miércoles, 31 de mayo de 2017

BÚSQUEDA DE LA VERDAD

Nunca en la historia de la humanidad se ha dado tan gran posibilidad de conocimiento de la actualidad. Nunca hemos estado tan inmediatamente informados como ahora; y todo gracias a la mediación de los canales de información: radio, televisión, prensa, internet... Casi todo se nos ofrece en vivo y en directo. Vivimos en la creencia de que cada vez conocemos más el mundo y las personas que viven en ella y lo que en ella sucede. Y al mismo tiempo, jamás se ha vivido con tanta intensidad como ahora la sensación de que se nos está manipulando nuestra percepción de la realidad. Hay tantas noticias, tantas opiniones, tantas urgencias... Lo que no se publica no existe. Y además, se presentan con la misma gravedad y emotividad los sucesos más insustanciales como las realidades más inhumanas de millones de seres humanos. No sabemos a qué atenernos.

El lugar que ocupamos en medio de todo esto lo decidimos nosotros en buena parte y tenemos la responsabilidad de que nuestra mirada sea la más justa posible. Ello nos pide una búsqueda y discernimiento de la realidad, una mirada crítica de la información, de las opiniones, de las palabras que escuchamos y decimos. La solidaridad con el mundo y los demás seres humanos requiere un espíritu de búsqueda de la verdad, un continuo seguir el rastro de la equidad y de la justicia. Esa búsqueda también la hacemos en nosotros mismos clarificando en lo posible nuestra manera de mirar, valorar y hacer. Somos conscientes de nuestras grandes limitaciones para ello, pero esta actitud vital nos acercará a las personas y las situaciones con mayor verdad, con una mayor disponibilidad para asumir la realidad en toda su complejidad y descubrir sus riquezas y miserias.

Dios nos empuja a ello para el bien y la justicia de los hombres y mujeres de nuestro tiempo. Jesús supo mirar y ver lo que había en el corazón humano y lo que estaba en juego en medio de las circunstancias concretas que le tocó vivir. Francisco, en su seguimiento a Jesús, no dejó de estar abierto a la realidad en toda su complejidad y vivió el Evangelio en toda su plenitud en esa realidad.

Carta de Asís, mayo 2017

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