domingo, 1 de mayo de 2011

LA PASCUA DE URBASA, SORPRENDENTE

Llegamos el jueves con la incertidumbre de la primera Pascua en Urbasa, con la incorporación de otros jóvenes desde Medinaceli y Gijón y con una previsión metereológica de "lluvia, lluvia y más lluvia". Bueno, también rondaba en nuestras cabezas dónde nos íbamos a meter 45 personas, dónde íbamos a hacer los grupos y alguno teníamos una duda inconfesable: "¿funcionaría la calefacción?". Pero nada más llegar ya nos dijeron que teníamos "un sitio", la primera comida y bendición rompió el hielo y el roce del pasillo provocó eso: el "roce" que tanto nos gusta. Degustamos los primeros alimentos de Mar y Martín y comprobamos que la calefacción funcionaba. En los grupos de sinfónicos y salseros ya empezamos a desperezarnos y en la primera celebración llenamos el altar de toallas, nuestras toallas que habían secado a nuestro compañero, en ese peculiar lavatorio de pies. Por la noche, unos ojos vendados, una música tétrica y un pasillo incierto nos llevaron a la oración del huerto. De ahí a la cama, pero no a dormir, y así alguno el viernes estaba que no podía con las pestañas. Por la mañana desierto, por la tarde celebración con sombras chinescas (no os perdáis las fotos que estan en facebook) y por la noche nos apoyamos en la cruz severa de tronco y cuerda que nos recordaba que esto del viernes tenía mucho de realidad, la nuestra ¡por supuesto! Y el sábado la eclosión: primero con el camino de Emaús, ese cuento especial de los cachorrillos y ese gesto en el que todos dijimos algo de lo que llevábamos dentro. La tarde de reflexión (¿qué es el amor para ti un sentimiento o una opción?), preparación y la noche de celebración. Comenzamos atados y un fuego tímido pero seguro llegó hasta la olla (¡no lo teníais muy claro!) y nos liberó de eso que nos ata y que llevábamos esos días recordando. Luego vino "vírgenes", ese gesto del agua que alcanzaba a nuestros sentidos y el bingo de las virtudes: "gracias"; "¿a quién?"; "a fulano"; "¿por qué?" "por ser....". Y de ahí a la fiesta final, la musiquita, el furor, dormir, limpiar y vuelta... bueno, en medio de todo esto dió tiempo de despedida, de comida juntos, de llegar justos al autobús, de recordarnos que la pascua había sido genial, de llorar la marcha de los lejanos y de agradecer que todos lleguemos a casa sanos y salvos.... ¿qué más se puede pedir? yo nada... ¡Un besazo y ya sabéis: seguimos teniendo un sitio en Jufra y en el corazón "del de arriba"!

1 comentario:

  1. Hola!!!
    Estoy completamente de acuerdo con lo que pone el escrito. Para mí una Pascua en Urbasa podía ser impresionante por que es Urbasa, pero también podía defraudarme, porque es Urbasa, y Urbasa la tengo asociada a campamentos, relajación, etc... no a "pensar"... bueno, a resucitar si, porque Urbasa me ha resucitado muchas veces, me ha cargado pilas y me ha hecho volver con una sonrisa de oreja a oreja a mi casa.
    Pero bueno, la verdad es que es cierto que me costó un pelín centrarme, pero luego ¡¡todo sobre ruedas!! una experiencia increible, una gente maravillosa (tanto la conocida como la que conocimos) y un GRACIAS enorme a todos, pues entre todos hemos hecho que esta Pascua haya sido especial: el grupo de reflexión, el grupo de limpieza, las conversaciones a solas con cada uno... uff, una pasada.
    Pues eso, que gracias porque siento que tengo un sitio privilegiado en todo esto, porque sé que "el de arriba" me regala un sitio privilegiado, y porque todos vosotros ocupáis un sitio especial en mi vida.
    GRACIAS, PAZ Y BIEN

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