lunes, 3 de octubre de 2011

CLARA, HERMANA LUNA


Todos lo sabéis: la luna tiene una cara (el 41% de su superficie) que nunca vemos desde la tierra. En 1959 la fotografió por primera vez una sonda. Esto se debe a que la luna tarda lo mismo en dar una vuelta sobre sí misma (movimiento de rotación) que en dar una vuelta alrededor de la Tierra (movimiento de traslación). Así que cada vez que gira un poco sobre su eje, también se traslada un poco alrededor nuestro, de manera que nos muestra siempre la misma cara. ¿A qué viene todo esto, diréis? A mí, Clara de Asís, me han calificado como “hermana Luna”. Así lo dejó plasmado Zefirelli con su hermosa película: Hermano sol, hermana luna. Yo he estado casi siempre oculta, como la cara oculta de la luna. Ahora me voy asomando a vuestras vidas y me agrada que me acojáis con los brazos abiertos.



En realidad, desde el principio de mi aventura siguiendo los pasos de Francisco, yo quise ser “hermano”. Así se lo hice saber. Ser hermano era ser como Francisco y sus amigos, con su mismo estilo de vida, con su andar por los caminos, su trabajo sencillo y manual, su vida modesta. Es verdad que, como en el siglo XIII no había un molde nuevo de vida religiosa femenina, me tuvieron que enmarcar en una especie de monasterio. Pero, lo repito, lo mío era ser “hermano”, tener libertad para ir y venir, para trabajar y convivir con los débiles, para contemplar al Creador en cada una de sus humildes creaturas. Me fue muy difícil ser “hermano”, pero os aseguro que, en gran parte, lo logré. Como os pasa a vosotros, a mí también me deslumbró la hermosa intuición de Francisco de vivir una vida simple, fraterna y buena con todos y con todo.

CONTINUARÁ...

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