miércoles, 25 de mayo de 2016

DEFENDER AL INDEFENSO

Me pregunto muchas veces si no vivimos en un mundo cargado de locura donde ocurren cosas que no son fáciles de entender, ni de verles una solución.
   Dejando a un lado las terribles guerras de poder y dinero que existen en el mundo, las violencias de todo tipo, las injusticias, que todas ellas son espantosas y no sabemos qué papel podemos tener en ellas, hoy vamos a mirar más cerca de nosotros. Casi todos los días del año oímos que alguna mujer ha sido asesinada por su pareja o ex pareja, nos dicen que alguien se ha quitado la vida porque estaba enferma o no encontraba otra salida al sin sentido que le estaba tocando vivir. Nos hablan de niños abusados sexualmente y expuestos a las redes sociales y tantos y tantos indefensos que no pueden gritar pidiendo ayuda.
   Y la pregunta es: ¿Qué hacer? Yo no tengo una respuesta aunque solo sé que no puedo mirar a otro lado, hacer como que no ocurre y seguir con la misma vida de siempre. Tampoco puedo dejarme llevar por el sin sentido y hundirme, encerrarme en mi mismo y dejar de defender a tanto indefenso porque no tengo una solución a sus problemas y a su vida.
   Ante estas situaciones que nos toca vivir, muchas veces tan cerca, solo nos queda acercarnos humildemente al que sufre, al que está solo, al que necesita de nuestro apoyo ofreciendo una palabra o un gesto de aliento.
   Miremos a nuestro alrededor, miremos hacia fuera para abrirnos solidariamente a la defensa del indefenso, de esa persona que se siente abandonada por los más cercanos y por la sociedad.
   Ante estas situaciones de indefensión, podemos mirar a Jesús. Él fue el indefenso por excelencia que se dejó crucificar para dar Vida y así defender a todo aquel que vive el sin sentido de una existencia penosa.
Carta de Asís, mayo 2016

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