EN NAVIDAD, ABRAZA
- Abraza a Jesús: No solamente a esa imagencita que damos a venerar después de las Misas del tiempo de Navidad. Abrázalo en unas celebraciones sentidas, deseadas, participadas, recogidas. No trasladar el bullicio navideño comercial a nuestras celebraciones. Buscar la más adecuada para tu momento de fe.
- Abraza a los pobres: Y ya lo sabes cómo: no te excedas. La austeridad tiene sentido como dique contra la ofensa a los pobres, además de que es de necios el insensato despilfarro. No te canses de repetirte que el techo de la fiesta no es el mucho y selecto comer y beber, sino en el mucho amor. Controla ese mundo y el mundo de tus regalos: regala tiempo, corazón, escucha, acompañamiento, atención, servicio, generosidad.
- Abraza a los creyentes: Vive lo que celebras. Hazlo con gusto. Participa. Estate dispuesto a colaborar si te lo piden. Mira bien a quien celebra a tu lado. Ten por una suerte el tener una comunidad. Felicita la Navidad a los de tu parroquia como lo haces con tus familiares queridos; deséale buen año.
- Abraza a la creación: No es Navidad tan mal tiempo para darse un pequeño paseo por un parque o camino, en soledad, disfrutando del silencio. Disfruta y felicita a la "madre tierra" porque de ella ha nacido Jesús y nosotros. Ten sentimientos de humanidad con ella. Eso nos hace más humanos. Toca las cosas, las criaturas humildes, felicítalas.
- Abraza a la sociedad, al mundo: Aunque te parezca que no lo merece, que te ha hecho muchas jugarretas, que te ha traicionado. Reconcíliate con tu presente para no amargarte y, si pudieras, con tu pasado para libertarte de un gran peso. "Abraza" a tus conciudadanos que pasa por la acera; diles "gracias" en tu corazón, aunque no sea con palabras.
- Abraza a María: Porque por ella podemos estar diciendo todo esto. Felicítale una y mil veces por su vientre colmado de dicha, por su fe fiel y por su entrega generosota. Felicita y abraza estas navidades a las mujeres que te ayudan y te acompañan, no porque sean mejores, sino porque son del género de María y les debemos mucho.
Fidel Aizpurúa
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