martes, 4 de octubre de 2011

CARTA DE SAN FRANCISCO A LOS CIUDADANOS DEL MUNDO

A cuantos vivís en la tierra, el hermano francisco, os saluda con gozo y os desea de todo corazón la Paz verdadera y el Amor fraterno de nuestro Señor y Hermano Cristo Jesús.
Hace ocho siglos, durante mi vida terrena, escribí cartas a todos los hombres invitándoles a vivir en paz, hermandad y santa alegría. Vuelvo a hacerlo ahora, a inicio del siglo XXI, por que hasta mi morada celestial están llegando noticias de violencias, odios, guerras, racismo, terrorismo, hambre... Nos están llegando muchos hermanos bañados en sangre, muertos prematuramente.
Queridos hermanos: ¿Tendré que suprimir de mi Cántico de las Criaturas aquel verso que dice “Loado seas, mi Señor, por nuestra hermana, la Madre Tierra”? ¿Tanto habéis endurecido el corazón que ya no os queda una gota de sentimiento, de compasión, de delicadeza, de cortesía, de amor?
¡Pobre Hermana Madre Tierra, cuando sus hijos cultivan el odio en vez del amor, crean discordia en vez de armonía, siembran tristeza y lágrimas en vez de alegría y sonrisas...; que matan la Paz y adoran la violencia!
Cuando el Señor me visitó con su paz, yo la voceaba a todas horas, en todas partes, a todos los hermanos: “La Paz con vosotros”, “El Señor os dé su Paz”... Y las Hermanas Criaturas, el sol, las estrellas, el viento, el agua,... aplaudían mi locura de Hermano Universal.
Hermanos todos, ciudadanos de un mundo enfermo:
  • Recuperad el silencio, aplastado por tantos ruidos.
  • Aprended a escucharos y escuchad a Dios en el rumor del río, la cascada, el bosque, el campo, la brisa del aire...
  • Fijaos en la alegría de los niños que juegan, en la mirada de los enamorados, en la caricia del beso de quienes os quieren... Porque quien llena los ojos y el corazón de tanta bondad e inocencia, es incapaz de asesinar la Vida y el Amor.
  • Dejad un sitio a Dios en vuestro corazón y la Paz interior irradiará ternura, alegría, esperanza, hermandad,... a vuestro alrededor.
  • Haced llegar a todos los rincones del mundo mis palabras predilectas: “Paz y Bien”.
¡Loado seas, mi Señor, por todos los que escuchen esta carta y la pongan en práctica¡

Jamás me cansaré de desearos la Paz.
Un abrazo de vuestro hermano Francisco de Asís.

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