No es el humor de los escépticos, de las personas que no esperan ya nada de nadie ni ese humor ácido que corroe toda esperanza. Este tipo de humor no ayuda a la vida humana, sino que la destruye, aniquila todo cambio porque no hay futuro deseable, ni pasado donde apoyarse. Por ello, el presente pierde todo apoyo. No; no es este el humor saludable.
El punto de humor necesario que nos ayuda a vivir saludablemente es ese que nos pone ante nuestra realidad desde una mirada donde vemos nuestras limitaciones, pero con cariño, acogiendo nuestras impotencias, incluso nuestras mediocridades. Es ese punto de humor necesario que denota humildad para reconocer nuestros límites y pecados. Y, sin embargo, en vez de llevarnos a la desesperación nos lleva a la reconciliación con nosotros mismos y con el mundo.
A ello nos ayuda la mirada de Dios, que, sabiendo de nosotros como nadie, no reniega de nosotros, sino que nos reconcilia con Él y con nosotros mismos desde su amor.
Carta de Asís, diciembre 2023
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