Este año 2021 es el año de San José. “Con corazón de padre”, el es título de la carta apostólica que el papa Francisco escribió hace unos meses con motivo del 150 aniversario de la declaración de San José como patrono de la Iglesia universal.
El día 19 de marzo celebramos su fiesta, el día del Padre. Es también el patrono de los trabajadores, el custodio del Redentor y patrono de la buena muerte. Nos recuerda el Papa que, después de María, Madre de Dios, ningún otro santo ocupa tanto espacio en el Magisterio de los Papas como San José. Aun así, es el hombre que pasa desapercibido, el de la presencia diaria, discreta y oculta.
Este papel discreto y “segundón” que le concede la Sagrada Escritura nos lleva a recordar a tantas personas que aparentemente ocultas o en segunda línea tienen un protagonismo especial en nuestro mundo. El tiempo de pandemia nos lo ha revelado de forma especial. Hemos descubierto que hay una serie de personas colectivos a nuestro alrededor que tienen una función o tarea esencial. Sin todas estas personas, sin hacer lo que ellos hacen, siempre al servicio de los demás, se paraliza el mundo, se nos complica mucho más la vida. Es curioso que hasta ahora no nos habíamos dado cuenta, pues nuestra mirada y atención estaban puestas en las vidas de otras personas famosas que aparecen en primera página y portadas de diversos medios de comunicación.
En esta carta el papa Francisco nos presenta distintos aspectos de la figura de San José. Entre otras cosas nos dice de él que es “el padre de la valentía creativa”. Es una cualidad que surge en toda persona cuando tiene que hacer frente a las dificultades. Muchas veces éstas nos paralizan, nos bloquean, hacen que miremos para otro lado o que escondamos la cabeza, como el avestruz, hasta que pase el peligro. Sin embargo, también sabemos que suelen ser las dificultades las que nos hacen reaccionar y buscar recursos y cualidades que nos parecía que no teníamos. Ellas movilizan y agudizan nuestro ingenio para seguir haciendo frente a la vida.
Lo cierto es que la Sagrada Escritura nos presenta a un san José y a una familia envuelta, casi siempre, en dificultades. También el nuestro es un tiempo difícil, del que decimos que tenemos que salir todos juntos, fortalecidos, mejores, con muchas cosas aprendidas... Ante la realidad que nos toca vivir y afrontar, podemos tener en algunos momentos la sensación de que Dios se ha situado al margen de nuestra vida, que está tan lejano que no nos escucha ni se acuerda de nosotros… como si no le importáramos. Por eso el Papa nos recuerda que “Dios siempre logra salvar lo que es importante, con la condición de que tengamos la misma valentía creativa del carpintero de Nazaret, que sabía transformar un problema en una oportunidad, anteponiendo siempre la confianza en la Providencia”.
Benjamín Echeverría, capuchino
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