Al igual que Jesús deja pasar dos días y no va al encuentro de Lázaro, ya muerto, hasta el tercer día para según la tradición estar completamente seguro de su muerte y proceder entonces a su verdadera resurrección, así también en nosotros son muchos los acontecimientos en nuestra vida que tienen que llegar hasta su final y de este modo, ni proceder antes de que la experiencia haya llegado a su fin, ni conviene intentar mantener el ritmo de la vida como si nada a nuestro alrededor hubiese muerto.
Con el paso del tiempo hay circunstancias que hay que dejar pasar y cerrar bien la puerta para seguir haciendo nuevos caminos. En un profundo y consciente contacto con el Dios que nos habita daremos paso a nuevas oportunidades en la vida que se nos confirmará como una profunda experiencia de Dios.
CLARA LOPEZ RUBIO
No hay comentarios:
Publicar un comentario