miércoles, 3 de octubre de 2012

FRANCISCO, EL HERMANO FRANCISCO…

A esta altura de mi vida, así me suena, me sabe, me llega, tu nombre… Con tus palabras y con las mías, con las de tus hermanos y amigos. Así te quiero celebrar este año…
  Francisco… Tu nombre, tu espíritu, tu rostro, tu cuerpo, tu historia, tu anhelo, tu dolor, tu Dios, tu amor…
  Francisco… Me sabes a libertad, a entrega, a acogida, a soledad, a camino compartido, a humildad, a fuerza, a abandono, a fe… A Vida vivida: sufrida, amada, entregada, combatida, acogida, creada.
  Francisco… Me suenas a la apertura del que está ante el Único, a la fuerza de la debilidad atravesada, a la libertad del que vive ante un Señor, a tanta palabra del que tanto escucha, al canto compuesto en muchos sufrimientos, a las muchas compañías del que habita la intimidad del propio corazón, a la paz del que ha visto mil violencias… Vida hecha sabiduría del Evangelio.
  Francisco… Te dices el siervo y súbdito de cuantos habitan en el mundo entero; el hermano Francisco, vuestro pequeñuelo y despreciable siervo en el Señor Dios; el más pequeño de los siervos de Dios; vuestro pequeñuelo siervo… Ante todo y sobre todo, para siempre, el hermano Francisco; tu palabra más querida… Vida alejada de todo dominio y poder.
  Francisco… Te veo con tus ojos llenos de acogida y misericordia; con tus manos que traen calor y cuidados; con tus pies que siguen de cerca las huellas de Jesús; con tus oídos que escuchan el misterio de toda criatura; con tus besos y abrazos al leproso y al lobo, al que nadie toca y del que todos huyen; en la intimidad con Clara, necesitado de gustar su amistad y su fe; con tu corazón hecho tan humilde y tan grande; con tu cuerpo tan roto y dolorido, tan tuyo y tan habitado por Otro… Vida humana y plena.
  Francisco… Te llamas el esposo, hermano y madre de nuestro Señor Jesucristo; la madre que quiere y nutre a sus hermanos; el siervo de todos los que habitan en este mundo; los hermanos menores que viven lavándose los pies los unos a los otros; el hermanado con toda criatura… Clara te llama el amante e imitador de Jesús; el que dice cosas bellas de las hermanas y las anima con su ejemplo, palabras y pequeños escritos; el que nos tiene un amoroso cuidado y una especial solicitud; el que era nuestra columna y nuestro único consuelo después de Dios y nuestro apoyo; el fundador y plantador y ayuda nuestra en el servicio de Cristo… Vida fraternal, en el apoyo mutuo.
  Francisco… Tan viejo y tan nuevo, tan conocido y tan por estrenar. Tu nombre me lleva al mío; tu vida a la mía… ¿Hoy, a qué te sabe y te suena a ti Francisco; a qué sabe tu propio nombre…?

Jesús Torrecilla, capuchino

1 comentario:

  1. Mi nombre sabe a: esperanza, alegria, entrega pero sobre todo sabe a poder compartir con los hermanos los buenos y los no tan buenos momentos que la vida nos hace vivir en una palabra FRATERNIDAD. Gracias por este parrafillo tan sencillo y tan complicado a la vez pero lleno de sabiduria GRACIAS JESUS.

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