viernes, 5 de mayo de 2023

NUESTRO RECURSO ORDINARIO

Llega el mes de mayo, y con él todo lo bonito de la primavera, las flores, la antesala del tan ansiado verano… y en muchos sitios nos preparamos ya para vivir lo que llamamos el mes de María. En los coles no paramos de nombrarla, de cantar y de celebrarla, en las parroquias se la adorna con flores y se reza en torno a su imagen. Y es que, qué importante es María que debemos dedicarle un mes entero y si se me permite, poco me parece.

Decía san Marcelino Champagnat que María, la Buena Madre, debe ser nuestro recurso ordinario, aquella a quien debemos recurrir siempre que lo necesitemos. No debemos tener miedo a hacerlo y, además, a hacerlo en cantidad. Ella siempre está. En las buenas y en las no tan buenas (aunque no la llamemos), porque no hay nada más incondicional que el amor y la presencia de una madre.

No perdamos la inocencia de la infancia y nos creamos que de mayores no la necesitamos porque no es así. A María la llamamos casi sin darnos cuenta desde nuestra oración o desde nuestro silencio. Así que no seamos perezosos y nombrémosla en voz alta. Mucho más, tratemos de tenerla presente en todo momento. Y si no es así, ¡tranquilidad! que, como dice la canción, «una madre no se cansa de esperar» y llegará el momento en el que nos demos cuenta de que ha estado todo el tiempo a nuestro lado, acompañándonos (y no sólo en el mes de mayo).

Felipe Gómez-Perretta

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