Es evidente el importante papel que las mujeres juegan en la vida eclesial y el problema que no terminamos de solucionar, el lugar de las mujeres en la Iglesia. Por eso, hay que seguir en el camino marcado por el recordado Papa Francisco que decía que “la Iglesia es mujer”.
Cada vez se escuchan más voces que demandan en la Iglesia igualdad entre hombre y mujeres. Son voces desde el gentío que hacen visible la presencia de las mujeres en la Iglesia y marcan el futuro a seguir.
Celebramos una fiesta de María muy arraigada en nuestro país. Celebrar es comprometerse a que la igualdad sea la pauta general de la comunidad cristiana. Y por eso hay que superar el continuado pecado de injusticia y de desigualdad que aún sufren las mujeres cristianas. No será imposible si nos damos a la tarea.
Fidel Aizpurúa, capuchino
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