domingo, 7 de marzo de 2021

ECOEVANGELIO: CUIDAR EL TEMPLO DE LA VIDA

La concepción de separar o contraponer el mundo espiritual del material, si bien no es de origen cristiano, esta ha dominado por mucho tiempo la espiritualidad y la forma de vivir nuestro cristianismo. Dicha división se palpa en el reparo que ponemos cuando se agrede un lugar sagrado, como los templos, pero poco expresamos cuando la dignidad de la persona es pisoteada o la tierra es saqueada. Ambas acciones son reprobables, pero curiosamente una pesa sobre las otras. La tradición cristiana considera que, en Cristo, cada bautizado es templo vivo del Espíritu Santo y la naturaleza es lugar donde Dios se manifiesta; en este sentido se ha dicho acertadamente: el mundo no es Dios, pero sí su templo.

En el Antiguo Testamento se describe el Edén como la montaña santa de Dios (cf. Ez 28,14), en este lugar se alaba a Dios (cf. Sal 48); el Santo cubre los cielos y la tierra está llena de su gloria (cf. Hab 3,3). Por un lado, después de la desobediencia, el hombre y la mujer, ya no tienen acceso libre a este lugar santísimo, a este templo (Gn 3,24). Por otro lado, la vida de Jesús puede verse desde la perspectiva de templo; si éste es el lugar privilegiado de la presencia de Dios en medio de su pueblo, Jesús es el templo por excelencia. Juan especialmente así lo presenta, en concreto en este domingo, no solo describe la autoridad de Jesús en el templo, sino resalta que el templo es Jesús mismo (cf. Jn 2,21). Él es el verdadero templo espiritual del cual nosotros somos las piedras vivas (1 Pe 2,4-5) y en Él y por Él la creación alcanza su reconciliación y plenitud (cf. Col 1,20).

El mensaje del EcoEvangelio de este domingo nos invita a estar atentos y alzar la voz contra lo que profana el templo en modo amplio, el templo de la vida. Si bien debemos ocuparnos de dignificar nuestros espacios sagrados, como los templos, lugares donde nos reunimos como comunidad creyente para orar, así también debemos proteger la vida humana y la creación entera, porque cada persona, cada criatura, la naturaleza entera manifiesta a Dios y es lugar de su presencia (cf. LS 88).

Hna. Gladys de la Cruz HCJC

No hay comentarios:

Publicar un comentario