En este periodo post pandemia, ese vivir el hoy y el ahora, se ha ido materializando también, como consejo bienintencionado en la calidez de charlas entre amigos y familiares.
Buscar la vivencia de cada momento es bueno. Resulta fácil en las experiencias nuevas o en los grandes acontecimientos, pero más complicado es encontrar valor en los gestos de la vida cotidiana, con todo lo que tienen de costumbre y de conocido.
Contemplemos, con tranquilidad, al Dios de la historia, cuyo primer lugar de reposo fue un objeto insignificante: un pesebre. Pensemos también en la larga etapa de Jesús ocupado con su oficio de carpintería. Podemos imaginarlo acariciando suavemente o agarrando con fuerza los troncos de madera, distintos según el árbol del que procedieran, con su olor, su color, su grosor.
Pensar en las conversaciones con su padre, tratando de decidir los cortes y los ensambles, la utilización de las herramientas; probando soluciones, equivocándose y acertando. Un día tras otro. Y acompañando su quehacer, Dios presente y a la vez escondido.
CVX Valladolid
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