En mi primer día en la llamada civilización -no es sólo un recurso estilístico- desayuno con tranquilidad sin haber “manoseado” a nadie en la bendición, ni haber escuchado “Mamá, no me abras la ventana” de Mojinos Escozíos, ni haber dado un beso o un abrazo de buenos días. Ojeo los periódicos y leo la noticia de que James será jugador del Real Madrid por 75 millones de euros. La noticia me impacta y siento que no tiene que ver con mi mundo, o mejor dicho que no tiene que ver con el mundo que importa...
Caigo en la cuenta de que el fútbol es un simple juego sin ninguna trascendencia. ¿Cómo puede ser que algo tan poco importante sea tan valorado? Creo que es uno de los fetiches más grandes creados por la sociedad moderna, y que como todo fetiche tiene un valor objetivo muy escaso y su atracción es totalmente subjetiva. Es que por un simple jugador de un deporte insignificante llegan a pagar 75 millones de euros. ¿Cuánto es esto? O mejor dicho ¿qué significa esto? Me pongo a pensar y descubro que con este dinero el Centro Social san Antonio de Zaragoza podría estar funcionando durante más de 225 años. Esto quiere decir que con este dinero durante más de 225 años se podrían acoger anualmente a 287 personas sin hogar; dar más de 23.000 comidas; vestir a más de 3500 personas; atender a 41 personas en el Centro de Día; más de 120 asistencias sanitarias; más de 120 personas de ayuda alimentaria; orientación laboral a 20 personas; un hogar de jubilados para 164 personas. Esto es lo que significan 75 millones de euros; todas estas personas ayudadas en su dignidad durante más de doscientos años… ¿realmente vale esto un jugador del deporte que sea?
¿Cuántas veces he leído noticias como ésta? Muchas, pero esta vez hay en mí algo diferente y es que bajo de Urbasa y estoy especialmente sensible. No es que esté “sensiblón”, sino que me siento especialmente vivo y los acontecimientos no me pasan de largo. No estoy con el caparazón puesto, con mis mecanismos de defensa activados, sino que me encuentro esponjado, abierto, en una palabra: VIVO. Los que habéis estado en una tanda de Urbasa sabéis a qué me refiero: todo ese cariño, naturaleza, sencillez, ausencia de pantallas, Dios, risas, acogida del diferente, hace que salga lo que cada uno es realmente, y que aparezca la mejor versión de ese espécimen. ¿Cómo cultivar durante el año esa versión de mí mismo?
Javi Morala, capuchino
Grande Javi. Es una suerte contar contigo en Urbasa, pero más grande aún es que vuelvas así de sensible por lo allí vivido.
ResponderEliminarMenos fútbol... ¡ Más VIDA !
El futbol es un misterio más insondable que la Santísima Trinidad. Pero, que sigan ellos moviendo sus millones, nosotros trataremos de seguir viviendo con sencillez.
ResponderEliminarCuánto hambre en el mundo!!... Dios no permitas que seamos "ciegos" a estas desigualdades
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