A todo el mundo, a las personas, a las instituciones, les gusta estar en el centro, ser aplaudidas y valoradas, aparecer en los medios, tocar poder. Pero, cualquiera sabe que eso conlleva el fuerte precio de quedar atrapados por el sistema. Hay quien dice que las cosas no pueden ser de otra manera y que, haciendo de la necesidad virtud, es bueno danzar al aire que sopla sin hacerse cábalas. La perspectiva cristiana es distinta, es marginal, es una opción de entrega en los márgenes del sistema. Encajar con lucidez este planteamiento puede ser el camino para un Adviento en novedad, para una espera sin brillo.
Este Adviento 2011 puede ser un buen tiempo para recuperar la alegría y la esperanza que anidan en una vida en los márgenes de la sociedad. Eso hará que nos mantengamos despiertos, lúcidos, centrados en el Evangelio. Es preciso ver que una vida sencilla y socialmente irrelevante, la nuestra, es marco bueno para vivir la fe con sentido.
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