Un leñador no lograba encontrar su hacha preferida. Había revuelto toda la casa, registrando todos los rincones. No había nada que hacer. El hacha había desaparecido.
Empezó a pensar que alguien se la había robado. Preso de estos pensamientos, se asomó a la ventana. Precisamente en aquel momento estaba pasando por delante el hijo de su vecino.
-¡Tiene toda la pinta de haber robado un hacha! -pensó el leñador-. ¡Tiene los ojos de ladrón de hachas...! ¡E, incluso, el andar de un ladrón de hachas! El leñador iba alimentando todos estos pensamientos día y noche.
Pocos días más tarde el leñador encontró su hacha debajo de un banco donde él la había dejado un día a la vuelta del trabajo. Feliz por haberla encontrado se asomó a la ventana.
Justo en aquel momento pasaba el hijo de su vecino.
-No tiene pinta de ladrón de hachas -pensó el leñador-. Al contrario tiene ojos de buen chico. ¡Incluso su andar es de una buena persona!
ORACIÓN
Que mi mirada sea mirada clara. Que mi sonrisa sea sonrisa ancha.
Que mis palabras sean valientes, que no oculten la verdad.
Que sean la voz de aquellos que ya no pueden alzarla.
Que mis manos sean, manos entrelazadas,
manos con otras tendidas, abiertas, no solitarias.
Manos unidas y fuertes que hoy construyen el mañana.
Que mi caminar busque abrir junto a otras huellas, esperanza.
Que mi vida sea luz para los demás.
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