto, un lugar, una mirada, una interioridad, un ojo, un corazón, un sentido.
   Una capacidad de armonizar, escuchar, unificar, sufrir, comprender, acoger, acompañar…, todo. Incluso lo enorme, desconcertante, ruidoso, amenazante, desproporcionado… Un lugar que recoge, ve, crea, aporta, horizontes. A veces nos parece imposible: todo nos puede aplastar, dispersar, dominar… Y a la vez cuanta “potencia” hay en una persona que se va construyendo como lugar. Sin ser “lugar” no se acierta a vivir: caminar por la vida, más que buscando lugares, siendo y construyendo y ofreciendo el lugar que soy.
   Jesús fue algo de eso; Francisco también. Sencillamente, una manera de mirar y sentir el mundo. Por cierto, cuánto habla el arte y la tierra y el mar y el viento y todo…, ¿verdad? Que seas, que seamos, lugar; “Elogio del horizonte”.
Jesús Torrecilla, capuchino

martes, 13 de noviembre de 2012

INTUICIONES MENORES


Los capuchinos de España estamos en un curso de formación permanente maravilloso en Asís. Hoy 12 de noviembre la lluvia torrencial sigue cayendo sin descanso. Hemos empezado la mañana celebrando la eucaristía en la cuna del franciscanismo. Sigue impresionando ver esa “pequeña pieza” dentro de la basílica grandiosa. Es la misma imagen de Rivotorto, una casa de piedra que no llega a “casa” en medio de una basílica que quiere mostrar su valor. A la entrada de la Porcíncula está escrito: “ic locus santus est” o lo que es lo mismo: “este lugar es santo”. Son formas de decir que esa realidad aparentemente austera, pobre, cutre incluso, tiene un valor más allá de su apariencia. Y nosotros lo reconocemos viajando muchos kilómetros para verlas, comprando postales, rezando en ellas, etc. Igual no está mal que nos ayuden a reconocer su valía. Pero también nos puede ayudar a descubrir el valor que “otras realidades pobres” tienen. Y podemos encontrarlo si somos capaces de hacer el mismo camino de Francisco de ahondar en “lo débil”, sin miedo. O dicho de otra forma “verlas con los ojos del corazón” para descubrir las posibilidades de vida que se nos presentan cada día en lo frágil y que dejamos pasar porque no es lo que esperamos. Y aún hay más, muchas veces queremos huir de lo débil –en nosotros o en otras personas- porque nos provoca inseguridad y nos vemos vulnerables. Pero al huir de la debilidad igual también huimos de la mayor y más auténtica posibilidad de construir nuestra persona, de construir nuestra identidad. (Javier Morala, capuchino).

martes, 6 de noviembre de 2012

¿RACISMO O INTOLERANCIA?

   Con demasiada frecuencia se oye descalificar a alguien acusándole de racista, lo que en nuestra sociedad laica significa un pecado casi tan gordo como el sexo en la Iglesia Católica. El motivo pude ser tan simple y sencillo como que haya manifestado su opinión que los inmigrantes, para que no anden por la calles como perros sin dueño ni sean explotados por empresarios sin conciencia, deben regresar a su país de origen o que, si vienen a trabajar, porque necesitamos sus servicios, traigan su contrato laboral, que les garantice todos sus derechos y una vida digna. Pero a mí me parece que, a pesar de la frecuencia con que se pueda descalificar a alguien de este modo y por este motivo, todavía es muy bajo el número, pues el supuesto racismo no sería nada más que la manifestación de una actitud mucho más profunda y generalizada que abarcaría no solamente a los inmigrantes, sino a todo el entorno normal y diario de la persona.
 

   Lo que voy a escribir tal vez no os convenza, pero puedo aseguraros que no podréis decir que es mentira por la sencilla razón que no me apoyo en observaciones ajenas, sino en reacciones que he observado y analizado en mí mismo.
   El desprecio o rechazo del otro, sea o no extranjero, masculino o femenino, mayor o menor, creyente o ateo, sabio o ignorante…, lo que no tolero no es una diferencia, deficiencia, carencias o limitaciones del otro, sino que yo mismo me valoro diferente y superior; yo entro consciente o inconscientemente en competencia con el otro, me comparo y me autocalifico superior y mejor. No es que no tolere al otro; es que realizo un desplazamiento en razón del doble juicio de valor: yo soy mejor e inclino hacia mí la balanza, dejando al otro sin peso, en inferioridad de circunstancias. No es el problema el otro por muchos defectos que tenga, sino mi exclusiva y excluyente valoración. Mi sobrevaloración significa una merma en la valoración y estima de los demás, cosa en la que continuamente estamos viviendo por la competitividad personal. El racismo sería, según esto modo de ver mío, una aplicación puntual de una actitud mucho más global y generalizada que se podría llamar intolerancia, siempre que se entienda no como un rechazo del otro, sino como una supervaloración de mí mismo que lógicamente lleva un "desprecio", un quitarle "precio", valor al otro que convierto para mí en plusvalía: yo crezco en razón del menor aprecio o estima del otro; engordo en razón de la flaqueza del otro, y, por lo mismo, no puedo tolerar junto a mí aquello que no está o considero que no está a mi altura, que no es igual a mí. ¿O no es cierto?
 
Paco Luzón, capuchino

jueves, 1 de noviembre de 2012

FUENTE DE SILOÉ: ESPACIO DE BÚSQUEDA


¿Qué es?
   Fuente de Siloé, es un espacio de búsqueda personal que pretende estar iluminado por la pausa, el silencio, la Palabra, la interiorización, la reflexión, el sosiego…
   Muchas veces parece que caminamos como ciegos, sin referencias: no acabamos de estar satisfechos con lo que vivimos pero seguimos adelante sin saber qué otra cosa hacer; o todo lo que hasta ese momento nos servía ha dejado de servirnos y parece que todo se ha ido abajo; o llevamos ya muchos años bloqueados en la misma situación y necesitamos salir por algún sitio; o estamos en un momento clave en nuestra vida y buscamos luces auténticas que nos indiquen el camino; o simplemente necesitamos parar en un oasis en medio del cansancio y la enajenación cotidiana.
   Como el ciego de nacimiento (Jn 9, 1ss) nosotros también nos encontramos en situaciones que parecen estancadas. También, como él, necesitamos todo un proceso de transformación, un proceso de “lavado” en la fuente de Siloé.

¿En qué consiste?
   En propiciar espacios personales, en silencio y oración en un entorno de sosiego. Con unas pequeñas orientaciones de contenido, unas propuestas de oración y tiempo de silencio, se pretende que cada uno deje espacio para que aflore de dentro la palabra propia, auténtica y la Palabra del Padre.
   Habrá también la posibilidad de entrevistas personales.

¿A quién va dirigido?
   A personas con recorrido personal y de fe que necesiten un espacio de silencio y oración para pararse y retomar fuerzas o para clarificar, desde la Palabra, situaciones personales, vitales, vocacionales, etc.

Cosas prácticas:
Lugar: Casa de Espiritualidad de capuchinos de El Pardo, Madrid.
Comienzo: 9 de la noche del viernes 16 de noviembre
Final: después de comer del domingo 18 de noviembre.
Precio: 20 euros, incluidos viajes, estancia, materiales, comida, etc.
Hay que llevar: útiles de aseo. Biblia. Cuaderno y boli. Ropa de abrigo y para pasear.
Forma de funcionar: habitaciones individuales; la comida nos la preparan. La dinámica del día será en silencio salvo las comidas.
Organiza: Pastoral Juvenil Vocacional de los Hermanos Menores Capuchinos de España.
Responsable de la actividad: Javier Morala (ofmcap), 678229873.
Para inscribirse escribir a: javiermorala@yahoo.es antes del 8 de noviembre.