martes, 29 de noviembre de 2016

SER FELIZ

A toda aquella persona que le preguntemos qué quiere en la vida, y también a cada uno de nosotros, seguramente dirá que ser feliz. Otra cosa muy diferente será qué entendemos por ser feliz cada uno de nosotros. Para unos será que se cumplan sus deseos, para otros no tener dolor, para otros no tener problemas y seguramente para otros será, además, que desaparezca la injusticia en el mundo, las guerras, el hambre...

Pero la realidad de la vida no suele ser así, está llena de complicaciones. Casi nunca se cumplen los deseos, los problemas persisten, estamos llenos de miedos, inseguridades... y tampoco desaparecen las injusticias, ni el hambre, ni las guerras y, ante todo eso, ¿tenemos que caer en la infelicidad?

Quizá en este momento de la vida nos toque mirar atrás e ir descubriendo que, a pesar de todas las dificultades de la vida, las cosas no han ido tan mal. Nos encontramos con personas que nos quieren, hemos descubierto el amor y el perdón; vamos aprendiendo a dar valor a una sonrisa, a un abrazo que nos saca de la tristeza; hemos aprendido a asumir los fracasos y a verlos como camino de madurez. ¿No será algo de esto la felicidad?

No han desaparecido las guerras pero nos encontramos con personas capaces de construir la paz, no ha desaparecido el hambre pero hay personas solidarias capaces de compartir con los pobres lo que tienen, no ha desaparecido la injusticia pero hay personas que luchan y trabajan incansablemente para que la justicia se vaya imponiendo cada día. ¿No será algo de esto la felicidad?

Cuando nos abrimos a los demás, cuando nos abrimos a Dios y nos sentimos en paz y en plenitud con nosotros mismos y con el mundo. ¿No será eso la felicidad?

Carta de Asís, noviembre 2016 

jueves, 24 de noviembre de 2016

UNO+UNO (SER PUENTE PARA ALGUIEN)

José, un joven con ceguera, estudiante de optometría y participante en competiciones deportivas como el triatlón, ha de enfocar su vida desde una nueva perspectiva. En el corto aparece a su lado uno de sus amigos, Fran, su apoyo, su guía, su entrenador, para poder seguir con sus aficiones deportivas.


martes, 22 de noviembre de 2016

¿SER O... NO SER?

Desde pequeña he oído como había que tener mucho cuidado con lo que creemos ser. La humildad, sencillez, el creerse poca cosa… han sido siempre cualidades de las “personas buenas”. ¿Buenas, malas?… mal empezamos.

Mis estudios de psicología y sobe todo mi propia vida me ha ido enseñando, y ahora lo compruebo en mucha gente, el gran peligro que esto supone. Por sí mismas, cualidades deseables y valiosas, pero como en otras muchas cosas, ojito en el recipiente en el que caen. Eso de siempre tú antes que yo, el bien ajeno antes que el propio, hay que hacerle la raíz cuadrada y en todo caso, partir de una psicología sana y no la de la persona casi enfermiza que tiene una autoestima por los suelos.

Está claro que la imagen de la parábola del evangelio del fariseo y el publicano es eso, una imagen: “Gracias Señor, porque no soy como ese…” No, hombre no, hasta ahí podíamos llegar, pero tampoco la imagen sumisa y poco cosa del otro extremo.

De ahí que últimamente tengo cuidado hasta con las canciones que les quiero enseñar a mis alumnos. Esas del estilo “Yo no soy nada…” , han quedado desterradas de la lista.

Urge hoy para todos una visión de la vida y sobe todo de uno mismo, valiosa, positiva, agradecida, que no me ponga por encima de los demás, pero jamás me ponga por debajo. Cuando me reconozco valioso, libre, con capacidad, único, irrepetible y pienso en mí, y vivo por mí, todo lo demás surge por añadidura. La negación de uno mismo tiene más de peligroso que de psicología y espiritualidad sana.

Creo que el gran carisma y la gran fuerza de Jesús, surgían de un autoconocimiento y autoaprecio dignos de quitarse el sombrero. Solo desde ahí pudo salir de sí mismo y ser uno con los otros. Lo contrario, pura mediocridad y entes vacíos. Y de ellos, líbrame Señor.
Clara Lopez Rubio

jueves, 17 de noviembre de 2016

PUENTE O MURO

Con el mismo material que construyes un muro puedes construir un puente. La diferencia está en cómo lo construyas. Puedes utilizar una situación que te cause sufrimiento para aislarte del mundo o para entenderlo mejor. Piensa en lo que ganas y en lo que pierdes construyendo un muro o un puente entre las personas que te rodean y tú. Los ladrillos utilizados serán los mismos, o sea, las situaciones serán las mismas, pero eres tú el que decide que vas a construir con ellas.

Los muros crean límites, los puentes permiten traspasar barreras.

martes, 15 de noviembre de 2016

SALUDAR CON PALABRAS DE PAZ

“En toda predicación que hacía, antes de proponer la palabra de Dios a los presentes,
les deseaba la paz, diciéndoles: ‘El Señor os dé la paz’.
Anunciaba devotísimamente y siempre esta paz a hombres y mujeres,
a los que encontraba y a quienes le buscaban.
Debido a ello, muchos que rechazaban la paz y la salvación,
con la ayuda de Dios abrazaron la paz de todo corazón y se convirtieron
en hijos de la paz y en émulos de la salvación eterna”.

(Primera Vida de Celano 223)

La vida, en tiempos de Francisco, (como en cualquier época de la historia), también era turbulenta. La violencia hacía parte de la vida cotidiana: entre unas ciudades y otras, entre el papa y el emperador, entre los nobles y los burgueses, en el interior de la Iglesia de cara a algunos grupos heréticos, de cara al Islam con una cruzada y otra… La peor parte para la gente de a pie, que no ganaba nada con estas guerras y acarreaba sus consecuencias.

Francisco participó en la guerra de Asís contra Peruggia y sufrió sus consecuencias, un año de cárcel. No fue de reportero, fue a matar y a vencer y a buscar su gloria. La derrota, la cárcel, la enfermedad consiguiente, parece que empezaron a abrirle a otras búsquedas. En el fondo, toda la experiencia personal y fraterna de Francisco se puede resumir como una nueva experiencia de paz y reconciliación con todo, en un momento u otro. Y eso será lo que él ofrezca a los demás. No es casual que en su Testamento hable de esto como de una auténtica revelación y misión: “El Señor me reveló que dijésemos este saludo: ‘el Señor te dé la paz’ “ (Testamento de Francisco, 23).

En él, pronunciar un saludo así no es una fórmula, es una declaración de intenciones: decir en dos palabras quién es y a lo que quiere colaborar. En Francisco esta paz siempre será resumen de los bienes del Reinado de Dios: un corazón y una humanidad nueva, en la igualdad y reconciliación. En este sentido, él quiso ser un pacificador, quiso llevar adelante una misión de paz. En el corazón de cada persona, en las relaciones fraternas, en el modo de vivir los conflictos y de incluir a los excluidos, en las contradicciones y fracasos, en las dificultades sociales...

Francisco es alguien que se nos aparece muy capaz de llegar y "tocar" a la persona por dentro, aportando una palabra que orienta y encamina (carta a un ministro, carta a León...). Y fue alguien muy insistente de cara a exhortar en el cuidado de las relaciones humanas: “Y ningún hermano haga mal o hable mal a otro; al contrario, por caridad de espíritu, sírvanse y obedézcanse voluntariamente unos a otros” (Regla no bulada 5,11)

Y las biografías primitivas también subrayan la presencia de Francisco en distintas situaciones conflictivas ciudadanas: el desencuentro entre el obispo y el alcalde de Asís, y en Arezzo, Bologna, Gubbio... “Y les decía: ‘Que la paz que anunciáis de palabra, la tengáis, y en mayor medida, en vuestros corazones. Que ninguno se vea provocado por vosotros a ira o escándalo, sino que por vuestra mansedumbre todos sean inducidos a la paz, a la benignidad y a la concordia. Pues para esto hemos sido llamados: para curar a los heridos, para vendar a los quebrados y para corregir a los equivocados” (Tres Compañeros 58).

Quizás nos toca ser como un “hospital de campaña” en medio de un mundo muchas veces dividido por enemistades y discordias. ¡Haznos, Señor, instrumentos de tu paz; y que saludemos con palabras de Paz!
Jesús Torrecilla, capuchino

sábado, 12 de noviembre de 2016

PHILIPS EVERYDAY HERO



Esta campaña tiene como objetivo cambiar la percepción de nuestra marca entre la audiencia: no somos una compañía tecnológica y fría, sino una compañía tecnológica y humana (…). El spot está inspirado en una historia real, la historia de un limpiador de ventanas, que se viste de hombre araña para llevar un poco de alegría y entretenimiento a los niños enfermos. Él cree que animarlos les ayuda a recuperarse más rápido… Y es verdad, porque a veces la sonrisa es la mejor medicina".

Eva Barrett, responsable global de publicidad de la marca

martes, 8 de noviembre de 2016

¡QUÉ GRANDE ES LA VIDA!


Mohammed, tomando un café, me mostró este dibujo suyo, un dibujo de un poeta. Es una pluma blanca, que está encarcelada, atada al suelo y encadenada a una bola casi imposible de mover. El dibujo habla de él, que escribe directamente desde el corazón, sin pasar por la cabeza, pero que no está transitando por un buen momento: sin trabajo, con su proyecto vital estancado y sufriendo por la falta de libertad y el exceso de injusticia de su país. Pero, a pesar de todo, la pluma mantiene su elegancia, erguida, blanca en medio de la oscuridad de la prisión. Está un poco dañada en la base pero conserva la dignidad: ese es Mohammed.

Entonces me vino a la cabeza esta imagen que él mismo me mandó por WhatsApp hace ya unos meses: era Jesús de Nazaret muerto, a los pies de la cruz, derrotado... y me decía en el mensaje: "ahí está la gloria de Dios": mirar esta imagen repitiendo esa frase es sobrecogedor. Y me lo decía él, ¡que es musulmán! ¡Increíble, impresionante!


Y se lo recordé, y le dije que en su dibujo y por tanto en su vida, pasaba lo mismo: que había sufrimiento, dolor y también había algo de la gloria de Dios, había mucho de dignidad, algo de divino, algo sagrado. Mohammed asentía en silencio y entonces nos acordamos de ese relato paradójico del Evangelio: "Bienaventurados los pobres porque de ellos es el Reino de los cielos; bienaventurados los que lloran porque serán consolados; bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados...". Como que el sufrimiento no fuera la palabra definitiva... Que más allá de cómo me vaya en mis asuntos, la vida tiene otro impulso que te va llenando... Que Dios me regala otra dimensión donde estoy acompañado, sanado, salvado. Es el mismo Dios que está en el "corazón de mi corazón" como decía Mohammed. "¡¡Qué grande es Dios!!" decíamos los dos. "¡Qué grande es la vida y cuántos de sus pliegues nos quedan por saborear!" Y en esta conversación me emocionaba, por poder hablar así de Dios con alguien, por poder compartir mis búsquedas con un musulmán sufí; un diálogo que no sería capaz de tener con otros muchos cristianos...

jueves, 3 de noviembre de 2016

CÁNTICO DEL HERMANO FRANCISCO

Loado, seas, mi Señor,
por nuestro hermano Francisco,
ecologista integral,
porque amó lo creado y amó a los pobres.
Siempre se hermanaron en su corazón
estos dos amores.

Loado, seas, mi Señor,
por nuestro hermano Francisco,
místico y peregrino,
de hondas raíces,
de armonía y equilibrio interior,
pacífico y pacificado.

Loado, seas, mi Señor,
por nuestro hermano Francisco,
hondamente humano,
propagador de la dicha que Jesús promete,
incapaz de juzgar a nadie.

Loado, seas, mi Señor,
por nuestro hermano Francisco,
y por su bella mirada,
capaz de invitar con simplicidad a la alabanza
a todas las criaturas.

Loado, seas, mi Señor,
por nuestro hermano Francisco,
que nos hace todos familia,
que ha querido cuidar con amor de madre
a los seres humildes y a las personas que sufren.

Loado, seas, mi Señor,
por nuestro hermano Francisco,
que no ha tenido tratos
con el poder y el dominio,
que jamás ha explotado a nadie
que nunca se ha aprovechado de nadie.

Loado, seas, mi Señor,
por nuestro hermano Francisco,
que ha leído con gozo
el libro hermoso de la creación
y que se ha aposentado en la casa de las criaturas
como casa desde siempre.

Loados seas, por Él,
nuestro hermano y padre san Francisco,
a quien amamos.

Fidel Aizpurúa Donazar

martes, 1 de noviembre de 2016

LA CUCHARILLA

En cierta ocasión, una anciana, en su lecho de hospital, hablaba con el párroco que había ido a visitarla: “El Señor me ha dado una vida bellísima. Estoy preparada para partir”. “Lo sé”, murmuró el sacerdote. Pero, a renglón seguido, la abuelita añadió: “Hay una cosa que deseo vivamente: Cuando me entierren, quiero que me pongan una cucharilla en la mano”. El buen párroco reaccionó sorprendido: “¿Una cucharilla? ¿Para qué quiere que la entierren con una cucharilla en la mano?”. A lo que respondió con toda naturalidad la señora: “Me ha gustado siempre participar en las comidas y las cenas de fiesta en la parroquia. Cuando llegaba a mi sitio, miraba enseguida si había la cucharilla junto al plato. ¿Sabe qué quería decir? Que al final iba a haber pastel o helado”. “Y eso, ¿qué tiene que ver con este momento?”, le replicó el sacerdote no saliendo de su desconcierto. “¡Significaba que lo mejor llegaba al final! Es precisamente esto lo que quiero decir en mi funeral. Cuando pasen junto a mi ataúd se preguntarán: «¿A qué viene la cucharilla?». Quiero que Usted les responda que tengo la cucharilla porque está llegando lo mejor…”.