miércoles, 17 de octubre de 2012

¿Y SI… MAÑANA ME MUERO?

   Puede resultar tétrico, negativo, pesimista hacerse la siguiente pregunta: ¿Qué pasaría si mañana muero? ¿Alguno de vosotros, en algún momento de la vida se ha hecho esa pregunta? ¿Habéis sido capaces de contestar? Me aventuro a pensar que no, que probablemente la edad que se tiene influye para no hacerse ese tipo de preguntas; la adolescencia, la juventud exigen otra serie de cuestiones propias de esa etapa. ¿Qué estudiaré? ¿Me seguirá queriendo mi novia? ¿Encontraré trabajo? Esas cuestiones de cierto calado, pero también los hay que se cuestionan ¿Qué vestido ponerse para salir? ¿Qué zapatos comprar? e incluso… ¿saldré este sábado por la noche? Antony de Melo, con cierta ironía, diría en un breve diálogo entre un padre y un hijo:
- “Papa ¿cuándo seré lo bastante mayor para hacer lo que me plazca?
- “No lo sé, hijo, hasta ahora, nadie ha vivido tanto”
   Cuestiones, imagino, muy acordes con la edad, pero… desde aquí os invito a haceros esa pregunta, a iluminar “el comienzo de la vida” por el final. ¿Qué pasaría si mañana dejaras de vivir, de ser quien eres? ¿Qué serías capaz de contestar? ¿Contestarías: He vivido lo suficiente? ¿Qué sentimientos se apoderan de ti? ¿Aún te quedan cosas por hacer, cosas por vivir, cosas por experimentar? ¿Acaso hay un momento bueno para dejar de respirar? ¿Acaso se concluye todo en la vida?
   Ante toda esta serie de cuestiones, pienso que el camino no se recorre haciendo. Cada uno de nosotros tendrá que encontrar aquello que permita decir “He hecho lo que tenía que hacer, pero más importante aún, he sido lo que tenía que ser” (más allá del tiempo que dispongo). Acertar, y cuanto antes mejor, con la esencia de la vida posibilita hacer de ella algo maravilloso, algo extraordinario. Nuestras prioridades ya no serían qué ponerme, qué comprar, qué hacer… probablemente sería cómo amar mejor, cómo hacer el bien, cómo ser mejor persona… Y desde luego, y aunque pueda parecer una utopía, es de este modo como se cambia el mundo. Desde aquí os animo a contribuir a ese cambio.
Enrique García, capuchino

1 comentario:

  1. Hola amigo, no tengo idea de hace cuánto publicaste esto. Soy argentino y tengo 18 años relativamente recién cumplidos. Y creo en parte que madurar implica preguntarse este tipo de cosas. Que si bien puede llegar a ser tétrico por el simple motivo de temerle a la muerte, no deja de ser un tema trivial. Después de todo, algún día vamos a morir. Pero eso hace algo más interesante este tema. Sabemos que un día vamos a morir, pero ¿que pasaría si fuese mañana?
    Siempre está la curiosidad de pensar en que sería de nosotros y los que nos rodean ¿No? Estoy seguro que nos encantaría andar de curiosos una vez ya no estemos, y ver qué piensan las personas que amamos o que más bien dicho, una vez amamos. Que harán, de que nos hablarán, que se preguntarán y como actuarán... Siempre es un buen momento para reflexionar, y más sobre temas de los cuales no podemos cambiar mucho. La vida es únicamente prolongable, pero al igual que todo, un día termina. Así como las estrellas agotan combustible y pasan a ser quasares o agujeros negros, estos algún día se van a evaporar y dejar de existir.

    Para finalizar, me gustaría que este tema dejen de ser visto con miedo, y sea visto como es. Una parte de la vida, una parte trivial de la vida.
    Ya que mayoritariamente uno no se llega a preguntar esto hasta que le pasa algo que pone en riesgo su salud. Pareciera que evitamos tanto el tema por el miedo que da, que al final olvidamos el peso que tiene la vida.

    Si alguien Lee esto, espero que se le haya hecho agradable de leer, y nunca deje de reflexionar y madurar. La vida está llena de cambios, y no toda evolución es necesariamente para comerse el mundo. No por nada cierto tipo de dinosaurio evolucionó millones de años para convertirse en un pájaro.

    Que tenga un lindo día y vida.


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