Todo empezó el viernes con el reencuentro, lleno de risas, abrazos y recuerdos. Después, aprovechamos la noche para pasear por el centro de León y admirar la catedral iluminada, que nos dejó a todos con la boca abierta.
El sábado fue más intenso: por la mañana tuvimos una formación con el hermano Miguel Anxo Pena, capuchino, sobre el Testamento de San Francisco de Asís, ya que el próximo año se cumplirán 800 años de su muerte. Habló de cómo vivir la fraternidad hoy en día, con valores como la igualdad, la confianza, la alegría y la misericordia. Luego reflexionamos en grupo, compartiendo ideas sobre cómo ser más acogedores, perder el miedo a salir de la zona de confort y aprender a acompañar sin juzgar.
Por la tarde, visitamos la Catedral de León y la Basílica de San Isidoro, donde aprendimos sobre el valor histórico y cultural de estos lugares. Más tarde, la comisión de pastoral presentó el nuevo material y las actividades del curso, todas centradas en la fraternidad.
El domingo fue el turno de una mesa redonda con varios invitados relacionados con el Camino de Santiago. Contaron experiencias y reflexiones sobre cómo el Camino es una verdadera escuela de fraternidad y crecimiento personal. El hermano Federico dejó una frase que se quedó grabada: “La vida es para ser felices, no para cargar maletas de sufrimiento.”
El encuentro terminó con una emotiva Eucaristía y una despedida llena de abrazos, sonrisas y alguna que otra lágrima, con la promesa de volver a verse pronto y de aplicar todo lo vivido en nuestras comunidades.

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