martes, 6 de septiembre de 2016

CAMPO DE TRABAJO, GIJÓN 2016

Creo que ahora no nos queda duda alguna de aquello que dicen de que cuando das, siempre recibes mucho más a cambio.
   Porque está claro que en este campo de trabajo nos hemos dado por completo, y hemos recibido intensamente. Una semana en el maravilloso Albergue Covadonga para personas sin hogar, que ha dado para mucho.
   Nuestra rutina comenzaba muy temprano en la mañana, yendo al albergue para servir el desayuno a los usuarios o residentes del refugio. Dinámicas y charlas durante la mañana que nos ayudaban a conocer un poquito más la realidad de lo que estábamos viviendo en detalle. Servíamos la comida y por la tarde aprovechábamos para visitar Gijón. Después de servir la cena, mi momento preferido del día. La maravilla de salir al patio y poder compartir juegos y charlas con los usuarios. Pequeños ratos y conversaciones que son los que realmente han hecho mella en nosotros, y que luego estábamos ansiosos por compartir con el resto, en la furgoneta donde regresábamos a la casa de Gubbio. Y aún exhaustos tras todo el día, no nos podíamos ir a dormir sin antes contarnos nuestras vivencias del día.
   Es difícil transmitir esto tan grande que hemos vivido. Nos hemos adentrado en esa “vida paralela” que siempre está ahí presente, aunque ni la veamos, ni la queramos ver, ni nos dejen verla. Esa realidad que es tan grande y tan cercana que las cifran asustan. El día a día de esas personas, que por cientos de causas distintas han acabado en la calle, sin un lugar al que llamar hogar. Antes de adentrarnos en esta aventura algunos pensábamos que “algo habrán hecho para llegar a esa situación”. Pero la verdad nos ha dado en las narices.
   La vida de cada uno de ellos es tan distinta. Y tan compleja. Durante la semana que pasamos con ellos se empeñaron en enseñarnos de su experiencia de vida. Y por ello les doy las gracias.
   Se han abierto y se han mostrado por completo, y creo que ni he recibido ni recibiré consejos tan sabios como los suyos. Me vienen a la cabeza miles de momentos que he vivido con ellos.
   Como los que habían seguido una vida de vicios insistían en decirnos que nunca nos metiéramos en eso; cómo nos narraban, orgullosos, sus vidas pasadas; cómo se les llenaba la boca de dulzura cuando hablaban de sus hijos; cómo nos agradecían a cada momento nuestra escucha y servicio; cómo nos decían que nos iban a echar de menos porque les habíamos devuelto la alegría.
   Quizá lo que más me marcó fue cuando uno de ellos me regaló una de sus camisetas, y cuando le dije que no era necesario, me contestó: “no te preocupes, si tengo dos más”. Me golpeó muy fuerte en el corazón el que alguien que no tiene prácticamente nada, da. Da y se da. Y espero que así como eso me dio una lección tan grande, una esperanza y una ilusión, nosotros consiguiéramos también lo mismo con ellos. Que alguno de los usuarios guarde aunque sea un pequeño detalle de un momento con nosotros para que sea el empujón que necesitan. Porque yo, les deseo todo lo mejor.
   Y que no se me olvide dar las gracias a cada uno de los compañeros que hemos convivido en esta mágica semana; a las hermanas terciarias capuchinas, y en especial a Trini por la tremenda labor que hacen a diario y por habernos tratado con tanto cariño; al Albergue Covadonga, por convertirse en ese “hogar” que tanta gente necesita; y a los usuarios, por darnos tanto.
   “El verdadero viaje de descubrimiento no consiste en buscar nuevos paisajes, sino en tener nuevos ojos”.
   Aprovechemos estos nuevos ojos para VER.
Irene Ortiz

2 comentarios:

  1. Leyendo este comentario confirmo que está movida de jóvenes y o tan jóvenes empeñados en experimentar la fe en Jesus de Nazaret MERECE LA PENA. Paz y bien hermanos.

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  2. Como me alegra estas vivencias en Gijon ,tambien para las que os hemos seguido ha sido por las redes han sido una gozada ver como lo disfrutabais es todos los sentidos Gracias Concha S.

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