sábado, 19 de enero de 2013

EL VERDADERO MILAGRO DE CANÁ

   En el pórtico mismo del Evangelio de Juan, al comienzo del camino del seguimiento, se le dice al creyente: hay dos maneras de vivir, una en la opresión, otra en la libertad. Optar por Jesús es adentrarse en la segunda porque el Evangelio es un camino de libertad y de apoyo total a la persona. Estos “dos caminos” se presentan ante el futuro discípulo para motivar la adhesión, para animar a entrar por el camino del seguimiento.
   Porque, efectivamente, el verdadero milagro no es la posible conversión de unas tinajas de agua en vino, sino que  la persona vaya entrando por el camino del seguimiento. Si así lo hace irá dando cuerpo al sueño de Jesús: poder llegar realmente a poner en pie un embrión de la sociedad nueva  que llegará a plenitud en el reino de Jesús. De ahí que cuando se dice que “creció la fe de los discípulos en él” se esté relatando no solo una conclusión sino la verificación del signo, la entrada por el camino de la adhesión.

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