Cuentan que en alguna ocasión Albert Einstein viajaba en un tren a cumplir con un compromiso fuera de la ciudad donde vivía. Y, como siempre, iba sumergido en sus reflexiones científicas. El revisor pasó por su vagón controlando los boletos. Cuando llegó ante el sabio, éste, distraído como andaba, no lograba encontrar el boleto.
El revisor viendo su apuro le dijo:
- "Todos sabemos quién es usted, Dr. Einstein. Estoy seguro de que usted compró su boleto. Así que no se preocupe…. Todo está bien" - y siguió adelante revisando los demás boletos. Sin embargo, antes de pasar al siguiente vagón, miró atrás y vio al Dr. Einstein de rodillas mirando todavía debajo de su asiento, como tratando de encontrar el boleto. Así que se devolvió y amablemente le dijo:
- "Dr. Einstein, por favor, no se preocupe más por el boleto. Yo se quién es usted".
Y Einstein, mirándolo, respondió:
- "Yo también se quién yo soy. ¡Lo que no se es para dónde voy!".
A Einstein su ensimismamiento científico le había hecho olvidar hacia dónde se dirigía en ese momento... pero seguramente que el resto de su vida conocía bien cuál era su objetivo. Y tú... ¿estás seguro de saber a dónde vas ahora... y en adelante? ¿Tienes ya definidas tus metas como ser humano, como educador o evangelizador, como discípulo de Cristo?...
Publicado por ESTRENANDO DIA
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