lunes, 3 de marzo de 2014

SEPARAR Y DEFINIR

   Comienzo el comentario del evangelio de esta semana, haciendo referencia a la filosofía oriental: "La energía del metal nos da la capacidad de delimitar donde empiezan y terminan las cosas, ayuda a concretar y a diferenciar, A poner límites. A separar y a definir."
   Por su parte el Evangelio nos dice: "No podéis servir a dos señores..." Así que por algún lado habrá que cortar. Y es esto de lo que muchos adolecemos: Capacidad para centrarnos en las necesidades del presente sin ocuparnos de lo que aún está por venir, por tanto en un tiempo totalmente inexistente. De ahí que una de las primeras tareas sea la de cortar de cuajo con nuestra "no-presencia" en lo que solemos hacer. Qué típico se nos hace ver la conocida ancianita en misa y rezando a la vez el Rosario o el castizo refrán de "estar en misa y repicando".
   En nuestra sociedad no hay depresiones reales en muchos casos. Lo que hay en realidad son distracciones de lo esencial, porque no hay esa capacidad de corte para decirnos a nosotros mismos y a los demás:"hasta aquí", no puedo seguir acaparando riquezas innecesarias, juicios que me van cargando, recuerdos que me anclan a mi pasado. Se hace necesario vivir "ligeros de equipaje" para tomar conciencia de quiénes somos. "Bástale a cada día su propio afán", porque además se hace realidad que cuando llega una situación a la que le tenemos q hacer frente podemos hacerlo. Si nos la imaginamos no somos capaces.
   Estamos muy equivocados cuando nos presentamos ante los demás como tremendamente tolerantes y comprensivos con todo. Cuando Jesús llegó al templo de Jerusalén no se presentó realmente afable y cariñoso, sino que su energía de metal fue la que hizo realmente dejar clara la gran cantidad de situaciones con la que él no estaba de acuerdo. Porque se hace necesario caminar hacia la luz, aunque haya muchos que se sientan algo violentados
   La tarea no es fácil, pero para acabar recuerdo una cita del Apocalipsis: "sé frío o cálido. Sí eres tibio te vomitaré". Una actitud interesante para la ya cercana Cuaresma, desde el Espíritu.

CLARA LOPEZ RUBIO

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