jueves, 10 de septiembre de 2015

LOS COLEGIOS CAPUCHINOS Y LAS OBRAS DE MISERICORDIA

Una vez acabado el curso, los profesores y los maestros repasamos las vivencias del año transcurrido. Sumido en estas reflexiones, por casualidad me encontré con las obras de misericordia y me he dado cuenta que nuestro trabajo (en ocasiones sufrido y poco valorado) las cumple de manera admirable:

OBRAS DE MISERICORDIA ESPIRITUALES:
1.- Enseñar al que no sabe: Uno de los objetivos fundamentales de la escuela. Especialmente aquellos centros que somos sensibles con la diversidad, planteamos programas de apoyo o refuerzo para ayudar, precisamente al que más le cuesta.
2.- Dar buen consejo al que lo necesita: Todo buen docente es un tutor de los alumnos a tiempo completo. Aconsejar, explicar, repetir una y mil veces los consejos… eso es el día a día de un centro educativo.
3.- Corregir al que está en error: Ya sea en un tema académico o en cuestiones personales o humanas.
4.- Perdonar las injurias: Es curioso como en los colegios la gran mayoría de los conflictos “irreconciliables” entre los alumnos, finalizan con un profesor que logra un apretón de manos, un “perdón a regañadientes” y una feliz vuelta a la normalidad.
5.- Consolar al triste: ¿Cuántas veces no nos encontramos con un alumno con lágrimas en los ojos ante el que dedicamos un buen rato de nuestro “valioso” tiempo? Nunca es tiempo perdido aunque dejemos de atender programaciones didácticas, pospongamos llamadas telefónicas a padres o retrasemos el comienzo de una clase.
6.- Sufrir con paciencia los defectos de los demás: Porque esa es uno de los mayores esfuerzos que hace un profesor, la paciencia. Paciencia para enseñar, para corregir, para repetir, para orientar, en definitiva, para lograr que nuestros alumnos sean cada vez mejores y sepan enfrentarse a las cuestiones de la vida.
7.- Rogar a Dios por vivos y difuntos: ¿En cuantos funerales de padres, abuelos y otros parientes ves a un profesor? Seguramente no le tendrás en primera fila, tal vez el alumno sea el único en toda la iglesia que le conozca. Pero eso no es impedimento para que en esos momentos difíciles tengas ahí a aquellos que son parte de tu vida.

Decía un profesor de mi infancia que el colegio es “la segunda familia” y no le faltaba razón. Los Colegios Capuchinos de España somos una pequeñita familia dentro de la orden de los Capuchinos, pero sin duda manifestamos una completa implicación para llevar las obras de misericordia a toda esta comunidad que depende de nosotros.

Javier García Galán, Profesor del Colegio de Capuchinos de Santander

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