domingo, 30 de noviembre de 2014

NO ESTÁS DEPRIMIDO, ESTÁS DISTRAÍDO

   Si generalmente todos los comentarios que hago al evangelio domingo tras domingo quedan basados en el estar atentos al momento presente, más aún ahora que entra un nuevo Adviento.
   Me vienen además a la mente las sabias palabras de Facundo Cabral, un cantautor y poeta sudamericano que muy acertadamente nos decía: “no estás deprimido, estás distraído”. Y eso, así rápidamente leído puede ser un sin sentido: “¿qué tendrán que ver la depresión y la distracción?” Y hoy en día se sabe que la depresión es un mal del alma que solucionaríamos si pusiéramos en nuestra vida el ingrediente de la atención a todo lo que vivimos y sólo a lo que vivimos y no a lo que viviremos próximamente o a lo que fue en un tiempo pasado.
   Sin embargo, el Adviento es el tiempo genial para vivir a la vez los tres tiempos verbales que conocemos: lo que viví, lo que vivo y lo que viviré. Porque ninguno como estos días para echar de menos, para desear tiempos mejores y para andar a toda prisa en el presente. Total, que el único tiempo que realmente existe lo malvivimos y ponemos más energía de la que toca en los tiempos equivocados. Eso general tal estres que consecuentemente vivimos la angustia y seguidamente la depresión, porque vivo en una continua disonancia y disociación. Eso es estar distraído y para eso no hay más tratamiento que darse cuenta, tomar las riendas de la vida y hacer en cada momento lo que toca. “Bástale cada día su propio afan”, dice el Eclesiastés.
   A partir de hoy, como tarea para la semana pondría como deberes, echar el freno. Dejar atrás los recuerdos que generan expectativas imposibles de conseguir y vivir sólo hoy el día que es. Mañana ya se levantará con el sol de mañana.
   Así qué démosle bien el significado al imperativo de hoy: "Velad", que es lo mismo que estar atentos, sin anclajes en otros tiempos. Para que cuando de verdad vengan días en los que surgen las dificultades o incluso sé nos pida que entreguemos nuestra vida, tengamos la certeza de haber vivido despiertos todo lo que nos tocaba y no tengamos que decirle al amo de la Hacienda: “espera, estaba distraído preocupado por el futuro” o “no estoy preparado, me paré en los recuerdos del pasado y ahora no sé lo que me toca”.
   ¡A despertar! Urge estar atentos, urge vivir con atención.

CLARA LOPEZ RUBIO


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