El cemento, la ciudad, la tecnología han creado un ambiente artificial a nuestro alrededor que paradójicamente hace sentirnos seguros, que nos da la sensación de estar en 'casa'. Y en cambio nos hace creer que la naturaleza es un espacio extraño a nosotros, e incluso inhóspito. Llama la atención cómo personas de todas las edades se sienten incómodas en un bosque o en una montaña por miedo a los 'bichos', por las supuestas incomodidades que perciben o por el ejercicio físico necesario para llegar a ellos.
Pero si entendemos bien el relato del Génesis lo veremos claro: Dios creó sucesivamente la luz, los cielos, la tierra, los mares, las plantas, los animales de todas la clases y, en esa misma serie, creó al hombre y a la mujer. No los creó ajenos al resto de las criaturas, sino formando parte de esa misma realidad. Cuando Francisco se refiere al "hermano Sol" o a la "hermana tierra" no sólo habla del respeto que se merecen, ni de que exista con ellos una mera familiaridad superficial. Lo que Francisco expresa es que todos estamos hechos de la misma 'pasta', que estamos unidos en lo más profundo de nuestro ser. Aunque hayamos creado espacios artificiales que nos separan de la naturaleza nuestro origen nos recuerda que somos criaturas, que ¡somos naturaleza!
Javi Morala, capuchino
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