Jesús, que va a la Escuela de Nazaret, vuelve a casa con el boletín de notas. Francamente no es muy presentable. Su madre al verlo, no dice nada, meditando todas estas cosas en su corazón. Pero ahora queda lo peor, enseñárselo a José.
Matemáticas: No sabe hacer casi nada, excepto multiplicar panes y peces.
Dominio de la suma: Nulo; afirma que su Padre y él son uno.
Escritura: Nunca trae ni cuadernos ni lápices; por eso tiene que escribir en la arena,
Geografía: No tiene sentido de la orientación; afirma que no hay más que un camino y que éste conduce al Padre.
Química: No hace los ejercicios que se le ponen; tan pronto el profe se da la vuelta, transforma el agua en vino para divertirse con los compañeros.
Educación física: En vez de aprender a nadar como todo el mundo, anda sobre el agua.
Expresión oral: Gran dificultad para hablar con claridad; se expresa en parábolas.
Orden: Lo pierde todo en la escuela y declara, sin rubor, que ni siquiera tiene una piedra donde reclinar la cabeza.
Conducta: Lamentable tendencia a tratar con los extranjeros, los pobres, los sarnosos, las prostitutas y otras gentes de mal vivir.
José piensa que realmente esto no puede continuar así, que hay que tomar serias medidas: «Jesús, si esto sigue así, ya puedes ir poniendo una cruz sobre tus vacaciones de Semana Santa...!»
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