jueves, 6 de noviembre de 2025

TIEMPO FAVORABLE

Nunca como antes tenemos tan medido el tiempo como ahora. Lo contamos en horas, minutos, segundos. Personas de generaciones atrás pensarían que nos hemos vuelto locos al ver la minuciosidad con la que cronometramos la vida: la puntualidad, la precisión de las citas, la exactitud de los servicios…

Pero hay tiempos, épocas, que adquieren una importancia decisiva en nuestras vidas. Son los tiempos, sean breves o más largos, en los cuales se han producido cambios radicales para nosotros. Habrán sido por acontecimientos gozosos o dolorosos, públicos o más privados, conocidos por otros o que han quedado en la intimidad de la persona; pero han supuesto un cambio en la dirección y en la lectura que hacemos de nuestra existencia. Lo que sucedió en ese tiempo pudo ser algo fortuito o algo planificado, pero el resultado siempre habrá superado lo esperado.

Esos acontecimientos hacen que ese tiempo fuera de mucha densidad, de una importancia decisiva para la lectura que hagamos de nuestra vida. Así podremos pasar de leerlo como azar a leerlo más como destino. Y si nos hemos abierto a la relación con Dios y a su amor hacia nosotros, podremos comenzar a entender nuestra vida como fruto de su providencia.

En una lectura creyente de nuestra vida, cada tiempo de estos habrá sido un tiempo de gracia, tiempo favorable; porque Dios ha estado presente. Eso sí, esto se percibe a toro pasado y generalmente con una buena dosis de paciencia y esperanza; no antes. También decir que su presencia habrá sido de modo muy diferente en cada caso.

Qué hermoso es poder abrirnos a la voluntad salvadora de Dios en nuestra historia, estemos viviendo el tiempo que estemos viviendo: tiempo de consolación o de desolación, tiempo de gozo o de sufrimiento. Porque el tiempo irá adquiriendo la fragancia del amor de Dios hacia nosotros.

Carta de Asís, noviembre 2025

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